Parte 3
8 de diciembre de 2025, 10:15
Entre los nuevos de primero hay chicos interesantes, además de más chicas que el año anterior que van perdiendo el miedo a adentrarse en Furin.
La reina de Bofurin, como llaman a Yuka, observa cada paso. Observa cómo las amistades se construyen día a día mientras pasan semanas y meses.
Yuka sonríe emocionada desde la azotea. Todos los de su clase ya se han ido, incluso los de otras clases y sospecha que Sakura también se ha ido. El sol ha comenzado a esconderse y ella solo puede admirar la belleza del atardecer.
Quizá solo quiere alargar un poco más estos días.
Se acerca la graduación.Y aún no ha decidido qué hará, porque las despedidas son algo que no le gustan, y cuando entre en el frente la etapa universitaria, no sabe si podrá seguir al lado de Sakura Haruka.
Bueno, de hecho, seguirá a su lado. ¿Pero qué pasará si se entromete la distancia? ¿Qué pasará si de repente todo se va disolviendo? ¿Y si Haruka pierde el interés en ella con el tiempo? ¿Y si nunca ha tenido interés real en ella?
Y después de dos años vuelve a escuchar la melodiosa risa de Etsuko. La siente arropándola. Y lejos de asustarse, se relaja, se deja envolver.
“No quiero que cambie nada”Piensa mientras se aferra con sus dedos a la valla metálica de la azotea.
Entonces unos brazos reales la rodean desde la cintura. Está dispuesta a golpear a quién sea, cuando sus ojos dan con los iris heterocromáticos de Haruka. Se gira quedando atrapada entre la valla y Haruka.
— Es tarde. — Dice el líder que no despega sus ojos del inusual color de los contrarios.
Ese azul y rojo nunca mezclándose en cada iris siempre lo ha vuelto loco. “
Es tan hermosa que hace que mi sangre burbujee”Piensa Sakura.
— Sé que es tarde. — Dice Yuka. Y sabe que debería irse, pero no se mueve.
Y entonces cuando Haruka la sorprende abrazándola, como si pudiera leer en ella que lo necesitaba, o porque quizá él también quería un abrazo.
Es en ese momento que Yuka comprende que solo necesita estar, da igual la manera o la lejanía, solo quiere este vínculo con el chico más puro y valiente que ha conocido.
Sakura toma con delicadeza una de las manos de Yuka entre la propia. Comienza a caminar y Yuka tan solo lo sigue en silencio, con una suave sonrisa en su rostro, porque no sabe qué decir, solo sabe que a veces no hace falta.
Cuando están fuera del gran edificio que es el instituto, siguen tomados de la mano.
— Te acompaño a casa. — Susurra Haruka.
Un Sakura Haruka más perceptivo se ha forjado al cabo de esos dos años, y ahora le es fácil leer a las personas, sobre todo si son cercanas.
Así que Haruka intuye los miedos de Yuka.
Lo que no sabe ella, es que él irá a donde ella elija ir. No importa dónde. Se quedará a su lado. Y aunque aun no haya sido capaz de dar el paso de que sean pareja, porque sola idea, aunque le hace cortocircuito, no porque no quiera, sino porque quiere tanto que no sabe cómo gestionarlo.
Él quiere ser su novio, esposo, compañero, quiere serlo todo.
Se acercan a la casa de Yuka a paso lento. Sakura la mira de reojo y Yuka lo nota, pero no tiene el valor de devolverle la mirada. Se siente a punto de explotar. Solo quiere estar entre los brazos de Haruka, solo quiere dormir con su cabeza apoyada en su pecho, y nada más, escuchar los latidos del chico al que ama.
Haruka nota la mano de Yuka temblar. La mira para verificar que está bien, y es cuando se encuentra con una cara completamente sonrojada. Él lo atribuye a su cercanía, pero su sensor de amor le dice algo más.
Haruka le suelta la mano y en un movimiento rápido, paso su brazo por la espalda de Yuka y la acerca mucho más a él.
— No te dejaré sola, así que aparta esas tonterías de tu mente. — Espeta Haruka más firme de lo que quisiera.
Yuka le dirige una mira estupefacta. — ¿Cómo lo has…? — Y las palabras se quedan en el aire porque la mirada de Sakura lo dice todo.
Yuka hace un puchero al sentirse tan… poco disimulada.
— Eres como un libro abierto para mí. Un libro que leería mil veces. — Habla Sakura todo avergonzado desviando su mirada inmediatamente.
