ID de la obra: 148

¿Quién soy realmente?

Het
NC-17
Finalizada
1
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Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
188 páginas, 10 capítulos
Descripción:
Notas:
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Epilogo

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La niebla espesa envolvía el puente, ocultando cada rincón en una oscuridad opresiva. Mayuko corría con pasos rápidos y jadeantes, su corazón golpeando con fuerza contra su pecho mientras se aferraba al cuchillo en su mano, lista para cualquier amenaza que pudiera surgir de la niebla. Cada paso resonaba en el vacío, el sonido retumbaba en sus oídos como un eco ominoso. Sus ojos escudriñaban ansiosamente la niebla, buscando cualquier indicio de peligro, cualquier movimiento que pudiera delatar la presencia de un enemigo acechante. De repente, una sombra se materializó frente a ella, emergiendo de la niebla como un espectro de la oscuridad. Mayuko se detuvo en seco, sus músculos tensos mientras enfrentaba al enmascarado, uno de esos malditos maniáticos que ya se habían vuelto un verdadero dolor de cabeza. Últimamente, habían comenzado a atacar el asentamiento, pero gracias a la fuerza de los líderes, habían logrado defenderse y mantener el asentamiento a salvo después de lo ocurrido. Los enfermos solo tenían en mente una cosa: recuperar a su diosa. Después de esos ataques, Kuon también tuvo que tomar partido y comenzar a defender a los demás con sus poderes. Aunque, claro, eso hacía que le resultara complicado mantenerse a raya con respecto a sus antiguos impulsos sadistas, porque estos enemigos, antes de que pudieran enfrentarse a ella, eran pulverizados por el sol para que guardaran silencio. Solo quedaban entre Yuka, Rika y Yuri, quienes tomaban la excusa de que no podían ser salvados. Mayuko reflexionó seriamente sobre la situación, consciente de que se volvía más complicada, especialmente cuando sabía que ellos no se detendrían hasta encontrar lo que buscaban, algo que ya comenzaba a irritar a la rubia. El enmascarado avanzó con pasos lentos y amenazantes, su figura envuelta en la oscuridad, apenas visible entre la niebla. Con un grito de determinación, Mayuko se lanzó hacia adelante, su cuchillo brillando con la promesa de combate. La pelea fue un torbellino de movimientos rápidos y feroces, el sonido de los golpes resonaba en el aire mientras Mayuko y su enemigo se enfrentaban en un baile mortal. Cada movimiento era calculado, cada ataque llevaba consigo la fuerza de la desesperación y la determinación. Mayuko esquivaba los golpes del enmascarado con agilidad, su mente enfocada únicamente en la tarea de derrotar a su adversario. Con un movimiento rápido, logró desarmar al enmascarado, enviando su arma al suelo con un estruendo sordo. Sin dudarlo, Mayuko se abalanzó sobre su enemigo, lanzando tajos realmente peligrosos sobre su cuerpo. Con cada golpe, la furia y la frustración se acumulaban dentro de ella, alimentando su determinación de acabar con la amenaza que se interponía en su camino. Finalmente, con un último esfuerzo, Mayuko logró derribar al enmascarado, dejándolo tendido en el suelo, para luego asestar el golpe de gracia al enterrar su cuchillo directo en el pecho del enemigo. Con la respiración entrecortada, Mayuko se puso de pie, su pecho subiendo y bajando con el esfuerzo de la pelea. Mirando al enemigo caído a sus pies, Mayuko sintió una mezcla de alivio y satisfacción, que solo la voz de alguien llamándola interrumpió esa sensación de victoria. —¡Mayuko Nise! —La aludida, al escuchar el tono de la persona, sonrió, porque sabía a quién pertenecía, y mientras miraba a la distancia, un poco borroso por la niebla, vio una sombra que se acercaba cada vez más, hasta que finalmente pudo distinguir la figura de Yuri. —¡Yuri! —Gimió Nise de felicidad al ver a su amiga, y la contraria, al ver a Mayuko, no dudó en correr hacia ella para abrazarla. —¡Mayuko, mi linda Mayuko! ¿Estás bien? Cuando estábamos peleando con esos enmascarados, te perdí de vista… te busqué como loca, pero esa niebla no me dejaba ver —respondió, aún abrazándola, casi llorando en su drama, lo que provocó que la nombrada se sonrojara un poco por los mimos de su amiga. —Estoy bien, Yuri. ¿Tú estás bien?— preguntó mientras la abrazaba. Ambas chicas estaban tan inmersas en su propio mundo que no se dieron cuenta de que otro enemigo se acercaba sigilosamente. Este, con un hacha en mano, saltó hacia ellas con la intención de asestarles un golpe mortal. Yuri y Mayuko, ajenas al peligro, solo reaccionaron cuando un disparo resonó, seguido de la sensación de sangre salpicando sus rostros. Observando con horror, vieron cómo el enemigo caía al vacío, desapareciendo en la niebla antes de estrellarse contra el pavimento desde un rascacielos. —No deberían estar jugando mientras estamos en misión. — pronunció Makoto, molesto, al ver cómo las chicas se distraían ignorando el peligro. El francotirador se acercó a ellas, cargando su arma y observándolas con seriedad. —Relájate... lo tenemos todo bajo control. — respondió Mayuko, fastidiada por la interrupción de Yuka en los momentos que compartía con Honjo. Antes de que pudieran protestar, algo, o alguien, fue lanzado violentamente contra otro edificio, aterrizando en el techo. Yuri, al agudizar la vista, reconoció con horror quién era. —¡HERMANO!— gritó asustada y en pánico al ver a su hermano malherido y sangrando. Corrió hacia el edificio, mientras Mayuko y Yuka se ponían en guardia, enfocándose en la dirección de la que había sido arrojado. —Y nuestra diosa nos salvará de este mundo. Ella será la luz de nuestra esperanza...— se escuchó una voz fuerte y ronca, pero curiosamente suave. A unos metros, una figura semi alta emergió de la niebla, revelando a un hombre delgado con un tridente en mano. Lo que más destacaba era su máscara y la mueca de enojo que representaba. Mayuko y Yuka se erizaron de enojo, reconociendo al enmascarado furioso que se había unido a aquellos locos. Yuka no era la primera vez que lo enfrentaba. En una ocasión estuvo a punto de derrotarlo, pero él logró huir antes de que el francotirador pudiera matarlo. —Eres tú...— gruñó Yuka, mientras Mayuko lo miraba de reojo. —¿Así que es él?— preguntó la chica, a lo que el francotirador asintió mientras preparaba su arma para apuntarle. —Esta vez no te dejaré vivo. — respondió, consciente del peligro que representaba aquel hombre. El enmascarado solo se rió mientras levantaba su tridente. —Solo la diosa puede decidir si muero o no... Ustedes, falsos dioses, se interponen ante la verdad. Ocultan a la diosa por envidia. ¡Entréguennos a la diosa!— exclamó con voz alta, señalándolos con su arma, hablando con seriedad. —¿De qué demonios está hablando? ¿Qué diosa? ¡Ninguno de los cercanos a Dios ha podido conectarse con esos enfermos mentales! ¿Por qué piensa que tenemos a alguien tan desequilibrado como para controlarlos?— dijo irónicamente Mayuko, poniéndose tensa, mientras Yuka hacía una mueca de desagrado. Sabía perfectamente a quién se refería, pero no iba a entregar a Kuon. Se lo había prometido y no permitiría que la separaran de ella nunca en su vida. —Están locos, señorita Mayuko. Debemos asesinarlos a todos sin piedad. — mencionó con ira, a lo que Mayuko asintió, completamente de acuerdo. —Entonces, que así sea...— sentenció Mayuko. Rápidamente se lanzó hacia el enmascarado con una rapidez endemoniada, lanzando el primer ataque con su cuchillo. El "ángel enojado" levantó su arma para golpear a la rubia, pero un disparo resonó tan fuerte que tuvo que esquivar la bala, recibiendo un tajo de Mayuko en el pecho, lo que lo hizo sangrar. El enmascarado supo que si atacaba a la chica, el francotirador le dispararía desde la distancia, mientras ella se ocuparía del combate cuerpo a cuerpo. —¡Ustedes interrumpen nuestra misión!— gritó enfurecido, lanzando un puñetazo hacia Nise, quien se protegió cubriéndose con los brazos. Yuka disparó nuevamente, perforando una de las manos del enmascarado. Mayuko, dolorida por el golpe, intentó cortarle el cuello, pero el enemigo fue más rápido. A pesar de su mano herida, agarró a la chica por el cuello, haciendo que Yuka se detuviera al ver que tomaba a su compañera como rehén. —¡Ustedes, herejes, no merecen vivir!— gritó mientras estrangulaba a Mayuko con tanta fuerza que la chica comenzó a golpearlo y a apuñalar su brazo. Yuka gruñó y se lanzó hacia él para golpearlo, pero alguien se le adelantó. Yuri apareció con rapidez, guadaña en mano, mirando al hombre con odio puro. —¡DEJA EN PAZ A MI ÁNGEL!— rugió con impotencia, soltando un golpe a su cabeza. El enmascarado, al verla, lanzó a Mayuko contra ella antes de que pudiera asestar el golpe, saltando a la derecha para escapar de su radio. No esperaba que Rika, ya un poco más recuperado, lo estuviera esperando con su mazo. Recibió un golpe directo en la cabeza, haciéndolo sangrar y caer tambaleante al suelo. A pesar del impacto, aún seguía vivo. —La diosa... vol... volverá...