🌸🪭
22 de octubre de 2025, 7:05
Tras una larga espera, al fin pude subir al avión. Coloqué mi bolso de mano en el compartimento superior y me acomodé, sentandome junto a la ventana, miré a través del cristal y el mundo exterior se sentía lejano y tranquilo. En ese instante, sentí el ligero hundimiento del asiento a mi lado. Alguien se había sentado, pero no le di importancia.
Abrí mi libro favorito y comencé a leer, pero el momento de calma y mi concentración eran rotos por el sonido del teclado. Mis ojos se desviaron hacia la persona a mi lado, un vistazo rápido por el rabillo del ojo. La visión de unas piernas cubiertas por un pantalón de vestir elegantemente cortado fue lo primero que noté, luego una laptop apoyada sobre ellas, y sus manos gruesas y fuertes, se movían con agilidad sobre el teclado.
Pero antes de dejar de prestar atención y volver mi mirada a mi libro, pude notar también en su dedo anular el brillo de un anillo de matrimonio.
El avión ya estaba en el aire y la calma reinaba. Me sentí agradecida, pues las turbulencias me ponían al borde de los nervios. De pronto, la voz de la azafata rompió el silencio.
-- ¿Desea alguna bebida?
Su pregunta me hizo voltear. En ese movimiento, alcancé a ver un poco más del hombre a mi lado; aunque no pude ver su rostro completo, noté que se trataba de un hombre mayor.
-- ¿Y usted, señorita?
Me sacó de mi ensimismamiento, por suerte.
-- Me gustaría un whisky.
-- Enseguida se lo traigo.
En el instante en que la azafata se retiró, mi mirada chocó con la de él. Fue solo un segundo,sonreí a media y nuestras miradas se apartaron tan rápido como se encontraron.
«Carajo» murmuré para mis adentros, mordiéndome el labio. Fue un instante fugaz, pero ese hombre tenía un no sé qué, algo casi imposible de describir. Su sola presencia me había estremecido.
Apoyé la cabeza en el asiento, cerré los ojos y exhalé largo. Necesitaba relajarme.
-- Señorita, aquí tiene su bebida.
«eso fue rapido» pensé recibiendo mi bebida -- Gracias.
La mujer se retiró y dejé a un lado mi libro. Acerqué a mis labios el vaso de cristal para dar el primer trago, cuando una inesperada turbulencia sacudió el avión.
-- rayos -- murmuré, sintiendo el líquido frío deslizarse por mi vestido.
En un instante, el pánico me invadió. No sabía que hacer, entre sostener el vaso, limpiar la mancha o simplemente intentar controlar los nervios que ya los tenía de punta.
-- Permíteme ayudarte.
Giré mi cabeza. Su mano gruesa y cálida sostuvo la mía, quitándome suavemente el vaso. Con la otra mano, extrajo un pañuelo de lino de su bolsillo.
-- Gracias -- respondí, tomándolo para secar la mancha en mi vestido -- A veces soy un poco torpe.
Él sonrió. Fue la sonrisa más extraña y hermosa que había visto. Era como si su rostro no estuviera acostumbrado a esa expresión, y sin embargo, le quedaba a la perfección.
-- No fue tu culpa -- me dijo -- puedes quedarte con el pañuelo si quieres.
-- Gracias -- repetí, sintiéndome tonta -- Me llamo Sakura.
Me presenté, extendiendo la mano.
Enseguida, ese hombre cerró su laptop dándome toda su atención. Entrelazó su mano con la mía y se presentó.
-- Me llamo Fugaku.
-- Bien, Fugaku. Olvidaste devolverme mi whisky.
-- Oh, lo siento. Creo que después de todo, el torpe soy yo.
Me devolvió el vaso, y yo, sonriendo, tomé el trago que apenas quedaba.
-- ¿Puedo preguntar algo?
-- Adelante -- ahora era yo quien le prestaba toda la atención.
-- ¿Viajas a Konoha por unos días o vives allí?
Era obvio que supiera a dónde me dirigía, pues, ambos estábamos en el mismo vuelo.
-- Aún no estoy segura.
Él frunció el ceño -- ¿Y cómo es eso?
-- Voy a visitar a alguien -- expliqué -- y dependiendo de cómo vaya la visita, lo más probable es que me quede.
Él me miró fijamente, con una intensidad que me hizo estremecer de nuevo.
-- ¿Te refieres a tu novio?
Su pregunta me tomó por sorpresa, pero no me incomodó. La ignoré por completo y miré su mano, deteniéndome en el brillo de su anillo.
-- Eres casado -- no fue una pregunta, fue una afirmación.
Él me miró con sorpresa y de inmediato cerró la mano en un puño, como si quisiera ocultar el metal.
-- Ah, esto... sí. Soy casado. Ya por mucho tiempo, pero... -- hizo una pausa y se acomodó en su asiento, inclinándose más hacia mí -- Es solo un anillo -- susurró con una voz que, de pronto, se volvió ronca y seductora.
