Capítulo 2: Efecto Domino
3 horas y 45 minutos hace
¿Que acaba de escuchar?
Que Marinette mato a su padre… eso no puede ser posible…
Ella es solo una chica… no la conoce, pero no cree que sea capaz de algo como de lo que la acusa Alya, es más, de donde Alya sacaría esa información ¿Es verídica siquiera? Hasta donde Adrien sabia Alya y Marinette tampoco se conocían, pero el enfrentamiento de ayer demostró lo contrario.
¿Por qué Alya se veía tan convencida de la bomba que acaba de soltar? ¿Por qué no se veía sorprendida? ¿Es normal que una colegiala mate a su propio padre?
Ella no debería estar divulgando información de ese tipo por la escuela… en ningún lugar en realidad.
_ Amigo ¿Qué te paso? _ Nino suelta la pregunta luego de sentarse al lado del rubio _ Estas pálido.
_ Yo… _ Adrien quería decir algo, pero las palabras no salían.
_ Nino, déjalo está procesando información _ La Césaire por alguna razón comenzó a imaginarse un círculo de carga sobre la frente de Adrien.
_ ¿Qué información? _ Inquiere Nino.
Alya pone una cara de confusión y luego dice _ ¿No quedamos que nos íbamos a encargar del asunto de Dupain-Cheng?
_ Alya… ¿Qué hiciste?
_ ¿Cuál es su problema conmigo? Siempre que intento ayudarlos me hacen la misma pregunta. Como si cometiera un crimen _ Exasperada habla y luego responde _ Solo investigue el pasado de Dupain-Cheng.
_ ¿Qué hiciste qué? _ Grita Nino.
_ Tampoco me grites así. No hice nada malo, solo quería ayudar a Adrien _ Alya cruza sus brazos sin dejar de mirar a Nino con enojo.
_ ¡No me refería a eso! _ Grita Nino, pero esta vez mirando directamente a los ojos avellana de su novia _ Mi plan era convencerla de hacer el proyecto con Adrien, no indagar en su vida… ¡¿Y cómo planeas resolver el problema con eso?!
_ Sencillo, extorsión _ Alya, a ojos de los chicos, se veía particularmente aterradora en ese momento ¿Cómo que extorsión? Acaso Alya esta…
_ ¿Te volviste loca? _ Alterado Nino le exclama a la chica.
_ Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Además, no veo que sugieras ninguna solución ¿Por qué te quejas?
_ ¿Cómo qué no? Estuve toda la noche pensando como volver a acercarnos a Marinette sin causar un conflicto y dices que no he hecho nada
_ ¿Y cómo planeabas que supiera eso? ¡Ni siquiera contestabas mis llamadas!
_ Estaba ocupado
_ Esa es tu única excusa ¿Ocupado? _ Alya y Nino no moderaban el tono de sus voces, literalmente estaban haciendo una escena en medio patio del Collegue. Adrien estaba en el medio de ellos girando su cabeza de un lado para el otro. Parecían una familia disfuncional _ No me culpes por la investigación ¡De habérmelo dicho antes no la hubiera hecho!
_ Como sabría que actuarias de forma tan impulsiva?
_ Eres mi novio, deberías saberlo
_ Pues talvez no te conozca tanto como piensas!
Alya y Nino respiraban pesadamente, sus miradas demostraban todo menos amor, la tensión en el aire era pesada, lastima para Adrien que tenía que romperla.
_ Chicos…
_ ¡Queee! _ Ambos morenos reaccionan al mismo tiempo gritándole al rubio.
_ El director Damocles viene para acá
_ ¡Rayos! _ Exclaman a la vez
Alya y Nino habían sido suspendidos del Collegue por una semana. Al director Damocles le pareció un verdadero insulto el que ellos causaran semejante escandalo; había estudiantes y maestros presenciando el enfrentamiento. Adrien había quedado solo, bueno, no tan solo todavía tenía al resto de sus amigos, pero con quienes compartía más era con la pareja de morenos, que no cree que ahora sean pareja.
Se suponía que las cosas se resolverían cuanto antes, pero, ya habían pasado 4 días desde que a los morenos los suspendieron y Adrien todavía no encontraba una solución a su problema.
Si se acercaba solo a la panadería ¿Seria esa una buena idea? Él sabe que no, por ello se ha mantenido tranquilo… ¿Pero entonces qué? ¿Solo se queda sentado esperando a que lleguen los morenos para resolver su problema? ¿En verdad él no tenía la destreza para hacerlo por su propia cuenta?
Adrien estaba confundido, el proyecto lo tenía mal, sus amigos no estaban, sus padres seguían en China y Marinette ni a las clases se ha presentado.
Todo estaba saliendo mal y apenas está empezando el ciclo escolar
_ Ahhh No tiene sentido, solo pensar no solucionara las cosas, tengo que actuar _ Adrien se alienta a si mismo _ Pero no sé por dónde empezar, Ni la sombra de Marinette he visto en estos días ¿Como voy a solucionar las cosas?
Volviendo a caer en la depresión, Adrien se desploma en las escaleras con la cabeza baja comienza a pensar cómo salir del problema, pero al no encontrar solución solo se frustra más, con sus manos comienza a alborotar sus cabellos
_ Problemas amorosos, Adrien Boo _ Una nueva voz se escucha sacando a Adrien de dilema.
_ No es nada de eso Chloe. Sabes que no tengo novia _ Se limita a responder pareciendo un poco cansado
_ Mmm _ Ronronea la ojiazul _ Me gusta cómo te queda el cabello así, te ves… Sexy _ Dice la chica refiriéndose al cabello despeinado del ojos menta.
_ En serio ¿Qué quieres Chloe?
_ ¿Por qué la hostilidad? Cuando éramos niños fuimos inseparables _ Chloe baja por las escaleras, sus pasos son delicados como si quisiera hacer más dramática la escena.
