***
— ¡¡Se me hace tarde!! — exclamó la apurada rubia policía, mientras bajaba corriendo las escaleras, ya que llamó al ascensor pero este nunca llegó. Como no estaba dispuesta a seguir esperando por más tiempo, decidió bajar al primer piso por sus propios medios. — Te lo dije, pero no me hiciste caso — dijo Mackie, que bajaba las escaleras detrás de la mujer. Nene se detuvo y se giró para mirar a su joven amante directo a los ojos. — No te hagas el inocente conmigo, Mackie. Tú tienes la mitad de la culpa de que esté retrasada para ir al trabajo, y bien que lo disfrutaste — sentenció ella, con una expresión de enfado no tan convincente como hubiera querido. — Eso no te lo puedo negar — respondió Mackie con una sonrisa, dándole un beso en la punta de la nariz a la policía, para luego pasar junto a ella y continuar descendiendo las escaleras. Nene sonrió ante la acción del joven Stingray. Sí, ciertamente él había disfrutado de esa rápida sesión de sexo matutino, y por supuesto, ella también lo disfrutó… mucho. Un calor comenzó a dispararse nuevamente entre sus piernas pero la policía se obligó al calmarse. No podía dejarse llevar ahora por las hormonas, debía ir a trabajar. Dio un profundo respiro y continuó descendiendo las escaleras detrás de su joven pareja y amante. Segundos después la pareja llegó al primer piso del edificio y Mackie sostuvo la puerta abierta caballerosamente para que su pareja pudiera salir. Nene casi saltó hacia afuera, bajando apresuradamente los escalones que la pusieron en la acera. — Tengo que ir a tomar el autobús a la otra esquina, así que si quieres puedes irte — dijo Nene, mientras el joven descendían los escalones para quedar de pie junto a ella. — Ni hablar, nunca llegarás a tiempo en autobús. Ven conmigo, yo te llevo — dijo Mackie. — Gracias por la oferta Mackie, pero no creó que llegue a tiempo en una bicicleta, además, no sería muy cómodo — dijo Nene, haciendo una mueca divertida con la boca. — ¿De qué bicicleta hablas? — preguntó Mackie, lanzándole un casco a las manos. Nene fue sorprendida cuando atrapó sorpresivamente el objeto en sus manos. Contempló con curiosidad el casco que sostenía, antes de darle una mirada escrutadora a Mackie para pedir una explicación, quedando literalmente con la boca abierta al ver la espectacular motocicleta en la que se había montado el hermano menor de Sylia. — Mackie… ¿De dónde sacarte eso? — preguntó ella. — La terminamos de armar ayer con Nigel y me la prestó para probarla. ¿Vienes o no? — preguntó él, haciéndole un gesto para que se subiera. Nene continuaba miraba boquiabierta como Mackie ponía en marcha el motor de la máquina, haciendo un potente sonido, que vaticinaba que ese artilugio de dos ruedas podía correr a una velocidad endemoniada. La policía miró al chico apreciativamente y no pudo dejar de notar que se veía más seguro de si mismo, más adulto; bueno, técnicamente hablando, ya era un hombre hecho y derecho, ella se había encargado de eso. Ese solo pensamiento la llenó de orgullo. Nene Romanova sonrió feliz como nunca antes en su vida. Si hace un día atrás tenía un mar de dudas, ahora ya todas esas dudas se habían esfumado. Mackie era definitivamente el hombre de su vida y estaba dispuesta a poner todo de su parte para que las cosas funcionaran. Mackie sintió como le ponían el casco en la cabeza y miró extrañado a Nene, que le sonreía con ternura. — Llévalo tú. Como policía no puedo permitir que un civil transite por las calles sin un casco. Si algún oficial de tránsito nos detiene, yo asumiré la responsabilidad y diré que se trata de una emergencia — sentenció Nene. — Ok — fue todo lo que pudo responder Mackie, no muy convencido, mientras Nene se montaba en la motocicleta y se aferraba a él con los brazos. — Espero que sepas conducir esta cosa — señaló Nene, apegándose