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Misato fue sacada de sus recuerdos por la risa de una pareja que estaba sentada a unas mesas de distancia de ella, lo que la trajo bruscamente de regreso a la realidad. La joven pareja reía alegremente con alguna broma que solo ellos entendían. La morena respiró cansadamente, se quitó las gafas de sol y se masajeó los ojos, para luego pasear la vista por el lugar. Estaba sentada en una esquina de la terraza del quinto piso de un local en un céntrico centro comercial, que tenía una hermosa vista de la ciudad fortaleza. Había varias mesas circulares dispuestas por el lugar, todas con sombrillas para proteger del sol, que ya a esta hora de la mañana estaba pegando bastante fuerte. Misato comprobó la hora en su reloj de pulsera, constatando que aún era bastante temprano, por lo que no había mucha gente en el lugar; de hecho, el centro comercial estaba abriendo sus puertas cuando ella llegó. El que fuera día laboral también ayudaba que solo hubiera tres mesas ocupadas en ese momento. Otro punto es que había llegado casi dos horas antes de lo que había acordado con la persona con la que se encontraría en ese lugar, pero le venía bien. Habían muchas cosas en las que debía pensar antes de su encuentro. Muchas cosas que aún carecían de sentido para ella, como la novia de Shinji. Misato miró su limonada a medio consumir y bebió un nuevo sorbo. Hubiera preferido una cerveza, pero debía estar completamente sobria para analizar las cosas y estar un poco más clara en sus ideas para la conversación que tendría más tarde. La pareja en la mesa junto a ella volvió a reír, haciendo que Misato los observara con algo de molestia, pero luego de unos segundos no pudo dejar de comparar a la pareja con Shinji y su novia Mana. Ellos en un momento se vieron igual de contentos, y eso la hizo muy feliz, ya que Shinji parecía haber encontrado a la chica ideal. Este hecho fastidió completamente a Asuka, pero no había nada que hacer, las cosas simplemente se habían dado de esa forma. Mana era una chica que encajaba muy bien con Shinji y se complementaron de tal forma, que aunque no quisiera admitirlo, hasta la misma Asuka sabía que era así. — Mana Kirishima — dijo Misato para sí, sosteniendo con fuerza en sus manos el vaso con limonada. Ella siempre había pensado que si Shinji comenzaba a salir con alguna chica, seria con Asuka o con Rei. Nunca pasó por su mente que otra chica lograría llegar al corazón del Tercer Elegido, y de una forma tan potente. Lo cierto es que Mana era una chica linda, muy alegra y simpática; de hecho, hasta ella vio con buenos ojos esta relación, luego de constatar cómo se comportaban esos dos cuando comenzaron a estar juntos. Sobre todo, luego de hacer todas las verificaciones respecto a Mana y su pasado, para descartar cualquier cosa irregular. Esto hizo que Misato arrugara el ceño. Se había verificado de arriba abajo todo el historial de Mana Kirishima a penas supo que esa chica y Shinji comenzaban a congeniar, sin haberse hallado nada que pareciera fuera de lugar. Obviamente su sorpresa fue mayúscula cuando los acontecimientos se desencadenaron, revelando que Mana era mucho más de lo que aparentaba. Incluso puede que toda su forma de ser no haya sido más que una puesta en escena perfectamente preparada para hacer caer a todos en su juego. Ante esto, la mujer no pudo dejar de recordar esa visión que tuvo de Mana en los corredores de NERV, con la chica vistiendo su uniforme de la escuela, mientras cargaba un bolso negro en un hombro y sostenía en la manos un fusil de asalto, con una mirada afilada en los ojos. Aquella visión de Mana contrastaba totalmente con la chica alegre y risueña que ella había conocido. La mirada de Mana en los corredores de NERV, era de una chica totalmente distinta a la que ella conocía. Esa no era la mirada de una estudiante de escuela. Esa era una mirada que ella había visto antes en soldados de las Fuerzas Especiales, o en los Efectivos de Seguridad de NERV. Es era la mirada de una persona que está preparada para hacer lo que sea necesario. La mirada de alguien que estaba dispuesto a matar, si así lo requería la situación. Tampoco podía pasar por alto el hecho de que era imposible que una chica común y corriente tuviera los contactos como para conseguir todo el armamento que cargaba ese día Mana; sobre todo el fusil de asalto TAR-21 de fabricación israelí. Un arma que era fácil de reconocer por su característico diseño, y que era considera una de las mejores de su categoría, razón por la cual Misato creía que esa arma había sido escogida