ID de la obra: 1418

Muchos secretos para un monorrail

Het
PG-13
Finalizada
1
Tamaño:
25 páginas, 11.305 palabras, 10 capítulos
Descripción:
Notas:
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Francis/Lila: 5

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Ahora era innegable, le atraía Lila. Lo confirmó esa mañana, cuando después de desayunar ella le preguntó si antes había visto Inglaterra. A lo que Francis contestó negativa y muy penosamente, ya no sabía cual era la verdadera razón para que se abandonara a los nervios al estar cerca de esa mujer.—¡Oh, Francis! De lo que te has perdido durante tanto tiempo— exclamó ella con su acento latino y una risa que desveló su sonrisa más hermosa —no te preocupes, tenemos una semana para visitarla de cabo a rabo. Fiera se encontraba en una jaula para aves con bambú y plantas dentro. Trepaba por todos lados, quizá se creía una auténtica fiera de los bosques asiáticos. O simplemente se burlaba del camarero que seguía ruborizado por lo de la noche anterior. De lo cual, por cierto, Lila no había hecho la más mínima observación o broma, lo que Francis agradecía eternamente. Lila sonreía mucho, se veía que estaba a reventar de emoción esa mañana y cada parte se ella vibraba al ritmo de la ciudad inglesa que despertaba lentamente. Y si Francis necesitaba alguna otra razón para volverse igual de loco, todas sus dudas se esfumaron cuando ella cayó sobre él. Un accidente, claro está, la fina capa de hielo la hizo resbalar en la entrada de la casa y precipitarse hacia atrás. Concretamente, a los brazos de Francis. Ella continuó riendo mientras él la observaba, aún aferrándola contra su pecho. —¿Estás bien...?— cuestionó apenas un segundo antes de que él también perdiese el equilibrio y los dos terminaran en el suelo. —Pues yo muy bien, Francis. Gracias por preguntar, ¿pero que me dices de ti? Y no pudo evitar reír con ella escandalosamente, abrazados como estaban. Ella fue la primera en incorporarse lentamente quedando sobre él por el tiempo justo para que el sol que comenzaba a salir se reflejara en su cabello castaño, volviéndolo una verdadera melena rebelde de cobre bruñido cayendo y enmarcando su rostro de piel blanca y ojos del color del zafiro. Lo siguiente que Francis hizo, francamente ni él lo vio venir. Se incorporó hacia ella para estamparle un tímido beso en la mejilla. No tenía valor para más. Lila lo miró y él le devolvió la mirada, a centímetros de su rostro. —¿Francis? Entonces se dio cuenta de lo que había hecho. De que lo que había hecho estaba mal, que se había dejado llevar y ahora y seguro Lila lo odiaba —¡Lo siento! Perdón, no fue mi intención, en serio, disculpa... Ella negó una vez, logrando que éste callase y simplemente le sonrió al decir, antes de estampar sus labios en los suyos —Permiso... El ratón bandido los observaba desde su nuevo escondite en una grieta de la casa, después de romperse su jaula en la doble caída de estos tórtolos. Lo mejor sería volver a la casa, porque tenía la impresión de que ese beso no sería el último.
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