a la espalda del joven junto con estrechar un poco más el abrazo en el que lo tenía por la cintura. — Ahora veras. Sujétate bien — dijo el joven con una sonrisa, giro el manillar y aceleró internándose en las calles de la ciudad. Nene comenzó a ver como la ciudad pasaba rápidamente frente a sus ojos. Ella desconocía que Mackie supiera conducir motocicletas, ni que fuera tan buen conductor, a juzgar por la seguridad con la que movía esta máquina de dos ruedas. Ciertamentehabía muchas cosas que desconocía sobre Mackie Stingray; y en honor a la verdad, él también desconocía muchas cosas sobre ella. Nene cayó en cuenta de que una de las primeras cosas que tendrían que hacer como pareja, era darse el tiempo para conocerse mejor. Fue así como, entre las reflexiones de Nene y algunos giros aquí y allá, de pronto la motocicleta estaba detenida frente al edificio de la POLICIA-AD, con un par de minutos de adelanto a la hora de entrada de la rubia policía. — Te dije que llegaríamos a tiempo — dijo Mackie, subiendo la visera del casco. — Gracias amorcito. Te debo una — dijo Nene con una sonrisa y se bajó de la motocicleta. — ¿Amorcito?... me gusta. — Mas te vale — respondió la mujer tratando de sonar enfadada, pero sin dejar de sonreír — Ya, vete de una vez, tengo que ir a trabajar. Nos vemos en la tarde. Mackie le hizo una seña con la mano, giró el manillar y aceleró la motocicleta perdiéndose entre el tráfico matutino de la ciudad. Nene sonrió mientras se arreglaba un poco el cabello, antes de girarse para encaminarse al trabajo y se congeló en su lugar al encontrarse de frente con las últimas dos personas que quería ver en ese momento: León y Daley, que la miraban acusadoramente. — Esta si que es una sorpresa. ¿Quién es el afortunado? — preguntó León, con una sonrisa un tanto burlesca. Nene no pudo encontrar su voz para responder. — Yo pensé que solo te interesaban las computadoras, pero veo que me equivoqué; por cierto, te veías bastante bien arriba de esa motocicleta, aunque no llevaras un casco, pero no te preocupes, haremos la vista gorda solo por esta vez — comentó divertido Daley. Tragándose su orgullo y roja de vergüenza, Nene se abrió paso entre los dos policías y caminó con la cabeza en alto, sin prestar atención a sus comentarios. — Vamos Nene, no nos dejes con la duda. ¿Quién es el afortunado? — preguntó León, alcanzándola. — Deja de molestar Leoncito, a diferencia tuya, yo tengo trabajo por hacer — respondió la mujer. — Si lo quieres así, entonces tendremos que averiguarlo por nuestra cuenta. ¿Verdad, Daley? — Tienes razón, León. Una motocicleta como esa no se ve todos los días. Debe ser un trabajo a pedido. No hay muchos talleres en la ciudad capaces de construir una motocicleta desde cero y con ese nivel de calidad — comentó Daley. — Ciertamente. No debe ser muy difícil dar con el taller que construyó la motocicleta y luego dar con el nombre del propietario — agregó León. Nene se giró y encaró a ambos hombres con una mirada fulminante, mientas que estos la miraban de vuelta con una sonrisa burlesca en los labios. — Si alguno de ustedes par de idiotas llega a entrometerse en mis asuntos, lo pagaran caro — sentenció la rubia. — ¿De verdad? — pregunto León, aumentando la sonrisa. — De verdad — afirmó Nene con una sonrisa torcida — Si no sueltas esto Leoncito, puedes ir olvidándote de la dirección y el teléfono de Priss. Además, la próxima vez la vea le diré que eres homosexual y que Daley es tu amante. — ¿¿QUÉ?? — preguntaron ambos hombres, con los ojos como platos. — Ya están advertidos — concluyó Nene, para luego girarse y caminar de forma altanera, entrando al edificio y dejando atrás a un par de preocupados policías.***