No necesita mirar a Yuka para saber que está dando saltos de alegría y que le brillan sus-muy hermosos- ojos.
***
El día de la graduación llegó. Los líderes antiguos de Bofurin (Umemiya y Kaji) llegaron junto a otros para felicitar a los que ya dejaban la etapa de bachillerato e irían directos a la universidad o alguna formación.
La alegría se palpaba en el ambiente. Todos estaban en la azotea para festejar. Aquí no habría discursos aburridos, eran más de dar sus buenos deseos y entregar el diploma, sin mucho más.
Yuka, infundada en un vestido blanco y la chaqueta de su uniforme de Furin. Haruka con ropa algo formal, no mucho, pero quiso estar a juego con Yuka -aunque ella no lo sabe-
La luz del sol que cada vez se hacía más tenue iluminaba de forma hermosa. Haruka sentía su corazón latir con fuerza cada vez que miraba de reojo a la chica de sus sueños y era pillado.
Las palmadas y gritos de alegría de Umemiya no se hicieron de esperar cuando alcanzó a Sakura.
— ¡Mi hermanito se hizo mayor! — Gritaba Umemiya Hajime.
Yuka solo conocía al de cabello blanco por las historias que le contaban, pero nunca llegó a conocerlo personalmente.
Por eso, cuando su mirada azul se posó en ella y acto seguido la abrazó, fue algo que no se esperaba y quedó paralizada.
Y lo que más sorprendió fue el aura de Sakura Haruka. Fue arrebatada de Umemiya y abrazada de forma protectora por Haruka.
¿Qué fue eso?
¿Celos?
Yuka se acurrucó en los brazos de Haruka sin importar nada más. Todo siguió entre risas y bromas lanzadas a Haruka por ser sobre protector con una chica que lo hace sonrojar.
***
El sol ya se había ocultado por completo. Yuka estaba por irse, había sido un día largo y la fiesta de graduación hacía horas que había terminado.
Haruka se encontraba a su lado, en un silencio abismal. No podía descifrar qué ocurría, pero no sentía tensión por parte de él. Quizá estaba meditando.
Yuka jugó con el pliegue de la falda de su vestido. Estaba nerviosa, como si esperase algo. Nunca le gustó demasiado el silencio y llevaban así desde que se quedaron solos en la azotea.
La chica hizo el amago de levantarse solo para ser detenida por los brazos de Haruka.
Lo notó temblar.
— ¿Qué ocurre, Haru? — Preguntó suave Yuka.
Yuka acabó sentada en el regazo de Haruka. Era más cómodo así. Sakura Haruka no le teme a nada, pero a verse patético frente a Yuka, sí. Así que antes de hablar se esconde en la hendidura del cuello de su amada.
— Quiero que seas mi… — Comienza a decir, pero le cuesta continuar.
— Está bien si no estás seguro. — Dice Yuka mientras Haruka nota como ella se tensa.
— No es eso. — Aclara él. Y refuerza el agarre en la cintura ajena, con miedo de que Yuka se escape y no lo escuche. — Es que eres maravillosa, no hay palabras para definirte, quiero protegerte, cuidarte, amarte y eso en bucle toda mi vida, y quiero que seas mi novia, pero quiero que seas mucho más, novia parece tan poco para lo que quiero expresar…— Y cuando termina de hablar parece que se ha quedado sin aliento. Ha soltado todo lo que piensa, o solo una parte mínima, pero importante.
Haruka nota cómo Yuka se relaja y acaricia con sus manos los brazos que la mantienen aprisionada.
Yuka mira a las estrellas y sonríe antes de decir “Gracias, Etsuko” en su mente.
— Seré lo que tú quieras y necesites. Podemos empezar como novios con la promesa de ser mucho más. — Susurra Yuka.
Y entonces Sakura Haruka siente que lo tiene todo.
Que Makochi es la ciudad que lo hizo mejor, y que Yuka es su razón para seguir y entender el mundo de otra manera.
En un hábil movimiento, Sakura levanta a Yuka junto con él. No aguanta más y sella su “pacto” besándola. Yuka abre sus ojos de par en par, sintiendo que todo un evento se desata en su estómago, los nervios se desatan, pero sigue el beso.
Un beso dulce, tierno, que se va tornando en algo más fogoso. Cuando se separan del beso, Yuka está sonrojada y Haruka acaricia sus mejillas memorizando cada detalle del rostro de su amada.
“Oh, mi Yuka, mereces ser feliz, sigue siéndolo” susurra la voz de Etsuko como si hablara con el viento.