ID de la obra: 1433

Doble lealtad

Het
R
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2
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planificada Midi, escritos 137 páginas, 71.131 palabras, 26 capítulos
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Capítulo 26 : El dilema

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Maya se heló por dentro al ver la fina línea roja abrirse en la mejilla del rubio. La visión que había tenido se cumplía delante de sus ojos, torcida y adelantada, como si el destino se burlara de ella. —No tengo nada contra ti, Boomer —siseó Dexus, haciendo desaparecer el látigo de kairu entre sus dedos—, pero lo mejor que puedes hacer es quedarte inconsciente.  Ky se había quedado pálido, pero su fuego interno no tardó en volver a tomar el control. —¿Así que este es tu gran poder? Golpear a un Stax desarmado. Felicidades. ¿Quieres un trofeo? Sin dar la apariencia de escucharlo, Dexus tomó por los talones a Boomer y lo arrastró hasta la mesa contraria a los controles. De uno de los cajones extrajo unas esposas pesadas, de metal opaco, que encajaron con un clic en la muñeca del rubio. Antes de volverse a sus prisioneros. —No tengo intenciones de seguir hablando —dijo, acomodándose el X-Reader en el antebrazo antes de meterlo en la funda del cinturón—. Solo cumplí mi deber al mostrarte parte de lo que él nos arrebató a todos. Señaló con la barbilla a Lokar, que permanecía inmóvil en su trono. —Ustedes tenían un plan bastante elaborado, según lo que vi y oí a través de los ojos de tus hermanos, Nexus. Extrajo del bolsillo de Boomer el mapa tachado, lleno de marcas, pequeñas cruces y comentarios al margen. Ky bajó la vista un momento, él mismo había hecho todas esas aclaraciones para poder seguir el plan al pie de la letra. Ahora solo sentía la torpeza de haber dejado pistas perfectas. —El equipo Tiro debe estar ya en el punto del primer contenedor —señaló Dexus, trazando con un dedo enguantado el pergamino de una esquina hasta la otra, sonriendo con suficiencia—, los dejaré esperando, primero debo ir por nuestros hermanos, Nexus. Ellos me ayudarán a robarles el kairu a esos mocosos. Nexus, que hasta ese momento parecía petrificado, parpadeó con brusquedad. La mención de Vexus y Hexus lo sacudió como un golpe. Se daba cuenta de que esto para nada había terminado. —¿Porqué haces esto, Dexus? ya te vengaste de Lokar...  —Eso no quiere decir que esté satisfecho. Una sonrisa maniática deformó sus rasgos, tan conocidos y a la vez tan lejanos. Nexus se estaba hartando de la sensación de su presencia en su sala mental. —Cuando Lokar me rehízo, reemplazó el kairu azul por el kairu oscuro, su energía maligna. Me usó para saquear muchos depósitos en varias partes de la galaxia, pero todo de todo ese kairu oscuro que yo robaba, mucho pasaba a mi... y con él, el deseo de más...  Nexus bajó la cabeza, comprendiendo de golpe todas las piezas. —Por eso decías que éramos parecidos —murmuró, con esa calma resignada— en cierto sentido. Pero a ti te corrompió hasta el punto contrario... por eso es tu ira la que siento con tanta fuerza y tu crueldad. —Lokar te hizo listo, casi tanto como yo, hermanito menor —sonrió Dexus, con egocentrismo—. No tengo otras emociones más allá de las oscuras, las que tú has desarrollado yo las perdí hace tiempo y créeme, no las extraño para nada. Lástima que no pueda quedarme contigo ni con nuestros hermanos. Conozco la traición desde dentro, es fácil cuando se tienen intereses que te mueven hacia ello.  —¡No! —el ciborg azul alzó la vista, con la expresión demudada por el pánico— ¡a nuestros hermanos no! Conmigo… haz lo que quieras conmigo, pero a mis hermanos no los toques. Ellos no merecen recibir ningún daño. —No lo entiendes, Nex —bufó el ciborg alzando un aparato pequeño sacado de uno de los cajones, una pieza metálica con bordes filosos, como si hubiese sido armada a prisa con restos de otros aparatos—, ellos trataron de destruirme en esa misión. Y aunque yo ya lo sabía, lograron hacerme un par de considerables daños. Les debo una pequeña venganza después de que me ayuden a recuperar el kairu del equipo Tiro y el del monasterio de Baoddai. —¡Ellos nunca te ayudarán! —le aseguró Nexus, atusado por la euforia metálica y cruel que sentía desde la sala mental de Dexus— siguen siendo lo que son, el kairu oscuro fue el que los creó... pero son fieles a mi antes que a Lokar y su maldad. —Es por eso que tendrás que ir conmigo. Dexus llevó el aparatito pequeño hacia su ojo izquierdo y, cuando este empezó a lanzar azes de luz, su iris centelleó hasta que se tornó azul. Cuando volvió a mirar a los Stax y a Nexus, tenía un juego de colores muy llamativo en la mirada. Un ojo amarillo y el otro azul, brillante como un vidrio recién cortado. —Siempre me gustó más este color ¿sabes? —parpadeó ligeramente, mirándose en un espejo que había sobre la mesa— creo que impone más y ahora además es útil. Nexus no lo podía creer. Sabía exactamente lo que significaba eso. —Quiere hacerse pasar por tí… —le murmuró Maya a Nexus, con la voz quebrada. —Exacto —Dexus sonrió, una sonrisa tan retorcida que ni el tono azulado de sus nuevos ojos lograba suavizar—. A nuestros hermanos no les costará creérselo. Vexus siempre confió en Nexus, y Hexus se dejará llevar por lo que ve. Y lo que verá será a su querido hermano azul acercándose con un nuevo plan. CUando terminó con el otro ojo, el brillo azul parpadeó un instante, ajustándose. Y después pasó el aparato a la piel, coloreando del tono rosa claro, aún pálido, en el que se había convertido Nexus para este momento. Ahora sí, Dexus se veía completamente como Nexus. Salvo por la sonrisa y la expresión que destilaba la misma malicia que sus hermanos muchas veces, la misma malicia de antes, demasiado cínica y frívola como para pertenecerle al Nexus actual. —Cuando regrese —Dexus tomó el contenedor kairu que Boomer portaba para llevárselo consigo—, puede que sea con el equipo Tiro, les harán compañía en la celda. Ky entrecerró los ojos, con ese lado competitivo que se intensificaba cuando alguien intentaba humillarlo. —¿Y para qué tanta actuación, genio? —escupió el líder, cruzándose de brazos—. ¿Qué se supone que ganas con todo esto? Dexus manipuló el contenedor entre ambas manos, dejándose distraer por el reflejo del azul en la superficie bruñida, antes de responder. —Lo evidente —dijo al fin, despacio—. Voy a regresar todo el kairu a mi mundo. Aún a costa de tener que arrancarlo de todos ustedes... Cuando Dexus salió, Nexus tuvo la impresión de que su mundo entero se desestabilizaba por unos segundos. Maya lo tomó de la mano y él la dejó hacer, no por debilidad, sino porque agradecía el apoyo mientras pensaba. Cuando estuvo más calmado, les contó lo que había visto en los recuerdos de Dexus.  Al terminar de contarles todo, Ky soltó un bufido, cruzándose de brazos, más irritado que impresionado. —Es una especie de mártir de otro mundo... —bufó con desprecio, sin prestarle demasiada atención a Nexus, se volvió a Boomer— ¡Boomer! ¡Eh! ¡Despierta de una vez! Necesitamos neuronas activas, no una siesta. —Ky, por favor... —se quejó Maya, con un tilde de exasperación en su voz— Aunque la herida en la mejilla con sea gran cosa, su cabeza dio contra el suelo al caer... probablemente no despierte en un buen rato. —Lo siento... —admitió el líder, aunque a regañadientes— busco opciones para salir, debemos detener a ese impostor antes de que lastime a Gia, Balistar y Apex... —Ekayon también está con ellos —le recordó ella, con preocupación—. Comprendo tu ansiedad, pero detente un momento y piensa. No podemos hacer nada en forma desesperada, solo lo empeoraremos... Maya guio al ciborg azul hasta la pared de vidrio para que se apoyase por un momento. El chico lo hizo, pero parecía seguir aturdido por todo lo visto en ese recuerdo que ahora sentía casi como propio. Pasaron unos segundos antes de que Nexus hablara, casi sin mirarlos. —Talvez es lo mejor —dijo de pronto—. Talvez lo mejor es dejar que Dexus regrese la energía a su mundo. Ky giró tan rápido que hizo respingar a Maya.  —¿Perdón? —lo cortó, incrédulo—. ¿Estás escuchándote? ¿Después de todo lo que hizo, lo que quiere hacer, ahora resulta que le vamos a regalar el kairu con moño y todo? —El kairu era de ellos —respondió mecánicamente, aún con la mirada perdida—, de su sociedad en primer lugar y de los suyos. Habían trabajado para conseguirlo y habían logrado un punto de espiritualidad perfecto para merecerlo. Podían invocar sus monstruos sin necesidad de X-readers, eran parte de ellos y se nutrían de su misma energía... Maya captó el temblor oculto bajo esa calma artificial, y ella no podía evitar intervenir para justificarlo. Bajó la mirada un momento, pensando más rápido de lo que hablaba. —No está diciendo que lo apruebe —intervino, con calma—. Está procesando todo a la vez. Dexus le metió en la cabeza una vida que no es suya. Eso confunde a cualquiera, Ky. Ky exhaló fuerte, irritado. —Sí, pero confundirse no es rendirse. Y aquí nadie se rinde, mucho menos nosotros. Y mucho menos tú —señaló a Nexus con exigencia de mejores resultados—. Así que deja de decir disparates y ayúdanos a pensar cómo salir de esta ratonera. —No son disparates —respondió Nexus, serio, pero más alerta ahora—. Es una... especie de dilema lógico y moral a la vez. —Pues descártalo ya —remató Ky, dando un pisotón fuerte en el suelo—. Porque no voy a quedarme atrapado en una pecera mientras ese impostor juega a ser tú. Nexus negó con calma, pero desvió la mirada con dolor antes de volver a hablar. —Murió mucha gente, fue un genocidio y fue Lokar el que lo hizo... Él asesinó el mundo de Dexus, les robó su kairu y no conforme con eso, lo secuestró y lo corrompió para hacerlo su sirviente. Y encima después nos creó a nosotros en base a él... ¿No te estás dando cuenta de quien es aquí la victima real? Maya presionó la mano de Nexus entre las suyas y así llamó su atención. —Puede que sus propósitos sean justos —empezó a decir, con suavidad pero lentitud, quería que él le entendiese por completo—, pero es no quiere decir que él sea capaz de mantenerlos así hasta el final. Tal vez incluso crea que el kairu puede restaurarlo todo y devolverle a su mundo su antigua gloria. Pero tú mismo lo has dicho, Dexus está corrompido y él admitió que solo siente lo malo. ¿Puedes imaginar lo que un ser semejante a Lokar, o peor, puede hacer con tanto kairu? Puede que si, lo tome todo y busque la forma de regresar a su mundo destruido. Pero piensa ¿qué hará ahí con tanta energía valiosa? Nexus miró a los ojos dorados de la joven delante de él y se detuvo a considerar sus palabras una a una. A pesar de que la belleza diferente de Maya lo desconcentraba, no le costó demasiado dar con la línea de pensamiento que ella seguía. La humanidad en su interior, pequeña pero creciendo, pesó más que la fría lógica. —Nada bueno —concluyó. —Exacto —respondió Maya—. No reconstruirá nada y menos a su gente. Ky gruñó por su lado, irritado por la cercanía ligeramente romántica entre Nexus y Maya y porque la conversación no estaba siendo liderada por él. Iba a intervenir, pero un quejido hizo que todos miraran a Boomer. —¿Chicos? —gimió, quiso llevarse la mano a la mejilla, pero el tirón de las esposas lo terminó de despertar— Hey... aquí creo que pasaron muchas cosas y no me he enterado de nada... siento que me perdí tres episodios enteros. —Boomer, hermano, por fin —exclamó Ky con dramatismo—. No sabes lo feliz que me haces al abrir los ojos, hermano. Pero no hay tiempo para recapitulaciones. ¿Puedes alcanzar la consola? queremos salir a estirar las piernas antes de patearle el trasero de hojalata a Dexus. Boomer trató de levantarse. Por las expresiones de su rostro, fue evidente que el esfuerzo le dolió, pero empujó con la determinación de siempre. Se estiró hacia la consola, rozándola con los dedos antes de perder el equilibrio y gruñir de frustración por el tirón de las esposas. —Lo siento... estoy algo inútil en este momento. —Tranquilo, Boom —le sonrió Maya, alegre de que su amigo, casi hermano, estuviera mejor—, hiciste tu mejor esfuerzo. ¿Qué tal la mejilla? Él