CAPÍTULO 10
1 de octubre de 2025, 15:18
—Este lugar realmente lo tiene todo —dijo Draco con la respiración entrecortada.
—Concuerdo... —suspiró Harry volviendo a besarlo, sus piernas chocaron contra la cama y cayó sentado.
Draco que aún estaba de pie frente a Harry comenzó a quitarse la ropa ante la mirada atenta del pelinegro. El rubio sonrió y se inclinó hacia su oído.
—¿Quieres desnudarte tu solo o prefieres que lo haga yo?
Harry lo observó irritado. Hasta en un momento así el rubio no dejaba de molestarlo.
El pelinegro comenzó a quitarse las prendas hasta quedar con el torso desnudo al igual que Draco. Harry suspiró y con delicadeza acarició el abdomen del contrario, su piel suave, tibio y casi sin vello, el cuerpo de Draco se estremeció ante el tacto del pelinegro y Harry se acercó un poco hasta besarlo encima del obligó logrando que Draco soltará un leve gemido, fue acariciando su abdomen y bajó lentamente sus manos hasta llegar al broche del pantalón de Draco. La respiración del rubio fue en aumento y trago duro al ver las intenciones del Gryffindor. Harry quitó el broche y le deslizó el pantalón junto con el bóxer, aquellos segundos se sintieron como una eternidad torturadora para el rubio, Harry acarició el miembro de Draco, quien soltó un suspiro al sentir sus manos, observó a Draco mirándolo a los ojos y sin perder más tiempo se metió el miembro de su acompañante a la boca. Draco echó la cabeza atrás y gimió al sentirlo, cerró los ojos y agarró a Harry del cabello para que este no se detuviera.
—No te detengas.... —suspiró.
Cada centímetro de su piel más caliente y tenso. Harry lamió en círculos alrederor de la punta, lo besa en toda la longitud, ligeras caricias con la boca. Cierra la boca alrededor de la cabeza y comienza a succionar. Aquello parecía irreal. Draco comenzó a mover sus caderas, su corazón acelerando y los sonidos que hacía Harry con la boca estaban comenzando a enloquecerlo. Tuvo que detenerlo para no correrse y empujó a Harry sobre la cama y se acomodó sobre él, le besó el cuello y acarició su abdomen, sus brazos, el ombligo hasta llegar a la cremallera del pantalón y cuando liberó el miembro duro del pelinegro lo frotó junto al suyo. Harry soltó un gemido al sentir como ambos chocaban, al sentir la mano de Draco en su virilidad, tan caliente. Volvieron a besarse con más intencidad, sus lenguas deslizándose juntas, ansiosas. El pelinegro acarició el miembro de Draco, ambos empezaron a hormiguear por la necesidad de correrse. El climax se apoderó de ambos y se disparó. Sus respiraciones estaban pesadas, Draco apoyó su frente junto a la de Harry y se observaron a los ojos, tratando de regular su respiración.
—¿Podemos seguir hasta el final? —inquirió Draco.
Draco sabía que si continuaba ya no podría detener el deseo de poseer el cuerpo del pelinegro. Todo su cuerpo exigiendole que lo hiciera, pero estaba esa pizca de conciencia y cordura que le decía que debía preguntar, asegurarse de que Harry también lo quería y que después ninguno se arrepentiría.
Harry lo observó casi desafiante.
—Sí... —respondió en un suspiro.
Draco asintió y se apartó poniéndose de pie para quitarse el pantalón junto a su bóxer. Harry lo observó con la boca entreabierta, sin apartar la vista de su cuerpo, maravillado y absorto, nunca lo había visto desnudo y le pareció el cuerpo perfecto. Draco volvió junto a él y le quitó lo que le quedaba de ropa.
