23 de junio de 2022.
Antes del almuerzo, Faith camina los andadores de su hotel cuando escucha unos pasos trotando tras de ella. Son Samantha y Glory vestidas en leggins y sujetador deportivo. Ambas corren alrededor de ella en círculos, queriendo saludar sin perder el paso. —Buenos días, jefa ¿disfrutando del fresco de la mañana, después del fuego de anoche? —dice Samantha. Faith gira su cabeza de lado a lado, tratando de hacer contacto con las chicas. —Hey, hola. Estuvo muy padre anoche, casi ni sentí lo caliente del fuego. Glory y Faith cruzan una fugaz mirada. —Bueno, ¿pero sabes quién también se divirtió, pero sí sintió el fuego? —Samantha se detiene y regala una sonrisa traviesa a la otra chica en leggins. Glory le sonríe meneando su cabeza. —Ahh con que por eso no estabas anoche —dice Faith tratando de imitar el tono de Sam, pero sin sonrisa en su rostro. —No no no… sí estaba ahí estuve toda lo noche sólo que- —Eiii, ¿es el mismo collar? —pregunta Samantha. —Sip. Son collares de mejores amigas —dice Faith con orgullo agarrándose el diamante. —¿Collares de mejores amigas????? Creí que yo era tu mejor amiga. —Casi truena su cuello al mirar a Glory. —Ammh o sea sí… pero umh, sí er- —¿Cuántos tienen, 15? Ay por favor, Glory, míranos, nuestro periodo está sincronizado, eso dice todo. No necesitamos de un collarcito, nada más nos ponemos y ya. Faith baja su cabeza y Glory tuerce la boca al ver a Samantha emprender el trote. Glory pone una mano en el hombro de Faith, y con la otra toma de la piedra rosa, luego baja un poco su cuerpo en busca los ojos de su mejor amiga, para traerlos al frente cuanto sube de nuevo. —Tú eres mi mejor amiga. —Es tonto. —No es tonto, me encantan nuestros collares. —Glory sonríe e inclina su cuello para besar con delicadeza el diamante rosado. Faith le da una pequeña sonrisa después del acto. Sus mejillas del color del dije. —¡Glooooryyyy! —¡Ya vooooy! —¿Te veo esta noche? ¿Después del show? —pregunta Faith. —Ammm… —Abel. —Faith adivina—. No importa, estaré despierta si quieres pasar, quiero hablarte de algo. —Sí, me parece. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Tras unas cortinas oscuras y baúles apilados en el escenario, Esmeralda y Kobe matan el tiempo. Es pasado el mediodía y todo el equipo se ha ido a comer, sólo quedan pendientes algunas pruebas de sonido para más tarde. —¡Kobeee! ¡Kobeeeee! —grita Adriana Bates recorriendo el laberinto musical. El cuerpo de Esmeralda golpea duro contra los baúles al brinco de su compañero. —Auch- Kobe pronto le cubre la boca con su mano. Su respiración y sudor con más presencia que hace unos momentos. Esmeralda espera unos segundos antes de darle un codazo en el abdomen al mismo tiempo que una mordida. Kobe se lamenta, pero intenta tomarla del brazo. —¡No! —susurra Esme al zafarse y salir. El gerente en A&R, golpearía un baúl si no le doliera tanto la mano, luego sale de las cortinas sobándose. —Así que la asistente de la gerente de publicidad ehh… Los vellos de su nuca se erizan, su espalda se queda tiesa. Quisiera correr como un perrito, pero su masculinidad le dice que voltee. —¿Quién eres? —Abel, Ingeniero de Audio. —Ohh, ¿eres ese Abel, el que anda saliendo con Glory? Creo que los vi juntos anoche. —Ese mismo —dice sonriendo, con sus brazos cruzados. —Wow, Glory, eso es todo. —Kobe levanta su brazo para chocar los cincos. Abel sólo sube una ceja mirando al aire. —Es mi novia, estamos saliendo en serio. Kobe estira aún más el brazo para alcanzar alguna estructura y colgarse de ella. —No, está bien. Sólo creí, no sé. Me había contado mi pri-, me habían contado que no siempre eras muy “en serio”. —Cosas que no se pueden evitar, ya sabes, un día estás tras las cortinas con alguien y al otro, sólo quieres tirar de la cuerda y abrirlas. Kobe abre su boca sonriendo y rodando los ojos. —Por favor. Estás muy joven para subirte a ese barco. —¿Y tú no estás muy grande para bajarte? —Abel espera a ver una sonrisa borrada—. Es broma hombre. —Camina por un costado de él y palmea uno de sus hombros—. Tú tranquilo que no diré a nadie. A nadie ni a tu prima. —Sigue su camino. —¿Qué mierdas? —dice Kobe para sí mismo. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: La puerta suena y Faith la responde, la oscuridad de la habitación lucha contra la luz de la luna que entra por el ventanal. —Estás despierta —dice Glory. —Te dije que lo estaría. —Faith cuelga sus brazos en el cuello de su amiga y recarga su oreja—. Oh Dios, ¿por qué siento que no te he visto en semanas? —Estuviste increíble esta noche —Glory aprecia el olor frutal de cabello húmedo—, a pesar de que te equivocaste en unas líneas. —Shhhhh. Estoy exhausta. —Faith desprecia el olor a alcohol y cigarros—. ¡Hueles a Abel! —Se aparta frunciendo su nariz. —Ay, no es cierto —Oliéndose la camiseta. —¿Acaso tú estabas fumando? —¿Y qué si sí? —Se aproxima a Faith. Esta cuida la distancia con sus palmas extendidas, ligeramente tocando el abdomen de Glory. —¿Pijamas? —dice mirándola sin parpadear, sus ojos reflejan la poca luz. Glory mira a sus costados. Nada. Faith va a buscar a su maleta —Además tú no sueles fumar esporádicamente. —¿Y qué tal tu cigarrillo de la otra noche? —Sólo fue por show. —Niega que no lo disfrutaste. —No más. —Faith le pasa la pijama. Glory comienza quitándose la camiseta con una sonrisa, fijando su vista en la chica de enfrente. Faith sonríe también, pero su vista está fija en los movimientos de Glory al desvestirse, un poco gracioso cómo se desequilibra al sacarse el pantalón. —¿Qué? —dice Glory poniéndose pantaloncillo. En instantes, Faith conecta con los ojos de su amiga. —Estás un poco bebida. —¿Qué? No, no lo estoy, tú lo estás. —Por favor, Gloria. Sí lo estás. —No, ¡No lo estoy! ¿De qué hablas? —dice abotonándose la blusa. Faith da media vuelta —Ya me voy a acostar. Glory entra al baño y minutos después, asoma la cabeza para decir: —¿Tienes cepillo de dientes? —No. Usa tus dedos. —Usaré el tuyo. —Glory advierte. —Sé que tienes cepillos extras en algún lugar. —Sí, pero qué pereza buscarlos. Glory deja caer su cabeza hacia atrás e inicia su búsqueda en las docenas de maletas de la artista. —¿De qué es lo que me querías hablar? —Oh claro. Amm. Siento que anoche conecté con el equipo, y… se sintió correcto. No sabía que los traileros eran tan agradables, y todos estaban felices de estar ahí, trabajando, celebrando. Me he perdido mucho de eso. Me hizo recordar mis inicios y lo divertido que era. —Créeme que nos vamos a ir con las mejores experiencias de nuestras vidas. Faith se levanta un poco recargándose en sus codos. —¿Irte? —Pues… sí… o sea, cuando acabe mi contrato o la gira. —No. ¿Por qué harías eso? Aquí hay mucho trabajo, podemos- —Sé que no pertenezco aquí, tengo mucha familia en casa, tengo que continuar con mi carrera. Créeme que me quedaría toda la vida contigo, pero no es mi realidad, y no creo ser parte de la tuya. —Te ofrecí un mundo real y tú lo tomaste. No es una fantasía, Glory. Lo será si decides que dure corto tiempo. —Sí estoy aquí es por tí y por nadie más. Dime, cuando se acabe la gira, ¿qué?, seguro te vas a tomar unas largas vacaciones, y lejos de aquí o a trabajar lejos igual. ¿Y qué se supone que haga yo? Aunque me quede y forme una familia, tú no estarás aquí para siempre, estarás en todas partes y no creo que te pueda seguir. O bueno, te amo tanto que sí lo haría, pero, ¿tú me dejarías seguirte? Faith se deja caer en su costado y sube las sábanas hasta los hombros. Recuerda las palabras de Ron sobre los fans teniendo su vida y ella la suya. Pero ahora somos mejores amigas, ¿dónde queda eso? Piensa en todas las amigas que dejó atrás en cuanto comenzaron a iniciar una familia, cómo no quería ser parte tan cercana de sus vidas. Piensa en aquellas amistades que están por casarse y mudarse lejos. Con ellos no expresa más que felicidad o indiferencia. Pero con Glory