— murmuró tartamudeando. Los cuatro líderes se acercaron al lunático, decididos a poner fin a esto. Yuka se enfureció al escuchar la mención de Kuon. —No… no lo hará —sentenció la luna, para luego apuntarle a la cabeza y darle el disparo de gracia, haciendo que el suelo se bañara de sangre y partes de cerebro, poniendo fin al ángel guardián enojado. Los cuatro pudieron tomar un suspiro de alivio, a pesar de que no habían acabado, ya que no era el único de esa secta, pero ese maldito enmascarado ya los había atacado en muchas ocasiones, por lo que tenían que deshacerse de él por la seguridad de los demás. Risa solo jadeaba mientras sentía cómo comenzaba a ver borroso; ese maldito lo había dejado muy mal. Tenía abierta la cabeza, raspones en casi todo su cuerpo, y ni hablar del golpe que recibió en las costillas. —No podemos seguir así… debemos buscar a alguien que pueda controlarlos, si seguimos buscándolos descuidaremos el asentamiento y otra… —Comenzó a toser sangre, algo que asustó a Yuka y Yuri, quienes fueron rápidamente a sujetarlo antes de que cayera. —¡Hermano!, ¡no te esfuerces tanto, iremos de inmediato para que puedan atenderte! —dijo con rapidez, dejando ver lo angustiada que se encontraba. Rika sonrió ante la preocupación de su hermana, alzando su mano para acariciarle la mejilla, buscando consolarla. —Llamaré a Kuon de inmediato para que te atienda —respondió Yuka, y su hermano solo asintió. —Rika tiene razón… —Mayuko tuvo que interrumpir el momento, porque a pesar de la situación, tenían que pensar en un nuevo plan. Mientras caminaba hacia ellos, Yuka cargaba a su hermano a caballito, al mismo tiempo que Yuri se aseguraba de atarlo con su suéter para que no cayera, ya que no tenía la fuerza para sujetarse. Ambos miraron a la rubia, sorprendidos de que quisiera continuar la plática. —Tenemos que pensar en un plan… no podemos seguir así, hemos hecho de todo para mantenerlos a raya y siguen multiplicándose como atacando —respondió con ira y resentimiento, algo que hizo que Yuri bajara la mirada, enojada. —Ahora no, Mayuko. Primero llevaremos a mi hermano —contestó, no queriendo saber más del tema. Después, le dio la señal a Yuka, quien asintió y comenzó a correr hacia el asentamiento. Mayuko solo se disculpó y fue tras ellos. Los tres se dirigían a toda velocidad al asentamiento, donde el doctor y las enfermeras ya los estaban esperando con una camilla. Cuando los líderes llegaron, de inmediato depositaron a Rika en la camilla y lo llevaron a la sala para curarlo. Yuka, Yuri y Mayuko los siguieron, pero se detuvieron afuera de la sala donde estaban los demás pacientes. Al abrir las puertas, Yuka pudo ver en una fracción de segundo a Kuon, quien se agarraba el cabello y miraba a Rika, que estaba acostado esperando a ser atendido. Entonces, las puertas se cerraron y los tres se quedaron ahí en silencio. Yuka deseaba poder fumar un poco, pero Kuon le daría una paliza si lo atrapaba. Era evidente que ya no podía hacerlo, porque su hermano y la chica sol se lo habían prohibido por su salud. Así que solo tapó su cara con sus manos, queriendo calmarse. De nuevo, por culpa de ese dios loco que creó a esos maníacos, estaba sintiendo un horrible sufrimiento porque habían lastimado a las personas que amaba. —¿Qué más podemos hacer? —preguntó seriamente Yuri, sintiendo cómo sus ojos comenzaban a cristalizarse. Mayuko, al escuchar eso, rápidamente abrazó a su amiga, que no dudó en llorar en su hombro, mostrando la desesperación que sentía. No era la primera vez que lastimaban a las personas que quería. Hace poco habían tenido otra pérdida cuando asesinaron a uno de los ángeles guardianes de Rakuya, quien terminó deprimido. Esta vez, Kuon no pudo hacer nada, ya que el daño fue más grave de lo que se imaginó. —Yuri… —susurró la rubia, abrazándola con fuerza, queriendo curarla de sus males con un solo abrazo tan fuerte que ambas solo querían estar unidas para siempre, evitando el dolor de la tragedia que les traía ese mundo horrible. Yuka, al ver esto, no dudó en darle una suave palmada en el hombro a la chica, para hacerle entender que la apoyaba a pesar de todo. —Tranquila, Rika estará bien… —quiso consolarla, dándole esperanzas sobre su hermano, que estaba en buenas manos. Honjo, al escuchar a Makoto, asintió y le dio una suave sonrisa. —Sí… tienes razón, mi hermanito es fuerte, además de que Kuon lo está atendiendo —dijo, tratando de mantenerse lo más tranquila posible, aún sin separarse de Mayuko, quien acariciaba su espalda para darle tranquilidad. Los tres no dijeron nada más y solo se quedaron callados, sentados en el pasillo esperando a que les dijeran algo sobre el mayor de los Honjo. Yuka recordó todo lo que habían pasado hasta ahora. Había pasado otro mes, y las cosas con Kuon y él habían mejorado bastante. A pesar de que mostraban lo importantes que eran el uno para el otro, no podían expresar sus emociones por inseguridades, pero en los trabajos ya habían tenido roces simultáneos con pequeños toques de manos, abrazos un poco más íntimos, un beso en la mejilla, un "te quiero" de vez en cuando, pero no pasaban de eso. Era bueno a su modo, ya que así se sentían seguros, pero cada día con los enemigos empeoraba, porque estos se habían enterado de que Kuon estaba dentro del asentamiento, y constantemente querían entrar, atacando a los guardias. Hasta que organizaron un ataque sorpresa, y uno de ellos hirió de muerte a la enmascarada china de Rakuya, quien, para protegerlo, recibió un golpe en la cabeza que le voló un pedazo de cráneo. Aunque Kuon estuvo allí para reconstruírselo todo, varias personas se desmayaron al ofrecer su vitalidad, pero aun así, la enmascarada no lo logró, y Kuon colapsó porque, en sus palabras, "No puedo salvarlos de la muerte". Su señorita sol casi volvió a sufrir un derrame, ya que el daño había sido tan alto que tuvo que utilizar su propia energía para recuperarla, pues requería demasiada energía vital para salvarle la vida. Fue el primer caso que no se pudo salvar. Rakuya entró en estado crítico al sufrir un ataque de ansiedad, depresión y pánico al perder a su enmascarada, pero era un hecho que no solo era un enmascarado y amo por la relación cercana a dios. Los niños lloraron la pérdida de su maestra, y el asentamiento entró en crisis, lleno de miedos y terror. Saber que una de las más fuertes había fallecido provocó un estado de pánico en las personas normales. Rakuya se encerró en su departamento, entrando en una depresión profunda. Kuon también fue terriblemente afectada, porque la culpa de no poder salvar a su amiga la hizo volver a deprimirse, algo que Yuka constantemente tenía que visitar su cuarto para saber cómo se encontraba. A veces Yuri se quedaba con ella en las noches para que no volviera a lastimarse, porque ambos estaban tan angustiados por ella. Rakuya, por su parte, era consolado por sus demás enmascarados y amigos. Pero la relación de Rakuya y Kuon sufrió una pequeña fractura, porque el cercano a dios comenzó a tener resentimiento hacia el sol, ya que no pudo salvar a su enmascarada, y el sol se culpaba cada día al recordar el accidente, por no poder dar más de sí para salvarla. Todos sufrieron la pérdida. Obviamente, le hicieron un funeral, lloraron su muerte y comenzaron a continuar su vida para olvidar ese horrible suceso, lo que llevó a los líderes a aumentar la caza, hasta ir de noche contra los enemigos. La luna, al recordar todo lo sucedido, solo gruñó, golpeando su cabeza contra la pared, lleno de exasperación, porque no pudo hacer nada más para proteger a los suyos. Ahora sentía que todo se derrumbaba, y la única solución que encontraba eran las palabras del sol, algo que hacía que su corazón se tensara de dolor, porque no quería aceptarlo y perder a alguien más en su vida. Las horas pasaron y fue una de las enfermeras quien salió para dar aviso a los tres que esperaban la noticia de Rika. —¡¿Cómo está mi hermano?! —preguntó Yuri rápidamente, ansiosa por saber qué ocurría. —Todo está bien, ya está estable. Dentro de poco podrá salir, solo necesitamos suministros para alimentarnos —mencionó la enfermera, bastante agotada, ya que había dado parte de su vitalidad para salvar a Rika. Los tres asintieron. —Por cierto, ya pueden verlo, pero no hagan ruido, todos están muy agotados —dijo, haciéndose a un lado para dejarlos pasar, algo que los tres hicieron rápidamente hasta llegar a la camilla donde estaba Rika, acostado, hablando con Kuon, que estaba sentada a su lado. Yuka al ver esto sonrió porque al menos ambos se habían resulto y perdonado mutuamente, asi que de laguna forma se llevaban bien. Cuando la mujer miro a su luna ella sonrió, al igual a sus amigas. El sol se hizo aun lado para que pudieran ver a Honjo. —¡Hermano! —Dijo en voz alta Yuri, pero fue silenciada por Mayuko y Yuka, quien de inmediatamente se disculpo, por lo que rápidamente fue con su hermano para abrazarlo. —¿No te preocupe mucho? —Pregunto dulcemente el mayor de los Honjo, cosa que su hermana solo se rio nerviosamente. —No tienes idea…—Murmuro volviendo abrazarlo, los hermanos solo se mantuvieron juntos esos minutos mientras Makoto se ponía del otro lado de su hermano. —¿Ya los revisaron? —Pregunto curioso Rika. —A diferencia de ti, nosotros no lo tenemos tan grave. —Menciono la luna al mismo tiempo que Nise solo tosió un poco para llamar la atención. La rubia solo le sonrió buscando trasmitir su felicidad al ver que estaba bien. —Me alegro de que estés bien, Rika. —Los tres solo hablaron un poco más de cualquier cosa que no fuera sobre esos locos, tratando de desviar sus pensamientos de los enemigos que seguían afuera. Kuon, por su parte, solo dio un suspiro aliviado, agradeciendo que todo estaba bien, así que les dio privacidad al caminar, alejándose de ellos. Ella quería descansar; después de utilizar su poder de diosa para curarlo, era evidente que estaba algo agotada, además de que necesitaba comer algo dulce para recuperarse. Yuka quería ir con ella porque también parecía triste y preocupada, pero fue Rika quien tomó su brazo para llamar la atención de su hermano. —Yuu-chan, ve con ella. —Tanto Yuka como Yuri se quedaron sorprendidos por lo que dijo su hermano, a lo que Honjo tosió un poco, tratando de hablar mejor. —Quiero decir, no es un secreto que tú aún sigues sintiendo lo mismo por ella, y la verdad… no es justo seguir juzgándola por lo que ya hizo. Mereces ser feliz y más ahora que no sabemos cómo serán las cosas en el futuro. —Mencionó lo más sinceramente posible, porque, como se había dicho, nadie sabía quién moriría después; después de la muerte de la enmascarada de Rakuya, todos habían sentido el peso de la muerte muy cerca, lo que hacía que muchos comenzaran a vivir sus vidas de forma que los hiciera felices. Yuka, al escuchar las palabras de su hermano, supo que tenía razón, porque su corazón comenzaba a arder por el simple hecho de que quería volver a sus brazos, pero esas palabras que le dedicó Rika hicieron que sintiera esperanza de volver a intentarlo, por lo que le sonrió y sus ojos brillaron con esa esperanza. Este miró a Yuri y Mayuko, que solo asintieron apoyándolo de igual forma. —Si te hace sentir mejor, no le digas que yo te lo dije, pero ella también siente lo mismo por ti, solo que no te lo dice por obvias razones. —Mencionó Yuri con una sonrisa tímida. Sabía que recibiría un regaño de su amiga, pero lo justificaba porque era por el bien de ambos. —Gracias… —susurró el francotirador, por lo que no dudó en alejarse para salir corriendo, buscando a la fémina que había salido de la sala de enfermería, ya que ella quería ir a comer para reponerse. El hombre corrió preguntando a las personas que encontraba por dónde estaba; una de las enfermeras solo le dijo que la encontraría en el comedor. No dudó en ir al lugar, solo para encontrarse con mucha gente que comía en las mesas reunidos, platicando amenamente, mientras, hasta atrás, pudo divisar a la chica que sujetaba su hermoso cabello en una coleta y comía tranquilamente su comida. Estaba sola, ya que se había sentado en una mesa individual, lo que significaba que solo quería reposar, aunque había algunas personas que pasaban y la saludaban. Yuka, al