ID de la obra: 1260

Jaekyung y Dan: ¡Hazme algo! (Jinx)

Slash
PG-13
En progreso
0
Tamaño:
planificada Midi, escritos 164 páginas, 57.286 palabras, 17 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

XVII

Ajustes de texto
CAPÍTULO 17: DECISIONES IMPORTANTES «Lo admito, tengo miedo. Miedo de que mis desciones te alejen de mí. Pero más miedo tengo, de que te pierdas a ti mismo por mí». La cuenta regresiva comenzó cuando el sol iluminó la habitación, trayendonos consigo la esperanza de un nuevo día. A partir de ahora, solo quedarían seis días para que Kim Dan se internara de manera voluntaria en el área de psiquiatría de la clínica. Siendo honesto, él no parecía muy dispuesto a querer hablar al respecto durante el desayuno, pero tampoco se veía como alguien que estuviera pensando en desistir de su decisión. Supongo que todavía le estaba costando asimilar su situación, ya que era díficil no pensar que hacerlo, era admitir abiertamente que sus problemas mentales estaban ganando la partida.  Por lo mismo, pensé que sería de gran apoyo para Dan, contar con la ayuda de su psiquiatra para comenzar desde hoy con el proceso de su internación. Después de todo, él fue quien le indicó que la internación voluntaria era una medida recomendada para pacientes que estaban enfrentándose a problemas como los suyos. Por lo tanto, creía conveniente que nos reunieramos con él lo antes posible, para que nos informáramos sobre el procedimiento con anticipación, para así tenerlo todo listo cuando llegara el momento. Lamentablemente, Dan no estaba muy de acuerdo, ya que pensaba que todavía teníamos tiempo. A pesar de su negativa, decidí seguir adelante con la reunión. Él necesitaba contar con todo el apoyo posible para que no pensara en retractarse de su decisión, y de eso me aseguraría a como de lugar. Así, mientras almorzábamos juntos en mi habitación, le pedí a Yoongu que me ayudara a agendar una cita con el psiquiatra para la tarde. Por supuesto, Kim Dan se enfadó conmigo por no preguntarle. Sin embargo, entendió que lo había hecho con buenas intenciones. Lo que no impidió que quisiera vengarse, ya que decidió ingresar solo a la consulta. Luego de estar hablando una hora en privado, se me permitió ingresar y hablar con ambos. —¿Cómo se encuentra, Señor Joo? —Mejor que ayer. —Así veo —señaló el asiento junto a Dan—. ¿Pudo dormir algo? —Sí, pude. Me senté, esperando a que me dijeran por qué estaba ahí. —Tengo entendido que usted lo convenció de internarse. —Tomó la decisión por sí mismo. —Con su apoyo —insistió—. Por lo mismo, pensamos que sería idóneo que usted quedara como su contacto de emergencia... —No veo problema. —También como mi tutor —agregó Kim Dan. —Espera, eso significa... —Si sucede algo... si me quiero ir, pero no estoy en condiciones... si las cosas salen mal... yo... —Tranquilo, estoy escuchando. —Te estoy dando el poder de tomar las decisiones correctas por mí. Kim Dan no podía ni mirarme a la cara, ya que sus manos temblaban. —¿Estás seguro de darme esa responsabilidad? —Sí, lo estoy. —Pero tú... —tomé su mano, que seguía temblorosa—. Después de todo lo que te hice, ¿cómo puedes confiar en mí para algo así? —¿Qué quieres decir con eso? —Estás poniendo tu vida, tu libertad en mis manos... ¡Estás apostando todo por una basura como yo! —¡No digas eso! —Pero es la verdad... yo... tú sabes muy bien todo el daño que te hice. No puedo hacerme responsable por algo que yo mismo provoqué... —Jaekyung, ya hablamos de esto anoche... Lo nuestro no va a funcionar a menos que intentes perdonarte. —Es que no puedo, no puedo... Cada vez que lo recuerdo, me odio a mí mismo. ¡Te hice cosas horribles! ¡Terribles! —Lo sé. Créeme, lo sé —apretó mi mano con fuerza—. Aun