Ese tono me estremeció hasta los huesos. Él tiene algo que me resulta extrañamente familiar y misterioso al mismo tiempo, una combinación que me excita y me obliga a querer saber más. Sentí mis mejillas arder y mi mirada se perdió, sin poder evitarlo, en sus labios.
-- Puedo quitármelo si eso te detiene.
-- ¿Si me detiene?
-- Bueno, es que... -- se acercó aún más, tan cerca que pude sentir el suave aliento de su respiración -- Por la manera en que miras mis labios, puedo deducir que quieres besarme.
Me sentí completamente expuesta, avergonzada y descubierta. ¿Era tan obvia? Enseguida negué lentamente con la cabeza.
-- ¿No? -- preguntó él con una sonrisa pícara.
Volví a negar, con mi mirada aún fija en su boca.
-- ¿No quieres que me lo quite? -- susurró.
-- N-no -- titubeé, intentando decir lo que pensaba, pero mis palabras salieron confusas -- No es eso... No quiero es besarlo.
-- ¿Segura? Porque tus ojos me dicen otra cosa.
Entonces, sin previo aviso, puso su mano sobre mi muslo descubierto. Mi cuerpo reaccionó al instante. El calor de su tacto se extendió por mi piel, y estoy segura de que el sonrojo en mi cara me delató por completo. Sentí mis vellos erizarse mientras la mano de Fugaku se deslizaba suavemente hacia mi intimidad.
-- Y tu cuerpo me dice otra cosa, Sakura.
Mi corazón latía con fuerza y el palpito en mi intimidad se hizo intenso. ¿Cómo este hombre, un desconocido, podía causar esto en mí?
-- Estoy seguro de que debes estar mojada -- susurró cerca de mis labios -- Déjame comprobarlo.
Mi cuerpo, respondiendo por sí solo, rozó mis labios con los suyos.
-- Dime, Sakura ¿Puedo comprobar que estás mojada? -- su voz era un susurro gutural.
Asentí con la cabeza, mi única respuesta posible. De inmediato, nuestros labios se fundieron en un beso. La experiencia y maestría con la que movía sus labios y lengua dominaron por completo los míos. Sus dedos entraron en mi cavidad, haciendome gemir en el beso.
Sacó sus dedos y nos separamos lentamente. Besó mi cuello con delicadeza y susurró en mi oído con su voz ronca.
-- Sakura, ve al baño y pon el aviso de ocupado, pero deja la puerta sin seguro. Yo iré después de ti.
-- Está bien -- mi voz fue apenas un susurro.
Nos besamos una vez más y me levanté enseguida, sintiendo mis piernas temblar. Al llegar al baño, hice lo que me pidió. Cerré la puerta y me apoyé en ella con el corazón latiendo a mil. Llevé mi mano a mi pecho, tratando de calmarme. Y es que, yo no debería estar haciendo esto. Me miré en el espejo y sentí una mezcla de vergüenza y deseo. Me veía como una traidora, pero mi cuerpo ya estaba encendido y necesitaba que Fugaku apagara esta llama que él mismo encendió en mí.
La puerta se abrió y me di la vuelta rápidamente, encontrándome con su imponente figura. Con sus dos manos, tomó mi rostro y me besó con una intensidad que me hizo perder el aliento. Me dejé llevar, me entregué por completo. Lo deseaba y solo quería que me hiciera suya.
-- Quiero verte completamente desnuda.
Deslizó el cierre de mi vestido por mi espalda y lo dejó caer al suelo. Me miró con admiración y sus ojos recorrieron mi cuerpo desnudo con un deseo que me hizo temblar.
-- Eres preciosa.
Se acercó a mí, sus labios encontraron mis pezones y la sensación de su lengua lamiendo mi piel me hizo ahogar un gemido. Maldije internamente, por no poder expresar abiertamente mis gemidos con fuerza. Sus besos bajaron por mi vientre hasta mi Monte Venus. Se arrodilló, bajó mis panties y se deshizo de esa prenda. Subió una de mis piernas a su hombro y comenzó a lamer mi intimidad. Abrí mi boca sin emitir un sonido. El tiempo era corto y esto debía ser rápido.
Fugaku se levantó de inmediato y me cargó a horcajadas introduciendo todo su pene en mí, presionándome contra la pared. Nuestros labios se unieron en un beso profundo para ahogar los gemidos mientras sus fuertes embestidas me sacudían.
-- Eres perfecta, eres hermosa -- susurró, clavé mis uñas en su espalda sobre la tela de su camisa.
-- Oh, Fugaku -- gemí su nombre cuando sentí su flujo cálido y denso dentro de mí, llenandome toda. Escondió su rostro en mi cuello dejando escapar un gruñido. Nos quedamos así por un instante, para recuperar el aliento.
Lentamente, movió su cadera y retiró su pene. Me bajó con cuidado y me dio un beso tierno y cariñoso. Me ayudó a vestirme y después de asearnos, salió primero, dejándome sola con la urgencia de mi corazón y la dulce marca de su deseo.
Abrí la puerta y salí del baño buscando mi asiento. Observé a Fugaku y se veía tan tranquilo, tan sereno ¿Cómo lo hacía? Mi corazón apenas comenzaba a calmarse. Al sentarme, la voz del piloto se escuchó por la bocina, anunciando que estábamos por aterrizar. Me preparé para el descenso enseguida.
