ID de la obra: 1435

FTGO: ¿Un Isekai entre amigos?

Gen
R
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1
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planificada Mini, escritos 22 páginas, 10.684 palabras, 3 capítulos
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Capítulo 2: Acampando en la Mazmorra

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      Los chicos caminaban por un bosque iluminado por una luz agradable a la piel, casi como si estuvieran a medio día. Los rodeaban los arboles y caminaban casi sin preocupaciones. Brichu llevaba arrastrando a un enorme oso lo más similar a un grizzly, solo que este si era más grande; matarlo fue casi un problema pero nada que un buen trabajo en equipo no pudiera solucionar. La verdad era que ya habia pasado casi más de una semana en esa mazmorra; desde la derrota del minotauro, estuvieron subiendo pisos y pisos en busca de una salida. Mataron muchos lobos y enemigos durante el camino y sobrevivían a costa de comer proteínas animales.       Nunca creyeron decirlo pero parece que se empezaban a aburrir de la carne. Por suerte encontraron este lugar; una especie de bosque natural, con ciclos de luz, habitado por 29 animales de todo tipo, pero sobre todo poderosos. Finalmente llegaron a su destino.       —Ahh, hogar dulce hogar.       Frente a la cabaña, algunos acomodaron una mesa rustica para poder empezar a hacer el almuerzo. Este refugio ya estaba en ese lugar cuando lo encontraron y les vino como anillo al dedo; aunque estaba sucio, disponía de ciertas herramientas que les ayudaron a ponerse mucho más comodos y sobrevivir con mucha mas facilidad.       —Alan ¿Cuánto te vas a tardar?       —Ponele que media hora. Es muy grande.       —Yo voy a hacer reconocimiento —dijo Brichu—. A ver si encontramos unas escaleras en este nivel para irnos al carajo.       —Yo voy adentro —dijo Diego—. Voy a ver si los libros dicen algo más importante sobre este lugar o algo.       Al principio, Brichu se ofreció a leer los libros que encontraron en la cabaña, pero entre todos decidieron que mejor lo hiciera Diego, ya que las habilidades de Brichu podrían ser muy útiles en todo momento, además de que puede avisar al grupo cuando algo sea sospechoso.       Aquellos libros lograron hacer que Diego comprendiese mejor el mundo en donde estaban y la magia que había allí. Gracias a ello, el grupo ya no pasaba sed gracias al control del agua y no pasaban frio durante las noches gracias al control del fuego. La magia de Diego era sumamente util para sobrevivir en este lugar.       —Mirá lo que encontré —le dijo Peace a Alan, mostrándole una verdura lo mas parecida a un repollo—. ¿Será comestible?       —Lo descubriremos —Alan acercó la col a su nariz, oliéndola detenidamente—. Esta buena.       Alan había adquirido diversas habilidades gracias a la cantidad de carne de animal que estaba comiendo. Por lo visto, tiene un muy bien desarrollado sentido de la vista, olfato y audicion, cortesia de todos los lobos de los pisos anteriores. También tenia un par de habilidades que no había compartido con los demás, aunque tampoco preguntaron demasiado dada la poca importancia; si alguien podía cocinar, era Alan, así que le dejaron aquella tarea motivados por la pereza de hacerlo.       —Voy a ir a ver si encuentro algo más. Ojala hubieran tomates o cebollas así podemos hacer una ensalada.       —Dale, y estaría buenísimo si hubiera alguna especia o algo.       —Si, la carne no tiene sabor a nada sin algo adicional.       Llevaban dos días en ese bosque ficticio. Dos días en los que apenas pudieron asentarse en un lugar cómodo incluso para dormir. Los demás días tenían que hacer guardia, dormir en el frio piso de piedra o depender de Brichu para no despertarse en medio de un ataque. Aunque estaban bien fisicamente, la verdad era que la tarea de salir esa mazmorra se hacia inacabable. La primer semana que pasaron allí y cuando vieron el bosque se emocionaron, pero descubrieron al momento que no se trataba del exterior.       —Sigue siendo increíble que ese no sea el sol —exclamó Peace mirando al cielo, haciendo sombra con su mano—. No se como podrán iluminar todo esto, aunque la magia sea la respuesta, se me hace sumamente inexplicable —miró al suelo y vio algo interesante—. ¿Eso es un ajo?       Efectivamente, era un ajo. Su aroma no engañaba. Finalmente, algo de sabor para aquella desabrida carne. Regresó corriendo a la cabaña, solo para encontrarse con algo muy extraño.       —¡Hey, miren lo que encontré! —gritaba mientras mostraba el ajo—. ¡¿Pero que mierda?!       Brichu estaba montando una especie de zanahoria monstruosa gigante; tenia raíces como piernas, y media alrededor de tres metros. Quería apuntarle con la escopeta en la cabeza pero aquel monstruo se movia exageradamente irregular. —¡Para allá no! —viendo el monstruo se acercaba a la cabaña, Brichu tiraba de las hojas en su cabeza para desviarlo—. ¡Hagan algo che!       —¡Toma! —Alan le lanzó el cuchillo de cazador que encontraron en la cabaña, que utilizaba para despellejar a los animales.       El cuchillo se incrustó en la piel del monstruo cerca del pie de Brichu. Peace rapidamente se aproximó para sujetar al monstruo por una de sus numerosas raices que usaba para desplazarse, dandole tiempo a Brichu para partirlo en dos de un solo cuchillazo.       —Esta cosa parece joda pero fue un problema —declaró Brichu, bajándose del monstruo que ahora estaba inerte—. Como no debe tener órganos, no hacia ruido. Cuando lo sentí en mi espalda me cagué todo.       —Es la primera cosa que vemos que no es un animal ¿Será comestible?       —De seguro si —Diego salió de la cabaña—. Aca dice que muchos monstruos son ricos en proteínas y nutrientes — señaló en el libro—. Ah pero dice que hay que tener cuidado con los venenosos.       —¿Entonces?       —No hay nada que el fuego no mate. Vamos a ver si el asado de hoy lo comemos con una… —el mismo dejó de hablar—. ¿Hay algo atrás mío?       Brichu fue rápido, y con el cuchillo se abalanzó hacia el nuevo monstruo. Este era una papa sin rostro, pero como todo tubérculo, tenia raíces que se asemejaban a tentáculos y se había estado arrastrando hacia el campamento.       —Que rico —Brichu se secó el sudor de la frente—. ¿Qué sale? ¿Pure? ¿Papas al horno?       —No se pero ya se me va a ocurrir algo. Vayan a ver si hay más de estos, así nos llevamos unos cuantos. Si encontramos especias podemos hacernos un guisito.       La mera idea de un guiso fue muy motivadora. Los que podían pelear, salieron en búsqueda de más monstruos que fuesen útiles. Alan se frotó las manos, sabiendo que la cosa se iba a poner interesante.