en primer lugar. En conclusión, un TAR-21 no podías comprarlo en la tienda de la esquina con la mesada de un escolar. Otro punto es la maestría con que Mana manejó esa arma, con la cual mató a varios de sus hombres ese fatídico día. Entonces, ¿quién era en verdad Mana Kirishima? En la mente de Misato, solo había una respuesta para esta interrogante. Mana era una “Oveja Negra”. Misato respiró pesadamente y se cubrió el rostro con las manos, como tratando de apartar esa idea de su cabeza. Sin embargo, sabía que no había otra explicación plausible. De alguna forma que ella desconocía; en algún momento de su vida, Mana Kirishima fue reclutada en contra de su voluntad y pasó a formar parte del “Programa Oveja Negra”. Luego del proceso de entrenamiento, se convirtió en un agente totalmente operativo, pasando a ser una más de las tantas Ovejas Negras diseminadas solo Dios sabe en qué parte del mundo, listas para ser activadas cuando sea requerido, como ocurrió con Mana. Misato entrelazó sus manos frente al rostro y quedó en la típica posición de meditación que ocupaba antiguamente el Comandante Ikari. Definitivamente Mana fue una Oveja Negra. Eso explicaba todo lo que había pasado con ella, pero, ¿en qué momento Mana fue marcada como candidata, y luego reclutada para el “Programa Oveja Negra”? ¿Cuáles eran los parámetros usados por esa gente para seleccionar a los candidatos de tan detestable programa? Mana Kirishima era una chica que había pasado totalmente desapercibida para el radar de NERV, hasta que esta comenzó a manifestar interés en el Tercer Elegido. Mana no pertenecía a la misma clase a la que asistían Shinji y las otras pilotos, pero era amiga de Hikari Horaki. Ambas se conocían desde hace años, por lo que no era extraño ver a Mana en el salón de Shinji, conversando con Hikari o las demás chicas, pero al poco tiempo comenzó a manifestar interés en Shinji. En un inicio el vástago despreciado de Gendo Ikari despertó un natural interés en todos al saberse que era Piloto de Evangelion; sobre todo en las chicas, pero a poco andar estas perdieron el interés a ver la actitud algo reservada de Shinji. Sin embargo, ese no fue el caso de Mana. La chica comenzó a interesarse realmente en él y a acercarse cada vez más, aprovechando que las demás chicas ya no lo rondaban, por lo que tuvo vía libre para pasar más tiempo cerda de él. Pese a su actitud reservada, no es de extrañar que Shinji fuera sintiéndose interesado por esta chica tan linda, alegre y simpática. Todos los informes de seguridad indicaban que ellos se llevaban bastante bien, aún desde antes de que formalizaran su relación. Misato no pudo dejar de sonreír al recordar poco antes de que Mana y Shinji se hicieran oficialmente novios, como Asuka los tenía a ella, Rei y Shinji, sentados en la sala del departamento, explicándoles con dibujos en una pizarra, por qué era peligroso que Shinji se acercará a Mana, y que por lo tanto debía alejarse de ella. En ese momento esto le parecieron las acciones de una chica celosa, incapaz de expresar lo que realmente sentía; de hecho, lo fue, pero en el fondo, mirándolo ahora, la pelirroja tuvo más razón de la ella jamás hubiera imaginado.***
— Y es por esta razón que el idiota de Shinji no debe juntarse con esa sonrisa fácil de Mana — finalizó Asuka, señalando la pizarra situada detrás de ella con un puntero, mientras levantaba una mano en forma dramática, para hacer más expresiva su declaración. Rei dio un par de pestañadas en respuesta ante la exposición de la pelirroja, mientas que Shinji simplemente respiró pesadamente, como si tuviera todo el peso del mundo sobre sus hombros. Por su parte, Misato trató de contener la risa. El que Asuka tuviera sobre su cabeza un birrete, el típico sombrero de graduación de color negro, no ayudaba a su cometido. Finalmente Misato no pudo aguantar más y comenzó a reír, para total fastidio de la pelirroja, que iba a replicar, pero justo en ese momento comenzaron a tocar a la puerta. — ¿A quién rayos se le ocurre molestar justo en este momento? — bufó la pelirroja. La molesta chica caminó con grandes zancadas en dirección a la puerta de entrada para ver quién osaba interrumpirla en medio de algo tan importante. Segundos después se la pudo escuchar gritando en sorpresa desde la entrada del departamento. — ¡¿Qué rayos haces tú aquí?! — gritó la pelirroja. — ¿Quién es, Asuka? — preguntó Misato en voz alta, extrañada por el berrinche de la chica. Misato no hizo más que hacer esa pregunta para que de inmediato de escucharan ruidos desde la entrada del departamento. — ¿Qué crees que haces? ¡Nadie