Es complicado

—Me siento mareada.— —Ragatha...— —Mi cabeza da vueltas.— —Ragatha, ¿Puedo meterla?— —¡¿Qué?!—Ragatha salió de sus pensamientos. Pero volvió. —Espera...— Miró hacia el techo, tratando de atar hilos. —¡¿Cómo termine con alguien 8 años menor que yo?!— ———————————————— Hace dos meses ———————————————— —¡Feliz cumpleaños supervisora!— Dijeron al unísono los empleados de la empresa "Circusfam", amigos de Ragatha. Ragatha les sonrió ligeramente, con un semblante incómodo, muy poco visible. —Gracias, chicos.—Llevó una mano a su nuca con nervios. —¿Piensa hacer algo después de trabajar, supervisora?—Preguntó amablemente Kinger, el gerente de la zona. —No Kinger, estaré en mi departamento.—Hizo una leve pausa.—Sola.— —¡Oh supervisora!—Intervino Gangle, la menor de la oficina.—¡Debería salir más! No puede ser posible que a sus treinta no haga más que trabajar.— Ragatha empezó a reír, incómoda. —¡Es cierto, Ragatha! Tienes que disfrutar antes de que termine tu juventud.— —¡Si! Dicen que envejecer pasa en un abrir y cerrar de ojos...— - - - —¡Dios! ¿Cómo se atreven a decirme cosas así?—Dijo para sí misma la pelirroja. Abrió su cajetilla de cigarros, tomó uno, lo prendió y empezó a fumar. —¿Que esperan que suceda conmigo?— Le dió una fumada a su cigarro y se llevó una mano a su puente de la nariz, frustrada. —Hice todo lo que se me indicó... A los veinte estaba ocupada graduandome de la universidad. A los 25 me casé, como todos los demás. Y antes de los treinta, terminé divorciada, y viviendo sola.— Una vez más, le dió otra fumada a su cigarro, tratando de aminorar el estrés. —¡Tengo treinta!— Se llevó sus manos a los ojos, sosteniendo en una, con dos dedos, su cigarro. —He trabajado duro y no he logrado nada interesante aún.—Tiró su cigarro al suelo y continúo.—En realidad, lo que dicen en la oficina es cierto.— — <i>Tienes que salir y conocer a alguien.</i> — — <i>¡Busca un pasatiempo!</i> — —A esta edad, salir con alguien suena ridículo.—Continuó hablando para sí misma Caminó hacia dentro de la oficina, se dirigió a su escritorio. Cuando llegó, tomo su bolso, se despidió de sus compañeros y salió de la empresa. Comenzó a caminar hacia su hogar, mientras la idea de tener un pasatiempo rondaba por su cabeza. —Tal vez no estaría mal intentar algo nuevo.— Cruzó la calle, para tomar su autobús. —¿Debería buscar en internet?— Antes de llegar a la estación, un sonido la distrajo. Un suave y adormecedor sonido. Parecía celestial ante sus oídos. —¿Qué es eso?— Se detuvo, y antes de pensar en continuar su vida, dió la media vuelta y comenzó a caminar, dejándose llevar por ese sonido. —¿Es música?— Mientras más se dirigía a esa fuente de sonido, más se intensificaba. —¡Es guitarra!— Corrió entusiasmada, acercándose aún más, según su percepción, al orígen de esa bella melodía. Cuando llegó a ese origen, miró hacia arriba. Era un edificio pequeño, con una ventana abierta. Desde donde estaba Ragatha se podía apreciar que había dentro. Era un joven, alto, de tez morena que mantenía en sus manos una guitarra eléctrica, tocando una canción, una canción que parecía ser suave e incluso, hipnotizante. Se encontraba en la ventana, tocando para el mundo, con un semblante concentrado, mirando fijamente a la guitarra mientras la tocaba . Ragatha quedó atónita ante la melodía, y sorprendida por quién la tocaba. Lo miró, con la boca abierta, embobada ante él. Entonces él sintió esa mirada y dirigió su mirada, a ella. La pelirroja entró en pánico, dió un grito y comenzó a caminar de regreso a la estación de autobuses. —Espero no me haya visto.—Susurró para sí misma. Aquel joven se quedó estático, pero comenzó a reírse. —¿Y ese ángel tan tierno, quien será?—