está mal. ¿Cómo se atreve ella a decirle que va a regresar a su país a continuar su vida? ¿Para qué nos hicimos mejores amigas entonces? Glory vuelve de lavarse los dientes y se une a la cama. Le pasa un brazo por encima. —¿Te enojaste? Faith menea su cabeza. —Perdón. No lo dije tan sencillo como crees. Lo he pensado, lo he pensado y mucho, me aterra que esta gira acabe a pesar de que va comenzando. He estado aceptando la idea de que la realidad vendrá algún día y me llevará. No me quiero ir de ti, Faith, de esto. Me aterra, me aterra dejarte. Que me dejes. —Glory aprieta su abrazo—. Y sí quizá, todavía hay algo de fanático en eso, pero- —Ni siquiera había pensado en todo eso. No te vayas. —Bueno, ¿y si pensamos en algo más? —Glory le besa el hombro—. ¿Qué me decías? —El equipo. —Oh bueno, ¿qué te parece si organizas una parrillada? Das unas palabras, les das comida y te sientas en cada mesa. Como una campaña. —¿Una parrillada? —Y así, te elegirán para trabajar contigo la próxima gira y no a tu rival Miranda Flor. —De hecho, llevamos una rivalidad publicitaria, es mi amiga. Angie D. es la desgraciada. —¿Qué??? ¿Angie D.??? ¿No son amigas? ¿Y la canción que tienen juntas? Faith bosteza. —Old Division dijo que sería un éxito y no estaban equivocados. Y yo no estaba nada contenta. —Oh, vaya. —¿Entonces, parrillada? Creo que es buena idea, la siguiente parada también será en playa y Ron irá a visitarme. —Suena bien. Tenemos una parrillada que organizar. Adriana tiene una parrillada que organizar. Faith ríe y voltea acomodando su rostro cerca del pecho buscando protección. Glory la provee feliz con su abrazo. La respiración le hace un poco de cosquillas. —Aún hueles a Abel. —Aghhhhhhh. Sólo duerme. —No. —Faith se levanta y busca en sus maletas. Ha encontrado una crema corporal con fragancia—. A ver. Enderézate. —Faithhhh ya es tarde. —Pero se sienta en la cama de todas formas, apoya pies en la alfombra. Sus ojos pesan, sus brazos sobre el colchón sostienen su cuerpo de caer—. ¿Qué? —Voy a poner esto. —Faith extrae un poco de crema en la punta de sus dedos antes de llevarlos donde termina el cuello de la otra chica. —Huele rico. —Mhm. —Extrae un poco más y lo unta en todo el cuello, comienza a usar toda su palma, y luego el pulgar también, como queriendo sentir cada músculo, pero sólo siente un pulso acelerado. Glory se desvanece en las manos de su amiga, tan fácil sería morir en ellas, algo de fuerza y adiós vida. Mueve su cuello de lado a lado para darle más acceso, sin vergüenza a mostrarse vulnerable. —¿Listo? —Cuando censa que ha parado. Faith inclina su cuerpo hacia enfrente para mandar su nariz a investigar, pero se apoya en uno de los muslos de Glory provocando que esta de un brinquito. Cierra sus ojos e inhala una vez, dos veces, tres. Ni siquiera la toca, pero el aire es suficiente para traer cosquillas. El agarre de Glory sobre el colchón marca las venas en sus manos. Faith toma su distancia y menea la cabeza cuando sus ojos conectan. Luego descansa un antebrazo en cada pierna de su amiga antes de poner una rodilla sobre la alfombra, esto para controlar su equilibrio al bajar. Se sorprende de lo firme de los muslos y los sujeta con más fuerza de la necesaria. Glory sólo sostiene su respiración. —Voy a… voy a… —dice Faith. —Está bien. Faith lleva sus dedos de nuevo al punto de inicio, y desabrocha sin prisa los botones de la blusa, hasta donde se asoma la línea del brasier de Glory. De nuevo, pone crema en sus manos y la unta con delicadeza sobre el pecho descubierto. Los pechos rosan su muñeca cada que los pulmones se inflan. Sus dedos se comprimen y se estiran con gracia, respetando la línea que no se debe cruzar. Sigue así hasta que los poros absorben por completo el ungüento. —¿Listo? —Glory apenas pronuncia, abre sus ojos para encontrar los de Faith pero estos no le miran. Debe ayudarle a obtener una respuesta. Con ambas manos, toma la cabeza de su amiga y la trae