_ Exacto, fuimos inseparables. Pero cambiaste y no me gusta la Chloe de ahora _ Adrien levantándose se enfrenta de cara a la otra rubia. Ambos quedaron a la misma altura con Chloe todavía en las escaleras, a unos pocos escalones del piso.
_ De verdad soy yo quien cambio? ¿estás seguro de lo que dices? ¡O solo repites lo que los demás dicen! _ Escupe
_ No puedes afirmar eso
_ Por supuesto que puedo. Y no puedes decir lo contrario _ La rubia apoya un dedo en el pecho del chico y dice _ Porque es la verdad.
_ Chloe…
_ No me importa que los demás crean rumores sobre mí, pero el que tu los creas si me afecta _ Suspira _ Ahora también vas a juzgar a Marinette por la amarillista de Césaire
_ ¿Cómo sabes de eso?
Chloe alza una de sus cejas mirando a Adrien con extrañeza _ Si querían que fuera un secreto gritarse en medio del patio no fue una buena estrategia.
Por supuesto, eso solo le recuerda al rubio que desde ese día han surgido fuerte rumores sobre su ausente compañera. Nino de alguna manera se había enterado y hablo con él la noche anterior, parecía muy enojado cuando se tocó el tema, y le pidió que fuera sus oídos en el colegio en su ausencia. El rango de Adrien ha evolucionado de amigo/chaperón a amigo/informante.
_ Hay mucho más detrás de esa historia de lo que te ha contado Césaire _ La voz de Chloe regresa a Adrien a la realidad, posando su mirada en la rubia, con una clara pregunta en su mirada.
_ ¿Tú sabes más? _ Dubitativamente pregunta el chico.
_ No me concierne a mi decírtelo _ Abriéndose camino por el lado del rubio Chloe da por terminada la conversación.
Adrien voltea apresurado para evitar que Chloe se vaya, pero en el instante ve a una figura pasar a los vestidores. Parpadeando rápidamente Adrien busca saber si su vista le fallo, y si esa era Marinette.
Antes de pueda llegar a una conclusión, Adrien sale corriendo a los vestidores, sea o no Marinette decide hacerle caso a la voz en su cabeza que le dice que no la deje escapar.
Con la fuerza de una estampida Adrien abre la puerta de los vestuarios, levantando su mirada choca con unos ojos marrones. El chico permanece en su lugar solo admirando a la persona enfrente de él. Una serie de gritos sacan al rubio de su estupor, volteando violentamente su cabeza ve el panorama completo de los vestuarios; varias de sus compañeras se encontraban en ropa interior y algunas cuantas, para su suerte, semi vestidas. De manera torpe Adrien sale cerrando con fuerza la puerta.
_ ¿Qué hice? _ escorándose de la pared continua Adrien se sostiene, siente su rostro arder, el recuerdo del cuerpo de sus compañeras aparece, la vergüenza lo domina y solo puede atinar a cubrir su rostro con sus manos _ Quiero desaparecer _ Dice ahogadamente.
_ Sentado ahí no lo harás _ Una nueva voz se presenta, mirando a través de sus dedos Adrien logra ver a la chica con la que casi choca en los vestidores parada delante de él.
_ Yo… Juro que no fue mi intención _ Ella no estaba pidiendo una explicación, pero Adrien sentía que debía darle una.
La chica arruga su nariz llena de pecas, Adrien siente el aire congelarse ante la inquisitiva mirada que le da la joven _ No pareces ser un pervertido _ Atina a decir.
_ ¿Qué? ¿Parecía eso? _ Consternado Adrien pregunta.
_ Entraste en el vestuario de las chicas mientras nos vestíamos ¿Qué quieres que se piense? _ Refuta la chica cruzándose de brazos.
_ Te dije que no es lo que parecía _ Dice exaltado el chico, rápidamente deja su lugar en la pared para acercarse _ Solo estaba buscando a una compañera, no ha venido en toda la semana y necesito hablar urgente con ella, casualmente la vi entrando al vestidor y no pensé lo que estaba haciendo solo actúe por impulso.
_ Esa es de las peores cosas que pueden hacer las personas _ simplifica la chica, tenía planeado terminar allí la conversación, pero viendo la cara alterada de Adrien solo suspira _ ¿Cómo se ve tu compañera?
_ ¿Eh?...
_ Hiciste toda esa escena para hablar con ella. Dime como se ve para decirte si en verdad estaba allá dentro _ Explica la chica con voz calmada.
_ Ella… tiene cabello azul oscuro, ojos grandes azules y viste con ropa oscura _ Adrien trata de recordar cómo se ve Marinette, cosa que se le dificulta, porque solo la vio una vez y no fue el mejor momento para detallar su apariencia.
_... Te refieres a ella _ Adrien deprisa voltea a donde está señalando la chica de los ojos marrones, y en efecto a quien señalaba era a Marinette.
_ Esa es, gracias _ Adrien se dispone a correr en su dirección, pero luego se detiene, volteando parcialmente su cuerpo ve a la chica de mejillas pecosas y pregunta _ ¿Cómo te llamas?
Ella por su parte alza una de sus cejas y responde _ ¿Seguro que quieres saber mi nombre y no ir detrás de tu amiga?
_ Ella no es mi amiga.
_ Si lo es o no, no es de mi interés, pero si te quedas hablando conmigo la perderás.
Adrien asiente a las palabras de la chica, aunque todavía le da curiosidad conocer su nombre, pero hay prioridades. Cuando voltea el rubio no ve a Marinette por ningún lado, gira su cabeza de un lado para el otro, pero sin rastro de la ojiazul, Adrien voltea otra vez para saber si su acompañante pecosa sabe a dónde se fue Marinette, sin embargo, ella tampoco esta ¿Es un nuevo truco de magia que está de moda o qué? ¿Desde cuándo todos son tan buenos desapareciendo?