Ambos estaban nerviosos, ninguno había estado en una situación así, podrían haber detenido toda esa situación pero ninguno quería realmente hacerlo. Estaban igual de excitados. El rubio se acomodó entre sus piernas que Harry abrió sin vacilar e introdujo un dedo entre sus nalgas, el pelinegro gimió entre sorprendido y excitado. Draco hizo un gran esfuerzo para no meterselo sin prepararlo. A los dos dedos los suspiros de Harry fueron en aumento, gotas de sudor cayéndole por la frente. Con un tercer dedo el pelinegro se retorció del placer. Draco lo observó embelesado, estaba disfrutando verlo de aquella forma. Cuando creyó que estaba lo suficientemente preparado el rubio sacó los dedos dejando confundido al pelinegro.
—¿Estás preparado para esto? —le preguntó con voz ronca.
Harry asintió con lentitud.
Draco tomó su erección con las manos templorosas colocándose entre sus muslos. La punta de su miembro tocando su agujero e introduciendose poco a poco, el rubio se movió con lentitud permitiendo que Harry se acostumbrará. Su interior era estrecho y caliente. Se inclinó y ocultó su rostro en el cuello de Harry pudiendo escuchar sus gemidos directo en su oído, en cuanto el cuerpo de Harry lo aceptó fue moviéndose y lo embistió con profundidad. Sus gemidos fueron en aumento, volviéndose más erráticos. Harry sintió como el miembro de Draco se movía y palpitaba en su interior, le estaba haciendo perder la cordura. Ambos sudando y jadeando escuchando el sonido de sus cuerpos chocando, besándose de vez en cuando y acariciando el cuerpo del otro.
Draco lo tomó de las caderas y lo embistió una y otra vez, sacándola y volviéndola a meter más duro y hasta el fondo. Sintieron el éxtasis y al final ambos emitieron el mismo sonido de satisfacción y se corrieron casi al mismo tiempo. Draco colapsó sobre el pecho de Harry, ambos quedaron en silencio, recuperando el aliento, Harry se aferró a él, su mano presionando su espalda.
—Draco... —habló Harry con voz calmada—. ¿Qué es lo que estamos haciendo?
—No lo sé —respondió honestamente.
Aunque todo sea un secreto entre ambos, para Draco todo eso era un sueño hecho realidad, cada minuto que pasaba con él era preciado. Sin embargo creía que para Harry no era más que solo pasar el rato, después de todo quien siempre lo buscaba cada vez que quería hablar era el pelinegro, y al despedirse se olvidaba por completo de él, de no ser así jamás se habría besado con Cho.
Draco bufó al recordar aquello y se levantó.
—Tomaré un baño, deberías hacer lo mismo —dijo qudamente.
Ahí en la sala se escuchó el ruido de la regadera, era lo que ambos necesitaban para limpiarse.
—¿Quieres irte tan pronto?
—No tenemos nada más que hacer —respondió de mal humor—. Debemos volver así que date prisa.
El rubio se metió en la regadera y cerró las cortinas. Harry suspiró frustrado y se metió en la otra.
—¿Dónde se metió Harry? —le preguntó Hermione a Ron.
El pelirrojo se encogió de hombros.
—No tengo idea, dijo que nos alcanzaría y no aparece.
Era la hora de la cena y no tenían idea de donde se metió su amigo. Snape estaba presente junto con todos los profesores así que no estaba en las clases particulares.
—¿Es cierto que Cho y Harry están saliendo? —le preguntó con curiosidad Ginny a Hermione.
—Aún no pero como va todo tal vez lo sean más adelante.
Ginny asintió estando celosa.
—Te gusta Harry ¿no es verdad?
—Prácticamente desde que nos conocimos —sonrió avergonzada—. Harry no lo sabe y solo me ve como a una amiga... La hermana menor de su mejor amigo.
Hermione asintió comprendiendo, lo mismo le sucedía a ella con otra persona.
—Aveces creo que los chicos son ciegos.... Como tu hermano por ejemplo.
Ambas observaron a Ron quien comía y conversaba con Neville.
Todos fueron abandonando el comedor y se dirigieron a los dormitorios. Harry ya estaba ahí y mintió diciéndoles que se quedó a estudiar en la biblioteca. Sus amigos no preguntaron demasiado sobre eso.
—¿Hablaste con Cho?
—He estado pensando y creo que es mejor quedar como amigos.
Si amiga entrecerró los ojos.
