Batman año 0

Pasaron varios días antes de que Bruce sintiera que estaba listo para regresar a las calles. Esta vez había decidido prescindir de tanto maquillaje y optar por ropa más holgada, ocultando debajo un chaleco de kevlar. —Con esto ya no tendré que preocuparme tanto. — murmuró mientras ajustaba el chaleco bajo el jersey. —Pero, maestro Bruce. — replicó Alfred con el ceño fruncido. — Lo que me preocupa no son los cuchillos. ¿Qué ocurrirá si alguien le apunta con un arma de fuego? — Bruce acarició el chaleco con la palma de la mano a través de la ropa, como si quisiera convencerse a sí mismo. —Aguantará un par de balas de bajo calibre, supongo. Pero no te preocupes, Alfred. Estos años de entrenamiento no han sido en vano. Si alguien se atreve a apuntarme a corta distancia, deseará no haberlo hecho. Además, llevo algunas sorpresas conmigo. — añadió, señalando los bolsillos de su ropa con una media sonrisa. Alfred lo miró en silencio, impotente. Incapaz de disuadir a su amo, se retiró de la habitación con la cabeza gacha. Esa noche, Bruce reanudó sus patrullas. Ya era madrugada cuando se acercó al puerto. Se colocó un auricular amplificador de sonido diseñado por él mismo y comenzó a escuchar con atención. Un murmullo lejano captó su atención. —¡Ya llevamos treinta minutos esperando! ¿Estás seguro de que la entrega era hoy? —la voz era temblorosa, cargada de nerviosismo. —Cálmate. El jefe nos dio la orden. La carga llegará en cualquier momento —respondió otra voz, más firme. Guiado por su dispositivo, Bruce se deslizó hasta el último muelle, donde dos camiones aguardaban con un par de hombres vigilando cada uno. —Deberíamos haber traído refuerzos… ¿Qué pasa si aparece la policía? —preguntó el hombre nervioso. —No molestes. El jefe ya lo tiene todo planeado. Ha comprado a los policías que patrullan hoy —contestó el otro, encendiendo un cigarrillo con gesto despreocupado. Bruce lo escuchó perfectamente, ahora sabia que no podía confiar en la policía, pero si no podía confiar en la justicia, ¿Qué podría hacer él? Eso le preocupó mucho ya que cambiaba por completo la visión que tenia de la ciudad. —El agente Gordon… ¿seguirá limpio? —susurró para sí mismo. De repente una barcaza llegó, con varias personas, que empezaron a desembarcar una gran cantidad de cajas que fueron depositando a ambos camiones. Tras finalizar, la barcaza zarpó y desapareció en la oscuridad del mar. Cada par, se subió a sus respectivos camiones y arrancaron la marcha en dirección a la salida del puerto, justo cuando pasaron por delante de Bruce, quien usando otro dispositivo, engancho un rastreador del tamaño de un botón, al lateral de uno de los camiones. Bruce, siguió a los camiones andando, a través del GPS de su teléfono, llevándolo a un viejo almacén, que al observarlo vio algo que le sorprendió, esos almacenes pertenencia a su propia empresa, era un almacén de propiedad de Empresas Wayne. —¡Imbéciles! ¿No notaron que había algo pegado al camión? — tronó una voz autoritaria. — Lo siento señor, Cuando nos fuimos del puerto, le juro que no había nada. — escucho decir, reconociendo que se trataba del mismo hombre temeroso del puerto. — No podemos tolerar errores así. — de repente escuchó un estruendo fuerte que lo ensordeció, ¿Qué fue ese ruido? — Señor perdónelo, quizás se trata de un error, no vimos ningún vehículo sospechoso siguiéndonos. — dijo otro hombre que parecía otro de los que estaba en el puerto. — No podemos fiarnos, aunque hayamos sobornado a buena parte de la comisaria, aun existen huesos duros de roer. — dijo quien parecía estar al mando. — Debemos mover toda la mercancía a nuestro segundo almacén, este sitio está comprometido. — Bruce al escuchar eso, sabía que debía intervenir, no podía dejar que se escaparan, por lo que, sigilosamente poniéndose una capucha, se escabullo hasta el tejado, llamando a la policía en el proceso. Sabía que no llegarían a tiempo por lo que debía intervenir, al escuchar el sonido de los motores encendiéndose, esparció por la carretera justo en el exterior del almacén varios clavos. Al pasar el camión por encima, sus ruedas reventaron, desestabilizando el vehículo y estrellándolo contra una pared lateral. Los hombres de su interior, medio aturdidos, salieron para ver que había ocurrido, cuando Bruce salto encima de uno de ellos. El otro sujeto le ataco por la espalda, pero este con el brazo detuvo el golpe y le devolvió el golpe tirándolo al suelo. Al ver el escenario, los otros dos hombres del segundo camión se bajaron del vehículo con un par de cuchillos, uno de ellos intento hacerle un corte en su espalda, pero el cuchillo salió rebotado, cortando solo la ropa y clavándoselo a su compañero. Bruce viendo que el chaleco funcionó, sonrió. El hombre que aun se encontraba en el almacén, al ver el espectáculo, sacó una pistola apuntando a Bruce. — ¿Quién eres? ¡Como te atreves a meterte en medio! — gritó. Bruce al ver que tenia un arma de fuego, decidió huir. — ¡Tras él, que no escape! — Ordenó. — ¿Y que hacemos con la carga? — dijo uno de los hombres. — No nos queda de otra, vosotros perseguirlo. — dijo, mientras los otros prosiguieron con la persecución. Bruce corrió por las calles, alguno de los pocos transeúntes, al verlo correr con la capucha puesta se asustaron, por lo que decidió quitársela para no llamar tanto la atención, con el poco maquillaje que traía tendría que ser suficiente como disfraz. Los otros hombres le pisaban los talones, por lo que decidió torcer en una esquina, entrando en un callejón. Al fijarse se dio cuenta que se trataba del callejón de la otra noche. — Vaya, que malos recuerdos me trae. — se dijo a si mismo cuando del otro lado otros cuatro hombres le cerraron el paso. Al intentar retroceder vio que tampoco podía, quienes le estaban siguiendo ya lo habían alcanzado, cuchillo en mano. Todos atacaron a la vez, empezando una pelea caótica, apenas se protegía de uno de sus golpes, que otro ya lo estaba intentando golpear por detrás, consiguió noquear a dos aunque un tercero consiguió apuñalarlo en un hombro dejándoselo calvado, pero aun así consiguió noquear a este último, golpeándole la cabeza contra la pared, aun quedaban otros cinco en pie, al final se lanzaron contra él, deteniendo a uno de una patada directa en la sien, dejándolo también inconsciente, pero recibiendo un corte en la pierna por parte de otro. Decidió retroceder todo lo que puedo hasta llegar a la pared evitando darles la espalda, los cuatro hombres restantes lo habían acorralado y apenas podía mantenerse en pie a causa de las heridas y con la vista medio borrosa por la pérdida de sangre. Debía mantenerse en pie si quería salir vivo se decía a si mismo Bruce. De repente una mujer descendió de arriba encima de uno de los hombres, aprovechando la confusión, Bruce cargo contra otro, estrellándolo contra la otra pared, la mujer con un movimiento ágil golpeó a otro de los hombres. El último, al verse acorralado, sacó una pistola y sin mediar palabra, apretó el gatillo apuntando a la mujer recién llegada. Bruce al verlo sacar el arma saltó en medio, perdiendo la consciencia en el proceso al recibir el impacto.