hacia ella. Sus muñecas le tiemblan sin haber usado fuerza. Faith inhala una vez, dos veces, tres. La inestabilidad de su cabeza hace rozar su nariz. Su agarre debe tener los muslos de Glory blancos. No hay más rastro de Abel. —Listo. Glory se deja llevar por sus pensamientos intrusivos y presiona con fuerza el rostro de Faith contra su pecho y está le enrolla sus brazos. Glory comienza a acomodarse en la cama haciéndose hacia atrás sin liberarla. Cuando la posición es correcta, deja caer la espalda y se trae a Faith consigo. Esta se ajusta al cuerpo debajo en un segundo, encajando a la perfección. Glory suelta su cabeza para sobarle la espalda. Esmeralda se equivoca. —¿Glory? —¿Faith? —¿Cuándo fue la última vez que te bajó? :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: La puerta suena cuando la luz ya entra por el ventanal. Faith levanta su cabeza de la cómoda almohada de piel y mira el reloj del buró, sabe que es tarde para su amiga. Decide inclinar su cabeza y frotarla con la de ella para despertarla. —Es hora. —No. De nuevo suena la puerta, esta vez Faith no la piensa mucho y baja de la cama. —Buenos días. Perdón, Glory no está en su habitación, asumí que tal vez- —Oh sí sí, pasa. Buenos días Adriana. —Faith se talla los ojos—. Anda, ve a despertarla—. Hace su camino al baño. Adriana menea la cabeza sonriendo y luego va y jala de una de las piernas de Glory. —Nooooooo. —Siiiiiiiiiiiii. Ya es hora. La gente ya casi está lista para partir. Y no has checado. Glory se endereza como una momia, pero veloz. —Oh noo —dice llevando sus pies a la alfombra. Luego ve a su amiga, pero ella no responde la mirada—. No preguntes —dice al comenzar a abotonar su blusa. —Jamás preguntaría lo que no quiero saber. —Adriana gira y lleva su mirada hacia otro lado. Una vez Glory ha recolectado todo lo suyo, sigue a Adriana hacia la salida, al pasar por un lado del baño, grita: —¡Me llevo tus pijamas! ¡Gracias! —¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! —Faith sale del baño en bata y la abraza. —¿Vas a Nashville? —Sí. Te veo en un par de días. No te diviertas tanto por favor. —Aún sin soltarla. —Sin ti, no creo. ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::26 de junio de 2023.
Ha sido un discurso inspirador, los trabajadores aplauden de pie a su jefa y la primera carne ha caído en la parrilla junto con el atardecer. Después de compartir un par de saludos y algunas cortas charlas, Faith, se aleja para recargar sus energías con sus dos personas favoritas. Glory disfruta de su hamburguesa sentada con las piernas dobladas sobre una barra de bebidas. Ronal de pie, recargado en la misma, sosteniendo su plato para no derrochar algún ingrediente. —Hey —dice Faith con ternura al llegar. —Hey, felicidades, lo hiciste increíble —dicen Ron y Glo al mismo tiempo, ambos con la boca llena y luego vuelven a morder su hamburguesa. —Muy ricas, por cierto. Faith menea su cabeza con adoración para luego treparse al lado de Glory, sus piernas cuelgan y entre ellas se acomoda a Ron. Lo rodea por detrás con sus brazos y deja caer su cuerpo en él. —¿Cansada? —pregunta Glory antes de dar otra mordida. Faith gira su cabeza para verla, su mejilla contra los infinitos lunares de la espalda de su novio. —Un poco. —Descansa. —Glory Faith entiende que su mejor amiga está concentrada en su alimento. Después hablará con ella. Le satisface este momento, el contacto de su piel con la de Ron tornándose húmedo por el calor, y aun así él no se queja. Y el ver a Glory. Su sonrisa aplastada por la espalda desnuda, no puede ser evitada. Aprecia la despreocupación de su amiga, tan sonriente disfrutando de la hamburguesa en el traje de dos piezas. Cómo los músculos del cuello se le marcan cada que lanza una mordida. El diamante que le cuelga gritándole a todos su relación. Se pregunta si los vellos humedecidos del abdomen son debido al calor del aire o lo frío del agua. El cabello lo tiene recogido, observa