_ Esto tiene que ser una broma
_ ¿Y ahora donde puede estar Marinette? _ Adrien caminaba apresuradamente por los pasillos del colegio, abría las puertas de todo salón que se encontrara y veía por las ventanas en busca de su compañera fantasma, pero sin rastro de ella _ Rayos falta muy poco para que termine el descanso ¡Tengo que encontrarla ya!
Continuando con su modus operandi, Adrien ve por la ventana de uno de los salones, ya no sabe por cuantos a pasados y cuantos regaños ya lleva, pero tarde o temprano su persistencia dará frutos, solo es cuestión de tiempo
_ ¡Bingo! _ Exclama Adrien al ver una cabellera azulada en ese salón, con euforia entra de sopetón y sin ver quien estuviera en su camino _ ¡Te encontré! _ Dice señalando a la chica de espaldas.
_ ¿Qué? _ Ella se voltea ante el escandaloso ruido de la puerta azotada. Cuando Adrien tiene el perfil de la chica empalidece, esa no es Marinette.
_ ¡Lo siento! _ Exclama saliendo tan rápido como entro.
Las personas dentro del salón que había asaltado el joven Agreste quedaron consternadas. Nadie se esperaba que la estrella de la moda Adrien Agreste tuviera pasatiempos como entrar en salones ajenos, pero que se puede hacer, son famosos.
_Socqueline ¿Lo conoces? _ Le preguntan sus compañeros pues el rubio entro señalándola.
_ No, para nada _ Se apresura a responder la chica.
_ Qué raro.
_ Dímelo a mí.
Afuera Adrien en cuanto salió del salón se fue corriendo, con las orejas rojas continúo buscando por el resto de los salones _ que vergüenza _Piensa el rubio. Deteniéndose frente al salón de arte.
_ A este paso si continuo así terminare por ser amonestado _ Suspira
¿Qué podía hacer? ¿A dónde tenía que ir ahora? Ya había recorrido medio colegio y nada.
Adrien mira la hora en su celular _ 10 minutos… ¿Cómo crees que hare para encontrar a Marinette en 10 minutos? _ Se recrimina a sí mismo.
¿En ese instante Adrien siente vibrar el bolsillo trasero de su pantalón, con exasperación contesta _ ¿Diga? _
_ … ¿Como que diga? ¿Qué clase de forma es esa de contestarle a tu mejor amigo? _
_ Nino, lo siento. No vi quien era _
_ Vaya, espero que no les responda así a todos _ Se queja el moreno del otro lado.
_ No, es solo que estoy muy estresado _ Se rasca la nuca con ansiedad.
_ ¿No pensé que mi ausencia te afectara tanto? _ Adrien quería decirle que no era por eso, pero el moreno se adelantó _ ¿Dónde estás? Tenemos poco tiempo y todavía tengo que ir por ti. No creo que Chris pueda entretener por mucho a mis padres… _
_ ¡Espera! No entiendo nada ¿No estabas castigado? ¿Y qué tiene que ver tu hermano en esto? _ Pregunta alterado el rubio.
_ ¡Quiero decir que me escape de casa para ayudarte con el tema de Marinette! ¡Rápido, necesito tu ubicación! _
Adrien gira rápidamente su cuerpo viendo el lugar donde se encontraba _ Esto, frente al salón de arte, pero Nino creo que necesitas saber que… _ Adrien para abruptamente sus palabras al ver por la ventana a la causante de sus malestares _ Marinette _ Verbaliza.
_ ¿Que? _ Pregunta del otro lado Nino, pero para ese punto Adrien ya no lo escucha. El rubio solo puede pensar en no desaprovechar esta oportunidad y corta la llamada.
_ ¡Adrien! ¡Adrien!... ¿No me cortes carajo? _ Nino le grita a su teléfono esperando que sus palabras le lleguen a su amigo, aunque él sabe que no será así _ ¿Dijo Marinette? ¡Dijo Marinette! ¡¿Verdad?! _ Con rápidos y alarmados movimientos Nino se arregla su gabardina azul y gorra negra con las que planeaba entrar de encubierto a la escuela _ Adrien espero que no la cagues antes de que llegue.
Nino se esconde por la puerta esperando el momento para escabullirse de la mirada del portero. No sabe cómo hará, pero tenía que encontrar a su amigo antes de que lo encontraran a él los profesores.
Aprovechando la hora del receso Nino pasa desapercibido entre el resto de estudiantes, sentía que estaba como en Misión Imposible, inconscientemente comenzó a tararear la instrumental de esa película. Con movimientos cautelosos se logra esconder detrás de una gruesa viga de soporte, el frio metal tocaba su espalda. Abruptamente detiene su tarareo, con ojos agudos escanea los pasillos y el patio, buscando cualquier indicio de un profesor o vigilante.
_Bien, Nino_ se susurró a sí mismo, ajustándose la capucha _ Solo un pequeño sprint y estarás en el segundo piso. Sala de arte. Entrar, encontrar a Adrien y resolver las cosas con Marinette, pan comido _
Preparándose para su siguiente movimiento, Nino flexiona las rodillas, pero antes de que pueda correr, en ese preciso instante se escucha un estruendo sordo, seguido de voces elevadas y confusas. El alboroto provenía de arriba, justo en la dirección donde se encontraba el salón de arte, su destino final.
_ ¿Qué demonios…? _ Todo el sigilo y precaución que habían caracterizado sus movimientos desde que entro en el Collegue se evaporaron. Olvidándose por completo de su condición de expulsado, Nino, sin pensarlo dos veces, se lanza hacia las escaleras, subiendo los peldaños de dos en dos.
A medida que ascendía el ruido se intensificaba, pero solo podía pensar que no fuera lo que creía que estaba pasando.