verla, soltó un suspiro aliviado de encontrarla, así que caminó hacia ella con calma, llamando su atención al quedar a su lado. La joven miró de reojo y, al notar que era su luna, no dudó en sonreír con dulzura. —Señor Luna, ¿pasa algo? —preguntó, esperando su respuesta, algo a lo que Yuka solo le devolvió la sonrisa. Por supuesto que la fémina lo había dejado solo para que pudiera estar con su hermano, por esa razón la joven se fue, además de que quería comer. —¿Puedo sentarme? —preguntó un poco nervioso porque evidentemente ya no podía seguir ocultando sus sentimientos. —Adelante, jeje, comer en compañía es gratificante. —Contestó la joven, mientras Yuka tomaba una de las sillas y se sentaba frente a ella, observando cómo ella volvía a comer con una sonrisa dulce. —Kuon… —Yuka la llamó por su nombre, haciendo que la nombrada se detuviera y lo mirara un poco preocupada, al saber que este la llamaba por su nombre. —Tengo que decirte algo… —contestó suavemente, ansioso por todo. La chica sintió un poco de temor por cómo vendrían las cosas, por lo que no sabía lo que Yuka diría, así que se adelantó a mencionar: —Ya veo… no te preocupes, ya sé lo que quieres decir. —Dijo abrazándose a sí misma, haciendo que el contrario se sorprendiera y se pusiera más tenso. —¡¿De verdad?! —No estaba seguro de cómo proceder desde allí, porque ahora que pensaba que la chica sabía sobre sus sentimientos, tal vez sería más sencillo para ellos. Su sonrojo fue interrumpido cuando ella siguió hablando. —Escucha, Yuka, sé que ya habíamos hablado de esto, pero no puedo seguir viendo cómo esos lunáticos siguen lastimándolos e incluso asesinándolos, mientras yo… solo me quedo aquí sin poder hacer nada. —Comentó ella con un tono de voz bastante quebrado, queriendo llorar. Aún no podía dejar de pensar en la muerte de su amiga enmascarada. Levantó sus manos y puso sus codos sobre la mesa mientras dejaba caer su frente en sus manos. —Por esa razón… voy a controlarlos y parar toda esta violencia sin sentido. —Contestó seriamente. Yuka se quedó helado al escucharla; sintió una sensación repugnante en su estómago porque lo que menos quería era que ella se involucrara, así que apretó sus puños con fuerza al mismo tiempo que enterraba sus uñas en su carne. Dolía, pero no podía dejar de sentir enojo por la decisión de la fémina. —No. —Contestó sin mirarla, porque se suponía que iba a hablar de sus sentimientos y volvieron a hablar de ese horrible tema. —No está a tu decisión esto. Tengo que hacerlo, ya no quiero perder a nadie más. —Contestó la fémina, cosa que el hombre solo observó con seriedad. —Te dije que es sumamente peligroso, no sabes qué puede pasar con eso. —Respondió de regreso, haciendo que Kuon solo suspirara cansada. —Ya tomé una decisión, hablaré con Rika y Yuri sobre esto… no pienso discutir esto contigo. —Contestó de forma agotada, levantándose y queriendo irse, pasando al lado del hombre sin terminar su plato, pero Yuka la sujetó de la mano sin dejarla ir. —¿Luna? —Susurró por el repentino toque, pero al ver lo triste que se veía, no dudó en tomar su mano para calmarlo. —Al menos termina de comer, necesitas fuerzas para continuar. —Pidió, a lo que la chica asintió, volviendo a su asiento y comenzando a comer. Ambos se quedaron en un silencio incómodo; después de todo, era un tema delicado para ellos, pero no había otra forma de detener a sus enemigos. Cuando Kuon terminó, tomó su plato y se levantó. —Iré al invernadero, tengo que terminar unas cosas. —Contestó mientras se alejaba, pero Yuka la seguía; tenía que al menos persuadirla de que desistiera de su plan. —Te acompaño. —Mencionó, a lo que la chica solo asintió silenciosa, dejando el plato sucio en un lugar específico donde dejaban los platos y los dos se fueron, estando en silencio. Fue entonces cuando, al salir, se dieron cuenta de que ya estaba comenzando a llover, lo que los sorprendió a ambos. —¿Qué? No se suponía que iba a llover… —Susurró la chica, mientras el hombre solo la cubría con su sudadera. Kuon se sonrojó un poco al saber que, a pesar de todo, él seguía protegiéndola. —No alcanzaremos a llegar a tu cuarto. Quédate en mi departamento, está más cerca, así evitaremos que ambos nos mojemos. —Dijo el hombre, algo que hizo que la chica se sonrojara aún más, pero tenía razón. —Sí… tienes razón, entonces vamos. —Ella sonrió con dulzura, por lo que Yuka tomó su mano y ambos comenzaron a correr hacia el edificio principal, que quedaba bastante cerca. Cruzaron el puente mientras la lluvia se intensificaba, haciendo que ambos se empaparan. Se notaba que era un día bastante nublado y no era de esperarse cuando azotó esa llovizna. Ambos entraron al edificio, Yuka bastante empapado, a diferencia de Kuon, que solo tenía las piernas mojadas, ya que, gracias a la chaqueta de Yuka, alcanzó a cubrir su cabeza y parte de su cuerpo, pero su cara y parte de su cabello estaban mojados. Ambos jadeaban por haber corrido tanto; la chica solo miró a su luna y sonrió, lo que hizo que ambos comenzaran a reírse. —Supongo que no era nuestro día. —Contestó ella con dulzura, algo que el francotirador solo asintió, y fue entonces cuando, aún con sus manos unidas, él comenzó a guiarla a su departamento. —Tienes razón, bueno, al menos gracias a esto, sus plantas tendrán agua de sobra. —Menciono divertido el hombre, cosa que Kuon asintió, ambos caminaban a la casa de Yuka, la cual Kuon se sintió bastante nerviosa porque hace tanto tiempo que no pisaba su antiguo hogar. Cuando ambos llegaron enfrente de la puerta del hombre este la abrió para que Kuon pudiera entrar primero, algo que la chica hizo mirando el lugar bastante limpio, ella se quitó el chaleco , dejando ver su cabello semi mojado al mismo tiempo que un poco de su maquillaje se había corrido, pero no era para cubrir como antes su debilidad más bien porque Kuon le gustaba verse muy bien a pesar de todo. —Ve siéntate en el sillón, mientras preparo algo de té para ambos. —Menciono Yuka mientras la guiaba a la sala, donde ella asintió y se sentó en el mueble, mientras el hombre primero iba por unas toallas en donde le paso una a ella, para que se secara al mismo tiempo que volvía a la cocina secándose de paso, dejando ver su espalda, la cual la fémina no dudo al ver como este se le pegaba la camisa negra que poseía, reflejando un poco sus músculos haciendo que la chica tragara en seco y sonrojará bastante. Desviando la mirada, Yuka por su parte a pesar de estar empapado trato de secarse con la toalla al mismo tiempo que calentaba el agua para el té, hasta que escucho el estornudo de Kuon, siendo que la volteo a ver preocupado. —Déjame te traigo unas mantas o te enfermeras. —Pronuncio saliendo de la cocina, pero Kuon solo solo negó rápidamente. —No, no te preocupes solo fue un estornudo jeje además, tu necesitas cambiarte o te enfermeras peor que yo. —Dijo sonrojada desviando su mirada mientras sonreía, Yuka estaba extrañado hasta que miro su ropa notando lo empapado que estaba y como se le pegaba a su cuerpo haciendo que se pusiera bastante nervioso. —Supongo… que tienes razón. — Contesto tímidamente tratando de simular que estaba tranquilo, al mismo tiempo que se tapaba con la toalla el pecho. Kuon no pudo evitar reír un poco mientras se levantaba y le entregaba su saco empapado. —Dame la ropa deja la lavo yo…—Pidió la chica queriendo ayudar en algo, mientras el hombre la miraba dese arriba notando que a pesar que estaba semi mojada, pero aun así se había alcanzado a mojar de su camisa que a diferencia de Makoto que se transparentaba , ella se le pegaba dejando ver un poco la forma de sus pechos con el brasier, haciendo que el hombre se sonrojara bastante y resintiendo no tener la máscara para al menos disimular, por lo que desvió la mirada y con su sombrero lo bajo para tapar sus ojos mostrando la vergüenza que sentía, al imaginarse a Kuon de otra forma. La chica no era ingenua y al ver esto ella sonrió, por lo que se rio un poco pero no iba aprovecharse de eso de ninguna forma. — Vamos señor luna, ve a cambiarte y dame tu ropa para lavarla, es lo menos que puedo hacer. —Pidió la chica de nuevo, haciendo que el nombrado asintiera y se alejara a su habitación, mientras la chic se quedaba en la sala para después caminar al mini cuarto de lavado que estaba pegado a la sala. Ella suspiro nostálgica, cuando vivía ahí porque ella se encargaba del que hacer del departamento, antes de que se fuera era un poco inútil, ayudaba en lo que podía a los demás, al mismo tiempo que se encargaba de mantener el departamento limpio lo más posible, no era la primera vez que lavaba su ropa, así que no fue problema para la chica saber configurar la lavadora, ella escucho unos pasos detrás de ella y miro a Yuka que en sus manos tenía la ropa mojada, mientras tenía el una ropa bastante cómoda, cortesía de la señora Ichikawa. Ella lo tomaría para ponerlo en la lavadora, mientras Yuka agradecía y volvía a la cocina para poder seguir preparando el té. Cuando Kuon volvió a la sala , se sentó esperando la compañía del hombre, mientras se ocupaba de secar su cabello, fue entonces que Yuka volvió con dos tazas de te recién preparadas. Poniendo una de ellas enfrente de ella en la mesita de café, mientras este se sentaba a su lado. —Espero que te guste… no soy tan bueno como tu haciéndolo. —Confeso un poco apenado, mientras rascaba su cabeza alborotando más su cabello azabache. La fémina solo asintió mientras soplaba el contenido de la taza y dar un pecho sorbo, al sentir el sabor de su boca ella abrió los ojos e hizo una mueca desagradable. —Pfff … jeje señor luna entiendo que te falta mucha práctica. —Dijo mientras bajaba el té con una sonrisa. —Pero sabe bueno. —Mintió no quería lastimar sus sentimientos, pero Yuka la conocía para saber que quería ocultar su desagrado. —No me mientas señorita sol, no te gusto, ¿es así? —Pregunto el muchacho realmente divertido y aun avergonzado de lo que hizo, ella solo suspiro sin poder ocultar la verdad. —Oh… lo siento, no quiero lastimarlo. Bueno… definitivamente no me gusto, es amargo…—Pronuncio desviando la mirada un poco nerviosa criticando como el muchacho preparo el té. Ambos no duraron en reír un poco por la situación, a pesar de estar juntos ambos en ese sofá, aun podía recordar cuando se abrazaban y cortejaban en silencio, pero ahora los dos estaban distanciados, y ninguno del otro se atrevían a moverse un poco más. Kuon bajo la taza a la mesita al igual que Yuka, quedando de nuevo en silencio. —Extraño probar tu comida. —Confeso el mayor, sonando nostálgico sin poder mirarla directamente. Kuon al escucharlo se abrazó a sí