[…]

      —Ahh, que bueno que estaba todo.       Una buena comida sin duda podía cambiar ánimos. No encontraron más monstruos como esos, pero si alguna que otra planta aromática que podría ser útil. Alan había servido una deliciosa comida compuesta por carne de oso suavizada, puré de papas y zanahoria con ajo. Le faltaba un poco de sabor pero fue un almuerzo superior a la carne rostizada que llevaban comiendo todo este tiempo. Se recostaron sobre el pasto un momento para descansar todos.       —Hermano, esa mondá estaba mas dura que…       —¿Qué cosa?       —La papa. Pelarla fue demasiado trabajo.       —¿Y la zanahoria?       —Dos horas para hervirla. Diego tuvo que hacer crecer la llama y casi se nos funde la olla.       —Igual estuvo piola. Me pregunto de donde salieron. Brichu ¿Vos que decis?       —No se pa, yo estuve caminando por ahí hasta que esa cosa intentó atacarme.       Hicieron un poco de silencio por un momento. Con la panza llena era un poco complicado querer levantarse.       —Alan ¿Te vas a comer diez kilos de papa?       —Ni en pedo ¿Para que?       —Para ver si tenia alguna habilidad util.       —No da ¿Y si no tenia ninguna?       —Esa es una buena pregunta.       El bosque era silencioso de por si. Salvo por algún movimiento entre los arbustos, no había pájaros ni agua para que hiciera ruido. Este lugar no era habitable para humanos.       —Bueno ¿Damos una vuelta?       —Dale, asi bajamos la comida.       Aunque pensaron en ir cada uno a lo suyo, comenzaron a deambular en grupo, solo por si acaso. En el camino, Peace iba mas concentrado en mirar ciertas cosas sobre la proxima habilidad que iba a aprender. La verdad era que no tenia muchas habilidades ofensivas, y tenia muchas pasivas para compensar lo anterior. Decidió aprender la habilidad que creía que más iba a utilizar y que podría ser de ayuda para el grupo.