Parando en seco, se desconcierta por lo que ven sus ojos al final del pasillo, un grupo de estudiantes que se hacía más y más grande se agolpaban en la puerta del salón de arte, sus rostros eran una mezcla de sorpresa, confusión y nerviosismo. Nino abriéndose paso entre ellos trata de llegar a la puerta del salón, pero eran tantos. Un mal presentimiento crecía en su interior.
_¿Qué pasa? ¿Qué ocurrió? _ Pregunto a Juleka y Rose que cuchicheaban con los ojos muy abiertos. Juleka solo atino a señalar hacia el interior del salón sin articular palabras.
_ Por favor, que no sea nada malo _ Se dijo Nino, mientras la angustia seguía creciendo en su interior _ ¿Y mucho menos lo que estoy pensando? _
Finalmente, logró llegar al umbral de la puerta. La visión que lo recibió fue caótica, casi apocalíptica. El salón de arte, generalmente un santuario de creatividad, parecía haber sido víctima de una violenta tormenta. Lienzos rasgados yacían esparcidos por el suelo, coloridas pinturas mezclándose en charcos grotescos. Pinceles y espátulas estaban esparcidos por todos lados. Una mesa de madera yacía volcada, sus patas apuntando al techo.
Y en medio de este desastre, en el centro de la habitación, estaba Adrien. Tirado en el suelo, los brazos tratando de bloquear algo invisible, el rostro contraído por el esfuerzo y una mueca de dolor. Y sobre él, con la respiración agitada y los ojos inyectados en furia, estaba Marinette.
Nino observó, paralizado, cómo la escena se desarrollaba en cámara lenta. Vio el forcejeo desigual, la desesperación en los ojos de Adrien, la rabia ciega en el rostro de Marinette. Y entonces, lo inesperado sucedió. Marinette se apartó bruscamente de Adrien, quien permaneció inmóvil en el suelo. Por un instante, pareció dudar, su cuerpo se tensó, como debatiéndose entre la ira y algo más. Pero la furia ganó. Con un movimiento rápido y brutal, levantó el pie y lo estrelló contra el costado de Adrien. Un gemido ahogado escapó de los labios del rubio.
Al siguiente instante Marinette se giró y salió corriendo. Las personas instintivamente se apartaron, todo con rostros pálidos y asustados. Nino se quedo inmóvil, apartado de todos, pensando en lo que acababa de pasar y lo que significaba mientras veía la espalda de su vieja amiga alejarse a toda velocidad. Una punzada fría le cruzo por el pecho, Nino sintió un profundo pesar por la situación de la ojiazul. No entendía lo que acababa de presenciar, pero la imagen de la furia en los ojos de Marinette y el sonido del golpe resonaron dolorosamente en su interior.
Adrien corrió, con el corazón latiendo como un tambor. Justo allí, a través de la ventana del salón de arte, ella estaba. Una cabellera azul oscura y ropas oscuras. Esa era ella. Por fin.
Sin pensarlo dos veces, empujo la puerta del salón de arte. No fue un empujón suave; era una irrupción, un estruendo que hizo vibrar los arcos y resonó en el silencio del lugar.
_ ¡Te encontré! _ Exclamo, señalando con un dedo a la figura de espaldas.
La chica se giró, y los ojos de Adrien se toparon con un par de zafiros que lo inmovilizaron en el umbral. Marinette, estaba sentada en una mesa alta, con las piernas cruzadas y una libreta de bocetos apoyada en los muslos, un lápiz en sus manos. La calma en su postura, la aparente serenidad, contrastaba violentamente con la tormenta que era Adrien desde hace rato.
El rubio se quedó clavado en su lugar, la puerta abierta a sus espaldas, la mano que había señalado a Marinette colgaba nerviosamente. El plan de “hablar” se evaporo. Las palabras se le quedaron atascadas en la garganta ¿Qué se suponía que tenía que decir?
Marinette, con una lentitud que a Adrien le pareció una eternidad, bajo el lápiz. Sus ojos, dos pozos de un azul tan intenso que parecían brillar en la penumbra, se fijaron en él. No había sorpresa en su mirada, solo una intensidad que lo perforaba. Adrien no entendía, pero haba un fuego en esos zafiros, era una hostilidad tan cruda que lo dejo desconcertado. Pero en el fondo, más allá del resentimiento había algo más… Era latente, pero Adrien no lograba descifrar, pero que, extrañamente, podía sentir.
El silencio se prolongó, pesado e incómodo. Los ojos de Marinette no se apartaban de los suyos. Adrien se sentía hipnotizado por ellos. Hasta que, con una brusquedad que lo aturdió, los zafiros se desviaron. Marinette regreso se atención a la libreta en sus manos. La indiferencia de ella le resulto desconcertante al rubio, pero el aire a su alrededor se sentía en tensión.
_ ¿Qué haces aquí? _ La voz de Marinette era baja, casi como un susurro, pero cortante. No era una pregunta, era una exigencia.
Adrien parpadeo, sacudiéndose del trance_ Yo… vine a hablar contigo _
Marinette no respondía. Su lápiz continúo danzando en silencia sobre el papel, era casi como una burla a la urgencia de Adrien.
_ Es sobre el proyecto de química _ Continua Adrien, dando un paso tentativo hacia ella _ Tenemos que… tenemos que trabajar juntos _
El lápiz de Marinette se detuvo abruptamente. Levanto la mirada, esos zafiros otra vez llenos de fuego _ No me importa ese proyecto _ Lo interrumpió, sin elevar la voz, pero demandante _ Busca a otro compañero. O hazlo solo _
_ ¡Pero no puedo! La Sra. Mendeleiev… _
_ No es mi problema _ Volvió a dibujar.