los mechones sueltos en busca de respuesta. Faith vuelve de su análisis al advertir que, un poco de salsa de tomate ha caído encima de uno de los pechos de su amiga. Esta la mira en el momento y ambas se sueltan a reír. Mientras el doble par de ojos están cerrados por la gracia, un gran dedo índice aprovecha para limpiar el desastre. —Mmm delicioso —dice Abel después de llevarse el dedo a la boca. El silencio llega veloz. Abel saluda a Ron con un puño y cortas palabras. Mientras, Glory mira a Faith pero es pronto interrumpida por un beso meloso de su novio. Faith dirige su vista al frente, recargando primero su mentón sobre el hombro de Ron y luego su boca, haciendo unas pequeñas flexiones con sus labios. Sólo los levanta para susurrar en el oído cercano: “vámonos”. Ron se endereza y pasa los brazos por detrás de las piernas de Faith. Se la lleva cargando en dirección al océano. Horas más tarde, Glory y Abel son los reyes de la pista de arena, las llamaradas de fogata no tan ardientes como su danza. Faith se ha rendido de tratar de ser el centro de atención, ni siquiera antes había tenido que tratar. Ella sabe bailar, por supuesto. Pero Ron… Ron es Ron. Tiene mejores movimientos en la cancha de tenis. Y en otros lados, piensa ella. Mentiras. No deja de seguir los pasos de la pareja. Está sentada sobre una camilla de playa abrazando sus rodillas. Ronald le acaricia la espalda. —¿Por qué tienen que bailar tan así? No están solos. —¿Quién está bailando cómo? —Se sienta Kobe en el camastro de enseguida sosteniendo dos cervezas—. Ohhh esos dos. Concuerdo. Que se vayan a su habitación. —¿Quién se va a su habitación? —Se sienta Samantha tomando la otra cerveza de Kobe. —Es que mira cómo se mueven —dice Faith. —Ohhh esos dos. Sólo se ven sensuales, nada que de asco. —Concuerdo —dice Ronald. Faith lo mira frunciendo las cejas. —No me agrada ese tipo. No es para Glory. Hay algo que no sé qué —dice Kobe—. Es algo arrogante. —¿Verdad? Concuerdo. —Yo creo que sólo estás celoso —sugiere Samantha. —No. No. Por favor. Sólo me dan ganas de ir a robarle a Glory unos segundos para ver cómo se pone. Que no se crea tan seguro de sí mismo. —¿Disculpa? Total desacuerdo. En primera, Glo es mi mejor amiga, tienes prohibido acercártele a menos de 3 metros. En segunda, no voy a dejar que sólo la uses para probarle quién es el más macho. En tercera, está muy feliz con él, no te va a voltear a ver. —Concuerdo —dice Samantha levantando su botella al aire. —Sólo estoy jugando, pero sobre la tercera no estoy tan seguro, aprovecha cada oportunidad para no estar con él. En cuanto tú llamas, ella lo deja, no sería tan difícil robársela unos segundos. —Entonces has prestado atención —comenta Ron. Kobe ríe. Su prima le lanza una toalla para correrlo y Samantha se levanta rodando los ojos. Luego Faith advierte que Glory se ha ido a sentar sola a otro camastro. —Espera —le dice a Ron para emprender el camino. Segundos después se sienta al lado de su amiga. —Hey —Glory la recibe. —Hey. ¿Y Abel? —Fue por unos tragos. ¿Qué tal? —Nada. —Faith mira el top de su amiga y retoma lo que no ha dejado de pensar—. ¿Por qué dejas que te toque así? —¿Que me toque qué? —Glo trata de leer la mirada de Faith—. Ohhh eso. Pues… —No lo has hecho con él ¿no? —Nooo noo- —Hey Glo, Ya sé que anoche yo usé el cuarto, pero ¿te importa irte de nuevo con la jefa o con Abel? Es lo que me debes por correrme de ahí las últimas veces —dice Samantha al pasar abrazada de un chico. El corazón de Faith se une a los instrumentos de percusión que son golpeados en el fondo. —Nooo noo te había dicho porque- —¡Se supone que somos mejores amigas y no me contaste de eso! ¡¿Entonces qué se supone que hacemos?! ¡¿Qué se supone que somos?! —No no no. Faith, tranquila. —La fuerza a tomarla de las manos—. Sí eres mi mejor amiga. Sólo no te conté porque… porque soy muy reservada. Y fue hace poco. —Mentira. Mentira. —¿Y Samantha qué? Ella sí sabía, ella