ID de la obra: 1101

La decisión de Mackie

Het
R
Finalizada
1
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
29 páginas, 12.616 palabras, 2 capítulos
Descripción:
Notas:
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Capítulo 1: La descisión de Mackie

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Mackie Stingray vio como Nene abandonaba el cuarto y agachó la cabeza derrotado. Se quedó de pie ahí ante la puerta por la que había salido la rubia policía, sin atinar a hacer nada, hasta que finalmente se giró con resignación y dio unos pasos para ir a sentarse ante el impresionante computador del cuartel general de las Knight Sabers. Permaneció ahí por unos segundos, mirando hacia el frente sin ver realmente, simplemente perdido en sus pensamientos, hasta que dio un fuerte golpe de puño en la consola para expresar su frustración. — Demonios — mascullo enfadado el menor de los Stingray Siempre era lo mismo con él. Cada vez que intentaba acercarse a Nene, se quedaba encasquillado y no podía decir lo que sentía. Finalmente cuando encontraba su voz, terminaba hablando con ella sobre programas, virus, firewalls y otras cosas por el estilo. Lo único rescatable de esta situación, es que podía pasar algo de tiempo junto a ella, pero últimamente hasta eso había comenzado a lastimarlo. De un tiempo a esta parte era una verdadera tortura estar junto a Nene y no poder hacer nada más que hablar, cuando lo único que deseaba era tomarla entre los brazos y besarla. Para colmo de los males, había algunas ocasiones en que parecía que Nene quería acercarse a él, pero en el último momento cambiaba de opinión y terminaba por alejarse con alguna excusa. En esos pocos momentos podía sentirla tan cerca y a la vez tan lejos. Mackie suspiró con resignación, recargándose en el respaldo del asiento, echando la cabeza hacia atrás, mirando el techo del cuarto. Desde el día en que conoció a Nene, quedó totalmente encandilado por su belleza y fascinado por su alegré y extrovertida forma de ser. Sin proponérselo, solo siendo ella misma, esa alocada oficial de policía le había remecido el piso y el corazón. Se las había arreglado para tocarlo de tal forma, que su vida nunca volvió a ser la de antes. Podía decir sin temor a dudas, que su vida se podía dividir en dos partes: Antes de Nene y después de Nene. Desde entonces, cada vez que veía a esa mujer, su día se iluminada y cuando no estaba cerca de ella, sentía que algo le faltaba. No pasó demasiado tiempo para que hiciera las conexiones correctas y llegara a la única conclusión posible: Estaba enamorado de Nene Romanova. No, corrige eso. Estaba PERDIDAMENTE enamorado de Nene Romanova. El problema de esto radica en que por más que quería, por más esfuerzo que pusiera, no podía decírselo. Mackie dio un nuevo suspiro de resignación y se levantó para salir de la habitación. De un momento a otro se sintió asfixiado en ese lugar y necesitaba tomar un poco de aire. Tal vez salir a dar una vuelta por la ciudad le despejaría un poco la mente de cierta rubia policía. — ¿Pasa algo, Mackie? El chico se sobresaltó al escuchar esa voz a su espalda. Estaba tan metido en sus cavilaciones, que no se había percatado de que su hermana había ingresado al cuarto y se deslizó hasta quedar de pie a escasos pasos de él. — No Sylia, no pasa nada. No te preocupes — respondió Mackie, dándole una sonrisa tranquilizadora a su hermana, para continuar su camino a la salida del cuarto. — ¿Vas a salir? — insistió Sylia, que no se creyó en lo más mínimo la respuesta de su hermano. — Si. He estado encerrado aquí todo el día trabajando en una forma de aumentar la potencia de las armaduras. Después de pasar tantas horas metido en eso, la cabeza empezó a darme vueltas. — Si gustas podríamos ir a tomar un refresco junto a la piscina — invitó Sylia, aun sin creer la explicación de su hermano. — Gracias por la invitación, pero en verdad necesito salir a dar una vuelta para despejarme — señalo Makie, dándole una nueva sonrisa tranquilizadora a Sylia, para luego salir del cuarto con un saludo de mano. Sylia Stingray contempló como su hermano dejaba el lugar y no dejó de preocuparse un poco. Lo había estado observando desde algún tiempo y se había percatado de algunos cambios sutiles en él, así como también lo había visto algo decaído estos últimos días. Como ella no era ninguna tonta, intuía cual podría ser el problema que aquejaba a su hermano, pero prefirió no interferir. Este era un asunto personal de Mackie y él debía resolverlo por si mismo.  

