ID de la obra: 1090

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Gen
G
Finalizada
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18 páginas, 5.931 palabras, 4 capítulos
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Capítulo 3: Ensalada de manzana

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Hola: Dejo el tercer capítulo del reto navideño. Atención: Todos los personajes de Dandadan pertenecen a Yukinobu Tatsu. Yo sólo escribí la historia por gusto y diversión. Ensalada de manzana: Escribir un fanfic donde A debe proteger la ensalada de B, a quien la fascina. Básicamente, es el episodio de caricatura donde el protagonista tienen que evitar que se coman el postre para que así todos puedan comerlo.

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Capítulo 3: Ensalada de manzana Casa de Seiko Ayase. Mientras el pavo continuaba cociéndose en el horno, Seiko decidió que prepararía la ensalada de manzana que también vio en el programa de cocina. Ya había comprado la fruta y los demás ingredientes, así que sólo era cuestión de cortar todo en pedazos y realizar la mezcla. … Rato después. Turbo Abuela se acercó, sintiendo curiosidad por aquel postre, el cuál olía muy dulce. Para ella era llamativo probar cosas nuevas, pues hacía mucho tiempo que no tenía una oportunidad así. Y ahora que vivía de manera indefinida con estos humanos, lo aprovecharía. —Oye, Seiko, ¿Qué es eso?, huele muy bien— quiso saber la youkai, subiendo de un salto a la mesa para ver mejor. —Ensalada de manzana, es el postre que se prepara en las celebraciones navideñas de occidente— explicó la mujer. —Quiero probarlo— la gata tomó una cuchara cercana, dispuesta a meterla en el tazón. —De ninguna manera— Seiko atravesó el cucharón con el que mezclaba la ensalada, impidiendo que Turbo Abuela tomase una porción. —Debes esperar hasta la cena, ya te dije que es el postre y debe alcanzar para todos. — La gata hizo un gesto de enojo, pateando el cucharón lejos. —¡No quiero esperar tanto, además, esa bola de mocosos come demasiado! — gruñó. Seiko rodó los ojos y soltó un suspiro. A pesar de la fama inquietante que tenía Turbo Abuela como criatura sobrenatural, en realidad se comportaba más como una niña caprichosa. Así que, sin perder la paciencia, la sujetó de su collar por la parte de atrás y la llevó fuera de la cocina. —¡Suéltame idiota! — protestó, retorciéndose de un lado a otro. —¡Quiero probar el postre ya! — La médium caminó hasta la sala, donde Momo y Takakura veían la televisión. —Oye, cuatro ojos, encárgate de vigilar a esta bola de pelos— arrojó a la gata hacia el chico, quien la atrapó con un poco de dificultad. —Que no se acerque a la cocina, quiere comerse el postre antes de tiempo— miró a su nieta. —Momo, ayúdame a revisar el pavo. — La adolescente fue con ella de inmediato, pues tenía curiosidad de ver cómo iba la cocción del ave. Mientras tanto, Okarun intentaba mantener quieta a la youkai. —¡Suéltame mocoso de mierda!, ¡Te voy a matar, y a todos en esta casa también! — —Estás haciendo demasiado alboroto por nada— la bajó al piso. —Deberías ser más agradecida, vives gratis aquí. — —¡Tengo hambre y la idiota de Seiko no me da de comer! — reclamó indignada. —¡Además, sigo aquí, porque ustedes son unos inútiles que no pueden encontrar la otra bola dorada! — —¡Tú tienes la culpa por perder mis bolitas! — reclamó el chico. De pronto, la gata se le fue encima, directo a la cara. —¡Oye, eso es trampa! — La youkai comenzó a lanzar zarpazos a diestra y siniestra, pero Takakura logró contenerla, sujetándola de los costados. A pesar de estar atrapada en un muñeco Maneki, Turbo Abuela había aprendido a usarlo muy bien. —¡Te digo que me sueltes cegatón! — La