«Peace ha aprendido [Analisis]»

      —Acabo de aprender una habilidad.       —¿Y que hace?       —Me da información de los enemigos.       —We pero mi habilidad ya hace eso —dijo Brichu—. Literalmente cero de IQ.       —Si, pero tu habilidad solo diferencia débiles de fuertes. Esta habilidad me da datos sobre las cosas, más allá de mi habilidad [Laplace]. Por ejemplo, puedo ver que habilidades tienen cada uno de ustedes.

«Brichu ha aprendido [Maestro de armas]»

«Alan ha aprendido [Sentidos mejorados]»

«Alan ha aprendido [Reposicionamiento tactico]»

«Diego ha aprendido [Fuego control]»

«Diego ha aprendido [Agua control]»

      —Y quien diría que tienen mejores habilidades que yo. Ojalá pudiera copiarlas o algo.       —Pará pa ¿Tan roto querés estar?       —Además, si te acordás bien, en los animes siempre hay una habilidad como esa que te deja encontrar cosas más rápido —interrumpió Alan—. A lo mejor le sacas provecho.       —Esperen —Brichu los detuvo con una señal de su mano—. Hay algo.       Todos se paralizaron un momento. Los que tenían armas las prepararon, mientras que los que no solo podían cerrar los puños, esperando a ver qué era lo que salía.       —¿Qué es?       —No sé. Se mueve muy rápido. Lo siento en todos lados al mismo tiempo, pero no lo veo. Me confunde.       Aquel bombardeo de sentidos afectaba a Brichu al punto de hacerlo sudar. Sabía que había algo, sabía que era fuerte, pero no sabía dónde estaba ¿Era invisible? Miró al cielo ¿Era volador? Sudó frio por un momento. Se lanzó de la posición en donde estaba al suelo, alejándose de sus compañeros, los cuales al ver lo que hizo, lo imitaron. Solo Diego reaccionó tarde, y aquello fue su perdición; su pierna fue atrapada por unas garras enormes y arrastrado hacia las profundidades.       —¡Diego!       Brichu alcanzó a tomarlo de la mano, pero se le resbaló y Diego desapareció, dejando detrás un agujero en la tierra. Brichu iba a meterse en el agujero, pero Peace lo detuvo.       —¿Qué?       —Esa cosa…Era nivel 80…       El dato fue como una bomba. Tuvieron todo tipo de pensamientos en ese momento, mucho más Peace, que habiendo usado [Laplace] en el momento preciso y pudo ver todo sobre ese enemigo.       —No importa. Vamos.       Brichu se metió en el agujero, y los otros dos, luego de un momento, se metieron también.

[…]