Adrien sintió una punzada de frustración. Respiro hondo, intentando mantener la compostura. Sabía que sería difícil, pero ¿era en serio? _ Marinette esto es serio. Sino hacemos el proyecto, reprobaremos. Tenemos mucho tiempo, es para el final del curso, y no tendremos que ver más clases con ella… _
_ Perfecto _ Murmuro Marinette, sin levantar la vista _ Así no tendré que verla _
_ ¡Marinette! _ La voz de Adrien se elevó un poco _ Por favor, tenemos que ser razonables. Solo son unas semanas. Podemos hacer el proyecto, y luego no tendrá que verme nunca más si eso es lo que quieres _ Intento sonar conciliador, desesperado por encontrar un punto medio.
Ella se rio, era una risa hueca, sin alegría _ Ya te lo dije, Agreste. No me importa el proyecto. No me importas tu. Simplemente… déjame en paz _
_ Pero… ¿Por qué? ¿Por qué eres así? _ La frustración de Adrien comenzaba a descontrolarse _ ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué eres así conmigo? ¡No tengo idea de nada! ¿Es por lo que dijo Alya? ¡Ella no sabe lo que dice! ¡Es solo un rumor! Y si lo supiera, no… no es asunto mío _
Marinette cerro la libreta de un golpe sordo. Se levanto de la mesa, el lápiz todavía apretado en su mano. A acción fue tan repentina que Adrien retrocedió instintivamente un paso.
_ ¿De qué huyes? _ Pregunto, fue una pregunta que se le escapo sin querer.
Marinette se tensó. Sus hombros se encogieron y sus puños se apretaron a sus lados. Adrien dio un paso hacia ella, pero Marinette retrocedió, su rostro inexpresivo, pero sus ojos rebelaban una tormenta interna. La mesa alta que la había estado separando de Adrien ahora era la única barrera entre ellos.
_ Solo quiero entender _ Dijo Adrien, su voz era una súplica suave. Sus ojos verdes suplicantes y confusos, se encontraron con los zafiros iracundos de Marinette _ Nadie me dice nada. Solo me generan más dudas. Solo quiero hacer este proyecto, terminar la escuela y hacer sentir orgullosos a mis padres, pero… Ahora… Todo esto ¿Por qué te alejas? ¿Por qué no asistes a clases? ¿Y…por qué… por que tu mirada me hace sentir como un monstruo? _
Marinette se quedó rígida, sus músculos tensos, absorbiendo las palabras de Adrien. El aire en el salón se volvió pesado, cargado de electricidad volátil. Un silencio ensordecedor lleno el vacío.
Y entonces, estallo.
_ ¡Tú no eres nadie para saber lo que pasa con mi vida! _ El grito de Marinette resonó en el salón, haciendo que Adrien diera un respingo _ No te entrometas en lo que no te conviene ¡Y si tanto quieres saber Pregúntale a Césaire! ¡Por qué de mí no obtendrás nada!
Con una furia repentina, Marinette tomo una pila de lienzos pequeños que tenía a su lado y los lanzo con fuerza hacia Adrien. El rubio apenas tuvo tiempo de levantar los brazos para protegerse, y la tela áspera rozó su piel. Luego, un bote de pintura azul intenso, seguido de otro de rojo vibrante, volaron por el aire. La pintura salpicó la ropa de Adrien, manchas brillantes contra la tela clara, y se esparció por el suelo, uniéndose a los colores ya derramados de alguna actividad anterior.
_ ¡Marinette, por favor! ¡Cálmate! _ Adrien intento acercarse, con las manos alzadas en un gesto conciliador, su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y preocupación. Esta reacción no era normal.
Pero sus palabras solo parecían hacerla enojarse más. Marinette continúo lanzando todo lo que tenía a mano: pinceles, espátulas, pequeños frascos de pigmentos, la mesa ya estaba vacía. La sala se llenó de golpes y el sonido de objetos chocando contra las paredes y el suelo. Cuando ya no le quedaba nada más que arrojar de la mesa, Marinette, con un grito gutural, la empujó con una fuerza sorprendente. La mesa volcó con un estruendo, sus patas apuntando al techo como un esqueleto grotesco.
Adrien apenas tuvo tiempo de esquivarla. Marinette no se detuvo. Sus ojos, los zafiros que antes lo habían hipnotizado, ahora ardían con una furia cegadora. Se acercó a Adrien a pasos rápidos, los brazos levantados.
Adrien no sabía cómo había terminado así, con su vida, o al menos su día, de cabeza. Un segundo ante, estaba tratando de razonar con ella, y al siguiente, sin saber cómo, estaba tirado en el piso, su ropa empapada en pintura, y Marinette, su compañera de química hecha una furia desatada, encima de él, propinándole golpe tras golpe. El mundo giraba, el dolor irradiaba desde su costado, y el sabor amargo de la incomprensión llenaba su boca.
Los puños de la chica no eran débiles, eran como un impacto contundente, cada uno imbuido de una fuerza y una rabia que rivalizaban, en su impacto, con los de Gorila. El dolor era punzante. Marinette se movía con una determinación implacable, y Adrien, a pesar de sus esfuerzos por protegerse no podía huir del dolor que le generaba el impacto de los puños contra su cuerpo.
Por los pocos espacios que sus brazos le permitían ver, Adrien pudo visualizar el horror en los rostros de sus compañeros, todos ellos se aglomeraban en la puerta del salón de arte. El nerviosismo y el miedo eran tangibles en el aire, los susurros ahogados apenas llegaban a los oídos de Adrien. Nadie se movía. Nadie intervenía. Todos estaban congelados, viendo cómo se desarrollaba el violento ataque.
Repentinamente, el peso encima de Adrien se aligero. Separando un poco sus brazos, Adrien miro el estado de Marinette. Ella estaba allí, alterada, su figura se alzaba sobre él, su respiración agitada, su pecho subiendo y bajando con violencia. Su rostro tenso, sudoroso, donde los zafiros que antes ardían con furia cegadora ahora contenían... duda.