gata se retorció de tal manera, que se liberó de las manos del chico y empezó a correr directo a la cocina. Okarun sabía que, si la señora Seiko le pedía un favor, debía cumplirlo sin falla, así que no podía dejar escapar a la youkai. Corrió tras ella, pero antes de poder alcanzarla, ésta dio un giro de 90 grados hacia la escalera, brincando ágilmente sobre el barandal. —¡Eres demasiado lento mocoso! — se burló. —¡Y sin mis poderes no serías capaz de atraparme! — Okarun frunció el entrecejo. Por lo regular, ignoraría los conflictos, pues era un muchacho tranquilo. Pero no le gustaba que Turbo Abuela se burlara a cada rato de él. —Eso lo veremos— declaró, persiguiéndola. Aunque no fuera tan obvio, Takakura había continuado con su rutina de ejercicios, y los resultados ya comenzaban a notarse en su agilidad y resistencia. No le costó trabajo girar hacia las escaleras y comenzar a subir rumbo al piso de arriba. La felina soltó una carcajada y emprendió la huida por el pasillo, hasta alcanzar la habitación de Momo, la cual tenía la puerta abierta. —¡No entres ahí, tramposa! — reclamó el chico, no quedándole más opción que seguirla. Turbo Abuela saltó a la cama y luego abrió la ventana. —¡No tienes el valor para seguirme en esta carrera! — Okarun alcanzó a ver que saltaba hacia el exterior. Soltó un gruñido de molestia, pero decidió continuar, dispuesto a demostrarle que no necesitaba sus poderes para atraparla. Con cuidado, salió por el alfeizar, posándose sobre el techo del cobertizo. Sabía que la nanopiel con la que fue reconstruida la casa, era lo suficientemente dura para soportar su peso, así que avanzó hasta la esquina y luego se deslizó hacia abajo por el poste de madera. Turbo Abuela ya corría por el patio, con la intención de rodear la casa para alcanzar la ventana de la cocina. Pero, cuando dio un vistazo sobre su hombro, vio que el adolescente la seguía de cerca. Decidió ignorarlo, dispuesta a entrar de manera furtiva y robar algo de aquella ensalada de manzana. Alcanzó el borde de la ventana de un brinco, y estaba a punto de ingresar, cuando sintió que la sujetaban de una pata. —¡¿Pero qué diablos?! — Okarun logró alcanzarla y atraparla en el último segundo, sosteniéndola de forma graciosa, mientras la youkai se retorcía furiosa. —¡Mocoso de mierda! — —La señora Ayase dijo que esperáramos hasta la cena, nada te cuesta ser un poco paciente. — Seiko y Momo los miraron desde el interior, a la vez que terminaban de revisar el pavo, el cual ya desprendía un delicioso aroma. —Dejen de hacer tanto alboroto— la médium se acercó a la ventana, tomando una de las manzanas que le sobraron. —Toma, comete esto— puso la fruta en las manos de la gata. —¡No quiero…! — No pudo terminar la frase, pues Takakura le tapó la boca con una mano y con la otra tomó la fruta. —Yo me encargo, lamento la interrupción— hizo una reverencia y se alejó con la youkai. … Algunos momentos después, ambos estaban sentados en las escaleras del santuario. Takakura tenía un cuchillo de frutas, con el cual iba pelando la manzana y cortando pequeños trozos, los cuales le daba a Turbo Abuela. La felina tenía un gesto de malhumor, pero aceptaba los pedazos de fruta sin queja alguna. Después de todo, la manzana estaba deliciosa. —No deberías hacer tanto berrinche, la señora Seiko ha sido muy considerada contigo. — —Cállate cuatro ojos, y dame más manzana— exigió la youkai. Takakura suspiró con lentitud, pero a pesar de todo, Turbo Abuela ya no le desagradaba como en un principio. Poco a poco iba integrándose con ellos, dando forma a una curiosa familia.

***

Continuará… Gracias por leer y que tengan buen comienzo de año. 18/Enero/2025
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