misma ruborizándose un poco. —Je… no soy tan buena, apuesto que otros cocinan mejor que yo. —Dijo tratando de mantener la calma, ella estaba insegura de proceder, cosa que Yuka capto de inmediato de como trataba de contestar con otra cosa. —Pero ellos no me dan la calidez que tú me ofrecías, cada vez que me serbias de comer. —Contesto el francotirador sincero. —Mas bien… extraño esa calidez… te extraño Kuon. —Confeso finalmente mirándola directamente esperando una respuesta, la chica se sorprendió de sus palabras la cual se quedó perpleja, sintiendo que se congelaba y su corazón latía con fuerza. —Yo…—Su voz se quebró en el momento que quiso pronunciar algo, después de escuchar las sinceras palabras de Yuka, Kuon se quedó en silencio por un momento, sintiendo un torbellino de emociones revoloteando en su interior. Por un lado, estaba sorprendida por la honestidad y la vulnerabilidad de Yuka al expresar sus sentimientos de esa manera. Ella deseaba tanto escuchar esas palabras después de tanto que sus ojos se cristalizaron y fue entonces que la diosa, comenzó a derramar sus lágrimas llenas de felicidad de que al fin pudiera escuchar esas palabras. — Yo también… te-te extraño demasiado, yo te sigo amando. —Menciono quebrandose mientras limpiaba sus lágrimas, con sus manos. Yuka no dudo en acercarse y tomarla entre sus brazos para poder abrazarla después de tanto tiempo, ambos se correspondieron y Makoto volvió a sentir como sus lágrimas bajaban por sus mejillas. — Pero… no he podido decírtelo, no quiero decepcionarte otra vez. —Susurro ella con tristeza en sus palabras. —No lo harás. —Contesto esta vez el hombre separándose un poco de la fémina para mirarla directamente aun sin separar sus brazos, del cuerpo de la joven. — Yo también lo he pensado por mucho tiempo, pero estaba inseguro de que hacer, simplemente cada día quería gritarlo y decirte que te amo y te quiero de vuelta. Pero el miedo aún estaba y no supe que hacer, hasta hace poco que entendí que, si no te lo digo ahora, tal vez jamás pueda hacerlo si llegara a pasar algo…—Confeso el francotirador mientras subía su mano y acariciaba la mejilla de su contraria. —Por esa razón lo digo ahora… por favor vuelve a mí. —Pidió como si fuera un ruego, susurrándole a su sol. Lo que la joven se le quedo observando como este también lloraba y confesaba sus emociones, ambos estaban tan necesitados del uno del otro que juntaron sus frentes queriendo sentir el calor ajeno. — Entonces no me dejes…—Rogo la chica , y el mayor sonrió. —No lo volveré hacer. —Contesto y fue entonces que los dos no duraron en acercarse lentamente hasta tocar sus labios, abrazándose al mismo tiempo que intensificaban su beso, necesitado del amor que habían dejado atrás por las heridas del pasado, por las mentiras dichas. La luna tomo a su sol pegándolo a su cuerpo, como si temiera perderla, mientras el que sol se aferró al cuello de la luna para evitar que se escapara otra vez, mientras labios bailaban en un frenesí extasiado, en donde solo estaban esos dos y nadie más. Estaban hechos para estar juntos, el sonido de los besos húmedos se escuchó por toda la sala, nadie esta vez interrumpiría su amor desenfrenado y ansioso. Cuando se separaron estos se abrazaron jadeosos requiriendo aire, mientras se tocaban asegurándose de que todo era real y no un dulce sueño. Makoto con sus manos en la cintura de la chica no dudo en acariciar su espalda y bajar un poco, mientras encontraba su cuello y no dudaba en besarlo, haciendo que la chica gimiera y las manos de ella no duraron en entrar debajo de la camisa ajena, para acariciar el pecho del hombre, sintiendo cada musculo. Yuka jadeo por su toque dulce, pero antes de que pudiera hacer otro movimiento ella se separó para tener un poco de distancia, sonrojada y jadeosa, con el cabello revuelto, sus ojos ámbar reflejaban el deseo de continuar y como sus labios temblaban por otro beso. La imagen perfecta de una diosa lujuriosa, cosa que el francotirador sintió excitación al tenerla de esa forma entre sus brazos, que mordió su propio labio inferior queriendo codiciar a esa mujer y hacerla suya. — Yuka~…—Susurro el sol del nombre de aquel hombre que amaba, estremeciendo al nombrado porque era demasiado lascivo escucharlo de esa forma. — ¿Po-podemos ir a la cama? —Rogo aquella diosa llena de deseo primitivo. Ante la sugerencia tan directa y cargada de pasión de Kuon, Yuka sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sus mejillas ardían por el rubor que se extendía por su rostro, y su corazón latía con fuerza en su pecho. Por un momento, se sintió tentado a ceder ante el deseo abrumador que emanaba de Kuon, a dejarse llevar por el calor y perderse en sus brazos. La excitación se apoderó de Yuka al ver a Kuon en ese estado, sus labios temblando con el deseo de un beso más, de explorar cada rincón de su ser. Kuon susurró su nombre de una manera que hizo que Yuka se estremeciera de placer, su cuerpo ardiendo con el deseo de estar con ella. —Kuon... —murmuró la luna, su voz cargada de anhelo y pasión. La petición del sol lo tomó por sorpresa, pero en lugar de rechazarla, sintió cómo su corazón latía aún más fuerte, ansioso por entregarse por completo a ella, sin responder no dudo en que sus manos viajaran de su espalda, caderas hasta llegar a sus posaderas para poder cargarla como si fuera una novia a punto de casarse, ella se adelantó cuando puso sus manos detrás de la nuca del hombre para no caerse, el hombre comenzó a caminar a la alcoba, mientras ella le daba una caricia tan inefable que Yuka suspiro lo cálido que se sintió, pero mientras avanzaba sus ojos no podían despejarse del uno del otro, tanto que antes de que se dieran cuenta se volvieron a besar. La pasión se apodero de ellos cuando se dejaron dominar que sentían, los sonidos de los besos lascivos comenzaron a escuchar en esa habitación, pero lo que marco el fin del pudor fue cuando la luna se dejó caer junto con ella en la cama, haciendo que ella al sentir el toque del colchón no pudo evitar soltar un jadeo suave lleno de salaz. El sol se quedó atrapado entre el colchón acostada y entre los brazos de la luna, que jadeaba mientras ambos se ruborizaban de ese ambiente cargado de deseo. Se quedaron en silencio unos momentos mientras se miraban directamente a los ojos, fue entonces que Kuon hizo el primer paso al levantar su mano y tocar la mejilla de Yuka, para sonreírle, después levantarse sujetándose de sus propios codos y así levantar una de sus manos hacia el cuello del contrario, aferrándose mientras volvía a besarlo. Ambos de nuevo iniciaron una guerra de besos, el calor aumentaba en sus cuerpos como en la habitación, el sol con sus manos traviesas fue hacia el estómago de la luna para introducir sus dedos debajo de la camisa, para poder sentir su piel directamente. La luna jadeo ante toque tan dulce y muy reconfortante del sol, por lo que no se quedó atrás cuando con sus manos tomaría las caderas de Kuon, para introducirlas debajo de su camisa semi empapada, para subir poco a poco, pasando por su estómago, ombligo hasta su pecho tapado por un brasier, haciendo que ella se estremeciera por su toque tan cálido como si fuera de porcelana misma, pero de repente ella se separó de golpe de sus labios haciendo un sonido mojado, cuando sintió como Yuka subía el brasier y con su mano tomaba el pecho redondo y esponjoso de la chica, que jadeo tan deliciosamente cuando los dedos de ahora su pareja apretaban y acariciaban su pezón rosadito que comenzaba a erectarse debajo del toque del hombre. Pero Yuka no paro ahí cuando comenzó a besar el cuello de la fémina, Kuon no pudo parar de jadeas cuando sintió que estaba siendo estimulada, retorciéndose bajo su toque ella no quiso quedarse atrás cuando con sus manos quiso levantarle la camisa, cosa que el hombre se separó un poco y permitió que le ayudara a quitarla por completo dejando ver el torso semi musculoso de Yuka, una exhibición de fuerza y ​​virilidad que desataba un torbellino de pasión en Kuon. Sus manos ansiosas recorrieron cada centímetro de piel, explorando los contornos firmes y definidos con una lujuria palpable. Cada roce, cada caricia, era una invitación al éxtasis, y Yuka respondía con un deseo igualmente ardiente. Sus labios encontraron los de Kuon en un beso voraz, mientras sus cuerpos se fundían en un baile frenético de deseos y emociones desenfrenadas. El hombre no dudo en hacer lo mismo cuando de un jalón rápido le retiro la camisa a Kuon, la fémina obviamente lo consentido levantándose un poco para que este la quitara por completo y la tirara en un rincón de la habitación al azar, mostrando el cuerpo tan hermoso del sol, vientre semi plano ya que Kuon había aumentado de peso por supuesto eso no le quitaba lo atractiva, piel dulcemente melocotón, mientras en su pecho se veía su brasier azulado, mientras se veía la mitad de su pecho saliendo del brasier, por culpa de Yuka. La luna se molestó un poco ya que esa maldita prenda intima evitaba que ella se encontrara totalmente desnuda. — ¿Puedes quitármela por favor? —Pidió la chica, haciendo que el contrario solo sonriera y sus manos tomaron los costados de la chica que jadeo de nuevo. Para arrastrarlas hacia la espalda de la fémina, para tomar la abrochadura y poder quitarlo, así termino por retirarlo y Kuon se encargó de lanzarlo lejos de su cuerpo, mostrando por fis sus pechos regordetes, deliciosamente redondos y una esponjosidad seductora, pero lo que más destacaba eran sus bonitos y deliciosos botones rosaditos erectos, como si fueran un tipo de minis flanes que estaban listos para ser degustados. Yuka a esto sintió como la sangre se le subía a la cabeza, su cara se tornó rojiza mientras observaba con gran sorpresa ver los pechos de Kuon, la joven solo jadeaba suavemente por la exaltación que estaba sufriendo su cuerpo, Yuka por su parte también estaba sufriendo los estragos de su propio cuerpo al sentir, como sentía que su pantalón se apretaba terriblemente en su cadera, pero la realidad es que sobresalía un gran bulto que levantaba la tela de su ropa, la chica al ver esto se quedó sorprendida al abrir sus ojos mientras llevaba sus manos a su boca para tapar la sorpresa que tenía. Mostrando que efectivamente el francotirador podía de presumir del taño que poseía. — Pff… ¿Qué ocurre mujer, asustada? —Pregunto de forma burlona el francotirador, ya que sabía que su chica se le quedaba mirando con la cara roja llena de sorpresa, algo que la chica al escucharlo solo desvió su mirada al notar la sonrisa llena de picardía de su novio. Provocando que Kuon sintiera más excitación al ver como