se llevó la mano al rostro y, por el gesto de dolor que demudó su rostro, todos sintieron un ápice de culpa. Retiró la mano, con las puntas de los dedos manchadas en rojo. Palideció levemente, pero fingió que todo estaba bien. —No es nada —les aseguró, limpiándose la sangre que seguía bajando con el borde de la camiseta—. Servirá para hacerme ver más guapo y cool. Ky negó con una sonrisa. —Te ayudará a conseguir chicas, dalo por hecho —le guiñó un ojo con complicidad—. Pero hermano, tenemos que salir de aquí. Boomer suspiró, terminando de limpiar la mejilla rasgada con más indiferencia de la que debía aparentar. Les aseguró que todo estaba bien y que al recuperar algo de su fuerza, lo volvería a intentar llegar a la consola. —Olvídalo, Boomer —se incorporó Nexus. Aún sostenía la mano de Maya, pero la soltó con cuidado antes de moverse hacia el vidrio—, vamos a salir de aquí en un momento. Se adelantó hacia el vidrio y les hizo un gesto a los demás para que retrocedieran. Maya y Ky obedecieron, con dudas, pero con más curiosidad. Boomer se incorporó de nuevo para mirar mejor lo que hacía el ciborg. El primer puñetazo solo sirvió para calcular cuanta más fuerza debía emplear, pero Nexus calibró con rapidez los pistones del interior de su brazo antes de volver a intentar. El segundo golpe hizo crujir toda la superficie, astillando el vidrio y creando un patrón complejo. Y el tercero con el otro puño derribó la pared completa. Las esquirlas se vinieron abajo, estallando en varias direcciones y bañando a Boomer de cristales pequeños afuera.  —Eh… gracias —balbuceó—. Creo que ahora tengo brillo por todos lados. Ky resopló una risita, Maya negó divertida. Los tres salieron de la celda y bajaron al laboratorio. Nexus se acercó a Boomer y con una presión de hierro, rompió las esposas que sostenían a Boomer. Maya le examinó rápido la mejilla y la cabeza, asegurándose de que no estuviera demasiado herido antes de seguir adelante. Ya se habían cumplido dos partes de su visión. No quería ver si el resto también se cumplía. El final seguía rondándole la cabeza, y con eso en mente se volvió a Nexus, solo para notar algo que no había visto antes. El ciborg azul estaba delante de Lokar, observando su figura inerte con aprensión. Sus manos a ambos lados de su cuerpo temblaban apenas por el esfuerzo, y al verlas de más cerca, Maya notó que los guantes se habían roto. La tela que debería cubrir los nudillos estaba abierta y se podía ver la piel desollada hasta que las partes metálicas eran muy visibles bajo la fina capa de sangre. Más de este liquido bajaba entre los restos metálicos incrustados. Parecía que los remaches en los guantes habían jugado en contra y algunos habían herido más que proteger sus manos. —Nexus… —susurró Maya, horrorizada— Estás sangrando. Él bajó la vista, apenas curioso, como si lo descubriera en ese instante. Alzó las manos y las miró por el derecho y por el revés. Siempre le fascinaba lo débil que eran sus partes orgánicas en contraste con las robóticas. Flexionó los dedos muy despacio y observó el mecanismo desde adentro —Lo resolveré después. —dijo simplemente. —¿Después? —farfulló Ky, abriendo los ojos—. Hombre, eso no es un rasguño ¿no duele? Boomer, aún cubierto de fragmentos de vidrio, parpadeó. —Y yo pensando que mi cara era el problema… —Cuando están recientes, las heridas no duelen mucho —explicó Maya la naturalidad con la que Nexus movía los dedos—, cuando se enfríen empezará a doler. Pero tú has soportado mayores daños y has sobrevivido a pesar de ello. Nexus asintió y dejó las manos a los costados. No le costaba recordar lo pasado con las heridas que los Battacor le hicieron antes, hacía ya unos meses. Aún había una cicatriz en su abdomen que mostraba cuan grave había sido y cuan inexperto fue él mismo al intentar repararse. Sin pensar de más, Nexus marcó la salida. Debían impedir todo lo que Dexus había dicho, no podían retrasarse más. Había mucho en juego y esta contienda inesperada apenas comenzaba.
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