***

  Mackie recorría las calles de la ciudad en su bicicleta sin un rumbo fijo, solo sabía que necesitaba estar en movimiento y sentir el aire golpearle la cara. Pedaleó por lo que le parecieron horas, aunque no debieron ser más de treinta minutos. Nunca supo cómo fue que su recorrido lo llevó a ese lugar. No recordaba haber conducido en esta dirección, pero aquí estaba ahora, frente al taller de Nigel. Nigel Kirkland estaba tal cual lo había visto hace un día atrás; cabello tomado en una coleta, barba de un par de días, overol de trabajo y un inseparable cigarrillo entre los labios. El hombre estaba ahora agachado trabajando en una motocicleta. Estaba armando esa motocicleta pieza por pieza y ya estaba casi terminada. Era un modelo enteramente diseñado por Nigel. Él le había mostrado el diseño hace un tiempo atrás y debía reconocer que ver esa máquina en vivo y en directo, era mucho más impresionante que hacerlo en el monitor de un computador. Sonrió. Conociendo a Nigel, de seguro esa motocicleta correría como un demonio. — Dame la de ¾ — dijo de pronto Nigel, sin apartar la vista de su trabajo. Mackie fue sacado de su tren de pensamientos al escuchar la voz del hombre y no pudo evitar dar un par de pestañadas en sorpresa. No esperaba que él le hablara, de hecho, estaba a una prudente distancia y de espaldas a él. No esperaba que lo hubiera sentido llegar. — Sabes que no me gusta repetir las cosas — dijo Nigel con algo de fastidio, estirando una mano. Mackie se puso de pronto en movimiento al ver la mano estirada de Nigel, esperando que le pasara la herramienta. Se bajó de la bicicleta y fue rápidamente a la caja de herramientas por la llave que le estaban solicitando y se la entregó. Nigel no dijo nada, solo siguió trabajando hasta que estiró nuevamente la mano, solicitado otra herramienta. Mackie sonrió. Por el siguiente par de horas, se repitió aquello que las chicas en el cuartel de la Knight Sabers estaban tan acostumbradas a ver. Mackie y Nigel trabajaron codo a codo sin decir una sola palabra. Siempre que trabajaban juntos lo hacían de esa forma, solo concentrados y preocupados de que todo quedara perfecto. Las chicas siempre se asombraban cuando los veían trabajar de esa forma en las armaduras. Ninguno de los dos decía nada, solo estaban ahí, enfrascados cada uno en su parte del trabajo como si nada más importara en el mundo. Lo que más les causaba gracia a las chicas, es que Mackie le alcanzaba las herramientas a Nigel, antes de que este las pidiera. Cómo se las arreglaba Mackie para saber qué herramienta necesitaba Nigel, antes de que este dijera algo, era un misterio que seguía sin ser resuelto. Finalmente y luego de dos horas de arduo trabajo, la motocicleta estaba terminada. Era de color rojo con algunas terminaciones en azul y amarillo, tablero digital y asiento de cuero. En una sola palabra: "Espectacular" Nigel puso la llave en el contacto, la giró y encendió la motocicleta. Ambos sonrieron complacidos al escuchar el sonido motor. Ronroneaba como un gatito. — Voy a dar una vuelta para probarla. Guarda las cosas mientras vuelvo — luego de decir eso, Nigel se puso un casco, subió a la motocicleta, giró el acelerador y se perdió al doblar por una esquina. Mackie se quedó ahí de pie por unos segundos, viendo el lugar por donde se había perdido Nigel. Esbozó una pequeña sonrisa y se abocó a la tarea que le habían encomendado: Ordenar las herramientas que estaban tiradas por todas partes. Una vez que terminó de ordenar y guardar todo en su lugar, pasó a la trastienda del taller, donde había una pequeña sala de estar, un comedor, un baño y una cocina al fondo. Se sentó en un sillón a esperar el regreso de Nigel. Tenía que admitir que trabajar en la motocicleta le había ayudado a despejarse y olvidar por un momento aquello que lo atormentaba. El problema es que ahora que estaba sin nada que hacer, sus pensamientos fueron inevitablemente en la dirección de cierta rubia policía que le quitaba el sueño. Suspiró por lo que creía era la enésima vez ese día y echó la cabeza hacia atrás en el respaldo del sillón, mirando el techo sin verlo en realidad. Un rato después, el sonido de una motocicleta estacionándose