Su ángel | EndoSaku
22 de octubre de 2025, 18:47
Endo Yamato era un demonio, uno muy especial: uno capaz de sentir amor y se había enamorado de un ángel.
Esto ya había pasado en sus siglos de existencia, en medio de la eternidad ya se había enamorado de un ángel que no tuvo más remedio que caer. Pero esta vez no quería que el ángel en el que depositaba su amor cayera, así que guardo su sentimiento en silencio.
Sakura Haruka era un ángel, tan puro y perfecto entre su singularidad. Tal vez era demasiado valiente y temerario, cualidades no propias de un ángel, pero era el favorito de Dios. Sakura podía hacer casi todo lo que quisiera, menos mirar abajo al inframundo, a ese infierno al que todos temen.
Sakura no era tonto. Sabía que desde ahí abajo alguien lo observaba, llegaron a él rumores de que un demonio estaba “prendado” de él, y en vez de sentir repulsión sintió curiosidad y algo más profundo que nunca explicaría.
Endo amaba el cabello bicolor de Sakura y esos ojos heterocromáticos tan carismáticos. Amaba el brillo propio del ángel y no quería verlo caer.
Cuando Takiishi fue un ángel y cayó a lo más profundo del infierno, Endo vio cómo cambió, cómo se apagó poco a poco y solo quedó un brillo del pasado, eso que anhelas, pero nunca regresa.
Endo no quería que eso sucediera con Sakura. Pero era su amor tan ambicioso, quería que Sakura solo lo viera a él. Y qué sacrilegio era que un demonio deseara eso, pero no le importaba porque por eso era un demonio.
…
La eternidad resultaba aburrida. Tanta calma le intoxicaba el corazón a Sakura y no entendía por qué su curiosidad por el infierno no hacía más que crecer.
Los rumores se esparcieron como pólvora: un demonio lo amaba. Y debería haber sentido asco, pero fue todo lo contrario.
Se imaginó al ser con cuernos y ojos penetrantes, sabía que sus ojos eran azules y su cabello tan oscuro como la noche, su cuerpo lleno de tatuajes con algún significado oculto. Lo había visto en sueños, como si su subconsciente se encargara de saciar su curiosidad.
Se asomó, solo un poco, al abismo que separaba sus dos mundos. El escalofrío que recorrió las alas y la espina dorsal de Sakura fue una advertencia. Si seguía esos impulsos lo perdería todo.
Y aún así podía decir que amaba a ese demonio incluso si nunca podría tocarlo.
Los rumores se esparcieron hacia el infierno, Endo sonrió de una manera casi maniática. Sintió el poder recorrerle el cuerpo hasta los cuernos, se sintió tan importante. Pero seguía sin querer que Sakura cayera.
Era un amor prohibido. Ambos lo sabían, que debían conformarse con sus sentimientos y los susurros de rumores en el viento.
Sin embargo, Endo sonreía sin parar porque “su ángel” lo consideraba, porque Sakura era tan puro que reconocía sus sentimientos, que sería capaz de caer por él y por eso Endo amaba a Sakura.
Y por eso no quería que su luz se apagara.