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NOCHE DE BODAS
Capítulo 1: Declaración Podía sentir en mi rostro la caricia de los rayos del sol, el amanecer estaba llegando. Su suave respiración entibiaba la piel de mi hombro. Permanecía recostada sobre mi lado derecho y él me abrazaba por detrás, me protegía con su brazo alrededor de mi cintura. Su piel me transmitía calor y su corazón palpitaba al mismo tiempo que el mío. Su hermoso pelo negro me rodeaba también, a pesar de ser hombre, su cabellera tenía más brillo y elegancia que la mía, rasgo hermoso heredado de su madre. Los minutos pasaban, pronto regresaría a ser un medio demonio, faltaba poco para la transformación y yo agradezco su sinceridad de la noche anterior. Él había escogido específicamente esta fecha para unirse a mí, sus motivos me explicó y yo los acepté sin problema alguno. Lo amo y lo que me importa, es estar a su lado. En éste momento me doy cuenta de que fue lo correcto, porque me ha brindado una inmensa alegría y sé que él también percibe dicho sentimiento. Ahora somos marido y mujer, y a pesar de que aún estoy cansada por la consumación de nuestro amor, no puedo evitar sonreír como una tonta al recordar los recientes acontecimientos que me han hecho tan feliz.*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*
Han pasado dos meses desde el regreso de la sacerdotisa, la espera de tres años fue larga. Después del reencuentro y los abrazos con todos sus amigos, y sobre todo con el chico de orejas caninas que cambió su vida por completo, Kagome se encontraba nuevamente en la época feudal, adaptándose a ese estilo de vida, sencillo y pacífico. Al menos así era en aquella aldea, alejada de los conflictos bélicos de los humanos. Sólo tenían que preocuparse de vez en cuando por alguna criatura sobrenatural o demonio menor. Los días pasaban tranquilamente, Kagome recorría el sendero hacia la aldea de Kaede, había estado recogiendo algunas plantas medicinales para continuar su aprendizaje. El sol se veía radiante y todo a su alrededor le provocaba un grato sentimiento al saberse viviendo en esa época, con las personas que amaba, y la mejor prueba de ello, era su hermosa y sincera sonrisa. InuYasha la observaba desde lejos y con paso calmado se aproximó, saludando animadamente. La joven contestó el gesto con calidez, al tiempo que el muchacho se detenía frente a ella. Sin decir palabra alguna, él acercó su rostro a escasos centímetros de Kagome. Silencio. La mujer estaba por decir la primera palabra, pero se quedó muda al ver lo que hacía el medio demonio. Éste tomó su mano y, sin soltarla, comenzó a bajar despacio, su rodilla derecha se posó en el suelo y la izquierda solamente se flexionó. Ella sintió como su corazón dio un vuelco al identificar esa universal posición. La ceremoniosa coreografía fue interpretada tal y como se daría en la época actual, seguramente InuYasha lo había visto en alguna de sus visitas al presente. Sabía lo que significaba y de esa manera decidió declarársele a Kagome. De esa forma, le pidió convertirse en su esposa, con sus ojos dorados fijos en los de ella. Los ojos castaños se humedecieron de alegría cuando el joven depositó algo en la palma de su mano. Los labios de InuYasha se movieron, dijo una frase con la sinceridad de su corazón. Las palabras quedaron grabadas para siempre en la mente de Kagome. Ella cerró su mano, atesorando el regalo que le dio y después brincó de felicidad o, mejor dicho, se abalanzó sobre él, haciendo que ambos cayeran al suave pasto. InuYasha la abrazó tiernamente, su mano acarició el cabello negro y segundos después, sus labios se acercaron hasta fusionarse en un apasionado beso que sellaba la promesa de la felicidad venidera. . . Dos semanas antes de la boda. Cuando Sango se enteró de la noticia, no pudo evitar darle un fuerte abrazo a Kagome. Ambas reían como locas y se emocionaban como adolescentes, siendo que ya eran adultas y la exterminadora era madre de tres. —¡Es increíble Kagome, InuYasha por fin te pidió matrimonio!, ya se había tardado— dijo Sango con una sonrisa. —¡Sí, estoy muy emocionada, no sé qué decir!, soy tan feliz ahora que he vuelto y estoy con él— expresó Kagome con la emoción a flor de piel. —Tenemos que organizar tu boda, avisarles a todos— comentó la exterminadora, al tiempo que arrullaba a su bebé. —La verdad Sango, deseo que esto sea sólo entre nosotros, con la gente que conozco y los más allegados. InuYasha quiere casarse conmigo, pero no está adaptado a las costumbres humanas, a pesar de llevar viviendo estos años en la aldea— confesó Kagome. —Él me pidió matrimonio porque me ama y desea formalizar nuestra relación, sin embargo, no tolera lo ceremonioso que puede ser una boda— soltó una risita. —Sí, tienes razón, todo éste tiempo ha vivido con nosotros y se ha acostumbrado, pero no deja de lado su naturaleza de medio demonio, ni su típico carácter rebelde— afirmó Sango. —Dime Kagome, ¿Cómo deseas tu boda? — —Yo… aún no lo sé, esto es inesperado— respondió con duda la sacerdotisa. —Pero, creo que lo más adecuado, será realizarla de la forma en que se hace en esta época, necesitaré toda tu ayuda, Sango— indicó. —Cuenta conmigo, será una gran boda— contestó su amiga. —Oye Kagome, ¿Puedo hacerte una pregunta íntima? — cuestionó de pronto. —¿Una pregunta íntima?, claro que sí, con toda confianza Sango, sabes que te considero como a una hermana— confirmó Kagome con una sonrisa. —Me imagino que has mantenido intacta tu virtud para entregársela al hombre que amas, sin embargo, InuYasha es mitad demonio… ¿Cómo te sientes respecto a eso?, ¿Estás lista para unirte en matrimonio con él y consumar su amor en la noche de bodas? — cuestionó con serenidad la exterminadora. Kagome se quedó sin palabras y un color rojizo invadió sus mejillas. Con un poco de risa nerviosa, trató de contestar. —Sango… también voy a necesitar tu consejo respecto… a esos detalles— reconoció nerviosa, sin dejar de sonrojarse. —Yo… entiendo de lo que hablas, en mi época recibimos educación respecto a esos temas y también tuve las recomendaciones de mi madre, pero… incluso así, cuando llegue el momento, sé que estaré nerviosa— finalizó. La joven madre sonrió con picardía y le guiñó un ojo en gesto de compañerismo. —No te preocupes Kagome, como te dije, cuentas conmigo— sonrió. Ambas habían sido cómplices desde que inició su amistad y ahora lo seguirían siendo todavía más. Para eso estaban las amigas, ¿O no?***
Continuará… Bien, como dije al principio, esta historia es por una sugerencia de Kitty, en lo que me regresa la inspiración para continuar con los otros dos fanfics que tengo en marcha. Tendrá lemon de mi estilo, sólo que trataré de que sea más romántico y no tan lascivo. No será muy larga la historia, tal vez un par de capítulos más. Espero sus comentarios y muchas gracias por su tiempo de lectura.