afuera hizo que Mackie se desperezara, suponiendo que Nigel finalmente estaba de regreso. Efectivamente, un par de minutos después el hombre del eterno cigarrillo en los labios apareció por la puerta, se acercó a una gaveta para tomar una botella de whisky y una copa, se sirvió un trago y luego se dejó caer en el sillón que estaba frente a él, sosteniendo la botella con una mano y la copa con la otra. — ¿Cómo funcionó? — preguntó Mackie, para romper el silencio en el que habían caído. — Bastante bien — respondió Nigel con una leve sonrisa — Hay que hacerle unos pequeños ajustes aquí y allá, pero aun así, ahora mismo corre más rápido que la motocicleta de Priss. — Genial — dijo Mackie con una sonrisa. Luego de ese breve intercambio el par guardó silencio otra vez. La verdad, no era extraño para ellos estar en la misma habitación sin decir una palabra, pero esta vez había algo diferente. Nigel le dio una seria mirada a Mackie, estudiándolo. Luego de unos segundos estrechó los ojos. No había que ser muy observador para darse cuenta de que algo perturbaba a su joven amigo. — ¿Qué te pasa? — preguntó de pronto el hombre del eterno cigarrillo. — Nada — fue la escueta respuesta de Mackie. Nigel estrechó un poco más su mirada, no creyendo ni por un segundo la respuesta de Mackie. Era obvio que el chico estaba mintiendo, pero si él no quería hablar, no lo iba a obligar. Por su parte, Mackie miró al hombre, considerando las cosas. Finalmente y luego de un momento de deliberación consigo mismo, decidió sincerarse y contarle su problema. Nigel es un hombre adulto con experiencia y de seguro podría darle un buen consejo, ¿verdad? — Nigel — inició Mackie con algo de timidez — Tengo un problema. — Eso es obvio — respondió el aludido con algo de fastidio. — Si, bueno, yo... — intentó decir el chico, encasquillándose. Dio un nuevo suspiro para tratar de calmarse y habló — Hay una chica que me gusta. El problema es que cada vez que intento decírselo, o sea, trato de acercarme a ella, pero yo... Nigel miró con sorpresa al chico sentado frente a él, sin poder evitar levantar una ceja. Se había quedado atascado a medio camino, tratando de explicar sus problemas del corazón. Hubiera esperado cualquier cosa él, literalmente, cualquier cosa, menos que le saliera con algo como esto. Respiró cansadamente, se levantó resignado del sillón y fue hasta la gaveta por otra copa, al volver la llenó con Whisky y se la tendió a Mackie. — Bebe — fue todo lo que dijo, sosteniendo la copa frente al chico. Mackie dio un par de pestañadas, mirándolo extrañado. — ¡Bebe! — insistió Nigel. Ante la seria mirada y la insistencia del hombre, a Mackie no le quedó más remedio que obedecer la demanda. Tomó la copa con el líquido de color cobrizo y lo bebió de un trago. Inmediatamente sintió como el líquido le quemaba la garganta mientras descendía hasta su estómago. Era una sensación bastante fuerte, pero lo agradeció. En realidad lo necesitaba. — Bien, ahora que estás un poco más relajado, comienza desde el principio — dijo Nigel, dejándose caer una vez más en el sillón, mientras volvía a llenar su copa. La iba a necesitar. Mackie apretó fuertemente la copa vacía entre sus manos en un intento de ganar fuerzas. Luego de un momento más de dudas, se decidió y comenzó a hablar. — Como te dije, hay una chica que me gusta — señaló, ganando un asentimiento de Nigel, que cabeceó para incitarlo a seguir. Mackie se armó de valor una vez más y continuó — Bien, por lo que me he podido dar cuenta, yo no le soy indiferente. Hay momentos en los que estamos juntos y puedo sentir una conexión especial entre nosotros. Como si al estar junto a ella, una parte de mí que no sabía que faltaba, se completara. Eso es algo que se siente genial y creo que ella se siente de la misma forma, pero... — ¿Pero? — lo apuró Nigel, al ver que Mackie se quedó a medio camino otra vez. — Si, bien. Yo, en verdad la amo — declaró un sonrojado Mackie. Nigel miró fijamente al chico, deteniendo la copa de wisky que se estaba llevaba a los labios. Mackie estaba rojo como un tomate por esa confesión, pero intuía que había algo más. Efectivamente, el menor de los Stingray aún tenía algo por decir. — Me