Yuka se volvía más atractivo. —Yo… bueno… ¿me culpas?, solo espero que pueda entrar en mi…—Susurró eso ultimo mientras mordía la uña de su dedo pulgar, nerviosamente sabiendo que sería un poco doloroso al abrir su coño , en especial cuando hace tanto que no tenía intimidad. Yuka no pudo evitar reír suavemente, para luego acercarse hasta quedar cm de su chica estando arriba de ella volviendo a ponerla contra sus brazos. — Entonces hagamos lo posible para que suceda. —Respondió con una voz ronca bastante seductora y muy lasciva, lo que hizo que Kuon soltara un chillido super excitada por hacer que ella se sintiera ansiosa por probar de una vez por todas al francotirador. Ella no dudo en abrazar su cuello para sonreírle. —Entonces hagámoslo realidad. —Fue lo último que dijo para que ambos volvieran a besarse, abrazándose pegando ambos pechos desnudos, mientras que las manos de la chica no podían de acariciar la espalda del hombre, hasta rozar con sus dedos uno de los omoplatos de Yuka que el toque lo hizo jadear, Kuon rio con dulzura pensando que cerca de su espalda estaban las cicatrices de sus antiguas alas de ángel, las cuales tuvo que renunciar para volverse un cercano a dios. Yuka besaba y lamia el cuello hasta las falanges de la chica, provocando que la joven desviara su mirada y soltara un gemido dulce por lo increíble que se sentía, mientras él tocaba su espalda , muslos hasta sus posaderas regordetas, pero la luna quiso volverse mas atrevido cuando llevo sus labios hasta el pecho de Kuon, la cual rozo primero con sus labios hasta abrir su boca e introducir su pezón erecto. —¡Ahhhh~…! —Kuon volvió a soltar otro gemido placentero, cuando el francotirador comenzó a chupar , lamer alrededor de su aureola, hasta tomarlo con sus dientes suavemente jalarlo y soltarlo, estimulándola provocando que la chica gimoteara hasta deleitarse por esas sensaciones. El francotirador no dijo nada más cuando bajo sus manos hasta el pantalón de la chica, donde comenzó a retirarlo poco a poco mientras Kuon se quedaba quieta y observaba su siguiente movimiento. Solo para bajarlo por completo hasta retirarle de paso sus bragas, Shinzaki no pudo evitar soltar un chillido de sorpresa y vergüenza, porque si ella hubiera sabido que tendría una noche pasional con Yuka, al menos se prepararía antes, pero ahora estaba avergonzada de sí misma. Mostrando su coño goteante, pero teniendo un poco de vello púbico siendo que delataba el color de su cabello, siendo natural. Yuka trago en seco cuando vio la vulva expuesta de la fémina, hecha un desastre de fluidos, el hombre sonrió suavemente porque al fin tenia a la mujer desnuda para él, sin dudarlo bajo su mano hasta tocar los labios vaginales de su chica, que al sentirlo sintió un espasmo y gimió mientras levantaba un poco su pierna izquierda, estando tan sensible por el toque. El francotirador se burló un poco de ella cuando comenzó acariciar sus pliegues, hasta abrir un poco los labios y poder ver el clítoris de Kuon, que con su pulgar comenzó a estimular con mucha delicadeza. La mujer no podía aguantar sus gemidos y jadeos, sintiendo un gran placer tan demoledor, que la pobre le temblaban las piernas y se contraria, abriendo su boca y dejaba que la saliva bajara por la comisaria de sus labios. —Yuka~… ¡Ahhhh! —Gimoteando el nombre de la luna, queriendo que continuara pero no era justo para él que solo ella recibiera placer, o eso pensó el sol que miro de reojo al hombre que sonreía de forma picaresca deleitándose de sus gestos y sonidos, ella mordió sus labios y volvió a gritar su nombre, pero al escuchar su risa nasal y como él volvía a pegarse a cuerpo para besarla, tocarla, lamerla mientras jugaba con su vulva provocaba que el sol no pudiera controlar su impulso por querer más que solo unos dedos, que acariciaban sus labios y su clítoris, ni siquiera los estaba metiendo y probablemente entendiera porque Yuka no sabía si era virgen o no. —No ah… ah , ahh n-no es justo, quiero yo también hacerte sentir bien~.—Rogo el sol lo que la luna no se sorprendió en absoluto después de todo, conociendo a Kuon siempre haría lo que sea para que él estuviera bien de igual forma. El hombre se separó mirándola desde arriba, mientras seguía jadeosa recuperándose después de jugar con ella, poco a poco comenzó a sentarse quedando a la misma posición. — Entonces hazlo sol…—Murmuro queriendo provocarla, lo que hizo que ella lo mirara con sus ojos ámbar y pusiera sus manos en el pecho ajeno, para terminar empujándolo para que terminara acostándose en la cama, mientras se ponía encima suyo, ahora siendo que lo acorralaba, dejando ver su cuerpo a la vista sus pechos regordetes cuales caían con lascivia, su coño goteando un dulce néctar que parecía no tener fin, al punto que comenzaba a manchar los pantalones ajenos, fue entonces que volvieron a besarse y ahora ella, comenzó a besar el cuello de la luna, hasta bajar poco a poco recorriendo cada cm de su cuerpo con sus labios y lengua, hasta llegar a su pelvi donde estaba ese estorboso pantalón, ella no dudo en desaprobar el botón y abrir el cierre, liberando un poco la erección del francotirador que a ese punto dolía como el infierno. Al estar atrapado en esas telas provocaba que se sintiera sofocado de alguna manera, pero al ver como Kuon poseía esa mirada llena de lujuria, con sus ojos ámbar oscurecidos derramando sensualidad, desnuda y solo un poquito sudorosa, ¿pero podían culparla?, ella había sufrido espasmos al ser estimulado, además de que estaba muy perdida ante el pecado que ya no podía pensar en otra cosa más que montar al señor francotirador, hasta que sus cuerpos queden inmóviles. —Calma~… no me iré a ningún lado, toma tu tiempo. —Pidió el hombre divertido por su expresión mientras se recargaba sobre sus codos, y alzaba una de sus manos para acariciar la cabeza de la fémina jadeosa, la cual ella solo sonrió y contesto. —Perdóname por querer ya probarte~— Antes de que Yuka pudiera responder, Shinzaki bajo de golpe el pantalón y el boxer liberando el falo del francotirador, unos buenos 20 cm rebotaron contra la cara de la chica provocando que la glande pegajosa pegara contra la nariz de la chica que retrocedió un poco, cubriendo su nariz por el golpe. Pero no quitaba su sorpresa y su expresión perpleja al ver ese miembro bastante venoso , duro , con la punta del pene rojizo , mientras que del edificio salía de forma burbujeante el pre-semen la cual se acomunalaba en la punta, y bajaba por el tronco mostrando que la luna también estaba sufriendo de un desastre de fluidos. Yuka al ver esto se preocupó un poco por como vergonzosamente su pareja había sido golpeada por su polla. —¡Kuon!, ¿Estas bien? —Pregunto mientras este se sentaba, con los pantalones a la mitad de sus posaderas, mientras su miembro seguía erecto. La chica solo asintió rápidamente sonrojada. —Si, no te preocupes no fue nada malo jeje. —Menciono quitándose las manos dejando ver su nariz roja, el muchacho al ver esto iba a protestar, pero la joven se adelantó levantando su mano para tocar con sus dedos el tronco de Yuka, provocando que el chico ahora fuera su turno de jadear, al sentir el toque ajeno en un lugar jodidamente íntimo. El sol sonrió ante esa reacción, por lo poco a poco su mano cubriría el pene de su pareja, podía sentir bajo su tacto el calor que emanaba Yuka que jadeaba por el toque, podía sentir como punzaba y ni hablar cuando con su dedo delineaba las venas hasta que ella comenzó a acariciar la glande, Kuon no dudo en seguir estimulándolo con suaves caricias provocando que el hombre solo soltara suaves suspiros placenteros, mientras sentía espasmos por culpa de la mano de la fémina, además de que comenzaba a secretar más pre-semen, haciendo que comenzara a gotear hasta empapar un poco los dedos de la chica, que sonreía por la deliciosa escena. Devolviéndole las sensaciones que ella sintió, pero a diferencia de la chica Yuka no era de quedarse quieto, cuando este tomo la mano de la muchacha para pararla. —¿Qué pasa, te lastime? —Pregunto ella un poco asustada. Pero el francotirador negó rápidamente mientras jadeaba. —No… solo… ¡Ven aquí! — Él ordeno estaba ansioso por unirse de una vez por todas a Kuon, por supuesto que disfruto del jugueteo previo, pero sentía que iba a explotar si no probaba su carne hasta desfallecer. Yuka estiro su mano para sujetar esta vez el hombro de la chica y jalarla hacia él, ambos cayeron acostados en la cama, Kuon arriba del hombre, pero a pesar de todo Sniper volvió a besarla, mientras sus manos tomaban lo que quedaba de su pantalón para retirarlo de golpe y arrojarlo fuera de su alcance, quedando ambos totalmente desnudos. Los besos húmedos se volvieron a escuchar en la habitación, ambos jugaban con sus lenguas, enrollándolas mientras se abrazaban con posesión, Kuon jadeaba entre cortado por culpa de los labios ajenos, ya que Yuka tomaba sus posaderas regordetas , aferrándose a ellas, casi pellizcándola al mismo tiempo que movía de forma rítmica su cadera, ya tanto el falo de Yuka y el coño de Kuon se encontraban rozándose sin pudor alguno. Kuon se aferraba a la nuca de su luna mientras sus dedos se enredaban en el cabello del contrario, ambos no paraban de disfrutarse, mientras la vagina de la chica se restregaba sin pudor alguno, contra el pene del francotirador, las mieles del sol empapada casi por completo el tronco de la luna, a veces la glande por esos roces se introducía entre los labios vaginales. Empapando con su pre-semen la vulva de Kuon que ardía por la misma excitación. Provocando esta semi introducción que el sol soltara gemidos más altos y la hiciera volverse más frenética queriendo introducirlo de una vez, pero la luna no la dejaba ya que tomaba su culo levantándolo a veces para que no hiciera un movimiento falso y la penetrara. Kuon se sintió un poco desesperada quería sentirlo y calmar su fuego interno, que su vientre sentía como esa sensación cosquilleante que sus paredes vaginales le daban, pero Yuka solo la paro al mantenerla quieta con su fuerza, para después solo cambiar de posición haciendo que ella volviera a la posición original, con Kuon acostada con las piernas abierta, mientras Yuka se metía entre ellas y la acorralaba entre sus brazos. —Calma pequeña~… ¿Tan ansiosa estas? —Pregunto el hombre con un tono de voz bastante atrevido lleno de picardía, haciendo que la chica solo inflara sus mejillas sintiendo bastante vergüenza por demostrar su desesperación. —No me juzgues… no es fácil controlarse estando así. —Explicó el sol mientras miraba a Yuka quien solo sonrió compasivo, ambos estaban ruborizados y perdidos