Mackie llegó al taller de Nigel pocos minutos después de dejar a Nene al frente de la estación de la POLICIA-AD. La motocicleta corría de forma espectacular, una verdadera ceda. No se podía esperar nada menos de Nigel. Al ingresar a la trastienda, encontró al susodicho durmiendo a pierna suelta en el mismo sillón donde lo vio por última vez la pasada noche, con la botella de Whisky vacía a sus pies. Dio un suspiro de resignación y se acercó a su amigo. — Oye Nigel, despierta — dijo mientras lo zarandeaba un poco de un hombro. Nigel abrió lentamente los ojos y miró a su alrededor como averiguando donde estaba. Al ver a Mackie junto a él, se relajó y se recostó otra vez en el sillón, cerrando los ojos y llevándose una mano a la cabeza. — Tráeme una aspirina — solicitó el hombre. Mackie rodó los ojos y movió la cabeza negativamente, pero fue a buscar de lo que le solicitaban junto con un vaso de agua. Una vez que Nigel se tomó la famosa aspirina, se levantó del sillón y caminó torpemente hasta su cuarto. — ¿Cómo te fue? — preguntó, mientras revolvía en una cómoda buscando algo de ropa. — De eso quería hablarte. Hice lo que dijiste y, bueno... ella me correspondió —dijo Mackie, con una sonrisa de felicidad. — Me alegro por ti amigo — dijo Nigel, con una sonrisa — ¿Y qué pasó luego del beso? Mackie se puso más rojo que señal de tráfico al recordar lo que había pasado después de la sesión de besos inicial, cosa que no pasó desapercibida para Nigel, que comenzó a reír de buena gana ante la reacción de su joven amigo. Una vez que se hubo calmado se acercó al chico y le puso una mano en el hombro. — No hace falta que digas nada, por tu cara, imagino que no dormiste mucho anoche — comentó divertido, logrando que Mackie se sonrojara un poco más — Además, ya me imaginaba que te había ido bien. Sylia llamó anoche como a 1:30 de la madrugada preguntado por ti. Le dije que estabas aquí durmiendo en un sillón. — Gracias por cubrirme. — Para eso están los amigos — respondió Nigel, caminando al baño — Voy a tomar una ducha. Ten listo el desayuno para cuando salga. Nigel se encerró en el baño y poco después se escuchó el sonido del agua corriendo. Mackie fue a la pequeña cocina a preparar un desayuno contundente, después de todo, no había alcanzado a desayunar donde Nene, al haber ocupado el escaso tiempo que tenían, en otras actividades y estaba realmente muerto de hambre. Cuando Nigel finalmente apareció, se encontró con un espectacular desayuno esperando por él. — Sírvete antes que se enfríe — dijo Mackie, invitándolo a sentarse. Nigel simplemente se sentó y comenzó a comer sin hacer ningún comentario, cosa que a Mackie no le molestó ya que conocía bien al hombre y sabía que esa era su forma de ser. — Nigel, quiero darte las gracias. Sin tu ayuda, las cosas con Nene aún estarían en un punto muerto — dijo Mackie luego de un rato de comer en silencio. — Solo te di un consejo — dijo Nigel, restándole importancia. — Pero ese consejo cambió mi vida. Gracias amigo, de verdad — señaló Mackie con una sincera sonrisa. Nigel miró al hermano menor de Sylia y sonrió afirmando con la cabeza. No había nada más que decir, después de todo, él era un hombre de pocas palabras. — Por cierto, toma — dijo el chico, pasándole las llaves de la motocicleta — Gracias por prestármela. Nigel tomó las llaves con una afirmación de cabeza y luego miró al chico frente a él con seriedad antes de hablar. — Oye Mackie. ¿No vas a contarme lo que hiciste anoche con Nene? Mackie escupió su café al escuchar la pregunta de Nigel, que rió de buena gana por segunda vez en el día. Una vez que la pareja de amigos terminó de desayunar, Nigel fue directo al taller mientras que Mackie se quedó lavando la loza y ordenando todo. Una vez que terminó, fue al taller y encontró al hombre de rodillas frente a la motocicleta, con algunas piezas y herramientas en el suelo, sin dudas dándole un retoque final la motocicleta. — Tenías