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Ame siente frío. En la soledad de su casa siente como si el techo fuese a caer sobre ella. Tal vez, solo tal vez, se ha enfermado. Y sin tener a alguien que cuide de ella, se siente débil. Sin pensar demasiado en las consecuencias envía un mensaje escueto a Umemiya. Hace ya día que este le dió su número de móvil. Y realmente no quiere molestar a Tomiyama ni a Togame. Cierra los ojos sin esperar respuesta. Está demasiado cansada por la fiebre que solo se hace bolita en la cama.***
Pasa una media hora cuando el timbre de la casa comienza a sonar con impaciencia. Ame se levanta como puede y va a abrir. Cuando la puerta se abre ve a Umemiya Hajime con una bolsa en sus manos y una cara de preocupación. Ame pierde el equilibrio y estornuda. Umemiya actúa rápido y la toma entre sus brazos dejando la bolsa en un un rincón. Entra en la casa cerrando la puerta detrás de él con la pierna. Ame tiembla entre sus brazos y a Umemiya le parece tierna. Aunque no es momento para pensar en eso. — Princesa, ya estoy aquí, puedes descansar. — murmura Umemiya. Ame le indica torpemente dónde está su habitación. Ume la deja con delicadeza en la cama. Umemiya se fija por un momento en las fotos pegadas en la la pared. Ame de pequeña con su madre, supone. Algunas fotos actuales con los chicos de Shishitoren y unas fotos del huerto de la azotea que no sabe cuándo hizo. Ame se aferra a la camisa contraria. No quiere separarse, el calor que emana el cuerpo de Umemiya en ese momento es agradable. Umemiya sonríe. Le parece encantadora pero sabe que no es momento de coquetear. Aunque se muera por decirle lo tierna que es incluso enferma. Acaricia sus mejillas con una mano. — Princesa, deja que vaya a prepararte una sopa, te hará bien. — Dice con una sonrisa. Ame cede y lo suelta acomodándose en la cama. Umemiya da un último vistazo a la habitación y sale por la puerta hacia la cocina, aunque antes va por la bolsa que dejó en la entrada. De la bolsa saca los ingredientes y comienza a preparar la sopa de verduras.***
Ame come la sopa con lentitud. Realmente no tiene mucho apetito. El resfriado le corta el hambre y solo quiere dormir. Pero aun así hace un esfuerzo. Porque no quiere decepcionar a Umemiya que la observa con una cálida sonrisa. Después de varios minutos se termina la sopa. — Gracias Umemiya-san. Lamento haberte escrito para que vinieras, solo necesitaba a alguien y…— comienza a hablar. — Y pensaste en mí. Sí, eso me gusta. Yo te cuido. — Dice Umemiya mirándola con intensidad. Una intensidad que llega al corazón de Ame. Ame se sonroja. Pero al atención la capta el bostezo que se le escapa. — A dormir, princesa. — Sonríe Umemiya. Ame duda. No quiere despertar y ver qué él ya se fue. Pero comienza a hacerse tarde. — Vale. — Contesta haciendo un mohín. Se mete bajo las mantas y se esconde de la mirada curiosa de Umemiya. Lo que no se espera Ame es que Ume entre en la cama y la abrace por la espalda. — Me quedaré un ratito cuidando tu sueño. — Susurra. Ambos se quedan dormidos en su burbuja de paz. Ame siente paz. Los brazos de Umemiya se sienten como su hogar.