en el uno del otro. Ya querían probar juntos la delicia de la carne, pero antes de que el francotirador pudiera hacer un movimiento. —Kuon… antes de que continuemos… tengo la duda, si tu…—Él hombre quiso seguir hablando pero la chica al ver su preocupación en sus ojos, como también la duda hizo que entendiera a lo que quería llegar. —No… no es mi primera vez, ¿eso te molesta? —Pregunto la chica confesando la verdad, no quería mentirle pero tampoco quería decirlo, además de que prefería no hablar de ese tema de sus antiguos amantes ahora su pareja. El hombre al escucharla solo asintió y entendió de inmediato al ver el rastro de su novia, que ella no quería hablar de ello. Pero al contrario el hombre no le importo, solo le sonrió y acaricio su mejilla llamando la atención de la joven. —Para nada, solo tenía miedo de lastimarte. Así que supongo que esta vez, ¿Puedo descontrolarme no es así? —Pregunto divertido, haciendo que la chica abriera su boca atónita por su respuesta, para después soltar una risa. —Bueno~, tal vez yo me desate primero. —Contesto divertida algo que los dos volvieron a reír, para después Yuka se acercó para besar la frente de la chica, amándola con todo su corazón. —¿Estas lista sol? —Pregunto dulcemente la luna, mirándola directamente grabándose cada gesto, cambio de su cuerpo lo que sea para poder admirar, sintiendo al mismo tiempo que su excitación se volvía intensa, cuando todo de ella lo excitaba, además que podía jurar que si miraba su pene estaría tan duro y resaltando sus venas, dejando en claro poder cogerse a la chica hasta que su instinto más primitivo lo dominara. La chica solo asintió, abriendo más sus piernas para que él viera su coño listo para abrirse y ser embestido hasta el desenfreno.- —Lo estoy, hazlo luna. —Pidió la chica casi volviéndose un ruego, esperando al fin a Yuka. La luna solo soltó un suspiro deseoso, por lo que retrocedió y tomo su pene, para ponerlo enfrente de la vulva de la chica, colocando su glande directamente contra los labios vaginales, ambos sintieron un escalofrío placentero. —Si te llega a doler, no dudes en decírmelo para parar. —El rogo a la chica quien asintió ante su preocupación. —Esta bien… solo, hagamos esto juntos luna. —Ella le dijo subiendo sus manos hasta tocar la cara de su amado, que beso sin dudar la mano de su diosa. Ella miro abajo para contemplar el cuerpo ajeno, semi musculoso, bien cuidado hasta mirar su vientre como pelvis que acompañaba con un poco de vello púbico , además de que resaltaba ese falo erecto, goteante que hacía que la mujer suspirara de tanto deseo. La luna ya no espero para poder hacer el siguiente movimiento, cuando se alejó para tomar posición, poniendo sus manos en las caderas de la chica, haciéndola para atrás para que quedara exactamente en el lugar indicado, mientras su polla estaba listo para introducirla, fue entonces que Yuka no duda en avanzar y comenzar a introducir su pene, abriendo los labios vaginales de la chica, al mismo tiempo que el coño de Shinzaki comenzaba a prepararse para sentir la intrusión del miembro ajeno, Kuon hace su cabeza para atrás tensándose, mientras sus manos se aferran a las sábanas debajo de ella, abriendo su boca mientras sus ojos se pierden por la intrusión. Yuka sisea mientras tiembla, al sentir las asombrosas sensaciones sobre su eje, él está ardiendo, el calor incrementa hasta explotar por toda su piel hasta sentir como rugía por sus venas, quemando su ser entero, solo podía explicarlo con unas simples palabras, euforia liquida. Con ese fuego ardiendo en su interior, jadeando mientras sus ojos parecían estar poseídos por el placer carnal, siguió adelante, entrando a la vagina estrecha que se abría a su alrededor tragándose cada cm del pene de Yuka, esta vez el muchacho tuvo que hacerlo más fuerte buscando que entrara por completo. Porque como temía Kuon era demasiado pequeña, además de que sus mieles le ayudaban a que sea más sencillo, casi temía que no iba a caber, el interior de la fémina quemaba deliciosamente sobre tronco, Yuka se siente condenadamente bien y juraba que podría estar así por toda la eternidad. Kuon por su parte sentía en carne viva como se estiraba y ella soltaba un gemido alto cuando Yuka dio la primera embestida introduciendo todo su pene de golpe, hasta que sus testículos rebotaran contra el coño de la chica. La joven no dudo en sentir un fuerte espasmo de placer, mientras sacaba su lengua, y sus ojos se nublaban en lujuria misma, sonriendo como una tonta disfrutando de las sensaciones vividas, por instinto abrazo a su luna de la espalda, mientras él correspondía y besaba sus mejillas repetidamente, al mismo tiempo que lamia su cuello para calmarla, si es que la había lastimado, ambos no se movieron, Yuka jadeaba ansioso y desesperado de poder arremeter contra ella. Esa humedad apretaba mientras se mantenía inmóvil, era tan delicioso la estreches que su polla se sentía como un tornillo. Pero Kuon tenía otros planes, cuando movió un poco sus caderas hacia adelante incitándolo a que continue, algo que Yuka entiende, así que no duda en retroceder solo para que la chica mirara hacia abajo como su coño era abierto por la polla ajena, mostrando el pene de la luna empapado con sus miles y su propio pre-semen. Venoso y firme que dejo caer su cuerpo al embestir de nuevo al sol. Kuon no dudo en soltar esta vez un gemido bastante lascivo, mientras sonreía sintiendo como el placer aumento y explotaba en todo su cuerpo, soltando saliva de su lengua. Apretando su entrada tan fuerte que fue el turno de Yuka soltar un gemido y fue entonces que ambos se descontrolaron. Antes de que la chica se diera cuenta, Yuka ya estaba arremetiendo contra la vagina de la chica, embistiendo como loco dejándose llevar por sus instintos. Escuchándose los sonidos bastantes sucios como obscenos, de cómo la piel chocaba sin pudor alguno al mismo tiempo se escuchaba como estaban empapados de fluidos, los gemidos de la chica también acompañaban ese ambiente impúdico. — ¡Ahhhh~ ahhhh~ Yuka~!—Ella no dejaba de gritar el nombre de su amado, quien abrazaba a Kuon mientras sus caderas se movían desenfrenadamente contra ella, su pene abría las paredes vaginales de su amada, dejando un rastro de pre-semen al mismo tiempo que ambos explotaban de tanto placer. —¡Ah~ Kuon! —Este la llamo mientras sentía como ambas pieles se empapaba de sudor y fluidos, una de sus manos se aferraba al culo de la chica y la otra al pecho ajeno, ambos se volvieron a besar apasionadamente hasta que sacaron sus lenguas y comenzaron a tener una batalla campal, disfrutando de su saliva como intercambiarla. El culo de la chica se veía bastante empapado por los fluidos, además de que el pene de Yuka se veía como entraba y salía sin piedad. Kuon no podía aguantar el placer que sufría tanto que se descontrolo cuando comenzó arañar la espalda de Yuka, que en vez de sentir dolor pudo sentir más ese éxtasis y adrenalina de incrementar ese deseo primitivo. Tanto que se separó hasta sacar por completo su pene hasta dejar un hilo de fluidos uniendo al coño de la chica, quien al ver esto no dudo en querer quejarse. —¡No, no te detengas! —Rogo desesperada, pero él no escucho cuando tomo sus piernas y la forzó a voltearse, haciendo que ella quedara en una posición bastante sumisa, dándole la espalda, mientras levantaba ese culo y mostraba su coño empapado y rojito por las embestidas recientes, además de que escurría tanta miel, como pre-semen de la misma luna, que Yuka trago en seco al ver algo tan delicioso. El hombre no dudo en posicionarse detrás de ella, para poder besarla de la nuca, hasta sus hombros, parte de su espalda mientras sus manos apretaban sus costados, como la acariciaba con suma ternura infinita. La chica no dudo en jadear porque casi en todo lo que tocaba eran sus zonas erógenas, provocando que la chica se sintiera avergonzada y ansiosa por continuar con ese frenesí desquiciado de carne. —Yuka~… ah~, se siente tan bien. —Murmuro sumisamente la chica mientras miraba de reojo a su chico, quien se reía suavemente haciendo que sintiera cosquillas por el aliento ajeno. Pero el no quiso parar cuando levanto un poco la cadera de la chica, para posicionar de nuevo su miembro directamente contra la vulva estimulada del sol, la cual ella no dudo en soltar un gemido alto cuando volvió a sentir como este la penetraba de golpe, haciendo que se volviera loca por las sensaciones, deleitándose de la esa abrumar placer, Yuka por su parte no podía negarse que estaba hecho también un desastre andante, mientras sujetaba las caderas de su chico se aseguraba de azotar su pelvis contra el culo de Kuon, que rebotaba hipnóticamente por cada embestida dada, Yuka veía como si estuviera hipnotizado como su pene entraba y salía del coño de la chica, abriéndose alrededor de su eje, apretando deliciosamente, cada vez que salía de su increíble estreches su falo salía empapado al mismo que esta acción provocaba chapoteos por culpa de los fluidos de ambos, haciendo que se escuchara un sonido bastante obsceno como se escuchaba los azotes de su pelvis contra el culo de la chica, como sus testículo golpeaban los labios vaginales del sol. Kuon sentía como su vagina se abría tan deliciosamente, su interior ardía tan rico que sentía como sus paredes se volvían más húmedas y estrechas apretando el eje de Yuka, sintiendo como este entraba en ella con ferocidad, abriendo sus paredes, al aferrarse a sus costados incrementando su placer. Yuka jadeaba también mientras su cuerpo se empapaba de sudor, su cabello estaba revuelto, pero semi mojado por la transpiración, el veía como la chica gimoteaba y sacaba la lengua como si fuera una perrita en celo, sus pechos rebotaban poéticamente mientras sus pezones rozaban las sábanas. Makoto sintió otra oleada de electricidad placentera al ver algo tan hermoso como excitante, que simplemente se dejó caer con su peso metiendo más su pene, hasta hacer que su pelvis quedara pegada totalmente contra las posaderas de la chica. Ella lloriqueo cuando sintió que la glande de Yuka golpeaba y amenazaba con atravesar su cérvix, ambos se quedaron quietos unos segundos. —Mu-muy apretado~…—Susurro el hombre ansioso. La chica al escucharlo solo se rio nerviosamente, mientras en sus ojos ámbar se perdían por el deseo y la abrumadora obsesión por probar la carne de esta forma. —Y tu… tan duro~ —Contesto con picardía. La luna no dudo en volver a moverse, dando pequeñas embestidas pero rápidas, volviendo hacer que la chica gimoteara al mismo tiempo que Yuka subía sus manos, hasta tomar los pechos de Shinzaki, masajeándola sin pudor hasta pellizcar sus pezones rosaditos, simulando como si quisiera ordeñarla pero en realidad solo quería causarle más placer a su chica. —¡OHHH~, YUKA!, ¡AHHH~!