así, estoy aquí, ¿no lo ves? El sonido de la lapicera en el cuaderno del psiquiatra me recordó que teníamos compañía. Él no tenía ninguna expresión en particular, pero sí parecía interesado en nuestra discusión. El problema es que no sabía si estaba analizando a Kim Dan, a mí o a los dos. Por lo mismo, decidí incluirlo en la conversación. —¿Usted está de acuerdo con esto? —No puedo emitir juicios al respecto. —¿Por qué no? —Es parte de su proceso de recuperación. —¿Y eso qué mierda significa? —Significa que el Señor Kim quiere confiar en usted. —Pero yo... —Incluso si lo lastimó en el pasado, él quiere dar este salto de fe... Y se lo vamos a permitir por su bien. —Es que no lo merezco... si usted supiera... yo... ni siquiera debería estar cerca de él. —Jaekyung, nuestro pasado también me atormenta —intervino Kim Dan. —Lo siento, yo... —Pero es una carga que quiero poder dejar atrás. —Lo sé, perdón. —Lo que sucedió nos está dañando a ambos, Jaekyung. Pero mientras tú te aferras, yo quiero poder olvidar... —Entiendo. —Si te estoy declarando mi tutor, es porque no tengo a nadie más en quien confiar. Dijiste que cuidarías a mi abuela; tendrás que cuidar de mí también. —¿Y si me equivoco? ¿Y si te vuelvo a lastimar? —¿Lo harás? —negué, con lágrimas acumulándose en mis ojos—. Yo también pienso que no lo harás. —Bien... ¿Hay algo más? —Ya le entregué al señor Kim una carpeta con los formularios y declaraciones necesarias para proceder con la internación voluntaria. —¿Estará internado aquí? —No, estará en un centro más privado y retirado a las afueras de Seúl. —Será como volver al pueblo donde me encontraste... aunque más lujoso, por supuesto. —En efecto, el Señor Kim contará con todas las comodidades. Disponemos de una infraestructura innovadora, con distintos ambientes y experiencias para ayudar en la rehabilitación. —También está rodeado de grandes áreas verdes y un lago por donde podré dar caminatas. —Exacto —anotó algo más en su libreta—. Ese es un espacio ideal para recibir visitas. —¿Puedo visitarlo? —Sí. —Pensé que no podría... Imaginé que no lo volvería a ver hasta que le dieran el alta. —En su caso, al ser una internación voluntaria, puede disponer libremente de los horarios de visita, a menos que se declare como algo perjudicial para la recuperación del paciente. —Comprendo. —Ya le señalé que esperaría a que estuvieras mejor para irme. También que quería intentarlo al menos por un mes. —Bien. —Por cierto, ¿qué pasará con Jaekyung en ese tiempo? —Como ya le he mencionado al Señor Joo, nuestro silencio sobre lo sucedido está estrictamente condicionado a su disposición a recibir terapia. —Ya veo. —Así que, mientras asista a todas sus sesiones, no habrá problema. —De acuerdo —eché un vistazo a Dan—. ¿Tendré que tomarla aquí? —En su caso, suponiendo que será una visita frecuente, recomendé que tomara sus sesiones de psicología, psiquiatría y terapia ocupacional en el recinto. —¿De verdad? —Así es. No queremos que priorice la recuperación del señor Kim por sobre la suya. Luego de haber acordado que recibiría mi terapia en el mismo recinto, y que mis visitas estarían limitadas a tres veces por semana, debiendo coincidir obligatoriamente con las citas con el psicólogo, el psiquiatra y el terapeuta, me mostró los mismos folletos que a Kim Dan. Como era de suponerse de una clínica privada de lujo, parecía más bien un hotel vacacional que un centro psiquiátrico. Me pareció un buen lugar para recuperarnos: apartado y con todos los requerimientos para ser bien cuidados. El dinero era un detalle insignificante, considerando que estaba pagando por todo lo que hice mal. Después de confirmar los requerimientos y firmar los papeles, decidimos contarles a los