te dio permiso para entrar! — gruñó Asuka. Segundos después de ese reclamo, se asomó en la sala del departamento una linda chica de chispeantes ojos azul grisáceo y cabello corto color cobrizo, con una radiante sonrisa en los labios. — ¡Hola! — dijo la chica, saludando alegremente con una mano. — ¡Mana! — exclamó Shinji, sorprendido. — Kirishima — señaló Rei con voz monocorde, mirando con una mirada ligeramente seria. — Te dije que nadie te dio permiso de entrar. ¡Fuera de aquí! — dijo una molesta pelirroja, apareciendo detrás de Mana, tomándola de un brazo para arrastrarla a la salida del departamento. — Eso no es verdad. Shinji me invitó. Y suéltame el brazo, que me lastimas — replicó la chica tratando de soltarse del agarre de hierro de la alemana, que aflojó nada más la chica pronunció esas palabras. — ¿Shinji te invitó? — preguntaron al unísono Asuka, Misato y Rei, para luego mirar al joven Ikari, que no pudo evitar cohibirse un poco ante la mirada escrutadora de las tres féminas, que exigían una respuesta inmediata. — Bien… sí; le dije a Mana que podía venir uno de estos días al departamento. Pero nunca pensé que vendría hoy — respondió el chico, temiendo por su vida. — Lo ves — dijo Mana, soltándose del agarre de la pelirroja, para luego mirarla con cara molesta, sacándole la lengua. Asuka se puso bizca ante esa falta de respeto por parte de la chica, y estaba por responder a la afrenta, cuando esta reparó en la pizarra que estaba un poco más allá de la pelirroja. Mana dio un par de pestañadas ante los dibujos, donde estaba ella y Shinji — ¿Y eso qué es? — preguntó Mana con el ceño arrugado. — ¡¡Waahhh!! No mires — dijo la pelirroja saltando a cubrir el material visual de su exposición, con tanto ímpetu, que se fue de espaldas al suelo con todo y pizarra, cayendo de forma bastante poco decorosa, hay que decir. — ¡Asuka! — exclamó Misato, poniéndose de pie, para ir a ver a la pelirroja. — ¡Que graciosa Asuka! Se te ven las bragas — dijo Mana entre risas, mirando a la pelirroja que cayó de forma muy poco decorosa, con las piernas abiertas y la falda algo levantada mostrando lo que había debajo. Asuka cerró las piernas y se bajó la falda por acto reflejo, sonrojada hasta las orejas. Por su parte, Rei miraba todo con cara neutra y Shinji respiraba pesadamente, mientras su cabeza colgaba hacia adelante, como si un nuevo peso hubiera sido puesto sobre sus hombros. — ¡No te rías, Mana! No le encuentro ninguna gracia — bufó la pelirroja ya más recuperada, poniéndose de pie con ayuda de Misato, arreglándose la falda en el proceso, solo para que sus ojos casi salieran de sus orbitas al ver como la chica ya estaba instalada junto a Shinji, colgada de su brazo — ¿¿Qué haces ahí sentada abrazando a Shinji?? — rugió Asuka. — Me gusta estar al lado de Shinji. Es lindo — dijo la chica mirando a Shinji con una hermosa sonrisa, que hizo que el aludido se sonrojara. Misato en verdad no supo cómo fue que reaccionó tan rápido, pero de alguna forma se las arregló para sujetar a la pelirroja justo antes de que esta saltara sobre el cuello de una indefensa Mana. Por su parte, la chica seguía haciéndole ojitos a un sonrojado Shinji, que pese a todo, no se veía para nada molesto con la cercanía de esta, que incluso se había apegado aún más a él, casi al borde de estar encima de él. La sola visión de una Mana restregándole los pechos en el brazo a Shinji, mientras se le apegaba y su cara estaba casi junto a la de él, hicieron que Asuka reforzara los esfuerzos por degollar con las manos a la no tan inocente Mana. Misato no pudo dejar de pensar que esta chica Mana no lo hacía nada de mal. Sabía lo que tenía y usaba esas armas bastante bien, al punto de tener a Shinji desarmando. El que pese a su sonrojo, Shinji se viera ya no tan nervioso y bastante cómodo con todo eso, solo le hizo pensar a Misato que esta chica Mana tenía el camino bastante avanzado hacia al corazón del Tercer Elegido.***