—Había funcionado muy bien cuando sus paredes se apretaron de nuevo, volviendo loco al hombre que arremetió contra su culo, azotando y embistiendo sin piedad el coño de la chica, sus fluidos salían con cada embestida haciendo que la cama debajo de ella comenzaran a mojarse. Dejando ver una gran mancha de fluidos debajo de ellos, fue tanto el frenesí que ambos sentían que Yuka sentía que estaba tan cerca de venirse, el hombre se acercó a la oreja de la chica para lamerla y morderla suavemente , para después soltarla. —Kuon~… estoy cerca. —Murmuro seductoramente haciendo que la joven se estremeciera, por lo que sonrió como una verdadera pervertida, así que con una de sus manos la bajo para tocar su clítoris hinchado y necesitado de atención, al mismo tiempo con la punta de sus dedos sentía como su vagina era azotada por la polla de su luna, mojado y pegasteoso definitivamente vivía un maldito sueño, pero aun así decidió incrementar su placer, cuando comenzó a estimular su clítoris. Kuon soltó otro grito placentero cuando sintió como sus paredes provocaban un espasmo constantes y fuertes, que Yuka lo sintió y no dudo en incrementar sus embestidas, provocando que la cama comenzara a rechinar con tanta fuerza que hasta la pared sufría de su frenesí extasiado. Yuka no pudo aguantar más cuando seguía golpeando la cérvix que por la fuerza lo atravesó, hasta llegar al cuello uterino de la chica que no paraba de gimotear y gemir tan dulce y sexosa , volviéndose obsceno todo de ella siendo un verdadero pecado que nadie más debería probar más que solo él mismo. La carne de Kuon se vuelve más estrecha y mojada dejando en claro que también estaba tan cerca como él, que no dudo en volverse agresivo y brutal en sus embestidas como en sus toques, hasta en sus chupetones comiendo todo de ella hasta querer hacer que fallezca del placer. EL cuerpo de ambos como si estuvieran en una sincronía vibran, ambos se están quemando estaban conectados en todo aspecto de la palabra, que Yuka siente como su pene explota y Kuon como su vientre desata un nudo que en ambos liberan su primer orgasmo intrínseco de la noche. Yuka tuvo que ser rápido para sacar su pene de la chica y enterrarlo entre los muslos de Kuon, para liberar esa sensación abrumadora, estremecedora y jadeante de toda su excitación, la tensión se liberaba de su cuerpo. Sintiendo como vaciaba sus testículos manchando los muslos de la joven, que también sufría su propio orgasmo. Kuon por su parte sentía como si la tensión se esfumaba de ella, al mismo tiempo que sentía como se adormecía cuando sufría de ese placer extremo, sintiendo como su squirting salía disparado y como la electricidad en su cuerpo se apoderaba de su mente, lloriqueando sumisamente y llorando por el gozo sufrido, podía sentir en sus muslos lo caliente que era el esperma de su novio, era entendible que él no quería hacerlo adentro ya que no tenían ningún preservativo. Ambos quedaron exhaustos y se quedaron quieto abrazándose, tan cerca del uno del otro que no quería separarse. —¿Estas bien? —Pregunto la luna a su sol que respiraba un poco apresurada, acariciando su cabello, mientras su otro brazo la abrazaba aun sin separarse en esa posición que estaban, la chica solo sonrió y contesto con dulzura. —Mas que de maravilla~… oh~ Yuka, eso fue delicioso y muy adictivo. —Pronuncio con sinceridad mientras buscaba estar en otra posición más cómoda, Yuka tuvo que quitarse para que ella pudiera voltearse y abrazarlo, ambos se quedaron acostados unos momentos. —Me alegro que te gustara, no negare que me sorprendiste como me recibías. —Se burlo un poco el francotirador acariciando a su chica, la cual no dudo en reírse pero sorprendiendo de nuevo al hombre, miro como ella se alejaba y se ponía enfrente suyo, mientras abría sus piernas, dejando ver de nuevo su coño empapado de su orgasmo y sus muslos mojados por el semen de la luna, Makoto al ver esto trago en seco sin comprender que pasaba. —Bueno espero que no te sorprenda, que quisiera otra ronda~… porque aún no termino de probarte señor luna. —Susurro con seducción deseando que su novio cayera en la tentación que ella misma era. Yuka al ver esto sintió como el calor se subía de nuevo a su cara, sintiendo otra nueva descarga de éxtasis cuando su pene volvió a ponerse duro, no dudo en seguir a la chica, listos para perderse el uno en el otro en un torbellino de pasión desenfrenada. Así pasaron las horas solo el cuarto y la luna que se reflejaba por la ventana eran espectadores de la noche desenfrenada de ambos, probando diferentes posiciones, gimiendo el nombre del otro, teniendo muchísimos orgasmos como para parar, las sábanas estaban hechas un desastre entre estar mojadas y hecha girones esparcidas por ahí, la cama rechinaba con fuerza mientras Yuka se encontraba sentado en la orilla del colchón, sujetando el culo de su chica mientras ella rebotaba entre sus muslos mientras se auto penetraba mientras sus pechos eran sujetados al mismo tiempo por la boca de Yuka, que succionaba y chupaba los pezones de la chica que jadeaba, tan desenfrenada como su cabello enredado y empapado de sudor como de fluidos. Ambos cuerpos estaban llenos de chupetones y sus labios estaban hinchados por besarse tanto, además de que sus cuerpos ardían y sus caras ruborizadas como si estuvieran enfermos, pero la realidad es que no habían parado por probarse mutuamente a parte de sus bocas sacaban el vapor de sus cuerpos. No duraron muchos cuando volvieron a tener enésima vez otro orgasmo, Yuka de nuevo tuvo que sacar su miembro para bañar parte de la espalda y las posaderas de la joven. Los dos jadeaban agotados y no duraron en caer agotados en la cama, ambos abrazados y una de sus manos se encontraban unidas mutuamente, cuando el francotirador miro la hora noto que ya era de la madrugada, era de esperarse habían durado horas y a esas alturas no podía su cuerpo, ni siquiera su pelvis como si estuviera entumido. La chica ya había caído rendida del sueño durmiendo mientras se acomodaba en el pecho ajeno, Yuka sonrió ante esto disfrutando del tacto y el poder estar con ella, que como pudo estiro su mano para tomar una de las sabanas y jalarlo y así acomodarse para poder dormir juntos, esa noche no pudieron separarse ni en sueños. En la mañana siguiente el primero en levantarse fue Yuka quien despertó un poco molesto al escuchar que alguien tocaba el timbre del departamento, el sentía que abría sus ojos bastantes cansados, noto que ya había amanecido y por como veía el cielo como el sol que su luz atravesaba la ventana, noto que ya era un poco más tarde de la normal. Quiso pararse, pero sintió como alguien estaba en su brazo, cuando miro a bajo este sonrió con dulzura, al ver a su linda novia que dormía tranquilamente quien se aferraba a su cuerpo, ella seguía desnuda como él debajo de las sábanas, las cuales cubrían hasta sus hombros, pero podía ver un poco su carne de su cuello y noto sus chupetones como las mordidas, mostrando la noche apasionada y llena de amor que tuvieron. Aunque no quería levantarse a regañadientes tuvo que hacerlo, con mucho cuidado tuvo que retirarse sin despertarla, para después besarla en su cabeza, mientras ella se movía murmurando entre sueños. —P-por favor~… dame más chocolate… Luna~—Ella dijo con una sonrisa mientras se estiraba y volvía a disfrutar de su sueño con comida, Yuka sintió ternura y extraño infinitamente poder escucharla de esa forma. Así que solo se retiró mientras buscaba su ropa regada por el piso, poniéndose de nuevo su pijama y salir de la sala , para caminar hacia la puerta donde abrirla pudo ver a Pluma Blanca. —Buenos días Yuka. —Ella dijo con amabilidad y dulzura al ver al hombre tan temprano, pero su sonrisa desapareció cuando vio los chupetones del cuello ajeno. —Buenos días Blanca, ¿Qué te trae por aquí? —Saludo el nombrado con una sonrisa cordial, ella se quedó estática unos segundos porque reconocía perfectamente ese tipo de marcas, pero ella rápidamente volvió en sí. —Am.. bueno es que no te vi en el desayuno, y bueno me preocupe por ti…—Contesto bastante sincera y nerviosa haciendo que el chico se sorprendiera, pero de inmediato salió de su departamento para cerrar la puerta. —Entiendo, no te preocupes estoy bien solo algo cansado, digamos que tuve una noche bastante agotadora. —Contesto sin dar muchos detalle por lo contrario, estaba muy feliz y se notaba en sus gestos pero ahora lo que quería era llevarle el desayuno a su sol que descansaba en su cama. Ambos caminaron justos al comedor la cual ya había bastante gente quien comía y se la pasaba en su mundo. Para ese punto el Francotirador recibió muchas miradas curiosas, no por lo que él pensaba más bien por su ropa, ya que seguía con un pantalón cómodo con una camisa blanca muy casual, bien para dormir. Algo raro ya que él nunca salía sin estar bien arreglado, provocando que la luna se incomodara un poco por recibir un poco de atención, pero a pesar de eso lo trato de ignorar y solo camino hacia una de las mesas donde una de las personas servía la comida, al mismo tiempo que Rika y Yuri estaban a lado hablando y vigilando que todo estuviera en orden. Cuando el mayor de los Honjo vio a su hermano y a Pluma Blanca lo saludo primero, pero se sorprendió al ver su ropa. —¡Wou!, Yu-chan ¿estabas de fiesta de pijamas? —Pregunto burlonamente el contrario haciendo que el nombrado se ruborizara un poco, al mismo tiempo que Pluma Blanca se reía un poco por la broma. —Bueno… te veo luego Yuka, recordé que tengo que hacer algo. —Menciono la peliblanca, ya que para ese punto no quería seguir estando ahí tenía mucho que pensar. El nombrado se despidió junto con los demás, Yuri por su parte miro a Yuka y noto las manchas de su cuello, a lo que la mujer solo sonrió llena de complejidad. Yuka por su parte se acercó a la mesa para poder pedir la comida, claramente los que atendían muy amables asintieron y sacaron dos charolas ya que el francotirador explico que era la otra para Kuon. No dio más detalles y nadie quiso preguntar de algo que no le concernía, bueno a excepción de Yuri y Rika miraba a un extraño a su hermano. —Digamos que estoy realmente agotado como para cambiarme. —Contesto el francotirador esperando la comida. Cosa que Rika solo asintió sin notar lo obvio. —Si realmente se nota que tuviste una noche agotadora. — Pronuncio Yuri divertida a lo que Yuka se sonrojo de nuevo, mientras tomaba el cuello de la camisa, cubriendo bien su cuello ya que no