razón respecto a este bebe. Corre como el viento — comentó Mackie. — Aún le faltan algunos ajustes — señaló el hombre. A continuación ocurrió lo que ya era una costumbre con esos dos. Ambos se pusieron a trabajar en la motocicleta, con Mackie pasándole las herramientas a Nigel, antes que este las pidiera. Luego de un rato, Nigel se puso de pié y echó a andar el motor, escuchando atentamente el sonido que este hacía al acelerar y bajar las revoluciones. Finalmente sonrió satisfecho, apagó el motor y le lanzó las llaves a Mackie, este lo observó sin comprender. Por respuesta Nigel prendió otro cigarrillo y sonrió. — Es tuya. — ¿Qué? — preguntó Mackie, sin creerse lo que escuchaba. — Ya sabes que no me gusta repetir las cosas. Te dije que es tuya — sentenció el hombre. — Nigel, yo... no sé que decir. — Entonces no digas nada — respondió el hombre con una sonrisa — Y te aconsejo que hagas algo con respecto a tu ropa. Eso que llevas puesto no combina con esta belleza de dos ruedas. Además, anoche te hiciste hombre, esa apariencia de niño ya va con la persona en que te has convertido. — Jaja, sí. Creo que tienes razón — respondió Mackie, rojo como un tomate con una risa nerviosa.***
Mackie Stingray tomó muy en serio el consejo de su amigo Nigel. Luego de dejar el taller después de volver a agradecerle por la motocicleta, se fue directo de compras al más grande Centro Comercial de la ciudad. Como de costumbre, Nigel tenía razón. Al ver su reflejo en un escaparate, Mackie se dio cuenta de que esa ropa deportiva holgada y un par de tallas más grande de lo debido, lo hacían verse mucho más infantil de lo aconsejado. No era de extrañar que Nene se sintiera tan intimidada. Su forma de vestir lo hacía verse mucho menor de lo aconsejable. Mackie decidió en ese momento que era hora de hacer un cambio. Tal como dijo Nigel, ya no es un niño, así que tenía que comenzar a vestirse de acuerdo a su nuevo yo, además, estaba seguro que a Nene le agradaría el cambio. Con ese pensamiento en mente, el hermano menor de Sylia se adentró en el Centro Comercial en busca de un cambio para mejor.***
Sylia tuvo que mirar dos veces para reconocer a su pequeño hermano cuando lo vio ingresar al edificio. Mackie vestía una hermosa chaqueta de cuero, camisa negra, pantalones de mezclilla negro y zapatos negros. Su cabello estaba ligeramente recortado, dándole una apariencia más adulta. En general, la apariencia del chico era simplemente espectacular. Se veía mayor de lo que es, junto con verse más masculino. — ¿Mackie? — preguntó Sylia, cuando el chico llegó hasta donde estaba ella. — Hola Sylia. ¿Cómo estás? — preguntó Mackie con su habitual jovialidad. — Bien, pero... ¿Qué te pasó? — preguntó Sylia, viéndolo de arriba abajo. — Bueno, decidí cambiar un poco mi forma de vestir. ¿Qué te parece? — preguntó el chico, girando para que su hermana pudiera verlo por todos lados. — ¿Un poco? — preguntó ella levantando una ceja, ya que este no había sido un cambio menor, fue un cambio total — Te ves increíble, Mackie — respondió finalmente. En realidad se veía bien. — Ocupé la tarjeta de crédito que me diste. Espero no te moleste — comentó el chico. Solo en ese momento, Sylia notó la gran cantidad de bolsas que cargaba Mackie. Tal parecía que su pequeño hermano había decidido cambiar todo su guardarropa. Se acercó hasta él con una sonrisa y le arregló el cuello de la camisa. — No hay problema Mackie, para eso te la di — dijo la mujer, mientras le arreglaba el cabello — Y déjame decirte, que este nuevo corte de cabello y el color negro te sientan de maravilla. — Gracias — respondió él, un tanto avergonzado — Voy a subir a dejar esto a mi cuarto. Sylia vio como su hermano se alejaba rápidamente rumbo a ascensor para subir a su cuarto, cuando se detuvo a mitad de camino y se giró para verla. — Sylia — la llamó Mackie — Nigel dijo que vendría en la tarde a darle mantención a las armaduras. — Gracias Mackie. Ya me estaba preguntando cuando ese hombre pensaba aparecer por aquí. Luego de ese intercambio Mackie reanudó su camino al ascensor, mientras que Sylia se daba la vuelta para ir a atender los asuntos de su tienda.***