toma días reunir el valor suficiente para decírselo, ¿sabes? Pero cada vez que me acerco a ella para decirle lo que siento, las palabras simplemente no salen de mi boca. Lo peor es que hay otras ocasiones en las que es ella la que se acerca a mí, pero al final se retira, como si estuviera mal lo que está pasando. Es desesperante — dijo el chico con frustración. Nigel dio un suspiro resignado y luego vació su copa de un trago. Le dedicó una seria mirada a su joven y sonrojado amigo, que pareció quedar enfrascado en sus pensamientos. — Es Nene. ¿Verdad? — preguntó Nigel directamente, haciendo que el chico diera un respingo. — ¿Cómo lo sabes? — preguntó un sorprendido Mackie. — Es obvio — fue la simple respuesta del hombre. Mackie se sonrojó un poco más ante esas palabras, si fuera posible. ¿Tan evidente es con sus sentimientos que Nigel lo dedujo sin mayor problema? — ¿Sabes cuál es tu problema, Mackie? — preguntó Nigel, mirando con seriedad al chico. Mackie fue sacado de sus reflexiones dando un nuevo respingo. La pregunta de Nigel era directa y trascendental. Miró fijamente al hombre y negó con la cabeza. — Por supuesto que no lo sabes — dijo Nigel con resignación, antes de darle una dura mirada a su joven amigo — Te comportas como un niño, Mackie. Ese es tu problema. Esa afirmación dejó bastante consternado al joven Stingray, junto con remecerlo por entero. Le devolvió una intensa mirada a Nigel, que pedía claramente que continuara. Nigel suspiró cansado. — Por lo que me acabas de contar y por lo que yo me he dado cuenta, Nene también siente algo por ti, pero ella parece dudar sobre si entablar algo contigo. ¿Verdad? Mackie se volvió a estremecer, pero se las arregló para mantener la calma y asintió con la cabeza. — Bien, el problema es simple. Te comportas como un niño, por eso Nene duda en iniciar algo contigo, ya que no le das seguridad. Tú mismo lo dijiste. Cuando quieres decir lo que sientes por ella, no te salen las palabras. ¿Acaso crees que Nene no se da cuenta de eso? — preguntó Nigel con una dura mirada — Con esa indecisión lo único que haces es crearle dudas, porque piensa que aún eres demasiado joven para ella. — Pero Nene solo es mayor que yo por... — Aunque Nene fuera mayor por un par de minutos, eso no cambia nada — dijo Nigel, haciendo callar al joven Stingray — El punto aquí es que tú estás fallando Mackie. Mientras no dejes de comportarte como un niño, no podrás cambiar las cosas con Nene. — Pero... ¿qué debo hacer? — Compórtate como un hombre — fue la simple respuesta de Nigel — Demuéstrale a Nene que ya no eres un niño, que ella puede confiar en ti, que puede sentirse segura a tu lado. Eso es lo que buscan todas las mujeres, sentirse seguras. — ¿Sentirse seguras? — preguntó un descolocado Mackie. Nigel llenó su copa con Whisky y ofreció llenar la de Mackie, pero este denegó. Necesitaba estar lo suficientemente sobrio para escuchar lo que el hombre frente a él tenía que decir. Por su parte, Nigel se bebió la copa de un trago antes de continuar. — Mira Mackie, lo que te voy a decir es muy importante, así que presta atención — dijo el hombre con gravedad, a lo que el aludido asintió con la cabeza — Bien. Debes entender que no importa que tan fuerte o autosuficiente sea una mujer, al estar con un hombre, ellas necesitan sentirse seguras. Si tú no le demuestras a Nene que puede sentirse segura contigo, seguirá evitándote porque pensará que aún eres un niño y no estás listo para una relación. Mackie guardó silencio, analizando las palabras de Nigel. Luego de un momento de pensarlo, llegó a la conclusión de que el hombre tenía razón. Rayos, tenía la prueba viviente de ese argumento frente a sus ojos. Había visto un par de veces a la camorrera de Priss, en actitudes algo "femeninas" con cierto rudo policía. Ella ciertamente se no mostraría de esa forma ante un tipo pusilánime como... como él. El más joven de los Stingray dio un gemido lastimero, mientras enterraba la cara en las manos, comprendiendo el monumental alcance de su cagada. No era de extrañar que Nene huyera de él como si tuviera la peste. Nigel solo lo miró con una sonrisa comprensiva. — Nigel, ¿Qué debo hacer? — preguntó Mackie, mirando al