Adrien pudo ver, por un instante fugaz, una sombra de arrepentimiento. Su cuerpo se tensó, como si estuviera a punto de colapsar o de huir. Pero solo fue un instante. Como una chispa de una vela que está a punto de apagarse, pero se aviva en un instante, una llama se incendió en los ojos de Marinette. La duda fue reemplazada por una nueva oleada de ira, más intensa que la anterior.
Lo siguiente que sintió Adrien fue un golpe devastador en su costado. No fue un puñetazo, sino una patada. Un impacto seco y brutal. Un gemido de dolor escapo de su garganta mientras se encogía sobre sí mismo, las costillas ardían y el mundo giraba.
Cuando volvió a abrir los ojos, la vio una figura borrosa, girar sobre sus talones y salir corriendo. Adrien la siguió con la mirada, su visión todavía distorsionada por las lágrimas de dolor. Y en el umbral de la puerta, al lado de donde paso Marinette antes de desaparecer estaba Nino.
¿En qué momento había llegado? Adrien no lo sabía. Su mente estaba demasiado nublada por el dolor y la confusión. Pero allí estaba su mejor amigo, inmóvil, observando la huida de Marinette con una expresión que Adrien no pudo descifrar.
El rubio intento pararse. Sus músculos adoloridos, la cabeza le daba vueltas, el costado le ardía. Necesita detenerla. Le urgían respuestas. Pero su cuerpo lo traiciono, apenas logro levantar su torso antes de caer contra el piso, de un golpe sordo empapándose otra vez de pintura.
De repente, sintió unas manos a su lado. Se movió con rapidez, pero con una delicadeza inesperada. Adrien alzo su vista finalmente descubriendo a aquel que lo estaba ayudando.
_ !Adrien! _
Era Nino. Su rostro estaba pálido y contorsionado por la preocupación, se inclinó sobre él. Las manos de Nino se posaron en sus hombros, intentando darle la vuelta, o al menos, encontrar la forma de ayudarlo.
_ Amigo ¿Estas bien? ¡Por todos los cielos, Adrien! _ La voz de Nino estaba cargada de urgencia y una preocupación genuina _ ¡No puedo creer lo que acaba de pasar! ¡Te dije que esperaras por mi para resolver este problema! Demonios… ¿Ahora cómo vas a explicarle esto a tus padres?
Adrien solo pudo gemir en respuesta, el dolor eclipsando las palabras.
_ ¿Qué es todo este alboroto? _ En medio del caos la voz del Director Damocles resonó con autoridad entre el tumulto de estudiantes en la entrada.
Como si una señal invisible los hubiera tocado, la masa de alumnos que obstruía la entrada del salón de arte se dispersó con una rapidez asombrosa. Rostros pálidos y asustados se volvieron y huyeron en todas direcciones dejando el pasillo vacío y desolado. En unos instantes el gran grupo se redujo a unas pocas figuras: El maltratado rubio, tendido en el piso; el moreno, arrodillado junto a su amigo y con una expresión de horror; finalmente el Director Damocles, imponente con su postura erguida y a cada lado acompañado por dos profesores que lo seguían preocupados.
El Director Damocles entro en el salón, sus ojos como los de un halcón escudriñaban el desastre en el salón. Su mirada se detuvo en Adrien y luego en Nino, finalmente en el salón mismo, que parecía arrasado por un pequeño tornado. El director se llevó una mano a la sien, un gesto evidente de exasperación.
_ ¡Joven Lahiffe! ¡¿Qué hace usted aquí?! _ Su voz sonó como un trueno haciendo temblar el aire en el salón _ ¡Usted está suspendido! ¡No se le permite pisar las instalaciones del colegio! ¡Esto es una amonestación grave! _
Nino se encogió, pero su mirada no abandonó a Adrien _ Director, yo... yo solo quería ayudar a Adrien. Algo terrible pasó..._
_ ¡Algo terrible pasó! _ El director lo interrumpió, su tono cada vez más indignado _ ¡Mire este desastre, Joven Lahiffe! ¡Y usted no debería estar aquí para presenciarlo, ni mucho menos involucrarse! ¡Es un comportamiento inaceptable! ¡Será un día más de suspensión y un reporte a sus padres! ¡Váyase de inmediato a mi oficina! _
Nino lanzo una mirada de angustia a Adrien, que seguía gimiendo en el piso. No quería abandonarlo, pero sabía que discutir con el Director Damocles era inútil. Aun así, siguió intentando.
_ Pero director, Adrien necesita ayuda. Esta herido _
_ ¡Nosotros nos encargaremos de eso! _ Puede que el director estuviera enojado, pero no era ciego. Su mirada se suavizo ligeramente cuando miro el estado de Adrien _ ¡Usted, fuera! ¡Ahora! _
Sin más alternativa Nino se vio obligado a salir, lanzando una última mirada a su amigo antes de que uno de los profesores lo guiara fuera del salón.
La señorita Bustier, se arrodillo al lado de Adrien, su rostro desfigurado por la preocupación _ Adrien, ¿Estas bien? ¿Dónde te duele? _
Adrien, con dificultad, señaló su costado _ Aquí... me duele _
El director, ahora más calmado, dio instrucciones _ Llévenlo a la enfermería de inmediato. Y que comuníquense con sus padres. Esto es… inaudito _
Minutos más tarde Adrien se encontraba recostado en una camilla en la enfermería. La enfermera a su lado, con una expresión preocupada, le aplicaba compresas frías en el costado y limpiaba las manchas de pintura en su piel. El dolor seguía, pero al menos ya no era tan intenso como al principio. Adrien no podía parar de pensar, era como si la misma imagen se repitiera un bucle. Marinette, su furia, sus ojos y el último golpe…
La puerta de la enfermería se abrió. Nathalie, entro con su habitual porte impecable y Tablet en mano, aunque esta vez su rostro mostraba una expresión de preocupación. A medida que se acercaba el sonido de sus tacones contra el mármol se intensificaba y los lentes brillaban bajo la luz de la enfermería.