— ¿De quién es esa motocicleta que está estacionada allá afuera? — preguntó Priss, mientras ingresaba al cuartel general de las Knight Sabers. — ¿Cuál motocicleta? — preguntó Sylia, curiosa. — Una roja. Nunca había visto un modelo así antes. Definitivamente hecha a pedido. Es simplemente espectacular — añadió Priss. — Es mía — dijo Mackie, entrando al cuarto detrás de Pirss, cargando una caja de herramientas, encaminándose hasta donde se encontraba Nigel agachado, dándole mantención a una de las armaduras. Ahora fue el turno de Priss para sorprenderse con la nueva imagen del anteriormente infantil Mackie Stingray. El chico se veía bastante bien, aunque el cabello más corto y su ropa de color negro, le hicieron recordar a cierto rudo policía. Frunció el ceño y alejó esos pensamientos de su mente. — ¿Qué rayos le pasó a tu ropa, Mackie? — preguntó finalmente Priss. — Estoy probando cambio de imagen — respondió el chico con una sonrisa, dejó la caja de herramientas en el suelo junto a Nigel, se remangó las mangas de la camisa y se puso a trabajar junto al hombre en la armadura de Lina. — ¿Qué bicho le picó a tu hermano, Sylia? — preguntó Piss, ceñuda. — La verdad no lo sé, pero no puedes negar que se ve bien — respondió Sylia con una sonrisa, para luego caminar hasta quedar de pie junto a Mackie — Por cierto hermanito. ¿Qué es eso de que tienes una motocicleta? — Tranquila Sylia. No la compré con tu tarjeta de crédito — respondió Mackie, un tanto nervioso. — ¿De dónde la sacarte entonces? — lo cuestionó la mujer. — Yo se la di — dijo Nigel, sin apartar la vista de lo que hacía. — ¿Tú se la diste? ¿Por qué? — preguntó Sylia, extrañada. — Cosas de hombres. Sylia y Priss se miraron entre si extrañadas, sin comprender lo que acababan de escuchar. Por su parte, Mackie y Nigel compartían una sonrisa cómplice mientras ponían a punto la armadura. Luego de un rato, Lina apareció en el cuartel general de las Knight Sabers y también se llevó una gran sorpresa al ver el cambio de Mackie, pero a diferencia de Priss, esta lo felicitó por el cambio que lo hacía verse más apuesto y maduro. No pasó mucho para que Lina comenzara a molestar al chico pidiéndole una cita. Fue en ese momento que apareció Nene y casi le da un ataque al ver a Mackie, siendo acosado por una entusiasmada Lina Yamazaki, que parecía haber hecho su razón de vida, conseguir una cita del cada vez más nervioso hermano de Sylia. A un lado, Piss y Sylia estaban bastante divertidas con el apuro en que Lina estaba metiendo al nervioso Mackie, ya que la mujer se le estaba apegando más de lo aconsejable. El ver como Lina coqueteaba con Mackie no le hizo ninguna gracia a Nene. Sabía que su amiga solo estaba bromeando, pero aun así, se estaba metiendo con su hombre y eso no lo podía tolerar. — Por lo que veo te has convertido en todo un conquistador, Mackie. Te felicito — dijo Nene, con una voz un tanto venenosa. Mackie abrió los ojos como platos cuando escuchó la voz de Nene, y se soltó de Lina como si esta lo estuviera quemando. — Te-te te equivocas. Lina solo estaba bromeando. ¿Verdad Lina? — preguntó un apurado Mackie a la mujer que segundos antes estaba en una actitud demasiado familiar con él. — ¿Eh? Sí, claro… solo bromeaba — respondió Lina, sin entender el nerviosismo del chico. Nene los miró a ambos con el ceño fruncido y fue recién en ese momento que la rubia policía se percató del cambio de Mackie. Fue algo realmente sorprendente para ella ver la diferencia que hacía un