El aterrizaje fue un éxito. El vuelo concluyó y cada pasajero comenzó a tomar sus cosas para bajar. Fugaku fue amable y me ayudó a bajar mi bolso del compartimento. Caminamos juntos hasta la zona de equipaje, en un silencio cómodo, pero lleno de un eco de lo que había pasado.
-- Sakura, desearía volver a verte -- dijo, sacando una pequeña tarjeta de su saco. Me la tendió -- Este es mi número. Me gustaría conocer más de ti.
-- Gracias -- fue lo único que pude responder. No quise confirmar ni negar un posible encuentro. Aunque de verdad me había gustado estar con él, vernos de nuevo no estaba en mis planes. No podía.
Nos despedimos y cada uno tomó su camino. Salí del aeropuerto y tomé un taxi, le di la dirección y me llevó hasta un edificio donde reside mi amiga Ino. Al llegar, entré y caminé hasta la recepción, donde me dieron la información de su apartamento. Tomé el ascensor y subí hasta el sexto piso.
-- ¡Sakura! -- gritó mi amiga recibiendome con un grato abrazo.
Hacía mucho que no nos veíamos. Me hizo pasar, y dejé mi equipaje a un lado. Me ofreció algo de beber y nos pusimos a platicar.
-- ¿Y cómo estuvo el viaje?
-- Estuvo tranquilo -- respondí, sin dar más detalles. No quise hablar de nada que me obligara a mentir.
-- Qué bueno. ¿Y cómo te preparas para esta noche?
-- Estoy algo nerviosa ¿Y tú, qué me cuentas? ¿Aún sigues con Sai?
-- Sí, consiguió un nuevo trabajo, así que no vendrá hasta la noche.
La plática fue tan agradable que, por un momento, me hizo olvidar lo que había pasado con Fugaku. Lo cual era bueno, porque necesitaba olvidarlo.
Ya era de noche. Después de darme un baño, me encontraba en la habitación de invitados, arreglándome para la reunión. Me puse un hermoso vestido lila de falda corta y unos tacones negros. Era un atuendo sencillo, pero elegante. Estaba lista cuando recibí la llamada de mi novio. Él era la razón por la que había viajado, y ahora la culpa me carcomía.
Me despedí de Ino y le agradecí. Tomé mi equipaje y bajé en el ascensor. Le había pedido a mi novio que me esperara abajo, ya que no quería que subiera. Mi mirada se enfocó en la pequeña pantalla que marcaba los pisos. Cada número que descendía, aceleraba mi corazón.
Las puertas del ascensor se abrieron con un suave sonido. Suspiré y me dirigí hacia la salida.
Afuera, visualicé su auto. Él estaba recargado en él, mirando a la distancia. Sonreí. No podía evitarlo, es tan guapo y lo amo. Apenas lo pensé, y una patada de culpa me golpeó en el estómago.
Al verme, él sonrió con una sinceridad que me desarmó por completo. Caminó a mi encuentro con los brazos abiertos y dejé caer mi equipaje a mis pies para poder abrazarlo. Mis pies dejaron de tocar el suelo cuando me levantó y me hizo girar, en un abrazo lleno de fuerza y alegría.
-- ¡Te extrañé tanto, preciosa!
Unimos nuestros labios en un beso apasionado y la culpa que me había estado asfixiando, se desvaneció, pero no por completo.
Con el corazón más ligero, lo ayudé a meter mi equipaje en el maletero. Me abrió la puerta del copiloto y con una sonrisa y un guiño, rodeó el auto para subir al volante. Ya listos, nos encaminamos en dónde nos esperaban para reunirnos.
-- ¿Sakura?
-- ¿Sakura?
La repetición de su voz me sacó de mis pensamientos. Me había perdido por un instante en los recuerdos de aquel momento con Fugaku.
-- ¿Me escuchaste?
-- Lo siento, cariño. Estoy algo nerviosa -- mentí, sintiendo cómo se me anudaba la garganta -- ¿Qué decías?
-- Oye, tranquila, todo va a salir bien.
Besó el dorso de mi mano con cariño y forcé una sonrisa. Después de unos minutos, llegamos a su casa, donde su familia nos esperaba.
Bajamos del auto y tomamos las botellas de vino que habíamos comprado. Mi novio abrió la puerta y me invitó a pasar. Me guió hasta la sala, desde donde se podía escuchar los murmullos de su familia.
-- ¡Llegaron!
Exclamaron felizmente, levantandose de sus asientos apenas nos vieron entrar. Sonreí con timidez mientras se acercaban para presentarse. Fue entonces cuando mis ojos se agrandaron y sentí que el corazón se me salía por la boca al verlo.
-- Padre, ella es mi novia Sakura.
-- Sasuke, tu novia es... Preciosa -- dijo Fugaku tomando mi mano para besarla -- es un placer, Sakura. Siéntete cómoda, estoy seguro que nos llevaremos muy bien.
Ladeó una sonrisa con picardía que me encantó.