      Diego era arrastrado a las profundidades. Alcanzó a tapar su boca para que la tierra no lo asfixiara. Había cerrado los ojos para que nada pudiera afectarlo, pero los abrió cuando sintió un repentino cambio en todo. Al ver que habían llegado a un ambiente rocoso y húmedo, Vio que aquello que lo arrastraba era una especie de hombre topo, humanoide, y ciego. Diego aprovechó.       —[Combustión].       Canalizó su magia, controlando las partículas del aire y oxidándolas, creando una explosión lo suficientemente fuerte para hacer que su captor lo soltase, pero no para dañarse a sí mismo. No funcionó. Hizo que la bestia se enloqueciera y comenzara a azotarlo contra el suelo. Diego se cubría el cuerpo como podía, pero los golpes lograban afectarlo, llevándolo al borde de perder el conocimiento.       —¡Rambo papaaaa! —Alan caía del agujero del techo, disparando sin cesar—. ¡Ahhhhh! —se dio cuenta de que la caída iba a ser más alta de lo esperada.       Justo antes de caer, rodó por el suelo, saliendo ileso. Esa habilidad de evasión podría ser muy útil. Una vez el topo estaba distraído, Brichu aprovechó a acercarse y usando el cuchillo de cazador de la cabaña, lanzando un corte a la muñeca del animal para que soltara a Diego, y dándole un escopetazo en el pecho a quemarropa, lo cual al impactar logró darle unos cuantos me tros de distancia. Cargó a Diego al hombro y se alejó. El topo comenzó a cavar rápidamente, y se lanzó dentro de la tierra como si fuera un nadador olímpico, buscando vibraciones de sus próximas víctimas. Se acercaba rápidamente en busca de Brichu y Diego y cuando salió del suelo fue recibido por Peace, que recién caía del agujero del techo de la cueva, efectuando un golpe de martillo lo suficientemente fuerte como para volver a enterrarlo.       —[Laplace]       Rápidamente, sus ojos se llenaron de información del en torno, ralentizando el tiempo. Podía ver la trayectoria del animal y los lugares en donde era más probable que saliera. Aquel golpe solo sirvió para que desviase su atención hacia él, ni si quiera pudo dañarlo lo más mínimo.       —¡Les voy conseguir tiempo! ¡Piensen en algo!       Adelantó al topo, para cuando salió de la tierra, lo barrió con fuerza y la intención de tirarlo al suelo, pero era como mover un camión enormemente pesado. Empujaba y empujaba con toda su fuerza, pero no podía moverle ni un pelo. De un zarpazo se lo sacó de encima, haciendo retumbar la cueva de tal golpe.       —¡Chino!       —Hijo de… —sentía que cada milímetro de su cuerpo le dolía—. No creo poder moverme por un rato. Que no los vaya a golpear…       —Me canse de ser buena onda —Alan comenzó a dispararle de lleno en la cara al topo, acercándose de a poco.       El topo nadó sobre la tierra, destrozando todo a su paso para llegar hasta Alan. Este saltó, montándose sobre el monstruo y arrancándole un pedazo de carne con sus dientes, golpeándolo en la cara y siguiendo disparándole, tomando distancia.       —Sabe terrible—terminó de masticar para tragar—. Y encima a tierra —escupió un poco.       Cuando el topo quería atacar, Alan esquivaba con destreza y seguía disparando. Brichu buscaba la oportunidad de darle un buen golpe, pero tanto las balas como los cartuchos parecían rebotarle.       —Maldita esponja de balas.       —Y que lo digas.       Mientras tanto, Peace lograba recuperarse por poco, aunque estaba herido, puesto sangre salía de alguna parte de su cabeza, habiéndole dejado un rastro de sangre. Peace se acercaba a Diego, cacheteándolo para intentar despertarlo.       —Dale, no podés estar muerto. Despertá.       —¿Ya estamos muertos? —Diego sonaba profundamente debilitado.       —Todavía no, pero no estamos muy lejos si no hacemos algo.       —¿Qué tenes en mente?       Peace pensó un momento. Obtuvo una idea más pronto de lo que creía.       —Tengo una idea. Pero va a necesitar más de vos que de mí.       —¿Va a funcionar?       —No estoy seguro, pero hay una probabilidad —ayudó a Diego a ponerse de pie—. ¿Terminaste los libros de la cabaña?       —Si, hablaban sobre la magia de este mundo. Hay magias positivas y también negativas, como la de los monstruos.       La verdad es que la posibilidad era muy pequeña. Ínfima si podría decirse. Quizá no funcionaría. De pronto, Peace usó la oportunidad que deseaba. El tiempo volvió a ralentizarse, y analizó todo a su alrededor.