cambio de ropa y un corte de cabello. Mackie se veía mucho más adulto con ese estilo de ropa, además, tenía que reconocer que el color negro le sentaba de maravilla. — Mackie, ¿qué te pasó? — preguntó finalmente Nene, mirando de arriba abajo a su joven amante. — Nada, solo un pequeño cambio de imagen — respondió el aludido, un tanto sonrojado. — Oye semental, deja de seducir a las chicas y ve a mi taller por un repuesto para esta armadura — dijo Nigel, un tanto harto de todo eso. — ¡Oye! Yo no soy ningún semental — respondió Mackie molesto, hasta que cayó en cuenta del significado de sus palabras — No, espera. Quiero decir, ¡¡Sí lo soy!! No, este, espera, quiero decir que lo sería si yo... eeeh... bueno... yo... Todos estallaron en carcajadas al ver a un sonrojado y encasquillado Mackie tratando de explicarse. Como estaban todos tan divertidos riendo a expensas del cada vez más sonrojado chico, no vieron como cierta rubia policía también se había puesto roja como señal de tráfico, al escuchar el comentario de Nigel, que había dado justo en el clavo; sea dicho de paso. Ese solo pensamiento hizo que Nene se sonrojara un poco más. Finalmente, Sylia se acercó hasta donde estaba su totalmente avergonzado hermano menor y le dio unas cuantas palmaditas en la espalda, como diciéndole: “No pasa nada hermanito”. Por su parte Mackie no tuvo más remedio que resignarse y emprendió rumbo al taller de Nigel por el famoso repuesto para la armadura de Lina.***
Eran pasadas las 10:00 de la noche, cuando una motocicleta roja recorría las ya poco transitadas calles de la ciudad con una joven pareja sobre ella. Luego de dar un par de vueltas, la motocicleta finalmente se detiene en frente de un edificio de apartamentos. — Gracias por traerme, Mackie — dijo una contenta Nene, antes de bajarse de la motocicleta, para luego quitarse el casco que su joven pareja y amante, había comprado para ella esa misma mañana. — No tienes que agradecer. Fue un placer — respondió el chico, quitándose luego su propio casco. — Pero cuéntame. ¿Cómo fue que te decidiste a cambiar tu guardarropa? — preguntó Nene, con genuino interés. — Bien, Nigel dijo que mi ropa no combinaba con la motocicleta — respondió él. — ¿Qué? ¿Solo por eso? — preguntó Nene, incrédula. — Bueno, también lo hice porque mi aspecto era demasiado infantil y pensé que ya era el momento de un cambio. ¿No te gustó? — preguntó el chico, expectante. Nene no pudo dejar de estudiar a Mackie con la mirada ante su pregunta. Cabello ligeramente más corto y rebelde, zapatos negros, pantalones de mezclilla negros, camisa negra, una hermosa chaqueta de cuero y una motocicleta roja. Este Mackie Stingray no tenía nada que ver con el chico que llevaba un cintillo en la cabeza, ropa deportiva un par de tallas más grande, y una inseparable bicicleta. La rubia policía esbozó una sonrisa seductora y se acercó a su joven amante para plantarle un profundo beso que casi lo deja sin aliento, para luego separarse con un sonido húmedo. — Me encanta el cambió — respondió la policía con una sonrisa traviesa. — Me alegra escuchar eso. Fue Mackie el que ahora tomó la iniciativa y le plantó a Nene un profundo beso, que ahora sí, la dejó sin aliento. Al separase, ambos rieron divertidos mirándose a los ojos. Nene tomó a Mackie de la chaqueta y lo tiró fuera de la motocicleta. — Mejor subamos a mi departamento, ahí estaremos más cómodos — dijo Nene, traviesa. Como era de esperar, Mackie no se hizo de rogar y subió las escaleras del porche del edificio detrás de Nene. Cuando la mujer estaba por abrir la puerta, se detuvo y miró a Mackie seriamente. — Mackie. ¿Qué va a pasar con Sylia? Cuando salimos, dijiste que venías a dejarme a casa y luego te regresarías al cuartel de las Knight Sabers — apuntó la rubia. Por respuesta, Mackie esbozó una sonrisa abrió