es tú mejor amiga. —Literalmente duermo con Samantha cada noche. ¡Se iba a enterar le dijera o no! —¿Estás bien? —le pregunta Abel a Glory. Esta no lo mira. —¿Glo? —Insiste Abel. Faith se levanta y da media vuelta de prisa. Cada quien en sus respectivos camastros con sus respectivos novios. La competencia de baile había acabado y ahora se enfrentan en una de besos. ¿Desde cuándo es tan afectiva en público? piensa Glory cada que entreabre sus ojos, y cada que los cierra, besa a Abel con más intensidad. Ron está un poco sorprendido, Faith no piensa perder está vez, le susurra al oído antes de llevárselo de la mano. Abel le ofrece a Glory adentrarse en la oscuridad del océano y esta acepta. Las amigas cruzan una mirada fugaz al partir a sus opuestos. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: —No entiendo —dice Faith con voz quebrada. Está recargada en el balcón de su suite. —¿Por qué tiene que ser así? Siempre encerrados, sin libertad. ¿Por qué no podemos hacer el amor en la playa? —Amor, nadie en sus cinco sentidos haría el amor en una playa pública. —¡¿Y por qué ellos sí pueden?! Ron se acerca al balcón. —¿Son esos? Oh. ¿Quieres que llame a Adriana o a Ava? Te podrían meter en problemas. —¡Noo! —Faith se adentra en la habitación—. ¡Déjalos ellos que pueden! Tiene libertad, si se meten en problemas, no serán noticia internacional, no habrá videos de ellos circulando las redes, ni serán la burla por una eternidad. Su chico le ha seguido. —Tranquila, ven. Hace mucho no tenías estos pensamientos. —¡Siempre los tengo! Siempre, siempre, siempre. ¡Entiende Ron! ¡Quiero meterme en problemas! Quiero hacer el amor en la playa, meterme en problemas y que no pase nada. Ronald coloca sus manos en ambos hombros de su chica. —Tampoco creo que sea justo que minimices sus problemas o los efectos en sus vidas. Debes de recordar que meterse en problemas viene con una deuda muy grande que no todos pueden darse el lujo de cubrirla y seguir como si nada. La estrella necesitaba una abofeteada de humildad. Sostiene las muñecas de Ron y baja la cabeza. —Llévame afuera amor, llévame a fuera y hazme tuya. —¡Suficiente! —Ron se agacha para tomar sus piernas y con facilidad, la carga como costal—. El lugar queda obsoleto cuando lo haces con la persona correcta. —La nalguea antes de llevarla a la habitación. Todo lo que Faith ve, es su cabecera yendo de arriba abajo. Lucha con todas sus fuerzas para no caer desmayada. Intenta no cerrar los ojos, porque le aterra ver algo que no comprende, simple naturaleza humana. Ron, por su parte, resiste el ligero dolor que su novia le provoca, su masculinidad no le permite decir “alto”. A mitad de la madrugada, Faith se encuentra de nuevo en el balcón, se pregunta cuánta sal le ha traído la brisa a su cabello. Desde su asiento, fija la vista a su teléfono sobre la mesita. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: —Me gustas en serio ¿sabías? —dice Abel jugando con los mechones de Glory, abrazados comparten un camastro. —¿O sea que estabas inseguro de poder gustar de mí en serio? —¿Por qué todos creen que soy el típico patán que no se compromete? Claro, sí me gustaba salir con muchas, pero era porque ninguna me hacía quedarme. —Oh pobre guapo e incomprendido Abel. —Glory acaricia su barbilla—. Perdón, perdón. Continúa. —Te decía, que eres diferente, y nooo, no se lo digo a todas, eres diferente por muchas cosas, y eres a la primera persona a quien se lo digo. Eso es ser diferente. Glory quiere besarlo, es el cumplido más barato que le han hecho y aún así quiere besarlo. Viniendo de alguien como Abel, vale por mucho, quiere creer. Este será el mejor verano; fiestas, viajes, dinero, amigos, amor de verano, Faith. Rómpeme el corazón Abel, rómpeme todo lo que quieras. Está a centímetros de besarlo cuando timbra su teléfono. —Espera. —Glo se endereza y coje el móvil—. ¿Bueno, Faith? ¿Estás bien? Dime. Okay. —Ughhhh. —Abel tira su cabeza hacia