—¿Llevas mucho tiempo queriendo conquistarla y ahora dices esto?
—Ella aún no ha superado a Cedric y yo tengo muchas cosas en las cuales pensar.
Hermione suspiró.
—Tienes razón.
—Debo irme, el profesor Snape debe estar esperando.
—El profesor Snape tiene mal genio —comentó Ron—. Suerte con las clases.
Harry asintió y salió de la sala común. Las clases de Oclumansia que le impartia Snape por órdenes del profesor Dumbledore le eran cada vez más difíciles, porque también tenía que concentrarse en no pensar en Draco o el profesor Snape terminaría viendo esos recuerdos.
Sería vergonzoso que justamente viera lo que hicieron esa tarde.
~°~°~
Era el último día en Hogwarts, como era la víspera de navidad la mayoría se iría de vacaciones y regresarían al pasar año nuevo. Draco decidió quedarse en Hogwarts y no volver a la mansión en donde estaba seguro que habría un ambiente tenso. Todos sus amigos también se irían y entonces estaría sin nadie con quien hablar durante esos días.
—No entiendo por qué quieres quedarte —le dijo Blaise—. Aquí será aburrido.
—Tengo mis razones.
—Puedo quedarme contigo —sugirió Pansy pero Draco no le respondió—. ¿Cuánto tiempo vas a estar molesto conmigo?
—Eres una molestia, me besaste frente a toda la clase y fue vergonzoso.
—Te dije que no lo volvería a hacer.
—Lo que digas no me importa, no quiero verte o hablar contigo —farfullo molesto—. Lárgate de una vez y no vuelvas nunca. Eres realmente repugnante.
Pansy conocía muy bien el carácter de Draco, sabía que era cruel y soltaba comentarios hirientes a cualquier persona, incluido su grupo de amigos y aunque no le sorprendió que le hablará de esa forma si le dolió, porque Draco realmente le gustaba.
Pansy no respondió y salió de la sala común estando molesta, era mejor no discutir con Draco o terminarían peor. No se fijó por donde iba y terminó tropezando con Hermione, Ginny ayudó a su amiga a ponerse de pie.
—Podrías fijarte por donde vas —le dijo Hermione a Parkinson.
—Deberías quedarte en el piso como la basura que eres —dijo Pansy con repugnancia—. Maldita sangre sucia.
—Vámonos Hermione, no le tomes importancia.
Pansy hizo una mueca de desagrado y siguió su camino. Hermione bufó y se fue con Ginny hacia la sala común. Cuando llegaron Harry notó que ambas tenían el ceño fruncido.
—¿Todo bien?
—Parkinson —respondió Hermione con rabia—. No la soporto, todo ese grupo son iguales.
—No sé quién es peor, si Malfoy o su novia —gruñó Ginny.
—Malfoy lo es —respondió Ron—. Y Parkinson le sigue.
—Como sea —resopló Hermione—. Mañana no la soportare más y tampoco a Umbridge.
Harry se distrajó pensando en Draco. No lo volvería a ver hasta pasando año nuevo, quería negarselo pero era inútil. Le echaría de menos. Tenía que hablar con él, al día siguiente se marcharía y como Draco parecía estar disgustado con él probablemente no respondería a las cartas que tenia pensado escribirle durare esos días.
Draco fue a la lechuceria para enviarle una carta a sus padres, agradeciéndoles su autorización para quedarse en Hogwarts, realmente no quería volver a la mansión Malfoy, aunque en Hogwarts no tendría nada que hacer era mejor que respirar y sentir toda esa tensión. Envío la carta con una lechuza y se dispuso a marcharse, cuando iba a marcharse Harry cruzó la puerta la puerta adentrandose. Inevitablemente los recuerdos de un día antes llegaron a su mente.
—Te buscaba —le dijo Harry y Draco bufó.
—Siempre eres tú quien decide cuando vernos, estoy cansado de eso..
—Será porque yo tengo una capa de invisibilidad y así no pueden vernos.
—No veo que la estés usando ahora.
Harry suspiró.
—Quiero hablar contigo, no discutir.