la puerta y en un rápido movimiento cargó en brazos a una sorprendida Nene. — Antes de que Nigel se fuera, le pedí que llamará a Sylia a eso de las 11:30 de la noche y le diga que pasaré la noche en su taller — dijo Mackie ya dentro del edificio, acercándose al ascensor para que Nene pulsara el botón, momento en que las puertas se abrieron e ingresó. Nene marcó la planta donde estaba su departamento y miró seriamente al joven que la cargaba en brazos. — Nigel debe haber preguntado por qué le pediste mentirle a Sylia. ¿Qué le dijiste? ¿No le habrás dicho que...? — Solo le dije que tenía algo que hacer — respondió Mackie, saliendo del ascensor cuando este se detuvo abrieron las puertas, para luego adentrarse en el corredor hasta llegar frente a la puerta del departamento de Nene. — ¿Solo eso? — preguntó la rubia, incrédula, sacando las llaves para abrir la puerta. — Solo eso. No te preocupes, ya sabes que Nigel es hombre de pocas palabras. Nene miró extrañada a Mackie por la respuesta, mientras que este solo sonrió de regreso. La rubia policía dio un suspiro rodando los ojos y abrió la puerta del departamento. El joven Stingray ingresó de inmediato al departamento con Nene aun en sus brazos y cerró la puerta con un pié. Miró a los ojos de la hermosa mujer que cargaba y pudo ver que ya no había molestia en ellos, por el contrario, pudo ver el mismo deseo y anhelo que él sentía él en ese momento. Mackie tragó sonoramente al percatarse que ahora cargaba en sus brazos a la “Ardiente Nene” de la noche pasada. Fue en ese momento que el joven hermano de Sylia, supo que no iba a dormir esa noche… y lo iba a disfrutar.¿FIN?
***
—¿Sylia? — Dime, Nigel — respondió la mujer, estrechando el abrazo en que tenía atrapado al hombre. — Mackie me pidió que te dijera que esta noche se quedará aquí en el taller. Sylia soltó el abrazo sobre el hombre y se sentó en la cama mirándolo extrañada. Cuando ella llegó al taller, Nigel estaba solo y desde entonces no había sentido llegar a nadie. — ¿De qué estás hablando? Solo estamos nosotros aquí — lo cuestionó Sylia, con ojos estrechos. — Mackie me pidió como favor que te dijera eso como a esta hora — respondió el hombre con una sonrisa, le dio otra calada a su inseparable cigarrillo y colocó un brazo tras la cabeza. Sylia miró a Nigel con el ceño fruncido por unos segundos, hasta que sus ojos se abrieron como platos cuando su mente hizo la conexión correcta. — Ya entiendo. Mackie te pidió que me dijeras eso, para que yo pensara que dormía aquí y no en casa de Nene. ¿Verdad? — preguntó ella en forma acusadora. Por respuesta, Nigel amplió un poco más su sonrisa. — ¿Por qué me dijiste eso? Al hacerlo lo delataste — lo cuestionó Sylia. — Yo siempre cumplo mis promesas, Sylia. No es mi culpa que en vez de estar en tu casa, hayas vendido a hacerme una visita de cortesía. ¿Cómo lo supiste? — preguntó el hombre. — Lo sospechaba, pero esta tarde al ver la reacción de Nene cuando Lina bromeaba con Mackie, lo confirmé — respondió la mujer acurrucándose nuevamente junto al hombre en la cama — Hacen una linda pareja, aunque no sé si sea buena idea dejar que ellos... — Mackie ya no es un niño — apuntó Nigel, cortando la diatriba de Sylia. — Si, me imagino que para esta hora, Nene ya se habrá encargado de eso. — En realidad lo hizo anoche — comentó Nigel con una sonrisa. — ¿¿ANOCHE?? Nigel, anoche me dijiste Mackie que se había quedado a dormir aquí — dijo Sylia, con una mirada estrecha. — Ups — dijo el hombre, ampliando un poco más su sonrisa. — Me mentiste Nigel. Estás consciente de que eso merece un castigo. ¿Verdad? — preguntó Sylia con voz seductora. — ¿Tienes algo en mente? — preguntó él, levantando una ceja. — Se me ocurren algunas ideas — respondió Sylia, quitándole el cigarrillo al hombre para luego besarlo apasionadamente.¿¿FIN??
