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Los días pasaban con normalidad. El tiempo pasa tan rápido que se pierde en recuerdos y en momentos que no regresaran. Los detalles se entierran en la memoria y dejan de importar… entonces ¿Por qué no podía olvidar aquellos ojos de dos colores? Sakura no entendía por qué no podía sacarse de la cabeza a aquella chica de la que ni siquiera sabía el nombre. Solo sabía que aquellos ojos tan singulares de un azul zafiro combinado con un rojo rubí era lo que quería volver a ver. Esa chica se había colado en su mente o solo era una preocupación común. Pensó que solo era preocupación, que tan solo era una curiosidad justificada. Sin embargo, incluso si trataba de ocultarlo a sí mismo, sentía que había algo más. ¿Crees en el destino? Sakura Haruka, aquel chico solitario que ahora encontraba su hogar en Makochi, estaba seguro de que todo pasaba por algo. ¿Pero el destino? Eso sonaba a un cuento. Nirei hablaba de historias sobre el hilo rojo de manera entusiasta desde que Sakura comentó lo sucedido. Sin embargo, si aquello del destino era real, Sakura no entendía por qué no se había vuelto a encontrar con ella. Tal vez no era de allí. Tal vez solo estaba de paso. Tal vez había pasado algo. Solo sabía que no había rastro de aquella chica. Una tarde después de las clases, patrullando por las calles de la ciudad como era habitual. El grupo de Sakura, Suo y Nirei, iban distraídos hablando. Hasta que el ruido de una pelea llegó a los oídos de Sakura. Corrió hacia el lugar siguiendo el sonido, seguido de sus compañeros. Sakura estaba dispuesto a intervenir y con más razón lo hizo al ver a varios chicos intimidar a la chica que había rondado su cabeza.***
Yuka no entendía la necesidad de algunas personas de hacerse el fuerte intimidando a otra gente. Y ahora ella se encontraba siendo el objetivo de unos matones. Pero no había nada que ella pudiera hacer más que forcejear. No era fuerte ni pretendía serlo, tampoco quería problemas, pero ya estaba en ello. Y lo peor es que su mente estaba llena de pensamientos estúpidos desde que aquel chico la salvó. Aunque no tenía claro si él la salvó o ella solo se dejó llevar y no había cambiado nada. Cerró los ojos esperando el golpe. Nada llegó. Cuando se atrevió a abrir los ojos se encontró con los hombres desmayados en el suelo y frente a ella, tres chicos con el uniforme del instituto Furin. Había escuchado rumores de los alumnos de esa institución. Sin embargo, su sorpresa fue mayor al reconocer al chico que la salvó. No tuvo tiempo de asimilar la situación cuando fue abrazada por el chico de cabello bicolor. Ni siquiera él mismo supo por qué lo hizo. “Corresponde”Creyó escuchar a Etsuko otra vez. Sin duda se estaba volviendo loca, aun así, hizo caso. Ambos adolescentes se quedaron abrazados por eternos segundos ante la mirada curiosa de los otros dos. — Sakura ¿Conoces a la señorita? — Preguntó Suo divertido con la situación. Sakura pareció darse cuenta de la situación y se separó rápidamente de la chica, con sus mejillas teñidas en rojo. — Soy Yuka. — Se presentó la chica. — Digamos que él me salvó ya dos veces. — Dijo señalando a Sakura. Estaba nerviosa, sin duda. Tener tan cerca al que ahora sabía que se llamaba Sakura, era algo que causaba que sus manos temblaran y las mariposas revoloteaban en su estómago. Y era raro porque solo lo había visto dos veces, pero sentía que podía ser el comienzo de algo. Que al fin podría dejar el dolor atrás. — Vamos. — Murmuró Sakura tomando la mano derecha de Yuka en un acto de valentía. Estaba rojo, rojísimo. Pero necesitaba huir de sus amigos sin separarse de la chica. Algo le pedía que no la dejara ir. — Oye, no es muy caballeroso de tu parte arrastrar a una chica a un rumbo desconocido. — Se burló Yuka. Sakura se paró en seco haciendo que Yuka chocara con su espalda. — Lo siento. — Murmuró Sakura. Sin saber si estaba bien o si sería una mala jugada, Yuka lo rodeó con sus brazos en un abrazo por la espalda. No estaba segura de por qué, pero este chico se sentía como un hogar. Ya la había salvado dos veces y podía asegurar que él sentía simpatía por ella. Aunque fuera algo loco pensar así. Yuka sentía la seguridad de que eso era así. “Etsuko… ¿Lo has puesto en mi camino?”Se preguntó Yuka. Sakura clavó su mirada heterocromática en la chica una vez que pudo recuperarse de la vergüenza que sentía. Plata y dorado de los ojos de Sakura chocaron con el zafiro y rubí de Yuka, en una combinación perfecta. Observó a la chica por unos segundos, segundos en que el nerviosismo invadió el cuerpo de Yuka. El mundo se paró por un momento en el que solo existían ellos. Ninguno de los dos sabía qué hacer. Pero se sentían bien.En un gesto torpe intercambiaron los números de móvil. Al menos así sabían que podrían comunicarse. Ambos tenían la sensación de que algo estaba a punto de comenzar.