atrás golpeando el respaldo. —Sí. —Luego Glo se dirige a su novio—. Vámonos, me tengo que ir. —¿Ir a dónde? ¿Con Faith? Estamos en nuestro momento especial. —Lo sé, lo siento, suena a que me necesita —dice levantándose. —Pues que te lo diga. —Abel. Se pone de pie. —¿Por qué siempre haces esto? En el segundo en el que truena los dedos ya estás ahí. Ni siquiera nosotros sus trabajadores nos movemos tan rápido, por eso siempre nos grita. —Bueno, pues ahora sabes la clave para no ser gritoneado. —Glory sacude sus cosas de la arena. —Hasta pareces una de esas chivas que andan ahí tras de ella. Glory se acerca a centímetros del rostro de su novio y con una voz amenazante dice: —Corderos nos llaman. Sorpresa. —Se retira con pasos que golpean la arena. Abel se queda estático hasta que decide sentarse. Ahora todo tiene sentido. El comportamiento de su novia con su jefa siempre le había parecido sospechoso y alarmante. Tanto tiempo juntas, esa proximidad, su conducta frente a ella, sus miradas, su devoción. Por una parte, la comprensión lo deja tranquilo, por la otra, no tanto. Ya conoce cómo son estas personas. Se levanta y da una patada a la arena. Siempre será el número dos. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Faith libera sus frustraciones más profundas al caminar por los pasillos del lobby del hotel, una mano con el móvil en la oreja y la otra apretando su cintura. Se detiene cuando en el otro extremo ve una chica colgando su teléfono y colgándose una botella de vino. Sonríe cuando la ve correr hacia ella como ladrón que ha sido atrapado. La ladrona no se detiene cuando pasa a un lado de Faith, pero es muy hábil para tomarla de la mano y llevarla con ella. Tampoco se detiene cuando sus huellas sienten el frío del mar. Faith contrae su agarre y comienza a reversar para evitar que una ola nocturna la lleve. —No recomendamos ir a nadar a estas horas Señorita __T/N__ —dice Guerrero. —Ya sé, ya sé, sólo juego. —Se lleva a Faith de la mano para sentarse de nuevo en un camastro. —¿Pero qué haces? —dice Faith sonriendo con todos sus dientes. —Te escuchabas triste. —¿Y ahogarme en el agua lo iba a resolver? —Bueno, eso dicen. Faith, la empuja levemente riendo. —Bueno, pues sí. Sí lo has resuelto. —Nope. No creo. Dime, ¿qué pasa? —Glory mira el oleaje. —Faith le sonríe. —Es muy tonto, sólo estaba irritada no sé. Sólo a veces me gustaría tener tu libertad de ya sabes, muchas cosas. Tener sexo en la playa y no preocuparte por qué pase mañana. —¿Tener sexo en la playa? Faith, nadie en sus cinco sentidos tendría sexo en una playa pública. —Ohh tú no… —Nope. Claro, hicimos algo cercano a eso, pero- —Entiendo. —Faith no deja de sonreírle. Se pregunta si su cabello está tan lleno de sal como el de ella—. Sabes, ya no lo deseo, mejor deseo esa botella que dejaste por allá. —Enseguida. Glory da unos pasos cuando siente que la jalan del brazo. Su amiga ahora le compite por llegar primero a la botella. Entre empujones y risas, finalmente llegan. Faith decide ganar de nuevo y toma la botella con velocidad. Mientras se aleja, tira de la tapa de rosca y se voltea sólo para enseñarle a Glory cómo se bebe su victoria. Esta, sin aceptar derrota, va tras su oponente. Busca la botella por detrás de Faith, esta camina de reversa. Glory usa la fuerza y provoca que ambas caigan. Faith se rehúsa a soltar la botella, aún con su espalda contra la arena y sus brazos extendidos sujetados por la otra chica. Muestra su lengua. —Ya. —Glory baja su cuerpo para alcanzar la botella de la mano de Faith. Pelean un poco, pero al final es suya. Libera a su oponente para abrir el vino y llevárselo a la boca. Faith sostiene la cintura de su amiga mientras bebe, cuando siente que ya ha bebido más de su porción, comienza a pincharla para que pare. Glory trata de contener el líquido en sus mejillas, pero no podrá resistir por mucho. Se inclina al rostro de Faith para amenazar con escupirle si continua. Esta enseguida