— ¿Está todo bien señorita? ¿Puedo servirle algo más? — preguntó una camarera, que pasó junto a la mesa de Misato, sacándola de sus recuerdos. Misato tardó unos segundos en procesar las palabras de la camarera de pie junto a ella, ya que su mente seguía anclada en ese recuerdo de Mana cuando fue por primera vez al departamento. Finalmente miro su vaso vacío frente a ella, y respondió. — Sí, tráigame otra limonada por favor. — Enseguida — respondió la camarera con una sonrisa gentil, tomó el vaso vacío y se perdió en el interior del local. La Directora de Operaciones de NERV miró la gruesa carpeta color negro, que descansaba en la mesa frente a ella. La tomó y la abrió. Ahí estaba una fotografía de Mana Kirishima y el historial de la chica, recopilado por Inteligencia y Seguridad de NERV. Misato ya no recordaba la cantidad de veces que había repasado este archivo, después de los sucesos que desencadenaron en la muerte de Mana y la de Shinji a bordo del EVA-01. Ya prácticamente conocía cada línea de este reporte, pero lo volvía a leer una y otra vez, para tratar de descubrir algo que hubiera pasado por alto, aunque a estas alturas suponía que no era así. Tal vez la persona que esperaba pudiera aportar más luces sobre esto cuando llegara. Aun así volvió a ojearla una vez más. Mana Kirishima nació un 25 de Julio de 2001, en la ciudad de Utsunomiya, en la prefectura de Tochigi. Su madre era secretaria de una pequeña empresa de aseo, y su padre trabajaba como cocinero en un restaurante. No era una familia de muchos recursos, pero tenían un buen pasar. Su vida transcurrió sin sobresaltos hasta que la madre de Mana murió junto con otras 3 personas en un accidente de tránsito. El bus en el que ella iba todos los días a casa luego del trabajo, colisionó con un camión que perdió el control cuando el conductor de este sufrió un ataque cardiaco. Este trágico hecho ocurrió cuando Mana tenía tan solo 5 años de edad, por lo que su padre desde ese momento debió abocarse por completo al cuidado de su hija. Afortunadamente la madre de Mana tenía un seguro de vida, que formaba parte del seguro complementario que tomaban todos los empleados de la empresa donde trabajaban, por lo que el padre de Mana contó con una buena suma de dinero a su disposición, y junto con la venta de la pequeña casa familiar, se mudaron a Tokio-3, donde compró una tienda con habitaciones en el segundo piso. El segundo piso lo habilitó como su nuevo hogar, y en el primer piso abrió su propio restaurante. El negocio comenzó a ir bien casi de inmediato, ya que el restaurante estaba ubicado al lado del sector industrial, donde hay varios laboratorios de investigación, por lo que pronto se corrió la voz de que había un restaurante cerca que servía muy buena comida. Desde entonces el local siempre estaba lleno de comensales, por lo que pronto tuvo que ampliarse, comprando los locales vecinos, siendo ahora un próspero negocio. Mana ayudaba en el restaurante de su padre algunos días por las tardes y fines de semana. Aun así era una chica muy sociable. Conoció a Hikari Horaki cuando esta y sus hermanas fueron a comer al restaurante, y ambas se reconocieron como alumnas de la misma escuela. Por el carácter tan alegre de Mana, no tardó mucho para que ambas se hicieran amigas y comenzaran a compartir más seguido. Luego de estos acontecimientos no hubo nada particularmente relevante en la vida de Mana, salvo unos cuantos viajes a pasar unas semanas con sus tíos en Sapporo para las vacaciones, un par de viajes escolares y su internación en un hospital por un cuadro de Hepatitis A, que la tuvo hospitalizada por varios meses. Misato entrecerró los ojos. La Hepatitis es una enfermedad complicada, pero la sepa con la que se contagió Mana, no es particularmente mortal si se trata adecuadamente, pero si puede ser contagiosa, además que requiere cuidado para recuperarse en casos muy complejos. En el momento en que Mana contrajo esta enfermedad, a los 12 años, el padre de la chica ya tenía buenos ingresos con su restaurante, lo que le permitió pagar sin mayor inconveniente la hospitalización de su hija, ya que por su trabajo no tenía mucho tiempo para cuidarla apropiadamente. Este era el único punto en la vida de Mana que levantaba una sospecha para Misato. En un inicio le pareció extraño que Mana hubiera contraído la Hepatitis A, pero tampoco era imposible. Lo de su internación en el hospital también estaba plenamente justificado, ya que su padre no tenía el tiempo para cuidarla adecuadamente, sumando el hecho de que no podía tener a un enfermo de Hepatitis viviendo sobre el restaurante, si no quería tener problemas con las autoridades sanitarias. Bien visto todo era lógico y estaba bien justificado y documentado. De hecho, en la carpeta habían copias de los registros médicos de Mana de su tiempo en el hospital. Ella efectivamente estuvo hospitalizada; pero eso también se aplicaba al accidente de Shinji. Misato estrechó más el entrecejo. Ella nunca había sospechado de Mana. En ningún momento se le llegó a pasar por la cabeza la idea de que la chica formara parte de toda esta locura. Es más, cuando fueron plantadas en ella las dudas sobre Shinji, esa noche en ese bar de mala muerte, casi de inmediato pensó que la “dulce” Mana podría verse atrapada sin querer en toda esta conspiración, creada por esos oscuros personajes que operaban desde las sombras. Grande fue su sorpresa al ver por las cámaras de seguridad como Mana iba entrando a NERV en compañía de Shinji, con un arma en las manos, disparando al que se le pusiera por delante. Misato cerró la carpeta de golpe y nuevamente se cubrió el rostro con las manos. Era demasiada información. Demasiadas cosas en qué pensar. Cosas que llevaban días dando vueltas en su cabeza, sin encontrar una respuesta. — ¿Se encuentra bien? — preguntó una voz junto a Misato. Esta levantó la cabeza y se encontró con la camarera que traía su limonada, mirándola con algo de preocupación. — Sí. Estoy bien. Descuide — respondió con una sonrisa tranquilizadora. Ante esta respuesta la chica también sonrió, dejó la limonada sobre la mesa, y se retiró dando una inclinación. Misato miró fijamente el nuevo vaso de limonada frente a ella, como tratando de decidir si beberla o no.***
La granada hizo explosión en medio del corredor con un sonido ensordecedor y un destello que iluminó todo el lugar. Misato y lo que quedaba del grupo de hombres que dirigía; que se habían cubierto adecuadamente, pese a no recibir directamente los efectos de la granada y se prepararon para ir en pos de los dos jóvenes. Misato afirmó con la cabeza y se adentraron en el corredor. Nada más asomar, alcanzaron a ver como Shinji arrastraba de un brazo a una maltrecha Mana, a todas luces afectada por la granada aturdidora M84. En lo que pareció un esfuerzo sobrehumano, Shinji alcanzó a saltar con Mana a la intersección con otro corredor, justo en el momento en que el lugar donde estaban era acribillado a balazos. — ¡Cuidado con Shinji! Lo necesito vivo — siseo Misato al Efectivo de Seguridad que casi le da a su protegido. El hombre que fue reconvenido por Misato apretó los labios en respuesta, pero no era momento de quedarse discutiendo. Los dos hombres y la mujer no perdieron un segundo más y se adentraron en el corredor parapetándose en la esquina por donde desapareció Shinji arrastrando a la aturdida Mana, mientras desde el final del corredor, el hombre herido en el hombro les cubría la espalda. El Efectivo de Seguridad frente a Misato asomó unos cuantos centímetros la cabeza, y de pronto el rostro de Misato se cubrió de sangre, mientras el hombre caía inerte de espaldas al suelo, con un agujero de bala justo en uno de sus ojos, y sus sesos desparramados tras de sí. Misato quedó de piedra ante la visión del hombre muerto ante ella, mientras sentía que la furia crecía en su interior. ¿Cuántos habían muerto ya por causa de esos dos? La mujer limpió la sangre de su rostro con la manga de su chaqueta, mientras sentía que su propia sangre comenzaba a hervir. Dio un fuerte golpe de puño en la pared junto a ella, mientras el otro hombre, arrastraba a cubierto el cuerpo de su compañero caído en batalla. — ¡¡MALDITO SEAS, SHINJI!! — gritó Misato con furia — ¡Maldito seas por ponerme en esta situación! — gritó una vez más la mujer, justo cuando un grupo de cinco hombres fuertemente armados llegaba hasta ella desde el fondo del corredor, mientras otros dos se habían quedado para atender a los heridos. Misato contempló a los hombres que llegaban y al que estaba junto a su camarada caído. Había tratado de darle un margen a Shinji, de dejar una vía para poder detenerlo, pero el margen se había acabado. — No los dejen escapar. Tiren a matar — dijo con dureza. — ¿Qué hay del Tercer Elegido? — preguntó uno de los hombres. — ¡Dije que tiren a matar! — respondió con frialdad la mujer.***
Misato se cubrió el rostro con las manos al recordar ese momento. El momento en que dio la orden de matar a Shinji. Aún ahora se sentía enferma al recordar ese momento, pero realmente estaba acorralada. Las acciones de Shinji, sean o no dictadas por la programación a la que había sido sometido, habían llegado a un punto donde ella no podía seguir pasándolo por alto. Debía cumplir con su deber y proteger las instalaciones de NERV. Si para hacerlo debía matar a Shinji, no quedaba otra opción más que hacerlo. ¿En qué momento se torcieron tanto las cosas? La mujer miró al cielo recordando todos los buenos momentos que pasó junto a Shinji. Las deliciosas comidas que este preparaba todos los días para ella y Asuka, como se ocupada de mantener el departamento impecable; o ese día cuando tomado de la mano a una radiante y sonriente Mana, le anunció que la chica era su novia. Recordar a Mana llevó a Misato nuevamente a la persecución por el corredor, donde Shinji y su novia se las habían arreglado para herir gravemente a tres hombres, por lo que uno debió quedarse atrás para atenderlos, continuando ella con los dos restantes, hasta acorralar a los chicos en la cafetería del complejo.***