demás nuestros planes para la recuperación ambos. Todos apoyaron el internamiento de Dan, prometiéndole que lo visitarían tanto como fuera posible. Por mi parte, papá sugirió que aprovechara el tiempo que estaría sin tratamiento fisioterapéutico para darle un descanso a mi cuerpo. Después de todo, no me había tomado ni un día libre después de la operación para recuperarme como correspondía. Seguí entrenando y arruinando mi vida. Esta sería una buena oportunidad para poner todas las cosas en su lugar y, tal vez, comenzar de nuevo con otra perspectiva. Supongo que haber llegado tan lejos me hizo comprender que estaba equivocado al priorizar mi carrera por sobre todo lo demás. Si bien me dio un motivo para seguir luchando cuando la vida parecía no tener nada más que dolor que ofrecerme, esa no debía ser la única razón ni motivación para seguir viviendo. No: debían ser las personas que están ahí conmigo, las que significan algo para mí. Ser campeón, mantenerme invicto, nada de eso tendría importancia si no tuviese a quien me acompañase. Ahora podía comprender que tenía al entrenador Park, a mi papá; a Minji y Minha, mis pequeñas hermanas; al entrenador Yosep, un apoyo fundamental; a Yoongu, mi compañero más apreciado; a Heesung, el idiota que se acerca bastante a lo que sería un amigo; y a mi Danmi querido, mi amado Dan. Cierto, ahora mi prioridad tenía que ser cuidarme para estar bien y así poder seguir estando ahí para apoyar a Kim Dan en su proceso de recuperación también. Mi carrera quedaba en segundo plano ante esta necesidad de sanar y reparar. De hecho, ya ni siquiera me importaba la suspensión ni la posibilidad de retirarme. Después de todo, ya había alcanzado la gloria. Ahora era el momento de encontrar nuevas metas y alcanzar otros objetivos. Y todo eso lo quería hacer estando con Dan. Y quizás, no era el único que quería vivir por alguien. Mi nueva conciencia comenzó a hacerse notar cuando me percaté de la manera en que estaba mirando Heesung a Yoongu, quien hablaba con Kim Dan sobre estiramientos. Los tres se encontraban reunidos en mi habitación, pero el único que se mantenía totalmente en silencio era Heesung. A decir verdad, desde que recuperé la consciencia, él si apenas me ha dirigido la palabra. Aunque bueno, tampoco ha hablado más de lo necesario con los demás. Simplemente, él solía entrar de vez en cuando a mi habitación, acompañándome de manera silenciosa cuando los demás no se encontraban disponibles. Esto también debía ser difícil para él, y ni siquiera podía expresarlo. Yoongu, por su parte, se mantenía educado por el bien de Kim Dan, pero sabía que también se sentía lastimado por la falta de criterio de Heesung cuando estaba ebrio. Ahora que sabía que ambos me importaban, me sentía culpable por haber causado su separación. Quizás, yo podría... —Dan... —¿Necesitas algo? —No, estoy bien. Yo... creo que podrías ir esta noche a casa. —¿Estás seguro? —Sí. —¿Por qué quieres que lo haga? —Hoy tomaste una gran decisión; quiero que puedas descansar y dormir cómodo en una cama. —Jaekyung tiene razón —me apoyó Yoongu—. Llevas cinco días aquí; ni siquiera te has aseado como es debido. —Comprendo, pero yo... yo no puedo quedarme solo. —Yoongu puede quedarse a dormir contigo —sugerí, haciendo que ambos se miraran. —Pero tampoco puedes quedarte solo. —Yo me quedaré con él —intervino Heesung, con la voz seca y apagada—. Vayan a casa; yo acompañaré a Jaekyung. —¿Estás seguro? —Sí, Dan, no tengo nada urgente. —Bien. Creo que podríamos ir a comprarles algo antes de irnos. —Lo agradezco, pero no lo veo necesario. Será mejor que aprovechen el tiempo y coman algo afuera. —De acuerdo. —Bien, entonces nos vemos mañana, Jaekyung. —Cuida a Dan, Yoongu. —Por