ID de la obra: 1070

CONDENADOS - KNY

Gen
PG-13
Finalizada
1
Tamaño:
23 páginas, 10.011 palabras, 10 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Prohibido en cualquier forma
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Epílogo

Ajustes de texto
—No eres justo, Kyojuro. La hipocresía no va contigo. La sonrisa petulante y poco sorpresiva que hizo lo enfureció más. —Creo que has pasado demasiado tiempo con Shinazugawa —su voz tranquila no parecía expresar lo que sus ojos demostraba al mirarlo—. No deberías hablar de esa forma, Tanjiro. —¿Y quién eres tú para decírmelo? Ya no podía más con la situación actual y los arranques de celos de Rengoku. Era un hombre libre de hacer lo que quisiera, podía salir y divertirse, incluso podría dormir con alguien y él no tendría el derecho de reprocharselo. Le dio la espalda para seguir en búsqueda del libro que fue solicitado por uno de sus profesores para la siguiente clase en la biblioteca de la universidad. La mirada de Rengoku la seguía sintiendo en su nuca, pero nada de eso importaba ya, él había elegido y debía atenerse a las consecuencias. —Sabes que es arreglado. —Arreglado o no, serás hombre casado. Alguien prohibido. —Es un compromiso de papel, no estaré enteramente comprometido. —Oh —sacó un libro de la estantería superior asimilado una sorpresa que no sentía—. ¿Eso quiere decir que no tendrás sexo con ella? No se volteó para ver su expresión, pero estaba seguro que no esperaba tal pregunta. —Tiene que haber un heredero. —Pues, por lo que dices, es un compromiso bastante natural. —Tanjiro… —No, Kyojuro. No seré tu maldito amante. Justo en aquel instante el lomo del libro que buscaba brillo entre los demás, lo tomó al tiempo que Rengoku lo obligó a girar. La máscara de indiferencia había caído. —¿Por qué eres tan irritante? ¿Shinazugawa te hizo de esta forma? —¿Por qué lo sigues mencionando? Shinazugawa esto o aquello —se deshizo del agarre—. Kyojuro, creo que aún no lo entiendes. El que menos debería preocuparte es de él, sino de Tomioka Giyuu. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —La persona de la que estoy interesada es él —sonrió al notar el dolor atravesar sus ojos—. Solo me acercaba a Shinazugawa para saber más de Giyuu. Dolor, frustración y furia fue lo que pasó en los gestos de Rengoku Kyojuro, quien siempre mantuvo aquella máscara de alegría y madurez. —No puedes ni siquiera compararte con él —arremetió recordando la humillación y la burla constante que hizo junto a su prometida y amigos cercanos—. Giyuu es alguien tranquilo y confiable, el tipo de hombre que no te pide ser la segunda opción. El tipo de hombre que daría lo que fuera por hacer feliz a la persona que ama. —Cállate. —Tomioka Giyuu es el tipo de hombre que jamás le pediría a alguien ser la sombra de su matrimonio. Solo tuvo que parpadear unas veces para hacer desaparecer la sorpresa y tomar el valor suficiente para marcharse. El final de su cabello rubio fue lo último que vio cuando giró y salió del pasillo en que se encontraban. Fue el momento exacto donde se dejó caer asimilando lo que acababa de ocurrir. Había dado por terminado una relación que jamás comenzó y que creyó sería un amor verdadero. Las salidas a comer, las citas a parques y los bares donde la diversión fue inmensa, las noches que vivieron todo fue perfecto hasta que aquel día llegó. Una noche estrellada y fresca, Rengoku entró a su habitación individual, diminuta y acogedora para alguien de escasos recursos, caja de ratones para alguien de estatus del hombre que amaba. Su sonrisa usual había sido reemplazada por una fina línea en sus labios. —Tenemos que dejar de hablar, Tanjiro. Creyó que era parte de una broma muy bien elaborada por la actuación tan fría y distante de Rengoku, después de haber pasado varias noches y días juntos, pero estaba equivocado. No tuvo el tiempo suficiente de preguntar, o tal vez lo tuvo, pero él jamás respondió a una pregunta básica que hiciera mientras recogía sus pertenencias personales de su habitación: un par de camisas, cepillo de dientes y su perfume, que cuando estaba solo rociaba en su cama. No lo vio en los siguientes tres días y cuando tuvo la oportunidad de encontrarlo aquella mañana supo la gran noticia de su compromiso con su compañera de carrera más íntima. Cometió el error de acercarse en un lugar público, con ella a su lado sujetando su brazo. El pánico lo había albergado y su mente no había procesado lo que hizo. —Creí que había sido claro, Kamado —le dijo en un tono bajo y despreciativo. Como si le avergonzara que los demás supieran de su romance secreto. Retiró la mano, quebrado. —¿Lo conoces? —los ojos ámbar de la mujer lo observaron con detalle. Una mirada calculadora y con cierta diversión—. No sabía que fueras amigo de los becados, Kyo. Rengoku estiró el brazo que le había tocado y lo sacudió con su otra mano. —¿Por qué sería amigo de ellos? —respondió con naturalidad, olvidándose de él por completo. —Mira como va vestido —se burló otro. —¿Eso es una camisa de leñador? La sonrisa coqueta de la chica, agudizó su oído. —¿Y qué pasa con los aretes? ¿Es de alguna cultura antigua o algo? —Es increíble que sigan aceptando a estudiantes de su clase. Las burlas continuaron. Y Rengoku jamás volteó a ver. Los días pasaron y su relación había tomado un punto donde ninguno se dirigía la palabra. Los regalos que le había obsequiado terminaron en la basura por Inosuke a quien tuvo que detener junto a Zenitsu para evitar que fuera a darle una golpiza. Odiaba admitir que lo seguía vigilando de lejos, entonces decidió centrarse en el cariño de Giyuu, aunque supiera que sus ojos negros solo observaran al torbellino de Shinazugawa. Se limpió el rostro tembloroso y trató fracasado a los segundos de mantener una sonrisa natural en los labios con el libro entre sus brazos para mantenerse en la realidad. La voz de Zenitsu no ayudó, lo empeoró aún más cuando él llegó a buscarlo. Se derrumbó. Los brazos cálidos de su amigo reconfortando en un abrazo fuerte y calmante fue lo que necesitó para volver al suelo y desahogarse en el silencio que le regalaba la biblioteca. La cruda voz de Inosuke preguntando lo que sucedía, preocupado de verlo en aquel estado hizo que su alma sintiera el amor de sus mejores amigos. Se separó de Zenitsu para ver la suerte de tenerlos a su lado, incondicionales y lo único que necesitaba en su vida.

FIN

Nota de autor El título fue elegido antes de escribir la historia, y la idea general era que ambos protagonistas se sintieran condenados en la rivalidad que ambos aceptaron por un amor que ninguno de los dos quería. La historia quedó más superficial de lo que esperaba y no logre profundizar muy bien la tortura que ambos debían vivir, pero la idea se entendió… espero. Al principio no tenía planeado poner a Rengoku, pero me dio cosita dejar solo a Tanjiro y en mi cabeza su final iba a ser feliz… Así iba a ser, pero solo tenía un epílogo para juntarlos y era muy poco como para que Rengoku fuera perdonado tan fácilmente. Tengo pensado continuar la historia de Kyojuro y Tanjiro. A futuro.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)