***
Había sido un largo día de trabajo para los oficiales León McNichol y Daley Wong de la POLICIA-AD. Como su trabajo consistía en perseguir Boomers fuera de control y este día en particular ninguno se había descontrolado, había sido un día interminablemente aburrido. ¿Qué hacer para sacudirse el aburrimiento? Nada mejor que un par de copas en el “Kuroneko”, un conocido bar donde los policías solían juntarse después del trabajo, para compartir y emborracharse. Precisamente de este lugar venía el par de policías, cuando Daley vio algo que llamó su atención y paró el automóvil. — ¿Qué pasa Daley? Aún falta para llegar a mi casa — comentó un medio dormido León. — Mira ahí al frente, León. ¿No te parece conocida esa motocicleta? La pregunta de su compañero despertó a León y miró en la dirección que le estaban señalando. Reconoció de inmediato la motocicleta, era inconfundible, definitivamente un modelo hecho a pedido. La misma motocicleta en la que Nene había llegado temprano esa la mañana a los cuarteles de la POLICIA-AD. — Es la motocicleta del sujeto que llevó a Nene esta mañana — apuntó León, ya totalmente despierto en ese momento. — Efectivamente, pero... ¿por casualidad no sabes quién vive en ese edificio? León estrechó los ojos ante la pregunta de su compañero y estudió con más detenidamente el edificio por unos segundos, hasta que finalmente comprendió lo que Daley le quería decir. — ¡¡Es el edificio donde vive Nene!! — dijo León, sorprendido. — Parece que la cosa con ese sujeto va en serio. — Me pregunto quién será el afortunado — comentó para sí León, hasta que estrechó los ojos y le habló a su compañero — Oye Daley. — Dime León. — ¿Crees que Nene hablaba en serio con eso de decirle a Priss que yo soy homosexual y que tú eres mi amante, si intentamos averiguar quién es el sujeto de la motocicleta? — Conociendo a Nene, sería capaz de trucar una fotografía y enviarla por correo electrónico a todos en Japón — respondió Daley. Se produjo un tenso silencio, mientras que a Daley y León les recorrió un escalofrío por la espalda, de solo imaginar lo que sería capaz de hacer Nene si metían la nariz en sus asuntos. — En realidad no hay para qué investigarlo. Lo sabremos tarde o temprano — comentó León. — Si, tienes razón — respondió Daley, poniendo en marcha el automóvil. — ¿León? — preguntó Daley. — ¿Si? — Te gusta Priss. ¿Verdad? — ¡Cállate! FIN...de verdad _____________________________________________________________ Notas del Autor:Por fin acabé con esta Fic, que salió de la nada y que es la continuación de “LA DECISIÓN DE MACKIE”. Podría decirse que es como una especie de epílogo extendido, que resultó siendo más largo que la historia original. Espero sea de su agrado. Saludos y nos leemos.