      «Mi habilidad [Laplace] me proporciona una cantidad enorme de información, junto con la capacidad de poder procesarla rápidamente. No solo funciona con el entorno, sino también con los libros que toco. Pude saber que decía ese libro sin siquiera leerlo. Aquel monstruo es muy superior a nosotros; es muy rápido, escapar no es una opción. Es muy fuerte, enfrentarlo tampoco. De todos los presentes, el único que puede hacer algo de valor es Diego, pues su habilidad le permite crear un hechizo temporal siempre y cuando sepa con lo que está tratando. La contraparte es que Diego no conoce todo lo que hay en este mundo, y no tiene la mente tan desarrollada como para recordar conceptos de nuestro mundo en un segundo. Tengo que combinar su habilidad con la mía, aunque las probabilidades de que funcione sean casi cero, aun es factible.»

      Salió de su trance temporal, lo cual duró un aproximado de cinco segundos realmente, y se dirigió a Diego.       —Diego, vamos a traer lo imaginario a la realidad.       —¿Qué?       —Es la única manera —tomó aire hasta llenar sus pulmones, y gritó con todas sus fuerzas, de manera que el topo pudiera saber dónde estaba—. Cerrá tus ojos y apuntá hacia adelante —se puso a la espalda de su amigo, acercándose a su oído.

      «Imagina una esfera pequeña. Es una esfera que no se mueve. Es oscura, y el espacio donde está es blanco. Esta esfera es capaz de alcanzar una velocidad supralumínica, mayor que todo lo que conoces. La masa de esa esfera es imaginaria. Es relativa. Es destructiva. Lánzala. Esto es un…»

