ID de la obra: 1435

FTGO: ¿Un Isekai entre amigos?

Gen
R
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planificada Mini, escritos 22 páginas, 10.684 palabras, 3 capítulos
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Capítulo 1: Mamones y Mazmorras.

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«—¿Dónde estoy?»       El lugar en donde estaba era incierto. La blancura del sitio era enceguecedora. Con dificultad podía ver sus manos, pero fue la última de sus preocupaciones. Frente a él aparecían cosas como pantallas, mostrando imágenes que no reconocía. Las mismas imágenes lo rodearon, y allí las distinguió mejor.       Eran memorias. Pudo reconocerlas. Su corazón se estremeció en nostalgia. Incluso vio aquellos recuerdos que no sabía que aún conservaba. Llevaba sus manos hacia las imágenes voladoras y fue entonces cuando comenzó a caer. Caía y caía, sintiendo el aire chocar contra su cuerpo. Intentaba gritar, pero no podía; en realidad estaba gritando con todas sus fuerzas, pero ni un solo tono salía de su boca. Se ponía nervioso, al punto sentirse asfixiado hasta que sus ojos se cerraban.

[…]

      Algo molestaba. Si, justo en su frente. Abrió los ojos y pudo ver la causa de la molestia; un constante goteo del techo de piedras. Las gotas caían justo en su frente, habiéndolo dejado empapado. Como estaba tirado en el suelo, se levantó tocando su frente y limpiándose el exceso de humedad en la ropa. Allí mismo fue cuando la realidad volvió a su mente y le hizo reconocer la situación, exaltándolo enseguida. Palpando su cuerpo, muchas cosas venían a su mente, pero sobre todo preguntas ¿Cuándo se dejó crecer el pelo? ¿O se lo había cortado? ¿Y esta ropa? Aunque todas esas preguntas fueron ignoradas al momento de darse cuenta de que no había estado solo todo este tiempo. Mirando a una de las paredes donde había estado todo este tiempo, cruzó miradas con otro individuo. Estaba sentado con la espalda contra la pared, y parecía haberlo estado mirando todo este tiempo.       —¿Quién…?       —Yo hago las preguntas compa. Primero ¿Quiénes son ustedes?       —¿Ustedes?       Al mirar, entendió que habían dos personas más también recostadas en el suelo. Un par de tipos rubios, bastante diferentes en complexión. Escuchó como sonaba un mecanismo que juraría solo escuchó en videojuegos.       —Despertalos —el tipo de los tatuajes, el que había estado sentado contra la pared, ahora le apuntaba con una escopeta. No tardó nada en hacer lo que le pidió. Los otros dos mostraron molestia al despertar, pero al verse amenazados con un arma levantaron los brazos mostrando estar desarmados.       —Bueno ¿Quiénes son?       —Te juro que no tengo ni idea —exclamaba el rubio de cuerpo ligero—. Lo ultimo que recuerdo es…       Se tomó un momento para pensar.       —¿Y? ¿Qué recordas?       —Bueno, dejalo —interrumpió el rubio corpulento—. No creo que con una escopeta en la cara se acuerde más rápido. El amenazador se dirigió a él. Lo tenia en la mira, y por lo que parecía, no era muy paciente.       —Entonces vos ¿Quién sos?       —Me llamo Alan. Entrecerró los ojos, sospechando.       —Alan qué.       —Alan Ocampo.       —¿Enserio? Bajó la escopeta por un momento. Se acercó a mirarlo más de cerca.       —No te pareces al que yo conozco. A ver ¿Qué son los Jojo’s?

[una larga explicación después]

      —Bueno te creo ¿Y ustedes dos quienes son?       —Soy Matias, así que creo que el es…       —Diego —una vez la situación se había calmado, hablaron de lo más importante—. Che, como que cambiaron un montón ¿Qué pasó?       Ya que la situación se volvió un poco de película, se sentaron en circulo a pensar. Físicamente habían cambiado rotundamente, eran casi irreconocibles a sus compañeros, pero aún así, algo les decía que si eran ellos, aunque corroborar nunca estaba mal.       —A ver ¿Cómo se llamaba el personaje que usabas en Mugen?       —Fueguitos. Me toca ¿Qué héroe usabas en Mobile Legends?       —Al uber. A ver Diego ¿De que te disfrazabas para trabajar?       —De Spiderman.       La situación se les hacia graciosa. El lugar tembló por un momento, dejando que el polvo cayera sobre sus cabezas.       —Con la tonteria ¿Dónde estamos?       —Ni idea ¿Alguien si se acuerda que pasó?       Todos se pusieron pensativos. Hubo silencio, hasta que Matias dijo lo que recordaba.       —¿Estabamos jugando juntos?       —Oh my god is Albert Einstein       —Bueno ¿Alguien se acuerda que estábamos jugando?       Y en ese preciso momento tuvieron una epifanía. Todos al mismo tiempo.