hombre casi en una súplica. — Eso es difícil de decir — comentó Nigel — Pero, si yo fuera tú, iría ahora mismo a casa de Nene, golpearía a su puerta y cuando saliera a contestar, la tomaría entre mis brazos y la besaría hasta dejarla sin aliento. — ¿Así nada más? — preguntó un espantado Mackie. — ¿Tú quieres a esa mujer, verdad? — preguntó Nigel, haciendo que Mackie asintiera fervientemente con la cabeza — Bien, si la quieres, entonces ve por ella. Tómala, hazla tuya, demuéstrale que eres un hombre, que puede sentirse segura contigo. Si te ama, no te rechazará. Mackie guardó silencio por un momento, digiriendo todo lo que acababa de escuchar, e imaginando que hacía lo que dijo Nigel. Era algo totalmente descabellado, pero, ¿no es eso precisamente lo que él deseaba hacer? Tomar a Nene entre sus brazos y besarla. Mackie Stingray tragó sonoramente y levantó la vista con una determinación nunca antes vista en sus ojos. Había tomado su decisión. — ¡Lo haré! — dijo con firmeza, poniéndose de pie — Iré donde Nene, llamaré a su puerta y cuando salga, la besare y le diré lo que siento. Le demostraré que soy un hombre, que puede sentirse segura a mi lado — finalizó dándole una mirada al hombre sentado frente a él — Gracias por todo Nigel. Te debo una. Mackie no alcanzó a dar un paso, cuando le arrojaron algo a la cara y lo tomó con una mano en un rápido movimiento. Al ver lo que tenía en la mano, se percató de que era una llave, la llave de una motocicleta. Arrugó el entrecejo y miró con extrañeza a Nigel. — Un hombre no debe andar en bicicleta — dijo simplemente con un encogimiento de hombros. Mackie sonrío. — Gracias amigo. — Ya deja de perder el tiempo y ve por tú mujer de una vez por todas — lo regañó Nigel, haciéndole un gesto con una mano para que se fuera. Mackie sonrió más ampliamente e hizo una reverencia antes de salir afuera del taller. Miró la motocicleta y le pasó la mano, acariciando las curvas de la hermosa máquina. Él había aprendido a conducir motocicletas hace un tiempo y esta era una buena oportunidad de sacarse las ganas de quemar un poco de caucho por las calles. Se subió a la motocicleta, se puso el casco, puso la llave en el contacto y la giró encendiendo el motor. Sonrió al escuchar el sonido del motor. Esa motocicleta estaba pidiendo correr. Giró el manillar acelerando, y se internó en las ahora oscuras calles de la ciudad, en busca de la mujer que amaba. Dentro del taller, Nigel escuchó como la motocicleta se alejaba calle abajo, con la tranquilidad de que Mackie era bueno conduciendo. Además, sabía que una copa pequeña de Whisky no haría mella en él. Ya habían bebido un par de copas juntos una vez, celebrando una nueva actualización a las armaduras, y el chico lo resistió bastante bien. Sonrió y volvió a llenar su copa. — Buena suerte amigo — dijo con una sonrisa, antes de beber la copa de un solo trago.  

***

  Eran las 11:14 de la noche y Nene Romanova no podía dormir. Estaba sentada frente a su computadora tratando de distraerse hackeando algo solo por el desafío, bajando música, lo que fuere, pero su cabeza no respondía. De hecho, su mente estaba totalmente ocupada, pensando en cierto chico que le quitaba el sueño de un tiempo a esta parte. No pudo evitar recordar esa tarde cuando lo dejó en medio del cuartel de las Knight Sabers. Se veía triste y desilusionado, cosa que a ella la lastimó, pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Mackie es un chico tierno, cariñoso, agradable, comprensivo, inteligente; todo lo que siempre buscó en un hombre, además es lindo, pero aún es un chico. He ahí el problema. — ¿Qué debo hacer? ¿Qué pensarían las demás si yo...? Nene dio un gemido de resignación y se dejó caer sobre el teclado de su computador. ¿Qué debía hacer con sus sentimientos? ¿Liberarlos o guardárselos por un tiempo? Si esperaba un par de años, tal vez para ese entonces Mackie estaría lo suficientemente maduro, pero esperar dos años... ¿Podría esperar dos largos años? Suspiró pesadamente. — Mejor dejo de pensar en eso por ahora, ya viene siendo hora de meterme a la cama o mañana me quedaré dormida — dijo finalmente Nene, apagando su computadora para luego encaminarse a su cuarto.  