—Yo también tengo cosas que decir —empezó el rubio con el semblante serio—. Creo que deberíamos volver a como estábamos antes.
—¿A qué te refieres?
Toda la noche Draco le dio vueltas a la situación con Harry, no podía llamarlo de otra forma porque no le habían puesto nombre. Si bien había hecho con Harry aquello que deseaba, tambien tenía mucho orgullo y dignidad, y no iba a ser solo la persona de un momento. Harry estaba con Cho, y Draco no sería el que saliera sobrando. Si alguien iba terminar con el secreto que tenía con Harry sería Draco.
—Ahora tienes novia y no voy a ser tu plato de segunda mesa o algo parecido.
Harry lo miró con ceño fruncido.
—Si lo dices por el beso con Cho, déjame decirte que ella no es mi novia.
—¿Y por qué demonios se besaron?
—Fue un beso, no significó nada.
Eso no disipó su enfado. Harry besando a Cho era lo único en su cabeza.
—¿Por qué la besaste?
—¿Por qué dejaste tú que Parkinson te besara?
Harry no iba a ser el único quien fuera interrogado.
—Estaba desprevenido —respondió simplemente.
El pelinegro desvío la mirada. La primera vez que Draco lo besó también estaba desprevenido, un beso que lo llevó a tener relaciones con él.
—¿Tú por qué besaste a Cho?
—Me gustaba —habló en pasado—. Con ese beso confirmé que ya no.
—¿Te gusta alguien más?
Harry volvió su vista hacia él, lo observó significativamente, con intensidad y a Draco se le disparó el pulso. ¿Cómo debía interpretar esa mirada?
—Bueno... —Draco se aclaró la garganta—. ¿De qué querías hablar?
Harry suspiró.
—Ya conoces la ubicación de la sala de menesteres, no puedes decírselo a nadie.
—Veo que sigues desconfiando —gruñó—. Tranquilo, no iba a decírselo a nadie y no lo haré.
—También quería decirte que voy a estar escribiéndote en vacaciones así que no me dejes esperando uns respuesta.
—No soy yo quien te dejó esperando la última vez —dijo aún resentido—. Si vas a escribir envía las cartas aquí, me quedaré en Hogwarts.
Aquello sorprendió a Harry.
—¿Por qué?
—No quiero volver a la, mansión, será sofocante —trató de sonreír—. Y no te preocupes, no voy a incendiar Hogwarts o destrozar tu preciosa sala de menesteres.
—Sé que no lo harás.
—Supongo que vas a pasar navidad con tus tíos o tal vez con los Weasley.
Harry negó con la cabeza.
—Voy a pasar navidad con Sirius, es mi padrino.
La expresión de Draco cambió a una de sorpresa.
—¿Sirius Black? —Harry asintió—. ¿No fue él quien tuvo que ver en la muerte de tus padres?
—Es una larga historia, te lo contaré si respondes las cartas.
—Será interesante leerlo.
Escucharon voces fuera de la lechuceria, acercándose. Harry reconoció que eran los gemelos Weasley.
—Son Fred y George.
—Destesto a tus amigos —dijo el rubio.
—Estoy seguro que ellos también te detestan.
Draco bufó y se dispuso a salir, antes de marcharse se acercó a Harry y le dio un pequeño beso en los labios a lo cual Harry sonrió.
—Feliz navidad, Potter.
—Feliz navidad, Malfoy.
El rubio se marchó y Harry revisó si tenía otra carta de Sirius. Fred y George entraron a la lechuceria y riendo y murmurando.
—Ese Malfoy es un idiota —dijo George.
—De tal padre tal hijo —habló Fred.
—Hala, chicos.
—Harry ¿estabas aquí? —preguntó Fred—. Supongo que Malfoy te estaba molestando ¿vas a enviar una carta?
—Sólo vine a ver si tenía una —sonrió—. Los veo después.
Salió de la lechuceria y bajó las escaleras, estaba nevando, normal en Hogwarts en vísperas navideñas. Recordó que ya había comprado regalos para sus amigos pero aún le faltaba un regalo para alguien más. Tal vez debería escapar a Hogsmade y comprarle un obsequio...