«For The Glory Online»

      Ese bendito juego al que le habían echado tantas horas que podría decirse que sabían todo sobre el. Pero algo estaba borroso. Algo estaba incompleto.       —Ahh ya fue. No sé hermano.       —Si, hasta me duele la cabeza ya.       Se mantuvieron callados hasta que alguien preguntó.       —Che ¿Y la interfaz de usuario? Al terminar la frase, frente a Diego salió una especie de pantalla holográfica táctil que decía su nickname, estadísticas e inventario.       —¡Faaa! ¿Nivel 100?       —Eso no es nada, a ver los… —tuvo una pausa para limpiarse bien los ojos—. Naah ¿Y mis items?       —A ver yo —al repetir la frase también salió el mismo cuadro pero para Brichu—. Puta madre abuela. Por lo menos tengo mi escopeta.       —No sos el único —Alan también mostraba su arma, una ametralladora M4, haciéndola aparecer como arte de magia—. Ah pero solo tengo un cargador.       —Yo no tengo nada tambien. Igual, que todos estemos al máximo debe ser algo bueno. De hecho, todo se siente muy real para ser un juego.       —A ver —Brichu le dio un golpe al hombro, pero lo próximo fue impresionante.       Mandó a volar a Matias de un solo golpe contra las paredes de piedra. Por un momento miró su puño pensando si no se habia controlado o no. Se dirigió hacia su compañero para corroborar su estado.       —¿Y pa? ¿Querés otro?       —No sabría decirte. No me dolió como siempre, pero si me mandó hasta la pared.       —Ah, entonces si queres otro.       Esto dejó un poco perplejos a los demás. Brichu se inquietó por alguna razón. No despegaba la mirada de la entrada oscura que habia hacia esta habitación y retrocedía.       —¿Qué pasa? —ni bien Alan inquirió, sucedió.       Desde la oscuridad de la entrada emergió un lobo. Aunque decirle “lobo” es algo corto, puesto era bastante grande y con cierto aire de fantasía, puesto a los ojos de la mayoría parecía emanar una energía densa, como si formase un aura. Se abalanzó sobre Alan, el cual con suerte llegó a poner el brazo de frente y fue mordido allí.       —¡Alan! —Matías rápidamente reaccionó sujetando al lobo por detrás, usando su brazo para ahorcarlo.       —A ver, quédate quieto Kupa —Brichu conservó la calma y pegando el cañón de la escopeta al cuerpo del animal.       Y disparó. El disparo parecía tener la potencia suficiente como para haberlo empujado al contra la pared, con Matias incluido. Este ultimo, casi enterrado en la pared, se quitó al lobo de encima, el cual parecía ya no tener vida.       —Eso…No era lo que planeaba.       —Gracias amigos —Alan se habia levantado y se limpiaba el polvo de encima.       —Te pasaste Brichu —Matias se levantaba y también se limpiaba el polvo—. ¿Cuántos cartuchos te quedan?       —Hmm… —Brichu miró su escopeta por un momento, y sin sacar los cartuchos contestó—. Siete.       —¿Cómo sabes? —No se, solo lo siento.       Con ahora un lobo gigante muerto, intentaron procesar todo lo que pasaba. Llegaron a la conclusion de que estaban encerrados en un juego, en el ultimo que jugaron. Viendo que probablemente estaban en peligro, asimilaron que este juego se acercaba a la vida real, puesto la muerte era una posibilidad, y tambien el daño. No solo eso, tambien descubrieron algo más interesante.       —Eh, mis habilidades no estan.       —¿Qué?       —Si, es como si no las hubiera aprendido.       —Es verdad —Alan corroboró las suyas—. Las mías también.       —Yo tengo algo también. Miren —Brichu mostró su panel de estadísticas.       Si bien tampoco tenia las habilidades desbloqueadas, el tenia una peculiaridad de que parecía requerir puntos de experiencia para hacerlo. Al parecer, matar a ese lobo le dio unos cuantos puntos de experiencia.       —Esperá, esto pide locura —exclamó Matias—. Si ese lobo te dio algo asi como cinco puntos, una habilidad pide como mil.       —Es cuestión de matar mas lobos supongo.       —Esto es…       ¿Malo? ¿Horrible? ¿Peligroso? No, el grupo entero pensó algo completamente distinto. «Genial» Cada uno del grupo pensaba algo distinto, pero todo apuntaba a que estar aquí, en ese mismo instante, juntos y frente a algo completamente distinto, desafiante y diferente, era mil veces mejor que la realidad.

