ID de la obra: 1133

18 sitios para esconder un cadáver

Gen
PG-13
Finalizada
1
Tamaño:
8 páginas, 2.905 palabras, 9 capítulos
Descripción:
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Hogwarts a juicio

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Los criminólogos del ministerio, la forense y el juez se reunieron a deliberar. En un hecho extraordinario, el juicio se llevó a cabo en Hogwarts mismo. Los alumnos de alguna manera estaban al tanto, y parecían conspirar junto con los profesores. En la mañana, el gran Comedor casi fue sepultado por lechuzas de padres angustiados, fanáticas de Lockhart enloquecidas, howlers, y paquetes. -Veamos. Sabemos que Gilderoy estaba muerto cuando entró al despacho de Albus, y lleno de formol. Además tenía tantas capas de hechizos anti-putrefacción encima que ni siquiera es posible saber desde cuando esta muerto El auror a cargo extendió una serie de carpetas sobre la mesa, y de su bolsillo extrajo una serie de tarjetas con fechas y hechos tentativos. -Sin embargo, escapó de la recámara de las señoritas en la casa Ravenclaw sin problemas en la tarde. Tiene que haber muerto esa misma noche. -Pero el semigigante confeso que lo había matado al salir volando su hacha en la mañana de un día anterior El auror puso sus tarjetas sobre la mesa y reacomodó lo de Hagrid. -Y no olvidemos a los prefectos histéricos que dicen haberlo visto ahogado en las tinas después de salir ese tal profesor Snape la tarde de lo de Ravenclaw. Otro de los del ministerio negó con la cabeza. -No podemos sacar nada en claro con los prefectos porque estaban demasiado alterados. Además Snape no pudo habérsele acercado esa noche. Dijo haber estado en Slytherin hablando con Lucius Malfoy. El hijo de Lucius y otros Slytherines juran haberlo visto en la noche cuidando la sala común. La prefecta no lo notó cuando entró al baño y hay testigos de que el profesor fue a su despacho segundos después. Un auror detrás del de las tarjetas se aclaró la garganta. -¿Y la entrenadora que lo encerró en su armario? Concuerda con lo que dice el conserje respecto al armario trabado -Ese conserje sabe más de lo que dice. Otro profesor asegura que le comentó algo de un armario dentro pero no sabe cuando ocurrió, así que no tengo tarjeta para esa línea. El forense miró las tarjetas y trató de reacomodarlas con los resultados de la autopsia, o lo que se pudo hacer en la carne quemada y saturada de hechizos anti-putrefacción y formol. Nada cuadraba. Para empezar, nadie en su sano juicio escondería un cadáver en una escuela. Para eso los grupos criminales habían inventado muchos y muy buenos hechizos come-carne. -¿Los elfos han visto algo? -Solo gente preocupada por costales de papas. El auror de las tarjetas se preguntó si era un buen momento para volver a fumar. Moría por un cigarrillo. Los otros se sentaron pesadamente y comenzaron a servirse café. Para ser una escuela de enseñanza intermedia, en Hogwarts todos peleaban demasiado el café. -¿Sabemos algo del formol en los baños de los Gryffindor? -A decir de sus compañeros, los muchachos Weasley siempre están preparando cosas en el baño. Snape también los relacionó con Gilderoy pero fueron vistos dormidos en sus camas después de lo de Ravenclaw. La niña Weasley habló con la niña Lovegood afuera y fue vista por el chico Longbottom escribiendo en su diario esa noche. -El chico Longbottom también dijo que vio a Gilderoy en la enfermería pero no estaba seguro cual día. ¿Qué dijo la enfermera al respecto? -La profesora de Herbología y ella estuvieron juntas esa noche, pero no me convence su explicación... creo que están cubriendo algo, nadie dura toda la noche ordenando la enfermería. La enfermera tenía marcas en las muñecas esta mañana, creo que la esta forzando a cubrirla. El juez y los demás criminólogos le dirigieron una horrible mirada a la forense que hablaba. Parecía ser la única que no captaba lo que ocurría entre las dos docentes. No era problema del Ministerio, al fin de cuentas eran dos adultas en condiciones de dar su consentimiento, pero la comunidad de Hogwarts era mayormente conservadora. Eso podía ponerlas en la mira con las fotografías que un tal Colin tomó del profesor, pero no fueron vistas saliendo de la enfermería en toda la noche. Sentían estar caminando en círculos o por lo menos en espirales. Todos los profesores bebieron Veritaserum antes del interrogatorio, excepto la enfermera pero ese punto ya estaba cubierto. Se podía engañar al Veritaserum, pero ¿tantos a la vez? ¿y tan perfectamente coordinados?. Podría pensarse que Dumbledore afectó las memorias de todos para cubrirlo, si los restos carbonizados no dijeran claramente que el profesor tenía demasiado formol para estar vivo. Casi tan impregnado como el mismo Dumbledore estaba de jarabe para el resfriado. ..