se detiene ante la cercanía de un par de ojos y unas mejillas infladas. No puede evitar notar esos labios que se prensan hacia afuera. Glory falla en suprimir una sonrisa al ver cómo le miran su amenaza. Y eso es todo para que Faith la tome velozmente por la mejilla y la traiga hacia ella. Nada amable ha sido el contacto. Glory baña a Faith de vino y saliva y una combinación de tos y risa, se apodera de sus pulmones. —¡¡Glory!! —Con los ojos cerrados, Faith se arrastra para liberarse de su amiga. El tener las manos cubiertas de arena, le imposibilita limpiarse el rostro. Sólo se queda sentada palmeando el aire y conteniendo su risa. —Oh por Dios, perdón perdón perdón. —Glory toma sus manos y hace que de rodillas la siga al oleaje más delgado. —Perdón perdón. —Tose y luego ríe antes de humedecer su palma y llevarla al rostro de su amiga para limpiarle el tinto—. Pareces de película de terror. —¡Basta! ¡No rías! —dice Faith riendo—. ¡Mira cómo me has dejado! —Mirándose la blusa salpicada. —¿Yo???? ¡Tú fuiste quien me dio una cachetada! —Glory se dirige con los guardias—. Chicos. Estos borran su sonrisa en cuanto los miran. —Enseguida —dice Guerrero. —¡Yo no te di una ca- …bueno, sí, eso fue jaja. —Ven —Glory la levanta y la lleva a sentarse a la camilla de playa. Agradece a Guerrero por la toalla y comienza a secar el rostro de su amiga, le parece tan adorable que, envuelve toda su cabeza con ella y la menea de un lado al otro hasta doblarla para acostarla en sus piernas. Faith no se queja. Ella misma se retira la toalla cuando percibe que Glory ha parado. Ríen de nuevo al encontrarse. La artista se endereza y se mueve hacia atrás hasta llegar al respaldo, la otra chica le sigue. Sólo admiran el millar de estrellas al sonar del oleaje, las hojas de palmeras y los gritos de fiesteros. —¿Faith? —Glory se acomoda en sus costados para mirarla—. ¿Qué tan diferente soy para ti? —¿Diferente? Amm, pues sí lo eres, eres muy diferente. Glory sonríe. Faith continúa mirando a las estrellas —Pero, no me pongo a pensar lo diferente que eres para mí. Todo el mundo es diferente. Por mi trabajo he conocido gente tan diversa; diferentes países, diferentes culturas, religión, aspectos. Y eso no te excluye. —O sea que de alguna forma soy común para ti —bromea. —Puede ser, puede ser que esté familiarizada con relacionarme con extranjeros y sus choques culturales. Y no sólo hablo de mi trabajo —Faith bosteza para luego comenzar a pestañear—, esto es Estados Unidos. Al ver que su amiga ha caído, Glory le toma su cintura por debajo de la blusa y se acomoda más cerca. Faith se estremece y suelta una risita sin abrir los ojos. —¡Estás fría! —Luego imita la posición de la otra chica, quedando frente a frente. —Exacto. La mitad del camastro está en desuso. El viento juega con los mechones de Glory, cosquilleándole un poco el rostro a Faith, y de alguna forma, adormeciéndola. —Por eso no vería caso en decir qué tan diferente eres para mí —dice arrastrando las palabras—. Eres especial. Y no me refiero al tipo única en el/y para el mundo. Eres especial sólo para mí. Todo lo que eres tú, es todo lo que me funciona a mí. Las almas gemelas son fabricadas en el cielo. Y yo estoy hecha a la medida para ti. Allí está su letrista favorita. Glory quiere besarla, es el cumplido más tierno que le han hecho, tiene que besarla. Viniendo de alguien como Faith, vale por millones, está segura. —Te amo muchísimo. —Glory besa su cabeza. Faith no responde, sólo desencorva su cabeza para recibir otro beso, esta vez en su frente, eleva el rostro un poco más y otro cae bajo su ojo. Puede sentir los dedos de Glory clavarse en su cintura. Decide arquear más su cuello hacia atrás, el incremento de fuerza en el agarre la hace abrir su boca. Y naturalmente la de Glory se abre también. Inspiran el aliento la una de la otra al rozar los vellos del contorno de sus labios, deseando que la brisa los encuentre. —Buenas noches, Glory.