***

  Mackie conducía a gran velocidad por las calles de la ciudad, esquivando el poco tráfico producto de la hora, ya que era bien entrada la noche. El joven Stingray estrechó un poco los ojos bajo el casco y dio una leve sonrisa. Su corazón latía acelerado, tanto por la adrenalina producto de la velocidad con la que conducía, como por la excitación de saber lo que estaba a punto de hacer. El joven siguió avanzando por las casi desiertas calles de la ciudad, exigiendo un poco más a la motocicleta y tomando las curvas con una maestría que nadie creería que ese joven podría tener. Finalmente y luego unos minutos más de rápida conducción, Mackie llegó hasta el edificio donde vivía Nene. Subió la motocicleta a la acera y se estacionó junto a la puerta de acceso al edificio. Se quitó el casco y miró hacia arriba buscando el departamento de la chica. Por suerte pudo ver luz en una ventana, así que ella aun debía estar despierta. Mackie prácticamente saltó fuera de la motocicleta y corrió hasta la puerta de acceso, que por fortuna estaba abierta. Ingresó al edificio y se fue sobre el ascensor presionando el botón para llamarlo. Esperó unos cuantos segundos a que bajara de donde sea que estuviera, pero en ese momento estaba tan acelerado que no fue capaz de seguir esperando, por lo que subió corriendo por las escaleras de a dos escalones por vez. Cuando estuvo finalmente frente a la puerta del departamento de Nene, se obligó a calmarse un poco para tratar de recuperar el aliento. Una vez su respiración se hubo normalizado un poco, se arregló la ropa para no verse tan desastrado. No es como si ayudara mucho con su elección de ropa deportiva y pantalones holgados. Hizo una mueca considerando hacer algo con eso en el futuro. Se calmó y dio una fuerte respiración con una mirada decidida. Era ahora o nunca. Tocó el timbre.  

***

  Nene Romanova estaba maldiciendo a los cuatro vientos. No podía dormir. Hace media hora que se metió a la cama y no había pegar un ojo. Luego de haber estado dando vueltas en la cama de un lado a otro, finalmente se había levantado para ir a la cocina y prepararse una leche caliente, a ver si con eso podía dormir de una vez. En eso estaba la policía cuando escuchó el timbre de la puerta. No pudo evitar un gesto de sorpresa. Eran cerca de las 12 de la noche. ¿Quién rayos estará molestando tan tarde? El timbre sonó otra vez y Nene rodó los ojos en fastidio. Apagó el gas de la estufa y fue hasta la puerta prometiendo una muerta lenta y dolorosa si se trataba de alguien molestando con alguna estupidez. En eso el timbre volvió a sonar. — ¡Ya voy, maldición! Si no es algo importante juro que voy a... — regañaba de Nene, mientras abría la puerta, entonces su regaño murió al ver quién era el que tocaba de forma tan insistente el timbre de su departamento — ¡¡Mackie!! Efectivamente, ahí de pie frente a la puerta de su departamento estaba Mackie Stingray, mirándola con la boca abierta, completamente embobado, ya que el chico jamás en su vida pensó que vería a Nene vistiendo algo así. Nene llevaba una camiseta de dormir celeste con bordes azules y pantalón corto del mismo color. Siendo sinceros era un pijama para nada revelador, de hecho, era bastante simple, pero a ojos de Mackie, esas prendas de ropa la hacían verse como la mujer más bella del mundo. Por su parte, Nene estaba tan sorprendida de tener al chico frente a su puerta a esas horas de la noche, que no cayó en cuenta de que él la estaba mirando como si ella fuera todo su mundo. Luego de unos segundos de sorpresa, Nene se obligó a despejar su mente. Mackie estaba ante la puerta de su departamento en mitad de la noche. Eso no podía ser nada bueno, ¿verdad? — ¿Qué haces aquí tan tarde, Mackie? ¿Ocurrió algo? — preguntó finalmente una ya preocupada Nene, temiéndose el ataque de algún Boomer o algo por el estilo. La pregunta repentina de Nene sacó a Mackie de su ensoñación y recordó lo que lo llevó a eso lugar a tan altas horas de la noche. Dejó su actitud soñadora y miró a la rubia policía con seriedad. — Nene, necesito hablar contigo. Es importante. Nene se quedó totalmente sorprendida por la fuerza en las palabras de Mackie y por la mirada de absoluta decisión que expresaban sus ojos. Ella nunca en su vida pensó que vería a simpático y lindo Mackie en una actitud tan dominante y segura de sí mismo. Es como si estuviera frente a una persona totalmente distinta a la que había visto unas horas atrás en el cuartel de las Knight Sabers. La policía no pudo evitar sonrojarse ante la visión de este nuevo y masculino Mackie. —Pasa. Hablemos