_ Adrien _ Dijo Nathalie, su voz, aunque monótona cargaba un matiz de urgencia. Sus ojos escaneando el cuerpo maltratado del rubio _ Tus padres han sido notificados. Están muy preocupados _
Adrien solo asintió débilmente.
Nathalie se giró hacia la enfermera _ Agradezco que le hayan dado atención médica tan rápidamente. Procederé a llevarlo a casa. El Señor Agreste deseará que un médico privado lo revise a fondo _
La enfermera solo se dedicó a asentir y entregarle un informe. Sin más dilación, Nathalie chasco los dedos y de detrás de la puerta apareció Gorila, quien ayudo a Adrien a levantarse de la camilla. Cada movimiento era una punzada para el rubio, viendo la mueca de dolor en su rostro, el guardaespaldas decidido, sin preguntarle a nadie, cargar a Adrien. Con cuidado lo subió al coche negro que esperaba afuera, la puerta se cerró de un clic, y el vehículo se deslizó silenciosamente por las calles de París, alejándose del colegio.
La mansión Agreste, se había convertido en un nido de actividad frenética, un eco del caos dejado atrás por Adrien en el colegio. Nathalie, siempre impecable y con un comportamiento intachable, se movía por los vastos pasillos de la mansión, dando órdenes con firmeza. Su figura era un borrón entre la decoración.
Cada que concluía una llamada, se escuchaba el clic seco de la Tablet resonar en el silencio. Sus dedos agiles tachaban una línea en la pantalla antes de que, sin pausa, iniciara otra llamada. Abogados, contactos en el colegio, el médico privado que acababa de salir, incluso los miembros Agreste que estaban en China: Nathalie se había convertido en el epicentro del caos.
Mientras tanto, en la imponente habitación de Adrien, Gorila se encontraba de pie, una solemne estatua de piedra, silenciosa y protectora en la esquina. Su presencia llenaba toda la habitación, un guardaespaldas valeroso que no apartaba la mirada del chico en la cama. Desde que el doctor lo reviso y verificara que no tenía nada rota, Adrien se había mantenido tendido, mirando fijamente el alto techo.
En el exterior podría parecer tranquilo. Neutral. Pero bajo esa aparente tranquilidad se escondía una tormenta mental que se estaba desatando en su mente. Una vorágine de imágenes y sensaciones se repetía incansablemente: Los ojos de Marinette, primero hostiles y luego llenos de duda efímera, y finalmente ardiendo en una furia segadora; el impacto brutal de la bota de su compañera a su costado; el silencio atónito de los estudiantes; el rostro horrorizado de Nino. Y, sobre todo, la incomprensión.
Algo en su interior no lo dejaba tranquilo. Era una punzada persistente. La lógica le decía que simplemente podía dejar morir el asunto. Marinette era claramente una chica perturbada, el proyecto podría resolverse con ayuda externa o simplemente podía ignorarlo hasta que sus amigos regresaran. No era su problema. No tenía que serlo.
Pero entonces ¿Qué pasaba con él? ¿Por qué no podía ignorarlo? No encontraba respuestas, quizás era la curiosidad la que lo movía. Había visto la duda en sus ojos, el dolor que se reflejó por unos instantes efímeros fue contundente. La ira ocultaba lo que no podía ser ocultado, cada acción, cada mirada que ella le dedicaba, lo hacían sentirse como un monstruo, esa vulnerabilidad lo perturbaba.
Sus padres, Gabriel y Emilie, eran figuras distinguidas, sus vidas dictadas por la moda y los negocios. Nathalie y Gorila, eran protectores, pero también una barrera entre él y el mundo exterior. Siempre estuvo acostumbrado a vivir en un ambiente controlado, una burbuja de perfección controlada. La vida de Adrien Agreste siempre estaba planeada, cada minuto era asignado a un itinerario previamente aprobado por su padre, cada interacción era supervisada, pero… Esta repentina explosión de acontecimientos iba más allá de lo que podía ser manejado. La violenta y humana reacción de Marinette estaba por completo fuera de lo previsible. Y por alguna razón no podía soltarlo.
No era el proyecto lo que lo motivaba. No era la herida en su costado lo que punzaba. Era por la colisión. Por esa violenta e incomprensible reacción. Los cimientos de su existencia ordenada habían sido tocados. Ese sentimiento permaneció flameante en su interior desde que Marinette exploto. Por extraño que pareciera no quería soltarlo, finalmente algo que no estaba planeado en su guion había pasado.
Tenía que continuar. Tenía que saber. ¿Por qué una chica, tan aparentemente frágil, albergaba una furia tan devastadora? ¿Por qué sus ojos le recordaban a Marinette un sufrimiento tan profundo que lo convertía a él en el blanco de su rabia?
La voz de Nathalie se escuchaba afuera de su puerta, sus tacones después de un largo rato se detuvieron, pero en la burbuja de mental de Adrien, sentía que, por primera vez, no importaba. Nunca antes había tenido una resolución más clara de su vida. El caos que se gestaba en su interior no podía ser controlado por Nathalie y su padre, ni apartado por Gorila y su madre. Solo él podía intentar solucionarlo.
_ Adrien _ Dijo Nathalie, con su voz habitual. Estaba parada a un lado de su cama, su silueta esbelta proyectada sobre él _ El doctor dice que no hay fracturas, solo contusiones severas y algunos hematomas ¿Cómo te sientes? _
Adrien tardo un poco en responder. El dolor en su costado ya no dolía tanto, los calmantes en su cuerpo lo bajaron lo suficiente como para permitirle un pensamiento más claro _ Estoy bien, Nathalie _ Podría parecer una respuesta verdadera, pero en realidad era una respuesta habitual, tan ensayada, que carecía de autenticidad.
