ID de la obra: 1418

Muchos secretos para un monorrail

Het
PG-13
Finalizada
1
Tamaño:
25 páginas, 11.305 palabras, 10 capítulos
Descripción:
Notas:
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Francis/Lila: 4

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Francis estaba teñido de rojo y con la frente perlada de sudor. Sólo había compartido una vez un momento de ese estilo con otra chica y lo había arruinado por completo, por eso ahora no se movía siquiera un centímetro para no arrepentirse luego. Hubo turbulencia, el avión se sacudió lo que era normal. Francis se aferró a su cinturón y a la mano que sostenía, Lila estaba familiarizada con todo lo que a aviones respecta y no estaba asustada, tranquilizó al camarero con un suave apretón y una mirada de esos zafiros azules que tenía por ojos. Francis se quedó todo quieto y ahora tampoco quería separar su mirada de esas orbes perfectas. Pero Lila, completamente normal desvió su celestiales ojos a la ventana de nuevo. El camarero se sentía muy tonto por reaccionar de esa manera ante ella, Lila debía de pensar que era un gallina o por el contrario, un aprovechado. El aterrizaje fue muy rápido y en nada ya estaban abajo esperando sus maletas. Francis había soltado la seguridad de la mano de su compañera e inmediatamente sintió una extraña sensación, sintió como si algo le faltase y desease recuperarlo, ese algo era la tibia piel de esa joven mujer que lo había protegido. Muy ridículo y todo, Francis no entendía nada. Lila hizo todos los trámites necesarios mientras Francis la esperaba haciendo un repaso de lo sucedido, examinado la palma de su mano que había estado en contacto con la fresca piel de la castaña. ¿Qué le ocurría? ¿Ahora resultaba que le atraía la persona menos esperada? No, a lo mejor simplemente era que hacía mucho tiempo que no compartía un momento de esos con ninguna chica y ahora había sentido alteraciones nerviosas, unas en las que la turbulencia del avión había tenido mucho que ver.Dicha joven mujer apareció con la jaula de fiera, su maletín y bolso. El ratón parecía saludarlos mirándolos con esas dos canicas que tenía por ojos. Francis se sorprendió del frío que había, no caía nieve, no todavía, pero era bastante frío y un viento helado lo hizo estremecerse. Se dio cuenta de que Lila se había cobijado con un abrigo y había puesto una colcha sobre la jaula de Fiera que corrían en una rueda como un hamster. —Bien, este hermoso paraje tiene sus contras y sus pros, Francis. El frío es ambas cosas, nos quedaremos en la casa de un amigo que está a unas cinco o seis cuadras... más o menos— En la exposición del plan Francis se dio cuenta de que él no había empacado ropa adecuada y el frío podría enfermarlo o congelarlo si no se vestía correctamente. —Pero Francis— inquirió ella estudiándolo completamente —¡No podrás caminar por estas calles vestido para el verano! —Es que.. Y-yo-yo no sabía— quiso excusarse pero ella no lo dejó terminar y se quitó su abrigo para que él se lo probara —gracias— alcanzó a decir entre castaños mientras sentía descongelarse al roce de la tela. —No hay de que— sonrió ella. —En casa de mi amigo debe de haber ropa que a lo mejor él te pueda prestar, o compramos algo si lo deseas. ¡Vamos, la vacaciones comienzan en breve! Lila se cubrió con otro abrigo y los tres salieron del aeropuerto. Francis se percató del perfume que impregnaba el abrigo que traía puesto, cayó en la cuenta de haber subestimado hasta el aroma de la ropa de Lila. ********** ********** ********** ********* ********** ********** —Muy bien, Francis— Dentro de la casa, que más era una mansión llena de acogedores muebles y tapices, Lila revisaba los destinos a visitar en su móvil. Francis por el contrario se hallaba frente a la chimenea, nunca se había percatado de lo difícil que era encender el fuego. Que lastima, no había traído su encendedor. —Dos semanas creo que es mucho ¿no crees, Francis?... Una semana es más que suficiente para pasarlo bien y luego marchar a nuestro siguiente destino paradisíaco. El camarero logró, a base de pequeñas quemaduras y muchos cerillos gastados, encender un pequeño fuego que al final terminó ahogando con la misma madera. Frustrado, volvió a comenzar —Está bien— murmuró con su voz cantarina para ocultar su creciente molestia. Cuando menos se dió cuenta Lila estaba a su lado, arrodillada frente al escaso fuego. —Yo me encargo, ¿Porqué no vas a tomar un baño relajante? Luego te ayudo a curar esas heridas. Te avisaré cuando decida exactamente a donde iremos esta tarde. Francis volvió a perderse en esos ojos unos segundos, transmitían tanta paz, tanta feminidad, tanta experiencia. Sentía como si pudiera dejarse llevar por ella, que todo saldría a pedir de boca si sólo no se separaba de su lado. Asintió y se dirigió lenta, y atontadamente, al cuarto de baño. Un baño rápido, se dijo, no quiero dejarla esperando. Pero más tarde se descubrió a si mismo dormido en el agua anteriormente tibia y que ahora se estaba congelando, con él dentro.  Un vistazo a una ventana le mostró la oscuridad más lúgubre que sus ojos hayan visto, y una cortina de nieve que caía sin parar. Volvía a ser de noche, algo tarde realmente. Fantástico, Lila debió reírse de él por no haber vuelto del cuarto de baño. Sintió un escalofrío al pensar que tal vez ella haya ido a confirmar si él no se había ido por el desagüe de la bañera, ¿Qué tal si lo vio desnudo? ese pensamiento alteró sus nervios de nuevo. Por lo menos con el baño logró deshacerse de todo rastro de frustración y estrés de su joven cuerpo. Se vistió con algo que encontró en el armario. El amigo de Lila era una talla más que Francis, pero eso no le importó realmente. El estar abrigado sin tener que ponerse algo de Lila le parecía suficiente, porque el embriagante olor femenino le hacía sentirse casi en brazos de esa joven mujer. Salió al recibidor, un cálido fuego crepitaba en la chimenea, y en la mesa no sólo había un plato cubierto con papel metálico que contenía una cena de sabroso olor, sino también una nota que decía: Me alegra que te estés relajando! :) Sonrió, pero luego entendió... Las leves quemaduras de sus manos estaban vendadas. Lila había ido a ayudarlo y... Lo había visto desnudo...
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