Shinji y Mana alcanzaron a ponerse a cubierto tras el largo mostrador donde estaba la comida servida en unos platos para ser tomada por los comensales, mientras la comida saltaba por los aires producto de las ráfagas de disparos. Por fortuna la cafetería estaba vacía en ese momento, ya que se había dado la orden de evacuar las áreas no esenciales, lo que evitó más víctimas potenciales. Con eso en mente y con un asentimiento de cabeza, uno de los hombres comenzó a disparar cubriendo a Misato, que saltó dentro de la cafetería y corrió hasta quedar detrás de una mesa, que volteó a modo de escudo, mientras seguían lloviendo balas contra el mostrador de comida. Pese a estar en un rincón, parapetada detrás de la mesa que usaba a manera de escudo provisorio, la mujer pudo asomarse lo suficiente para ver como ambos jóvenes, desde detrás del mostrador de comida, lanzaron cada uno una ráfaga de disparos con las TAR-21 para hacer que los Efectivos de Seguridad en el pasillo se pusieran a cubierto. En un rápido movimiento, Mana metió su mano en el pesado bolso que colgaba de su hombro derecho, tomó un objeto pequeño y se lo tendió a Shinji. Este lo lanzó con fuerza hacia la puerta, mientras Mana daba una nueva ráfaga de ametralladora. Luego Misato escuchó el grito de uno de los hombres en el corredor. “¡¡GRANADA!!” La explosión sacudió todo el lugar, pese a que ocurrió fue afuera de la cafetería. Misato no pudo dejar de pensar en el bienestar de sus hombres y rogó porque alcanzarán a ponerse a cubierto; el solo pensar en eso la hizo estrechar la mirada y se aprontó a disparar. Cuando giró el cuerpo y extendió el brazo para abrir fuego con su arma, se congeló ante lo que vio. Fue como si su dedo se hubiera congelado en el gatillo, mientras esa visión se sucedía ante ella. Todo transcurrió en unos cuantos segundos, pero para Misato fue como si todo pasara en cámara lenta frente a sus ojos. Mana, que estaba de pie junto a Shinji, con el fusil de asalto TAR-21 en las manos, giró su cabeza y se estiró hacia el lado para darle un rápido beso en los labios al Tercer Elegido. Al separarse, sus miradas se encontraron por un momento; una mirada tan intensa, que pareció que por ese par de segundos la pareja de jóvenes se hubieran dicho un sinfín de cosas con los ojos, como si ambos estuvieran conectados a tal punto que no necesitaban palabras para entenderse; tan conectados, que solo les bastaba ver los ojos del otro para comunicarse. Fue solo por un momento, pero Misato no dejó de sentir algo de celos al ver eso por parte de ambos chicos. Ese nivel de comunicación y compenetración es algo que ella nunca había experimentado, ni siquiera con Kaji en sus mejores momentos. Entonces, tan repentinamente como había comenzado, ese intercambio de miradas cesó, y Shinji corrió a todo lo que daban sus piernas hasta la salida al fondo de la cafetería, que daba hasta otro corredor, cubierto nuevamente por una ráfaga de disparos del fusil de Mana. La Directora de Operaciones de NERV se reprendió mentalmente por distraerse tanto, al ver como Shinji echaba a correr, pero ya no dudó más. Disparó. Al haberse distraído un par de segundos en su intercambio amoroso con Shinji, Mana no se había percatado de que Misato estaba posicionada para disparar; aun así, y en el último momento, la chica alcanzó a reaccionar y mover el cuerpo, si bien no lo suficiente como para esquivar el disparo, si lo fue para evitar que el impacto fuera mortal. Aun así, la novia de Shinji recibió un limpio y potente disparo en el hombro, que la lanzó de espaldas al suelo, soltando en el proceso el fusil TAR-21, que voló de sus manos cayendo por sobre el mostrador, fuera del alcance de la chica. Misato se puso de pie y se acercó apuntando su pistola SIG-Sauer P220 con ambas manos, justo cuando dos Efectivos de Seguridad que la acompañaban ingresaban por la puerta principal, listos a disparar a la chica. En ese momento un objeto oscuro salió desde detrás del mostrador de comida cayendo al suelo, frente a ellos. — ¡¡GRANADA!! — gritó uno de los hombres y saltaron todos a cubierto. La explosión los lanzó por los aires. Misato alcanzó a saltar detrás de una mesa que usó como escudo para cubrirse, pero la fuerza de la explosión la lanzó rodando por el suelo hasta estrellarse contra una pared, aturdida y con un fuerte pitido en los oídos. La mujer se puso de pie a duras penas, cubierta