adentro — dijo la policía, una vez pudo encontrar su voz, agachando un poco la cabeza para que él no notara su sonrojo. Mackie asintió e ingresó al departamento, mentalizándose para lo que debía hacer a continuación. No podía fallar esta vez. No se iba a quedar encasquillado como las veces anteriores. Esta vez le confesaría sus sentimientos a esta mujer que llegó para trastocar su mundo. — ¿Qué ocurre Mackie? ¿Le pasó algo a Sylia o alguna de las chicas? — preguntó Nene, creyendo que la seriedad del chico frente a ella, se debía a algún asunto de extrema gravedad relacionado con las Knight Sabers. Mackie Stingray miró fijamente a Nene, logrando que esta diera un pequeño respingo por esa mirada que parecía traspasarla y llegar hasta lo más profundo de su alma. — Nene — comenzó Mackie, logrando que la aludida tragara inconscientemente — Vine esta noche porque yo... porque yo... No podía estar pasando otra vez. Se había quedado encasquillado una vez más. Las palabras no querían salir. ¿A dónde había ido toda su resolución? ¿Había conducido todo el camino hasta estar frente a Nene para nada? ¡No! No iba a permitir que volviera a ocurrir lo de esta tarde. Él había tomado una decisión y no iba a echarse para atrás, no ahora. Nene, que estaba mirando a Mackie con algo de sorpresa al ver como se había quedado ahí de pie a media frase, de pronto se encontró atrapada por unos brazos que la tomaron con una fuerza que no imaginó que tuvieran y lo siguiente que supo es que la estaban besando. Lo sorprendente e improbable de la situación había dejado a Nene totalmente congelada, siendo una mera espectadora de lo que estaba ocurriendo, pero pronto su cerebro comenzó a funcionar otra vez, cuando sintió que el beso de Mackie no era un beso cualquiera, era un beso con fuego y con pasión. La primera reacción de Nene fue instintiva y era alejarse, pero Mackie no iba a permitir eso. Cuando él sintió los primeros indicios de resistencia de su parte, estrechó con mayor fuerza el abrazo en que la tenía atrapada. Nene se sintió confundida y desesperada. Esto era algo completamente irreal, jamás imaginó que el tierno y tímido Mackie sería capaz de hacer algo tan osado. Pero su sorpresa aumentó un escalón más, cuando sintió la lengua de Mackie irrumpir en su boca. En ese momento las defensas de Nene se activaron y comenzó a golpear el pecho y los hombros de Mackie, para que la soltara, pero él no hizo caso a sus protestas. Paulatinamente los golpes de Nene fueron disminuyendo en intensidad, hasta desaparecer por completo. Nene no supo en qué momento comenzó a disfrutar de la situación, solo sabía que ahora estaba devolviendo las atenciones de Mackie con la misma intensidad. De pronto se encontró masajeando y entrelazando su lengua con la de él, mientras se exploraban mutuamente. Los brazos de Nene se movieron para rodear el cuello de Mackie, mientras comenzó a acariciarle el cabello, dejándose llevar por ese sin fin de deliciosas sensaciones que ese chico estaba provocando en ella. Por su parte, Mackie estaba en el cielo, Nene, que en un inicio había tenido una esperable resistencia, terminó no solo aceptando la situación, ahora estaba participando tan activamente como él. Podía sentir como ella lo abrazaba y jugaba con su cabello, como su lengua entraba en su boca y la recorría dándole un placer inimaginable. La pareja siguió ahí, en medio de la sala del departamento, atrapada en un abrazo mutuo, besándose una y otra vez, explorándose, entregándose a las sensaciones, al sabor de la boca del otro, subiendo cada vez más la intensidad de esa íntima caricia, pero llegó un momento en que muy a pesar de los dos, debieron separarse al quedarse literalmente sin aliento. Se apartaron con un sonido húmedo, respirando aceleradamente para recuperar el aire. Mackie contempló a una sonrojada Nene, que aun luchaba por recuperar el aliento luego de esa intensa sesión de besos. Se veía tan hermosa, como una diosa que hubiera descendido a la tierra, con la única misión de capturar su corazón. En ese momento Mackie Stingray supo que Nene Romanova iba a ser el único amor de su vida. Tenía que decírselo, ahora, ya. — ¡Te amo, Nene! — dijo finalmente el joven, sintiendo su corazón a punto de estallar. Nene quedó congelada al escuchar esa declaración. Miró a los ojos de Mackie y se estremeció por completo. Esos ojos la miraban con un amor infinito y una convicción tan grande, que todas las dudas que tenía hasta ese momento desaparecieron. Esos ojos y esa mirada que sentía como si llegaran hasta lo más profundo de su alma, le