Epílogo
19 de septiembre de 2025, 21:55
Año 21XX.
Entrada: 20.25.6-17
Han pasado unos días desde que Axl despertó. Aunque aún hay componentes que reparar, su sistema ya funciona al 89%. Pero algo… ha cambiado. Lo ocurrido fue un golpe devastador. No solo para su cuerpo. Para su alma.
X me dio la orden de mantenerlo bajo vigilancia. No porque desconfíe… sino por precaución. Por si algo en él termina de romperse.
X y Zero organizaron una reunión de emergencia para dar con el paradero de Vile. Lo que hizo… no tiene nombre. Aunque no logramos ubicarlo, conseguimos al menos desarrollar un protocolo para destruirlo si vuelve a aparecer. No sé si servirá. Pero es mejor que nada.
La familia Cossack se ha convertido en un pilar en estos días.
La doctora Karlotta me ha ayudado a diseñar nuevas estrategias. Su experiencia es vasta, su mirada… inquietante. La doctora Irina nos ha impresionado con su habilidad técnica. Sin ella, Axl seguiría inerte en una camilla. Y Claris… tiene futuro. Como navegadora, como científica. Pero su admiración por X me preocupa. Espero que su héroe no la decepcione… Y que él tampoco me decepcione a mí.
Aún pienso en la conversación que X tuvo con Sigma. No sé qué se dijeron… y no me corresponde saberlo. Pero desde entonces, X es más silencioso. Más… viejo.
Karlotta vino hoy a hablar sobre lo que vendrá. Dijo que la verdadera guerra está por comenzar, y que Arcadia es un blanco jugoso para lo que enfrentaremos. Le propuse reforzar la seguridad de la ciudadela.
Ella sonrió. Pero fue una sonrisa amarga.
“Ustedes son buenos para las batallas, lo admito…
Pero nosotros, los humanos, somos tan capaces de destruirnos por la guerra…
Allí radica la ventaja humana.”
Sus palabras me dejaron helado.
Insinuó que nuestros conflictos —por crudos que sean— no se comparan con los del pasado humano.
Y que su historia… puede repetirse.
Después hablamos brevemente del proyecto Soul Eraser y la tecnología de resurrección desarrollada por Metal Shark Prayer. Cuando se retiró, dejó un documento sobre mi escritorio.
Una sola imagen.
No dijo nada.
No hizo falta.
Y por alguna razón…
ese símbolo me aterra.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
En una instalación subterránea desconocida, Vile observaba cómo la Ride Armor, Erzebeth, era reparada por reploids sin voluntad.
—Excelente trabajo, Vile —dijo Isoc, caminando desde detrás de él.
Vile se giró para verlo.
—Sé que no eres Isoc… pero la semilla ya fue plantada en el muchacho… Doctor.
Isoc lo miró con introspección y una ligera gracia.
Vile se giró nuevamente para observar a Erzebeth.