de polvo, adolorida, trastabillando, y con un hilo de sangre corriendo por su frente; aun así, fue capaz de ver a una maltrecha Mana, correr con un brazo colgando muerto a un lado, mientras movía su único brazo bueno para meter la mano en el pesado bolso que cargaba, y sacar una pistola para disparar mientras intentaba escapar por la misma puerta por la Shinji había desaparecido solo segundos antes. Mientras, uno de los Efectivos de Seguridad, había logrado incorporarse desde detrás de un pilar, que le permitió cubrirse de mejor forma de la explosión, apuntó a la chica con su fusil de asalto equipado con un lanza granadas, y disparó. Misato vio nuevamente en cámara lenta como Mana saltaba por la puerta, impulsándose hacia el corredor, manchando con sangre la puerta al pasar; momentos después, le siguió la granada disparada por el Efectivo de Seguridad. Una nueva explosión se sucedió, seguida por una segunda explosión, pero a una escala mucho mayor de lo que se debería esperar. Tanto que Misato, como los dos hombres dentro de la cafetería, saltan nuevamente por los aires ante la fuerza de la explosión. — ¿Qué demonios? — preguntó el que lanzó la granada, incorporándose algo aturdido — Esa granada no era tan potente — dijo viendo como parte de la pared junto a la puerta estaba agrietada y combada hacia adentro, con pedazos de esta esparcidos por el suelo, y trozos de metal de la estructura, retorcidos por la fuerza de la explosión. Los tres se miraron interrogantes por la magnitud de los daños, entonces uno de los hombres pareció encontrar la respuesta, y la hizo audible. — El bolso que cargaba la chica — esa afirmación hizo que los tres se miraran en comprensión. El bolso que cargaba Mana parecía ser bastante pesado, algo que desde un inicio les llamó la atención, pero luego de ver todo lo que ocurrió, estaba claro que ese bolso era la fuente de un verdadero arsenal, ya que Mana sacaba cosas constantemente de ahí, al igual que el bolso que cargaba Shinji. Cabía la real posibilidad de que la granada lanzada contra la chica, lograra prender la munición que esta cargaba al momento de explotar. Como fuere, lo descubrirían en un momento. El trió se acercó con cautela a la puerta con las armas listas a disparar. Se parapetaron y con un asentimiento, uno de los hombres saltó al corredor, seguido luego del otro hombre y Misato. Lo que vieron les heló la sangre. Los Efectivos de Seguridad de NERV eran hombres curtidos, profesionales preparados, pero al parecer no lo suficiente para lo que vieron en ese corredor. Uno de ellos se volteó y comenzó a vomitar, mientras que el otro mantenía una mirada seria, pero se notaba bastante incómodo por lo que veía ante él. Por su parte Misato se sintió mareada, y por poco y vomita también, pero de alguna forma logró resistir pese a la dantesca visión y el olor a carne quemada. Ante ella, en el corredor, estaba Mana Kirishima; o más bien dicho, lo que quedaba de ella. La explosión del bolso que cargaba Mana había destrozado totalmente el cuerpo de la chica. Había trozos de piel, y partes desgarradas asomando entre los escombros de una forma tan dantesca, que era imposible reconocer si era un brazo, una pierna u otra cosa. Los intestinos de la chica estaban esparcidos por el lugar, dejando grandes manchones y charcos de sangre; de hecho, solo en ese momento Misato reparó que uno de sus pies estaba sobre un trozo de piel, unido a un mechón de la cabellera color cobrizo de la chica. Retrocedió instintivamente quitando el pie, sintiéndose enferma. — ¿Está bien, Mayor? — preguntó uno de los hombres. — Sí, estoy bien. Vamos — dijo la mujer, guardando la compostura, conteniendo las ganas de vomitar otra vez, para luego devolverse a la cafetería. — ¿Qué hay del Tercer Elegido? ¿No lo seguiremos? — pregunto el hombre, ya que pese a los escombros, y los restos de Mana, aún se podía seguir por el corredor. — No es necesario. Sé a dónde lleva ese corredor — dijo la mujer entre dientes, limpiando la sangre de su frente con la manga de su chaqueta.***