decían que ya no había vuelta atrás. Esbozó una pequeña sonrisa. Esto es lo que ella quería. — Yo también te amo, Mackie — dijo Nene con una linda sonrisa, mientras ponía una mano en la mejilla del chico frente a ella. Al escuchar esas palabras dejar los labios de Nene, Mackie supo que todas las penurias que lo habían traído a este momento, habían valido la pena. Finalmente, su mayor anhelo se había vuelto realidad. Por fin podía estar junto a la mujer que amaba. Sonrió poniendo su mano sobre la de Nene y se adelantó para besarla una vez más. Nene correspondió de inmediato y prontamente estaban fundidos en un nuevo abrazo, atrapados en otro profundo e intenso beso, disfrutándose mutuamente, dando tanto como recibían. Irremediablemente ese beso llevó a otro y a otro y a otro más. Con el correr de los minutos, ambos se fueron soltando y pronto los besos y las caricias se volvieron más atrevidas. Meses de sentimientos contenidos y una no tan velada tensión sexual estaban finalmente siendo liberadas. Los besos de Mackie pronto dejaron los labios de Nene, para pasar a besar su cuello, arrancando suaves gemidos de la rubia policía. Por su parte Nene tampoco se quedó de brazos cruzados, metiendo sus manos bajo la polera de Mackie, para poder acariciar su espalda sin nada que la estorbara. Las caricias de Nene actuaron como combustible, haciendo que los avances de Mackie fueran más audaces, comenzando a acariciar la espada y las caderas de la mujer entre sus brazos. No pasó mucho para que una mano bajara a su trasero, logrando que ella gimiera de placer, mientras le enterraba las uñas en la espalda, haciéndolo estremecer. Pronto Mackie necesitó más y la parte superior del pijama de Nene fue descartada, dejándola solo en sujetador, besando su cuello y hombros mientras le recorría la espalda con las manos. Por su parte Nene por poco y desgarra la ropa de Mackie para dejarlo desnudo de la cintura hacia arriba. Los gemidos, besos y las caricias se hacían cada vez más intensos, mientras la poca ropa que aun llevaban puesta se volvía un estorbo. Ambos necesitaban más. Mackie dio un fuerte gemido cuando sintió como una traviesa mano de Nene había aterrizado sobre su evidente erección, mientras él luchaba con un maldito broche, para quitarle el sujetador. En ese momento Mackie supo que las cosas estaban escalando tal vez de forma muy aceleradas y así lo hizo saber. — Espera Nene — dijo entre jadeos — ¿Estás segura de esto? ¿No vamos demasiado rápido? Nene le dio una mirada cargada de deseo y ternura. Sonrió y tomó su rostro entre las manos para besárlo con delicadeza. Luego de eso se alejó con una linda sonrisa en los labios antes de responder. — Me hiciste esperar por demasiado tiempo, Mackie. No hay forma en el mundo que nos detengamos ahora — respondió Nene con una sonrisa traviesa, que dejaba claro que ella estaba dispuesta a ir hasta el final. Para Mackie sería su primera vez, se supone que debería estar hecho un manojo de nervios, pero por el contrario, se encontraba ansioso y deseoso por partes iguales. ¿Sería tal vez porque era Nene y sentía que hacer esto era lo correcto porque era ella? Como fuere, de pronto se encontró dándole un fiero beso a la mujer que tenía entre sus brazos y en un rápido movimiento, ante la sorpresa de ella, la levantó para cargarla estilo princesa, comenzando a avanzar por la sala, pero se detuvo a medio camino sin saber hacia dónde ir. Nene rió divertida. Sabía lo que él estaba buscando. — Al fondo del pasillo a la izquierda — dijo con una sonrisa traviesa. Mackie sonrió, no queriendo hacer esperar a la que en cosa de minutos pasaría a ser su mujer y amante, por lo que se encaminó rápidamente a la habitación de Nene, mientras ella sonreía de igual manera, con las mejillas sonrojada, sabiendo lo que pasaría a continuación. Tal vez fuera un poco apresurado, pero ambos habían esperado demasiado tiempo para esto. Era el momento de estar juntos. Esta era su noche y la iban a aprovechar.  

FIN

_____________________________________________________________________ Notas del Autor: Hola a todos. Acá estoy con mi primer fic de Bubblegum Crisis Tokyo 2040. Esta es una serie que me gustó mucho por su estérica, el rediseño de personajes y lo oscuro de la historia. Un excelente remake de un clásico del Cyberpunk. ¿Cómo se me ocurrió esta historia? Surgió al imaginar cómo hubiera sido la relación de Nene y Mackie, si este último fuera un poco más decidido a la hora de expresar sus sentimientos. Espero sea de su agrado. Saludos.
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