«Ya no voy a tener que ir a trabajar»

«Ya no voy a tener que salir de casa»

«Ya no voy a tener que estudiar»

«Ya no voy a tener que…»

      Por ahora, disfrutarían un poco la experiencia. Si claro, luego podrían preocuparse para encontrar alguna manera de irse, pero por ahora.       —¡Vamos a conquistar este lugar! Lo tomaron con gracia, pero al parecer uno de ellos se emocionó demás.       —A partir de ahora, quiero ser llamado Peace.       —Yo no voy a cambiar mi nombre —dijo Brichu.       —A mi diganme Diego, pero cuando estemos frente a más gente diganme Wendigo.       —Yo tampoco voy a cambiar mi nombre.       —Dale Alan, metele onda.       —Bueno, Kymera está bien.       Parece que no por nada son compañeros de viaje…

[...]

      Caminaban en fila, con relativa lentitud. Uno del grupo caminaba mientras posaba su mano sobre la pared de la izquierda, ya que había leído que esa era una manera de no perderse, aunque tampoco sabia como funcionaba. Los demás seguían al de adelante, desconfiando de vez en cuando de la oscuridad a sus espaldas. Aunque ahora era mas importante la antorcha que portaban con ellos; mientras habían tenido esa conversación sobre nombres, descubrieron un talento de Diego que sería muy útil. ———————————————————————————————————————————————————————————————       Hinokagutsuchi Una habilidad que permite crear hechizos temporalmente. El origen de la misma se encuentra en la sabiduría del portador, puesto necesita saber con precisión la composición del hechizo que quiera crear. ———————————————————————————————————————————————————————————————       El fuego se compone de calor, combustible y oxigeno. Diego recordaba eso de sus tantas clases de quimica. Mientras seguían caminando, la llama en la mano de Diego era lo que iluminaba el camino. Brichu lo seguía, atento al entorno en donde se sumergían.       —Diego ¿no sentís que te quemas?       —Por raro que suene, no siento nad... —Brichu sujetó a Diego de la ropa pero desde la espalda, evitando que siga caminando.       A los pies de Diego se fragmentó el piso, dejando ver que era una posible trampa. Picos afilados de piedra se encontraban al fondo. Si no fuera por Brichu y su nuevo talento, quizas Diego no estaría vivo en este momento. ——————————————————————————————————————————————————————————————— B.U.Z.Z. Una habilidad que permite crear un área invisible alrededor del portador, dotándolo de la información del ambiente. Puede analizar estructuras, objetos y hasta seres vivos, comprendiendo su fortaleza vital. También crea una especie de segunda consciencia, siendo incapaz de ser emboscado, y repartiendo el doble del daño si su presa no se percata de que está siendo cazada. ———————————————————————————————————————————————————————————————       —Gracias Brichito.       —Me debes una.       Rodearon la trampa para seguir caminando. Diego iluminaba, Brichu controlaba lo de las trampas ¿Y los otros dos? Uno de ellos hizo saber con rapidez que era lo que pasaba por su cabeza.       —Me estoy muriendo de hambre.       —Bancá ¿No ves en donde estamos?       —Tengo sarpada hambre.       Aún no habían descubierto sus talentos, pero no era demasiado importante. Por ahora, los únicos con armas eran Brichu y Alan, quizás Diego sería capaz de defenderse. Las armas contaban con munición limitada, y eso supondría un problema.       —¿Dónde creen que estamos?       —No tengo ni la más remota idea.       —A ver, estructura de piedra, humedad, trampas, lobos. Me suena a algo pero no sabría que decir.       —A mí me parece una dungeon.       Dejaron de hablar porque habían encontrado el final del pasillo. Lo supieron en cuanto vieron la luz que emanaba de la habitación a la que se aproximaban. Finalmente, no más trampas, aunque al llegar quedaron bastante confundidos.       —¿Esto es lo que creo que es?       —Parece…       —Una arena.       Estaban profundamente extrañados ¿Una arena de combate? Incluso más ¿Esa era la luna? ¿Estaban en el exterior? Podían ver hasta las nubes y sentir el mismo viento de la noche. Cuando voltearon a mirar el pasillo por el que habían venido, este había desaparecido.       —Watefok.       —Literalmente.       Brichu se aferró a su escopeta. Incluso parecía bastante agitado. Los demás sintieron algo extraño en el aire.       —¿Brichu?       —Esto se va a poner feo —respondió.       El suelo temblaba, casi como si toda la arena fuese arrasada por un terremoto. Algunos se cayeron al suelo mientras que otros luchaban para mantenerse en pie. De entre la tierra de la arena, emergió un monstruo robusto, cornudo, que bramía sacudiendo el polvo de su cuerpo. En su mano derecha, un hacha que desprendía calor y un color al rojo vivo. Era una bestia mitologica, un minotauro. Al chocar miradas, les rugió al grupo, intimidandolos con su gran aura asesina.       —¡A la mierda! —gritó Peace exageradamente.       —¡Es mío eh! —respondió Brichu.       El minotauro se acercaba con pasos pesados, levantando tierra cada vez más. Aplastó el suelo con su hacha, haciendo que el grupo se dividiera para evadirlo. Peace directamente comenzó a correr hasta llegar al borde de la arena, mientras Brichu comenzaba a darle escopetazos desde una distancia segura, sin hacerle aparente daño a la bestia. Luego de haber tomado distancia, Diego tambien comenzó a pensar en algo. Alan solo corría sin parar. El siguiente hachazo fue para Brichu, el cual daba un pequeño salto hacia atrás para evadir el corte, pero el calor del arma era notoria. El minotauro no daba descanso, y se acercaba más a Brichu, hasta llegar a golpearlo, mandándolo a volar contra el borde de la arena. Por suerte, Brichu habia bloqueado el golpe con su escopeta, la cual ahora estaba al rojo vivo por el suceso. Tuvo que soltarla por un momento, mientras se agarraba el pecho, tosiendo. Ese fue un gran golpe. El minotauro se acercaba hacia el herido, pero Alan se adelantó, disparando a quemarropa mientras se acercaba, y gritaba. Al llegar a una distancia cuerpo a cuerpo, soltó su metralleta y se deslizó por la arena, levantando polvo y esquivando el corte del hacha.       —¡Ataque de arena! —Alan había tomado un puñado de arena durante su deslizamiento y se lo echó en los ojos.       La bestia mostró disgusto por el movimiento, puesto lo había respirado también. Lanzaba hachazos a lo tonto por un momento, el cual Alan aprovechó para atraparle un brazo, el que sostenía el arma, para morderlo y sacarle un pedazo. El monstruo se lo sacó de encima sacudiéndose. Alan no llegó a recuperarse y cayó de cara al piso. Se levantaba lentamente, escupiendo la arena que le entró en la boca, pero al mismo tiempo saboreando el pedazo que le había sacado del brazo al minotauro.       —No esta mal… —declaró con una cara pensativa—. Sal, sin duda le falta sal.       Antes de que termine de pensar, su enemigo ya se le estaba tirando encima, saltando y planeando aplastarlo con su hacha. Alan lo supuso por la sombra enorme que generaba ese bicho. No iba a poder esquivarlo. De repente, un disparo se escuchó. El minotauro salió volando como si fuera de papel, estrellándose contra las paredes de la arena. Brichu se había levantado. Miró su escopeta sorprendido, no tenia ni idea de que podía hacer eso. La examinó un momento. Por supuesto, tenia una chance de que el disparo ignore la distancia con su enemigo, por ende, ese disparo fue como recibir un escopetazo de lleno en el pecho.       —Me gusta.       Parece que el enemigo era bastante persistente. Aquel disparo le había hecho un daño notorio, pero no dudo en ponerse de pie, con ojos inyectados en sangre, divisó a su próxima presa; Peace, que aun seguía pegado a un pared de la arena, casi muerto de miedo. Salió corriendo.       —¡Ayudaaa! ¡Amigoooos!       El toro humanoide comenzó a perseguirlo, muy cerca de ganarle en velocidad, con sed de sangre.       —¡Agarralo pa! ¡Agarralo de frente cagón!       —¡Callate Brichu y ayudame! —comenzó a correr a su dirección.       —¡Bancaaaa no me lo traigas todavia!       —¡Ayudame forrooo!       Mientras corria, Peace tuvo la genial idea de voltear a ver cuanta distancia le logró sacar. Cero. Nada. Literalmente lo tenia casi pegado a su espalda. En ese momento, una gran cantidad de información sobrellenó su mente. Casi como si el tiempo se ralentizara, logró notar todo sobre el monstruo; que tan fuerte era, su nivel, su estado, etc. Se dio la vuelta con un timing perfecto, logrando sujetarlo de los cuernos, ralentizando su embestida.       —¡Ajá! —rápidamente, a su mente vinieron imágenes de como el minotauro le arrancaba los brazos, y entonces lo soltó, no sin antes darle un rodillazo en toda la cara.       ¿Qué habia sido eso? Fue sumamente aterrador. Siguió golpeándolo en el abdomen, aunque no parecía ni siquiera moverlo.       —¡Era pegarle pa, no hacerle cosquillas!       Era extraño, se movía con una agilidad que no sabia que tenia. No era de película claro, se movía casi como si fuera un principiante, pero esquivaba los agarres por poco. Logró sujetarlo por los cuernos de nuevo, y montarse sobre su espalda.       —¡Alan!       Pero Alan estaba lejos, mirando la arena, quien sabe por que.       —Bueno ¡Diego! —y también estaba lejos, mirando la arena, buscando quien sabe que—. ¡¿Brichu?!       —Ya ya, no llore. Sosténgalo bien —y Brichu apuntó con su escopeta mientras caminaba lentamente.       Peace perdió el agarre y se cayó, a lo que el minotauro aprovechó para patearlo lejos.       —No importa, después de todo, yo también quería ese 1v1. Apretá los dientes pa, porque pienso darte un baile bien sabroso.       Ambos, tanto Brichu como el Minotauro se miraron. El minotauro parece que había detenido el sangrado de la herida anterior de la escopeta. Tomó una posición de carga, dejando su hacha caer sobre la arena, rascando la misma como signo de superioridad. Brichu accionó el mecanismo de su escopeta, y se aferró a ella. Corrieron el uno hacia el otro, encarando con todo lo que iban a tener; el toro con sus cuernos y Brichu con su arma. En el ultimo momento, Brichu se deslizó entre sus piernas, evadiendo los mortíferos cuernos y abriéndole un agujero en el pecho al monstruo.       Al parecer ese escopetazo no fue suficiente. Aquel monstruo era sin duda resistente. Brichu escaló su espalda y tomándolo de los cuernos, le quebró el cuello. El minotauro tambaleaba pero no caia. Brichu volvió a girar su cuello 180º. Y de nuevo, y de nuevo, hasta que finalmente cayó.       —Faa compa ¿Tantas ganas de vivir tenias?       —Listo, ya estoy —Alan se acercaba con su arma—. Perdón, se me perdió cuando la tire.       —Y para que la tiras mamón.       —Para correr más rápido.       —Pff, si claro, se notó un montón y vos Diego ¿Qué carajo hacías?       —Lo estaba ayudando a encontrar la metralleta.       —Naaa, GG.       —Hey miren lo que encontré —apareció Peace cargando con ambas manos el hacha de fuego del minotauro—. ¿Estará piola?       Aunque todos estaban sumamente sucios, cansados y sobre todo, casi traumatizados, ganaron. Claro que ganaron, hacían muy buen equipo.       —Diego ¿Sale un fueguito por acá? Para hacer un asadito— Alan procedió a hacer pequeños silbidos para entonar la idea.       —Que asco ¿Y con que lo vas a cortar?       —Que cortar, con las manos paps —cuando Alan se acercó, el brazo del minotauro se movió un poco—. Uyy todavia no jaksjaks —dio un pequeño salto hacia atrás para alejarse.       —Yo me encargo panas —Brichu se acerco a la cabeza y tirando de los cuernos le arrancó la cabeza—. Listo, venga ese asadito.