Misato fue sacada nuevamente de sus recuerdos cuando la puerta de la terraza se abrió y un grupo de cuatro jóvenes ingresaron riendo al lugar, para ir luego a ganarse a una mesa en la esquina de la terraza. La mujer los contempló por un momento con ojos estrechos, antes de devolver su vista a la limonada y bebió un sorbo. El recordar la horrible muerte de Mana es algo que le revolvía el estómago. El ver los restos de carne e intestinos desparramados, el olor a carne quemada, y la sangre que manchaba las paredes y el suelo… eso es algo que por más que tratara, no podría olvidar jamás. — ¿Por qué, Mana? — preguntó en voz alta con rabia, dando un golpe de puño en la mesa, haciendo que su limonada casi se diera vuelta, y de paso, atrayendo la atención de todos los presentes en lugar. Hasta la camarera que la atendió, asomó la cabeza desde la puerta que daba al interior del local. Misato les dedicó una mirada fulminante a todos, haciendo que cada uno de los presentes volviera a sus asuntos. Luego la morena devolvió la mirada a la carpeta que descansaba frente a ella. La abrió y tomó la foto de Mana en una mano, contemplándola fijamente por largos segundos. Mana Kirishima, la dulce, risueña y simpática chica que conoció era solo una tapadera, una máscara para ocultar a la verdadera Mana; una Mana que había matado a sangre fría a decenas de hombres al ingresar a NERV, con una mirada acerada en los ojos y una destreza tal, que hubiera puesto rojo de envidia al mejor soldado de Fuerzas Especiales. Una Mana que encontró su muerte dándole la oportunidad a Shinji de llegar al EVA-01. ¿Cómo una chica de 14 años podría hacer algo semejante? La respuesta era una sola. Mana era una Oveja Negra. Una máquina de matar preparada en contra de su voluntad. Una chica a la que le robaron su vida, su personalidad, su forma de ser, para ser transformada en algo totalmente distinto. ¿Pero cuando lo hicieron? Lo único que cuadraba era el episodio de la Hepatitis. Es el único momento en la vida de la chica que ella veía como el más probable, para que esta gente usara como tapadera y secuestrar a Mana, reemplazándola por otra, engañando a su propio padre en el proceso, mientras ella era llevada donde sea que se llevaba a cabo el “Programa Oveja Negra”. Pero esto le creaba otra duda a Misato: Maná estuvo hospitalizada por seis meses. ¿Seis meses sería tiempo suficiente para preparar adecuadamente a una Oveja Negra? La respuesta a esta interrogante era algo que Misato no tenía cómo dilucidar a ciencia cierta. Lo cierto es que considerando que muchos de los elementos usados en ese horroroso proyecto no eran precisamente de este mundo, seis meses bien podrían ser más que suficientes para preparar una Oveja Negra. Misato dejó la foto de Mana sobre la mesa y la contempló, razonando que en el fondo, todo lo ocurrido no fue culpa de la chica. Mana Kirishima era una chica común y corriente, que por mala fortuna; o una perversa jugada del destino, fue seleccionada por estos oscuros personajes, para ser reclutada en ese horrible programa, donde lo que iba a ser su vida, fue cambiado por completo en contra de su voluntad, volviéndola en algo que ella nunca deseó, convirtiéndose en un ser prisionero en una vida que ya no le pertenecía, una vida que debía abandonar cuando fuera llamada a cumplir aquello para lo que había sido programada… al igual que Shinji. La mirada de Misato se entristeció al recordar a Shinji, su muerte en el EVA-01, y a Mana y su horrible muerte en ese corredor en las entrañas de NERV. Por más daño que causaran, por más muertes que ocasionaran ese día tratando de llevar a cabo su misión, no dejaban de ser víctimas. Ellos no pidieron ser así, fueron cambiados en contra de su voluntad. Eran víctimas de esos oscuros personajes que movían los hilos desde las sombras, jugando con las vidas de jóvenes inocentes, como Mana y Shinji, convirtiéndolos en máquinas de matar, convirtiéndolos en… — Oveja Negra — dijo Misato para sí. Aún podía recordar claramente cuando fue llamada intempestivamente a mitad de la noche en forma urgente, para ponerla en conocimiento de algo de suma importancia; algo que podía poner en peligro todo el Proyecto EVA y a NERV. La noche en que en un bar de mala muerte, su antiguo amante, Ryoji Kaji, le contó sobre la existencia del “Programa Oveja Negra”. Continuará... __________________________________________________________________ Notas del Autor:El presente capitulo lleva el nombre de Mana Kirishima, ya que el peso de todo lo narrado aquí recae en esta chica. Eso es algo que me alegra bastante ya que siempre quise escribir una historia con Mana como protagonista; de hecho, ideé esta historia hace muchos años para darme ese gusto, y por distintas razones no pude escribirla, pero finalmente me animé; eso sí, la trama está yendo para un lugar que nunca me hubiera imaginado cuando se me ocurrió la idea original. Supongo que para estas alturas estarán con bastantes dudas; y no es para menos. Se presentaron muchas cosas aquí, que parecen no tener pies ni cabeza, ni mucho sentido, pero todo se ira respondiendo a medida que avance la historia. Saludos y nos leemos.