ID de la obra: 1431

No necesitamos a Lokar

Gen
G
Finalizada
2
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
27 páginas, 13.772 palabras, 12 capítulos
Etiquetas:
AU
Descripción:
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Capítulo 12 : Donde el hielo termina

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Rynoh y Bash lo habían visto todo. El agua helada los empapó igual que a Zylus, pero también los liberó de la sustancia oscura que los mantenía atrapados. Cuando Zylus regresó desde el centro del lago congelado, arrastrando los pies entre charcos y escarcha, los encontró esperándolo en la orilla. Pero no estaban solos. Con ellos estaban los Stax. —Hombre, eso fue increíble —dijo Rynoh, dejándose caer junto a ellos como un trapo mojado. Zylus cayó de rodillas, agotado. Se llevó una mano al pecho y murmuró con una sonrisa ladeada: —Les dije... que tenía un plan. —Luego alzó la vista, con una ceja arqueada— Pero ¿alguien puede explicarme qué hacen estos niños buenos aquí? Ky, con los brazos cruzados y una expresión seria a medias, sonrió de lado. —Intencional o no, me salvaron la vida hace unos minutos. —se encogió de hombros— Eso no se olvida tan fácil. —Y mientras nuestros X-Readers se recargaban, quisimos vigilarlos mientras seguían peleando —añadió Maya—. Fueron valientes. Esos Hiverax han complicado bastante la búsqueda del kairu desde que ustedes ya no estaban. —Y eso que apenas nos echaron oficialmente hace unas horas —masculló Bash. —Pero llevábamos en una celda desde hace un mes, Bash —le recordó Rynoh— los robots llevan un tiempo jugando a ser nuestros reemplazos. —Entonces ¿ya no trabajan para Lokar? —ladeó la cabeza el rubio. Los tres chicos negaron con suavidad. Hasta hacía unos minutos, ese recuerdo les traía desazón, tristeza y desaliento. Ahora, ya no les producía nada. Se habían probado a si mismos que podía hacer maravillas con poco, que seguían siendo guerreros que podían con todo. Con o sin X-readers, podían vencer igual incluso a contendientes mil veces más fuertes. De verdad ¿Quién necesitaba a Lokar? ¡Nadie! Los battacor seguirían siendo Battacor siempre y nadie más que ellos decidiría lo contrario.  —Ahora somos espíritus libres —soltó Zylus con un suspiro— Hasta que reparemos nuestros X-readers, la búsqueda se pausa, pero es claro que pronto seremos sus enemigos de nuevo. —Nosotros podemos ayudarlos —les sonrió Maya— después de lo que hicieron por Ky, sería maravilloso hacerles un sitio en nuestro hogar. —Mejor di que te gusto y ya, Maya —respondió Zylus con media sonrisa arrogante, recostándose sobre la nieve con una sonrisa engreída y los ojos cerrados. Maya arqueó una ceja, aunque su sonrisa no desapareció. Pero fue Boomer quien contestó. —Fue increíble, en serio. Pero hey, este lugar está demasiado frío y ustedes se están congelando. Vengan, los llevamos al monasterio como agradecimiento. —Nos encargaremos de que sus X-Readers vuelvan a funcionar —ofreció Ky, mirándolos con sinceridad—. Y podrán continuar su búsqueda del kairu por su cuenta… como verdaderos guerreros. Zylus lo miró por unos segundos, luego asintió despacio. Rynoh y Bash se miraron entre sí, medio sonriendo. La tormenta había acabado por fin, y esto no era el comienzo de una amistad ni nada por el estilo. Solo una tregua, los Battacor aceptarían la ayuda y cuando pudieran, volarían por su cuenta hasta nuevas aventuras. Puede que hubieran sido expulsados. Pero no estaban vencidos. Mientras los dos equipos subían al X-Scaper, en el borde del lago, una grieta nueva se formó. De ahí emergieron tres figuras idénticas, empapadas y ardiendo en venganza. Esta noche frívola renacía un equipo que empezaría una nueva facción, y se creaba además una nueva enemistad que se verían obligados a sortear. Los Hiverax no estaban contentos, pero algo era seguro, los Battacor habían recuperado su confianza y nada los detendría ahora.
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