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..:: Como suele ocurrir en Hogwarts, donde todos se enteran pero nada se sabe, circulaban por biblioteca, pasillos y escaleras toda clase de rumores. Es más, algunos alumnos se habían hecho pines con letreros tales como “¿Quién (no) mató a Gilderoy Lockhart?” y “Tengo coartada: dormí con tu hermana”. A Hermione le hacía muy poca gracia que otras personas jugaran con el asunto, Harry todavía lo reflexionaba. Ron, por su parte, le compró a Lee Jordan un pin que tenía el dibujo de un Lockhart danzante, ardiendo en llamas. Decía que combinaba con el uniforme de los Canons. Al final compró otro para regalárselo a Hermione. Ella torció los ojos y le dio un beso en la mejilla. Ron pensó por un momento en la palmada que le dio Hermione en la cabeza. Sentía en el estómago algo que no entendía. Como cuando comes waffles pero solo deseas más y más jarabe de maple, no el waffle en sí. El desastre era tal que se suspendieron clases. Los slytherines aprovecharon el asueto para embriagarse, con alcohol sacado de nadie sabía donde. Muchos Gryffindor quisieran haber ido a hacerles compañía, pero la profesora McGonagall los tenía acuartelados y vigilaba ella misma la salida de la casa. Cuando Percy, el único prefecto de Gryffindor que andaba afuera, llegó con la noticia de que se tenía un veredicto, los alumnos en tropel bajaron al gran comedor. Ahí ya esperaban alumnos de las otras casas y profesores. El juez, sentado en la mesa que regularmente correspondía a los profesores, bebió un vaso de agua y suspiró profundamente antes de hablar. -Jóvenes alumnos, profesores, personal auxiliar, fantasmas presentes y director Dumbledore. Hemos pesado la numerosa evidencia. Las múltiples confesiones, las pistas que no llevan a nada a pesar del uso del veritaserum y las circunstancias alrededor de la muerte del profesor Gilderoy nos han obligado a llegar al veredicto... de que toda la escuela lo mató. Pero como no se puede llevar a Hogwarts completo a Azkabán, hemos decidido que el crimen será expiado aquí mismo, con una multa de 150,000 galeones y servicio a la comunidad. Es todo. La escuela completa rompió en aplausos. Los profesores se abrazaron entre ellos (Hooch le estaba echando unas miradas horribles a Pomfrey pero nadie más lo notó), Hagrid levantó a Sprout en los brazos en medio de la emoción. Harry se sorprendió de ver hasta a los Slytherines abrazándose y a Snape aplaudiendo (“Probablemente están ebrios”, explicó Hermione). Del dinero nadie se preocupaba: Una compañía de cine fundada por squibs le pagó poco más de medio millón de galeones a Hogwarts a cambio de los derechos para que la Warner filmara ahí mismo un documental en el verano, o algo así, y además tenían el 1% de las regalías de toda la mercadotecnia. Hogwarts, por tanto, era lo bastante rico para matar a cuantos Gilderoy se pusieran en el camino si la multa solo ascendía a 150,000 galeones. Esa tarde, el trío, Ginny y los gemelos se reunieron a festejar doblemente en el lago. Bebieron cerveza de mantequilla (a falta de otra cosa, los Slytherines no soltaban prenda) y jugaron al snap explosivo hasta tarde. Harry se tomó un rato para ir a ver el nuevo criadero de gurgulombrices de Hagrid, y comprobó con alegría que ya había reparado los estragos de los pixies en sus herramientas. Hasta estaba planeando agregar gelagusanos. Terminaron el día con una tanda de bengalas del doctor Filibuster. Era delicioso que la vida volviera a su ingenua simplicidad habitual. -¿Alguien ha visto a Hermione? -preguntó Ron. -No la he visto desde la penúltima tanda de snap. Dijo que se le había acabado el dinero e iba por sickles al dormitorio -dijo Harry distraído, ayudando a Ginny con la cuesta. La manera extraña en que las cosas se desarrollaron los últimos días le venía a la cabeza, pero la verdad, si no volvía a saber nada de esconder muertos el resto de su vida lo agradecería mucho. Aunque no creía que nadie fuera a desenterrar el asunto jamás.   ..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..:: EPÍLOGO La profesora McGonagall asentía a cada frase que su mejor estudiante le soltaba. La señorita Granger confesó estar muy alterada por el asunto y le agradeció infinitamente escucharla. El tipo de cosas como andar moviendo muertos por toda la escuela era demasiado para una adulta como ella, no se diga para una niña de doce años. -Entonces... ¿entonces no le dirá nada a nadie? -dijo Hermione, ahogando un sollozo-. ¡Tenía que ayudarlos! -No te preocupes, Hermione. Hicieron lo que hasta yo haría –dijo la profesora, poniendo la mano en el hombro de Hermione-. Tienes mi palabra de que nada de esto saldrá de la habitación. Agradezco que tengas la confianza para hablarlo justamente conmigo. Luego de unos minutos de silencio, la señorita Granger salió del despacho de su profesora de transformaciones, sintiendo que se había quitado un peso de encima. Minerva McGonagall, por su parte, se quedó reflexionando el asunto. Minerva no había tenido planes de matar a Gilderoy Lockhart. Cierto, estaba muy enojada por la tarea que les encargó a los Gryffindor, pero la discusión se salió completamente de control, y de un minuto a otro Minerva se encontró a sí misma lanzando un Avada. Tras el pánico por deshacerse del cadáver, decidió dejarlo en el despacho del profesor. ¿Quién hubiera dicho que si llevaba el cadáver de Gilderoy Lockhart a su despacho, Harry y compañía terminarían cargando con él, con la culpa y con las sospechas? McGonagall se sacudió el vestido. Tiró en el lavabo el resto del frasco de belladona con el que había adulterado el jarabe para la tos y fue a buscar a Dumbledore a su habitación. Le diría que preparó otro jarabe, algo más suave. Ya no lo necesitaba fuera de combate. Ser la subdirectora y que todos te consideren de confianza, tiene sus ventajas.   ..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::
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