supuesto —observó a Heesung, con cierto resentimiento—. Buenas noches, señor Choi. —Nos vemos mañana, Jaekyung. Traten de descansar, ambos. Al quedarnos a solas, Heesung retomó su compañía silenciosa mientras navegaba por internet. Le di un tiempo para ver si se animaba a conversar conmigo, pero luego de veinte minutos, en absoluto silencio, comprendí que debía ser yo quien diera el primer paso. —No fue tu culpa. —¿Qué? —Lo que hice, no fue tu culpa. —Yo... —Sé que no me hablas, ni siquiera quieres mirarme, porque piensas que eres culpable de que haya tomado una decisión como esa. —Es que lo soy. —No, no lo eres. Sus ojos, que por fin se posaban en los míos, se cristalizaron anunciando las lágrimas que pronto caerían. Heesung había guardado todo lo que sentía por días y ahora su defensa se estaba desarmando. —Y sobre Yoongu... realmente lamento lo que pasó. —¿Qué quieres decir? —Si yo no hubiese hecho lo que hice, él todavía estaría contigo. No existirían motivos para que no estuvieran juntos. —No, eso me lo merecía. —No es así. —Te lo prometo, me lo merecía —¿Por qué piensas de esa manera? —Porque al principio pensé en utilizarlo y luego tirarlo. Supongo que estoy pagando por haberlo subestimado. —Bueno, no soy quién para juzgarte. —Lo peor de todo es que las cosas estallaron justo cuando pensé en formalizar nuestra relación. —Lo siento. —No lo hagas. Después de todo, yo no lo merezco. —¿Cómo puedes estar seguro? —Él es demasiado bueno para alguien como yo. Mira lo que le he hecho: siempre ha sido educado y amable, y ahora es insolente y contestador. —Es porque está herido —lo defendí—. Para bien o para mal, tú eres su primera experiencia. Por supuesto que le va a doler que hayas dudado así de él. Heesung no pudo decir nada ante mis palabras, las lágrimas volvían a resbalar por su rostro, pero esta vez sin control alguno. Él parecía destrozado, devastado, como si estuviera enfrentándose a la pérdida del amor de su vida. Podría parecer exagerado, incluso falso, pero había algo en su forma de llorar que me conmovía. Fue entonces cuando comprendí que, quizás, Yoongu sí era el amor de su vida. Después de todo, Heesung, al igual que yo, había pasado su vida yendo de un tipo a otro sin ningún remordimiento. Nunca le había dado su atención a uno más que otro, y nunca le dio una segunda oportunidad a ninguno de ellos. Pero ahora, ahí estaba Heesung, envuelto en un mar de lágrimas, por un niño que ni siquiera era su tipo. Yoongu había calado en lo más hondo de su ser, por lo que el hecho de perderlo era completamente desconsolador para él. Y lo entendía. Demonios, sabía cómo se sentía. Así mismo me sentí cuando pensé que Kim Dan podría no ser parte de mi vida, cuando creí que lo perdería. Luego de unos minutos, que parecieron eternos, Heesung logró calmarse un poco. No sabía cómo consolarlo, pero sí podía ayudarlo a arreglarlo. —¿Estás mejor? —Sí. Sus ojos enrojecidos decían lo contrario. —Lamento mucho haberte puesto en esta situación. —Ya te dije que esto también es mi culpa. —No sacaremos nada discutiendo sobre eso, Heesung. —¿Desde cuándo eres tan correcto? —Desde que comprendí que mis palabras pueden lastimar a las personas. —Tardaste demasiado —señaló, frustrado—. Al igual que yo. —Sabes, conozco a Yoongu desde hace tiempo... —¿Y qué con eso? —¿Es necesario que me respondas así? —Yo... perdona. —Lo que quiero decir es que, conociendo a Yoongu, él va a perdonarte. —¿Tú crees? —Sí, solo debes reconocer que te equivocaste. —Pero si eso ya lo he intentado... —Me refiero a que lo demuestres... Siempre te has esforzado demasiado en conquistar a los tipos con los que andabas, debes pensar en algo para reconquistarlo. —Yoongu es distinto... —Claro que es