quería que nadie más se enterara de su noche, no era algo que quería que todos supieran. Rika al ver esta acción solo puso atención y hasta termino abriendo la boca con sorpresa, pero rápidamente se recompuso y hasta tosió para pedir a uno de los que atendían, si podía darle una botella de agua. —Supongo que tú y Kuon querrán tener el día libre. —Menciono mientras le dio la botella a su hermano, que tomo sin dudar la cual destapo y comenzó a beber rápidamente del líquido, por fin hidratándose después de haber perdido bastante liquido de su cuerpo. —Si por favor. —Pidió mientras se terminaba el agua al mismo tiempo agradeciendo a su hermano. — Tanto ella y yo no estamos en condiciones para poder trabajar. —No mentía cuando lo decía, aun sentía su cuerpo entumido y se sentía un poco débil por la falta de sueño, además de que su linda sol probablemente la pasaría peor que él, ya dudaba que quisiera levantarse de la cama después de lo de anoche. —No hay problema Francotirador, hasta será un día tranquilo. —Menciono Yuri con una sonrisa mientras miraba que al fin le traían las charolas de comida a Yuka la cual tomo y agradeció profusamente. —Me gustaría seguir charlando con ustedes, pero quisiera irme rápido antes de que Kuon despierte. —Explico, el francotirador solo se despidió de ambos Honjo y de los demás, para poder retirarse caminando a su departamento ignorando las miradas extrañas. Antes de que se diera cuenta ya había llegado enfrente del departamento, la cual tuvo que dejar una charola en el suelo para abrir y así volverlo a tomarlo para entrar. El hombre camino hacia su cuarto esperando que su chica siguiera dormida, cuando al fin logro abrir la puerta de la alcoba se dio la sorpresa, que su sol ya se había despertado. Kuon se encontraba sentada en la cama, tapaba con la sabana mientras poseía su cabello alborotado y miraba la ventana, donde el brillo del sol bañaba su figura tan hermosa, mostrando sus marcas de amor, su cuello, hombros, espalda poseían chupetones dándole una imagen lasciva. Ella al escuchar como alguien entraba en el cuarto, volteo con lentitud solo para notar que en sus ojos ámbar se veían un poco tristes por despertar sola, pero al ver Yuka estos se iluminaron como si fueran dos hermosos soles la cual ella no dudo en sonreír, en especial al ver las dos charolas llenas de comida. — ¡Luna! —Lo llamo por su apodo con dulzura y alegría. Yuka no dudo en caminar hacia ella, para sentarse a su lado y darle su respectiva charola al mismo tiempo que la besaba de la mejilla. —Perdóname por haberme ido temprano, quería sorprenderte… pero supongo que me ganaste. —Contesto la luna con ternura a su chica , que ponía la chórala enfrente suyo y se acorrucaba a lado de su novio, ambos al estar cómodos comenzaron a comer juntos , disfrutando su compañía. —Jeje lo siento, es solo sentí que no estabas y desperté rápidamente… bueno digamos que no me gusto despertar sola. —Respondió la chica con mucha sinceridad mentiras llevaba un bocado a su boca y masticaba con calma. —Lo lamento, a la próxima esperare a que despierte y vayamos juntos por la comida. —Contesto Yuka imitando su acción. —Pff no te preocupes luna no me molestaría despertar y que esteza mi lado con un plato de comida, es el paraíso. —Contesto ella divertida ambos solo se rieron y procedieron a seguir comiendo, después de todo sus cuerpos lo necesitaban tanto. Cuando terminaron Yuka tomo ambas charolas vacías y las puso en una mesita a lado de la cama, para después volver acostarse a lado de su chica que lo esperaba con sus brazos abiertos, acostándose mientras la abrazaba y se hundía entre sus pechos desnudos al mismo tiempo que observaba sus chupetones, algo que tan solo recordar sonrió. —Tienes razón sol, es el paraíso. —Comento suspirando con mucha agusticidad disfrutando de esa sensación, ambos se abrazaban , tan felices que se sentías como si flotan entre las nubes, ligeros y contentos que nada podía compararse a ese sentimiento de confort. Kuon solo acariciaba su cabello con dulzura mientras le daba suaves besos a los labios de Yuka quien correspondía sin dudar alguna. —Te amo Yuka~.—Susurro la joven con tanto amor en sus palabras que el corazón del hombre se estremeció de emociones hermosas. —Y yo a ti Kuon. —Contesto sin dudar volviendo a besarla, abrazándola con más fuerza hasta que ambos cuerpos estaban tan pegados que solo querían volver a fusionarse. Pasaron así los minutos en un silencio bastante cómodo cuando Kuon decidió hablar. —No me gustaría cortar el momento, pero necesito decírtelo… mientras conseguías comida, en mi soledad estaba pensando y analizando la situación de nuestro asentamiento. Hasta volví a pensar en la solución que te di, y me di cuenta de algo que tal vez estes de acuerdo conmigo. —Ella menciono explicando su plan, mientras se separaba un poco y miraba a su luna quien, estaba extrañado y curioso de lo que diría, pero esta vez no la interrumpió. — Me di cuenta que tú puedes conectarte conmigo, y mantenerme estable mientras yo controlo a esos locos. —Contesto sin más haciendo que Yuka se sorprendiera ante su propuesta. —Espera… ¿de verdad eso es posible?, Se supone que me volví un cercano a dios, eso sería imposible. —Respondió queriendo una explicación a la solución de ella. —Bueno sí, pero antes fuiste un ángel guardia, aun tienes ese comando de poder ser conectado obviamente como un cercano a dios es imposible porque puedes desactivarlo cuando quieras, pero si activo mi comando contigo y tu abre tu conexión podríamos conectarnos de forma tan profunda, que te daré autorización también para controlarme. Eso significaría que tendría la seguridad de controlarlos a ellos, al mismo tiempo que tu podrías protegerme de su locura. —Explico su idea mientras sonreía como si al fin pudiera dar resultados su plan. Yuka se quedó bastante callado, el plan es muy bueno al menos tendría la seguridad de mantener cuerda a su chica, ya que no sabía que pasaría si los enfermos volvían a conectarse a Kuon. Pero teniendo esa seguridad que podía ayudarla y mantenerse controlada, se dio cuenta que es un plan perfecto y la solución de sus problemas. Pero bastante arriesgado. —Te lo advierto si veo que comienzas a descontrolarte con ellos, no durare en detenerte. —Respondió el hombre estando totalmente de acuerdo con la chica, quien solo sonrió y se abrazó más a Yuka, la cual el hombre no dudo en aumentar su fuerza en su abrazo. —Ya será después que le comentemos a los demás tu plan. —Menciono en un murmullo. —Sip, pero como dices después. Ahora solo quiero disfrutarte más. —Dijo mientras le dedicaba una mirada picarona algo que el francotirador se sonrojo y desvió su mirada, amando esa parte de su novia tan bromista. Ella solo se volteo para acomodarse de cucharita mientras reía suavemente, mirando por la ventana como si tuviera algo en mente, la cual se notaba en sus ojos que brillaban con emoción , como si mirara algo más allá de lo que Yuka no podía. —¿En qué piensas sol? —Pregunto la luna mientras besaba sus hombros y se acorrucaba detrás de nuca para repartir besos, al mismo tiempo que juntaba su cuerpo vestido al desnudo de ella. —Estaba pensando… en que este mundo necesita un nuevo orden, nuevos dioses. Solo quiero que nuestras estancia aquí sea lo más pacifica posible, hasta volver a nuestro mundo, por esa razón… pensaba en volverme la diosa cuanto antes para que hacerlo realidad. —Contesto ella mientras miraba la ventana, imaginando cada posibilidad y planes a futuros para volver realidad su sueño. Yuka se sorprendió ante esto, pero este sonrió, porque le gustaba esa idea. No dudaba que con el intelecto y el poder de Kuon lo lograría, ella tenía el potencial para hacerlo y aunque no quería minimizar a Yuri, por mucho lo superaba si ella realmente lo quisiera, no por nada se sorprendió como había dominado sus poderes e incrementado o hasta descubrir nuevos, definitivamente eran pruebas dignas de que ella es muy capaz de hacerlo. Por lo que el francotirador decidió donde seria su lealtad. — Entonces, quiero ser tu cómplice en esto. —Respondió mientras se alejaba de ella y se sentaba en la cama, algo que la chica se sorprendió pero hizo lo mismo ambos quedando sentados frente a frente, él con la mirada seria y ella con incredulidad. El francotirador tomo las manos de la chica para poder subirlas y besarlas. —Sere tu herramienta para que puedas hacerlo, úsame como quiera para lograr tu objetivo. —Respondió mientras la observaba esperando una respuesta, mostrando su lealtad a esa diosa enfrente suyo. Kuon por su parte había dejado caer la sabana que cubría su cuerpo desnudo, provocando que sus pechos y parte de su estómago se dejaran ver, mostrando los chupetones y mordidas que poseía por culpa de Yuka, ella estaba sonrojada y con un gesto de incredulidad que se transformó en una emoción enorme, como en amor puro por ese hombre. —No. —Rechazo, pero aun así continuo. —No quiero que seas una herramienta, quiero que seas también un dios. Se mi compañero en esto, se mi otra mitad. Si caigo, levántame como yo lo hare contigo. —Contesto finalmente provocando que Yuka solo sonriera porque definitivamente eso lo tomo por sorpresa, ambos se acercaron poco a poco hasta pegar sus frentes y se miraban con tanto amor que solo el infinito podía definir cuando se amaban, no duraron en besarse para sellar el trato que se hicieron mutuamente. Fue entonces que volvieron abrazarse y acostarse de cucharita ambos mirando la ventana, donde esta vez el sol fue testigo de su amor y juramento. — Entonces, ¿ahora qué sigue? —Pregunto el hombre mientras acariciaba el costado hasta las caderas de su chica, que parecía un bonito gatito tan mimado disfrutando de las caricias. Ella miro al frente mientras sus ojos ámbar se iluminaban al ver una escena hermosa enfrente de ellos, los edificio acompañando el manto azul del día, como los rayos solares que adornaban el lugar, solo sonrió con felicidad y contesto. —Ahora… el siguiente paso es hacernos dioses. —Contesto la chica como si fuera lo más natural posible. Mirando a la lejanía mientras observaba ese mundo donde alguna vez le trajeron horribles pesadillas, terribles experiencias, como también hermosos momentos. Pero ahora mismo ella ya había tomado su destino y doblegaría ese mundo para evitar otra perdida más, las palabras de la señorita sol hicieron que el señor luna solo sonriera mientras la abrazaba, dejando en claro que ahora eran ellos dos contra ese mundo bizarro. Después de todo al fin los verdaderos dioses del mundo habían despertado. Fin.
Notas:
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