[...]

      Al parecer, si se cocinaba la carne de ese minotauro con cierta técnica ¡Quedaba una deliciosa carne jugosa de res! Aunque la verdad si fue muy difícil hacerlo desde cero y tuvieron que desperdiciar cierto material, la piel sobre todo.       —Como Diego no puede levantar el hacha, Brichu tiene su escopeta y Alan tu metralleta, me la quedo yo —dijo Peace, haciendo desaparecer el hacha hacia su inventario.       —Si es así, yo me quedo con esto —Brichu levantó el cráneo con los cuernos intactos del Minotauro y lo guardó también.       Aquel inventario era sin duda alguna muy útil. Pudieron guardar allí un poco de la comida que sobró. No fue lo único que descubrieron también. ——————————————————————————————————————————————————————————————— Laplace Una habilidad que dota al portador de una gran capacidad mental. Ofrece una gran cantidad de in formación al usuario, dándole la ubicación exacta de cada cosa dentro de su rango y pudiendo calcu lar sus posiciones y movimientos gracias a esta. También provee estadísticas sobre situaciones lógi cas, y puede procesarlo todo con gran velocidad y precisión. Puede ser aplicado sobre uno mismo. ———————————————————————————————————————————————————————————————       Todos estaban satisfechos, tanto que casi no querían moverse. El único que seguía comiendo, y que casi los dejaba sin reservas, era Alan.       —Che Alan bajá un cambio man.       —Es que esta re bueno —incluso no se detenía para hablar correctamente—. Y encima ni siquiera me siento lleno. Además quiero ver que habilidad me da. ——————————————————————————————————————————————————————————————— Glotonería Además de proporcionar al usuario un hambre casi insaciable, le permite robar una habilidad del sujeto que devore siempre y cuando se coma un gran porcentaje de su cuerpo. Esta habilidad puede evolucionar. ———————————————————————————————————————————————————————————————       Cada vez pensaban que las habilidades se volvían más estúpidas y absurdas. Después de todo, acabaron con un minotauro y fueron testigos de como Alan se comía casi la mitad de la carne de su cuerpo. A decir verdad, era muy extraño que la carne de este supuesto “monstruo” fuese casi como la carne que comían en su mundo, al punto de solo parecer un poco más sabrosa ¿Tal vez ese era el sabor que tenia la carne sin adulterar? Sea lo que fuera, estaban entusiasmados, aunque si estaban un poco cansados.       —Chicos, miren, más escaleras —señaló Diego—. Tal vez nos lleven afuera.       —Ojalá, pero la verdad es que si me agarró sueñito —Alan se recostaba sobre el suelo, sin importarle casi nada.       —Bueno, supongo que descansar no haría daño.       —Descansemos todos. Total, mi habilidad nos puede avisar si hay peligro, y no siento nada de nada.       —Si vos decís, te tomo la palabra.       Allí, los cuatro, recostados mirando el cielo e intentando conciliar un poco el sueño, y aun con sus cuerpos cansados, sus mentes seguían activas.       —Hey ¿Qué les gustaría hacer?       —Por ahora, dormir.       —Ya se, pero me refería a afuera. Cuando salgamos. Yo quisiera rescatar a una princesa tal vez. Matar un Dragon, cosas tontas como esas.       —Hmm, no lo sé. No me viene nada a la mente ahora ¿Tal vez encontrar algo bueno?       —A mi me gustaría tener un local de comida.       —¿Un restaurante?       —Un local de comida. Vendería comida para llevar.       —¿Y vos Diego?       —Una biblioteca quizás.       —Ahora resulta que soy el único con gustos raros.       —Siempre lo fuiste.       —El furro, ya me lo suponía.       —Vos callate, uber con adviento.       Todos rieron. La luna de la arena iluminaba cada vez menos. Sus ojos se cerraban lentamente. Por un momento, cada uno pensó en su respectiva familia. Quizá ya no los volverían a ver. Por ahora, se encargarían de hacer las cosas interesantes, aprender cosas nuevas, ver cosas nuevas y quizas conocer gente nueva. Lo unico que importaba ahora era descansar. Ya al dia siguiente se encargarían de pensar en cosas dificiles.
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