      Toda esta información fue susurrada al oído de Diego. La habilidad de Peace le permite transmitir la información que re conoce rápidamente. El topo salió de la tierra, listo para cortar a ambos con sus garras, pero Diego disparó desde su mano un pequeño proyectil de color blanco, casi instintivamente.       —[Taquión].       Cuando la pequeña esfera entró en contacto con el brazo del monstruo, lo cortó. Lo atravesó completamente, despojándolo de su miembro y abriendo un agujero interminable a la vista sobre el techo. El topo se retorció de dolor, y sin un brazo, se sumergió en la tierra, escarbando y escapando del lugar. Brichu sintió como la presencia del topo desaparecía, a la distancia. Todos se desplomaron, buscando aliento, como la primera vez. Aliviados de que ya no se encontraran en peligro. Cuando se recuperaron, se reagruparon.       —Que mierda fue eso — dijo Brichu mientras se acercaba—. ¿Están bien?       —Diego está bien, solo que necesita descansar —lo traía cargando en sus brazos—. Esa técnica tal vez fue mucho para él.       —No, pero digo que mierda fue eso, mira el agujero que dejó.       —Digamos que es una de esas cosas cuánticas difíciles de entender ¿Ustedes están bien?       —¡Yo sí! —decía Alan, mientras levantaba el brazo cercenado del topo—. ¡Y este es nuestro premio! ¿Qué hacemos con esto?       —¿Te lo vas a comer?       —No. Bueno, tal vez. Estaba feísimo, pero quizá encontremos algo para darle sabor.       La situación se aligeró. Comenzaron a deambular por el nivel donde se encontraban. Parecía una cueva enorme, y estaba tan poco iluminada que dificultaba un poco la movilidad. Alan se inquietó un momento, y comenzó a oler con mucha intriga el aire.       —Un momento —se dirigía hacia la pared y la olía más de cerca—. No puede ser…A ver —le dio una lamida a la pared.       —Alan que puto asco hermano.       —¿Ah si? ¿Y si te dijera que esto es sal?       —¿Sal? Joder si —dejó a Diego en manos de Brichu para acercarse a ver, y tantear con los dedos—. Si, hasta huele a sal de cerca, necesitamos un pico.       Alan le dio un puñetazo a la pared y rompió la parte blanquecina, dejando caer pedazos grandes del condimento. Lo guardo en su inventario.       —Pa casa. Saquemos más. Despierten a Diego, necesitamos luz.       —Lo que ustedes necesitan es un par de ojos —les reprochó Brichu—. Salgan de ahí que hay bichos, puedo sentirlos —dejó caer a Diego en el suelo, lo cual lo despertó—. Dale bello durmiente, necesitamos luz.       Al iluminar toda la zona, vieron a los enemigos de los que hablaba Brichu. Eran muy numerosos.       —¿Slimes?       Eran unos slimes pequeños de color azul. Se movían lentamente por el suelo.       —Ah, creí que iban a ser insectos o algo, me costó un poco detectarlos porque eran muy débiles.       —A ver —Alan agarró uno y sin pensarlo dos veces le clavó un mordisco—. Hmmm… —agarró una piedra de sal y se la frotó por encima, solo para seguírselo comiendo.       —Pará bestia, pensalo un poco al menos. A ver, déjenme ver, [Análisis].       Eran slimes comunes, no eran muy fuertes, pero si tenían ciertas propiedades que eran sospechosamente extrañas.       —¿Conductividad en un 99%? ¿Qué carajo? Diego ¿Podes hacer algo por mí? Diego estaba cabeceando, parecía muy agotado, tanto que la luz de su fuego también comenzaba a apagarse.       —Da lo mismo. Lo voy a hacer yo.       —¿Qué vas a hacer?       —Quiero probar de que se trata la “conductividad” de estas cosas. A ver a ver —extendiendo el índice, tocó a un slime, manteniendo su dedo ahí, lo cual empezó a hacer que el slime comenzara a deformarse—. Como que le cuesta.       —¿Para qué es eso?       —Quiero ver si dándole maná puedo cambiarlo de forma.       El slime respondía a la energía y se transformaba a algo lo más parecido a una espada, pero con muy pocos detalles.       —No está mal, pero si dejo de darle maná vuelve a su forma original —al retirar el dedo, el slime volvió a ser el mismo monstruo pequeño y redondito—. Alan alguna…PERO QUE MIERDA.       —¿Qué? —Alan parecía no percatarse.       Estaba al lado de un slime gigante, no tan grande, pero si los superaba a todos en tamaño y volumen.       —Ah esto. No sé, cuando me lo estaba comiendo, pensé que ojalá fuese más grande y entonces creció.       —A ver gordo, imagina una moto.       —A ver si puedo —Alan cerró los ojos con fuerza, imaginando lo mejor que podía una motocicleta. El slime grande adaptó su forma hasta ser una motocicleta con muy vagos detalles, difícilmente se diferenciaba de una bicicleta.       —Que pete.       —Banca, a ver si puedo…No, no puedo. A ver fíjate vos. Comete uno.       —Bueno.       O Brichu era muy temerario, o compartía la misma neurona que el paraguayo de ojos claros. Brichu intentó comerse un par, pero siempre que llegaba a la mitad se alejaban de él, aunque él podía controlarlos. Tomó uno y lo moldeó de manera que fuera un cuchillo similar al que rompieron peleando contra el topo.       —Oh si, a ver —pensó en otra arma, esta vez, un gancho con cadena, exactamente como la imaginaba—. Messi.       —Pará, banquen un toque ¿Y si son parásitos?       —Y que si lo son. Mira nada más lo que se puede hacer.       —Son a la moda —Alan ahora tenía puesta una ropa muy distinta a la que tenía antes, siendo ropa muy parecida a la que usaban en el mundo del que venían.       —¿De dónde sacaste esa madre we?       —No sé, me acordé del conjunto que usaba en secundaria y el slime empezó a estirarse hasta que se puso así.       —¿Y cómo explicas los colores?       —Hermano, que se yo. Sos vos el que analiza las cosas. Fijate.       —Oh si —Brichu ahora tenía un disfraz de Among Us, el rojo, que siempre quiso comprar pero nunca encontró—. Pruébalo.       Algo como eso no podía ser tan bueno ¿Verdad? Peace tomó un slime y lo miró detenidamente ¿Y si solo les habían lavado el cerebro a sus amigos? ¿Y si de verdad eran parásitos y todo era una ilusión? Decidió que primero lo probaría en el cansado Diego, y de ahí sacaría conclusiones.
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