distinto —estuve de acuerdo—. ¿Pero él sabe que es distinto? Su expresión era muy transparente, se notaba que estaba recordando las veces que lo trató como a todos los demás. —Sé que no comenzaron de manera tradicional... También has admitido que cometiste el error de pensar en él como uno más, y te comportaste como si lo fuera. En consecuencia, él también debió pensarlo. —Tienes razón. —¿De verdad? —Sí. Cuando terminó conmigo, reconoció que nunca se imaginó la posibilidad de que yo pudiera corresponder a sus sentimientos. —Y, aun así, quiso estar contigo, ¿no? —Así es. Pensó que eso era más que suficiente para alguien como él, que pensaba dejarme en paz en cuanto ya no quisiera estar más con él. —Por lo que dices, puedo suponer que Yoongu no te creyó cuando le dijiste lo que querías, ¿no es así? —No —señaló, cabizbajo—. Pensó que lo decía para que no me abandonara ese día. —Vaya, tienes un largo camino que recorrer para recuperarlo. —Ni te imaginas. —De todas formas, no puedes rendirte con él. Nunca volverás a encontrar a alguien como Yoongu. —Lo sé. —Yo... también me he equivocado con ese niño. Debí darle una oportunidad de ser más cercanos, de entrenarlo y aconsejarlo... Pero nunca fui capaz de ser amable con él, y ahora es todo un adulto que ya no me tiene ni una pizca de respeto... —¿A qué quieres llegar con esto? —A que, con todo lo que ha pasado, puedo darme cuenta de varias cosas, y una de ellas es que Yoongu es una de esas personas que realmente vale la pena. —Y lo perdí. —Aún no es así —intenté motivarlo—. Al igual que yo, debes encontrar una manera de volver a su corazón. —¿Y cómo piensas hacerlo? —Voy a hacer las cosas como él quiera. Ya le ofrecí entrenar con él, también pagarle los estudios por ayudarme con Kim Dan, pero sé que no lo está haciendo por el dinero... Por eso dejaré de ser arrogante y le preguntaré qué quiere de mí cuando esté mejor... —¿Así recuperaste a Dan? —No, yo no lo recuperé —suspiré, contrariado—. Él no me permitió alejarme. Así que hice lo que él quería. También lo hice con mi papá, el entrenador Park. Por eso haré lo mismo con ese niño... —¿Solo así? Suena tan simple... —Créeme, no lo es. Sobre todo para personas tan orgullosas como nosotros; es realmente difícil hacer las cosas como quieren los demás. Pero no tenemos otra opción: es eso o perderlos para siempre. —Comprendo. —Aprovecha este tiempo que estaremos en tratamiento para acercarte a Yoongu. —¿Qué me sugieres? —Él querrá visitar a Dan en el centro, pero no siempre podré llevarlo conmigo por los horarios de entrenamiento. Ofrécele acompañarlo; en el camino podrán ir hablando. —¿Crees que querrá escucharme? —No tendrá mucha opción si quiere ir a visitarlo de manera constante. La cosa es que le dejes en claro que él es importante para ti. —De acuerdo. —No insinúes desde el principio que quieres volver. Debe saber que lo quieres lo suficiente como para respetar su decisión; eso lo decidirá el tiempo. —¿Desde cuándo te volviste experto en relaciones interpersonales? —Bueno, estuve a punto de perderlo todo —reconocí—. No quiero que tú te veas en la misma situación. —¿Por qué? —No lo sé... Supongo que es porque eres lo más cercano a un amigo que he llegado a tener. —Bueno... —titubeó un momento—. El sentimiento es mutuo. Hasta bien entrada la noche, nos quedamos hablando sobre nuestras relaciones, con la intención de encontrar algún consejo que pudiera ayudar al otro con su respectivo enamorado. También nos dedicamos a repasar nuestro tiempo juntos, intentando hallar entre nosotros una conexión más profunda a la cual aferrarnos, para así transformarnos en los amigos que siempre estuvimos destinados a ser.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)