Nathalie asintió levemente con la cabeza, como si esa fuera la respuesta que esperaba _ Bien. Me complace escucharlo _ Hizo una pausa, y Adrien sintió un cambio en el aire, una sutil tensión que no le gustó _ He contactado con tus padres. Ya han tomado un vuelo privado desde Shanghái. Estarán aquí en París más tardar en la noche _
La noticia apenas si penetro en los pensamientos de Adrien. El que sus padres vinieran antes de que resolvieran sus negocios en China era una clara señal de la gravedad del asunto. No tenía fuerzas para responder, solo la dejo continuar.
La voz neutral de Nathalie continuo, su calma contrastaba con la magnitud del caos que sus siguientes palabras desatarían en el interior del rubio _ Ya me encargué de todo lo pertinente. Se ha notificado a las autoridades escolares. El Director Damocles ha iniciado una investigación interna, y se ha levantado una orden de... no acercamiento y una denuncia formal contra la señorita Dupain-Cheng _
Adrien sintió un valde de agua fría caer sobre él. Intento incorporarse de su cama, el movimiento repentino provocando un nuevo dolor agudo en su costado. Sus ojos, ahora llenos de una alarma que no había sentido hasta ahora, se clavaron en Nathalie.
_ ¿Qué? _ Su voz salió ronca, cargada de urgencia e incredulidad _ Cómo… ¿Como que una orden contra de Marinette? _
Nathalie sin inmutarse por la reacción de Adrien, mantuvo su expresión impasible _ Así es, Adrien. Lo que sucedió en el salón de arte es un acto de agresión grave. Agresión física. Tus padres no tolerarán que seas agredido de esta manera. Es lo que corresponde. La señorita Dupain-Cheng no podrá acercarse a usted ni a ninguna de nuestras propiedades. Y se iniciarán los procedimientos legales adecuados _
_ ¡Pero… no, Nathalie! _ Adrien intento levantarse de nuevo, pero el dolor lo obligo a hundirse nuevamente en la cama _ ¡No pueden hacer eso! ¡No es lo que yo quería! _
_Lo que usted quería no es relevante en este momento, Adrien. Tus padres han tomado la decisión, y yo solo he actuado en consecuencia. Su seguridad es la prioridad _ Nathalie se inclinó ligeramente _ Ahora, descanse. La tarde será larga. Y mañana, sus padres hablarán con usted _
Adrien la miro, su mente girando, tratando de revertir lo que Nathalie había hecho. Una orden. Una denuncia. Contra Marinette. La chica que, a pesar de su hostilidad había demostrado una tristeza tan profunda como su rabia.
No era justo. No era lo que él quería. Esto no era una solución. Esto era... esto era el fin de cualquier posibilidad de entender. Esto era cerrar la puerta para siempre. Necesitaba encontrar la manera de resolver este problema, pero ¿Cómo?
La tarde se extendió sobre la mansión Agreste, tal y como dijo Nathalie, fue larga. Interminable. Adrien, tendido en la cama, ya había perdido la cuenta de las veces que había contado las veinticuatro ventanas que adornaban su gigantesca habitación.
Intento distraerse. Gorila le alcanzo su Tablet, reviso sus mensajes, talvez tendría un alivio cómico de Nino o alguna noticia descabellada de Alya. Nada. Pensó en leer, en encender la televisión e incluso en escuchar algo de piano, pero la idea de hacer cualquier actividad le generaba una pesadez abrumadora.
En algún momento, la monotonía, el dolor latente y el agotamiento mental se unieron para arrastrarlo al sueño. Fue un sueño superficial, perturbado, donde los gritos de la chica, la risa seca y el eco de los golpes se mezclaban.
Cuando se levantó, o más bien, cuando su conciencia regreso al pasado, la habitación se encontraba en penumbra. El reloj digital en la mesa de noche brillaba con una luz verde: 22:37.
No estaba solo.
La silueta de una mujer, esbelta y elegante, se encontraba a su lado, sentada en el borde la cama. Su cabello siempre bien recogido en un moño perfecto, ahora se caía en suaves ondas por su espalda. Desde la posición donde estaba, la luz de la luna que se filtraba por las ventanas bañaba su figura con un resplandor etéreo. No podía ver su rostro, pero su presencia era inconfundible. Una fragancia delicada, a flores de jazmín y algo más profundo calo en Adrien, lo asocio con un consuelo y, a la vez, con una distancia inalcanzable.
_ ¿Mamá? _ Su voz era un susurro ronco, apenas audible. Se sentía desorientado, como si hubiera despertado de un sueño muy largo y pesado.
La mujer se movió, y una mano suave aparto sus mechones rubios. La calidez del tacto, la familiaridad de la mano, era una mezcla de alivio y sorpresa.
_ Mi pequeño gato _ La voz de Emilie Agreste era suave como el terciopelo, pero teñida de una preocupación que afligió el corazón de Adrien _ Despertaste _
Los ojos de Emilie, de un verde intenso, idénticos a los suyos, lo miraban con una profundidad que intentaba sondear su alma. En el brillo de la noche, Adrien vio reflejada en ellos una sombra de dolor, pero también una fuerza inquebrantable que siempre había admirado en su madre.
_ ¿Estás bien, cariño? _ Preguntó Emilie, su pulgar acariciando suavemente su sien _ Nathalie nos informó de lo sucedido. Volamos tan pronto como pudimos _
_ Me duele un poco el costado. Pero ahora que estas aquí no tanto_ Admitió Adrien, su voz todavía débil, sintiendo el peso de la preocupación de su madre. Pero el dolor físico era secundario a la vorágine de preguntas que seguían girando en su mente.