ID de la obra: 158

Se mío (Hiccstrid)

Het
PG-13
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planificada Mini, escritos 23 páginas, 5 capítulos
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01

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—Deja de moverte Hipo.— —Lo siento, no estoy acostumbrado a que alguien toque mi cabello.— —Lo sé, pero si quieres verte lindo para ella, te tienes que aguantar.—Dijo con una media sonrisa. —Lo sé, lo sé.—Hizo un ademán con sus manos.—Lo cierto es que, no es mi estilo.— —¿Y porque lo haces?—Preguntó mientras cepillaba su pelo hacia abajo, tratando de alisarlo. —Porque ella me lo pidió.— —¿En serio?—El asintió.—Wow, eso es muy lindo de tu parte.— —Gracias.—Sonrió. —Ya estás listo.—Se colocó frente a él y sonrió. —Iré a verme, gracias Astrid.—Se acercó a la rubia y le dió un tierno abrazo, el cual correspondió al instante. —Para eso estamos los amigos.—Se separó del abrazo y le sonrió. Hipo se fue de la sala común para observarse en el reflejo del agua. Astrid suspiró, su semblante alegre cambio repentinamente a uno melancólico. Se sentó frente a la gran fogata que permanecía en la mesa, la observo a detalle. Mi corazón, es como si estuviera dentro de esta fogata, quemándose vorazmente. Sus pensamientos la invadían cada vez más. Quería dejar de ser su amiga, sin embargo, el corazón de aquel joven castaño le pertenecía a alguien más. ——————— ✧⁠*⁠。——————— —¿Y como te fue en tu día?—Inició la conversación animado, mientras tomaba la mano de su enamorada. —Normal.—Respondió con brusquedad. Se hizo presente un silencio incómodo, Hipo miraba discretamente a Heather, que mantenía su mirada fija al frente. —¿Y como va todo en la isla Berserker?—Trató de romper el hielo. —Hipo.—Habló para obtener su atención. Se paró en seco, el castaño la imitó. —¿Qué pasa?—Preguntó, alarmado por lo que podría decirle. —Quiero terminar.— Hipo guardo silencio, mientras que Heather lo miraba, sin alguna seña de retracción en sus palabras. —¿Que?—Soltó el agarre de su mano. —Esto no está funcionando.—Miro al suelo apenada y continúo.—Tu y yo somos muy diferentes, no me siento bien a tu lado.— —¿Cómo puedes decir eso? Heather la hemos pasado...—Se vio interrumpido. —Por favor Hipo, no sigas.—Se acercó a él, y lo abrazo.—Lo siento.— Hipo se quedó estático, no sabía siquiera como reaccionar ante lo que estaba escuchando. Heather se separó del abrazo, Hipo comenzó a llorar, la pelinegra limpio sus lágrimas y comenzó a alejarse de su contrario. Hipo se quedó en su lugar, sin saber cómo reaccionar ante la escena. Solo podía llorar y mirarla marcharse en su dragón. Empezó a anochecer, Heather desapareció en las nubes. Astrid presenció la escena desde su cabaña, cuando vio a Heather alejarse, no dudo más en bajar con el castaño. —Hipo...—Se acercó lentamente al castaño, que mantenía su mirada fija en el aire. —Hubo una vez en la que regresó y me dijo que se arrepentía.—Se limpio sus lágrimas.—Tal vez en un segundo regrese.— Astrid miró al frente, Heather no venía de regreso y eso era evidente. Astrid conocía a Heather y sabía que no iba a regresar. —Hipo, no va a regresar.— —Astrid, no sigas.—Cerró sus ojos e inhaló. Astrid se acercó aún más hasta quedar frente a él y lo miró. —Hipo, vamos adentro, hace frío.— —Tal vez es lo que merezco, el frío.— —Hipo no es tu culpa.—Finalmente lo abrazó, el castaño correspondió el abrazo y empezó a llorar con más intensidad. —¿Que está mal conmigo, Astrid?—Dijo entre sollozos. —Nada, contigo nada está mal.— Hipo continúo con ligeros sollozos, mientras que la rubia acariciaba su cabello, tratando de consolarlo. Después de unos minutos, el castaño logró tranquilizarse gracias a la presencia de Astrid. Está misma al notarlo, le tomo la mano, se separó del abrazo y empezó a guiarlo hacia su cabaña, donde su dragón le esperaba preocupado. Llegaron a la cabaña de Hipo, este mismo entró primero, seguido de Astrid que cerró la gran puerta de la cabaña. —Hipo, yo te recomiendo que descanses por ahora.—Se acercó a él, que permanecía en el medio de la habitación, sin hacer algún movimiento. —Eso haré, no te preocupes Astrid.—Volteo ligeramente y le dedico una sonrisa desanimada. La rubia lo miró preocupada, por lo que decidió tomar su mano. —Vamos a hablar, ¿Si?—Lo dirigió hacia las escaleras que daban a la cama del castaño. Este asintió y empezó a caminar. Hipo se sentó en una esquina, Astrid lo imitó sentándose en otra esquina de la cama. —Hipo, odio verte de esta manera.— —¿Y crees que me gusta estar así?—Respondió bruscamente. —No... Yo...—Empezó a tartamudear.—Yo me refiero a que, no está bien que sigas sufriendo de esta manera.— Hipo la miró, analizo su semblante preocupado, que lo hizo sentirse bien, pues sabía que su mejor amiga siempre estaba para él. —Perdón Astrid, no quería ser grosero.—Se acercó a ella, la rubia lo imitó. —Lo sé, no te preocupes por ello.—Tomó su mano, en forma de apoyo.—¿Que es lo que pasó?— Hipo cambio su mirada al suelo y mordió sus labios. —No lo sé, simplemente me dijo que no éramos compatibles, o algo así.— —¿Sucedió algo antes?— —No, eso creo.—Rasco su nuca, un reflejo de nervios.—Todo iba bien, sería una salida normal de, ya sabes, novios.— Astrid asintió, dándole a entender que comprendía la situación, Hipo ante esa señal, continúo explicando. —Siempre me hace lo mismo.—Se levantó de su lugar para ponerse enfrente de la rubia. —Lo sé, lo he visto siempre.— —¡Exacto! Astrid, no se que hacer. Me vuelve loco.—Llevo sus manos a su rostro, cubriéndolo por completo. Astrid de levantó para quedar frente a él. —Hipo, ¿no crees que sería bueno, que se dieran un tiempo?— —Acaba de terminarme Astrid.— —Pero tu y yo sabemos que va a regresar.— Hipo quito las manos de su cara y la miró, dando un suspiro pesado, sabiendo que su amiga tenía razón. Astrid continúo. —Sería mejor que, te enfoques en otras cosas hasta pensar que harás con esa relación.—Lo tomó por los hombros.—Y sería lo mejor que tú te dieras un descanso de tanto sufrimiento.—Le dedico una sonrisa sin mostrar los dientes. Hipo le devolvió la sonrisa y asintió, sin decir ni una sola palabra, la abrazó. —Gracias, Astrid.— Ella le devolvió el abrazo. Al momento de separarse, llevo su mano al cabello del castaño y lo removió. —Ese definitivamente no es tu estilo, no lo cambies, ni siquiera por una chica.— Hipo comenzó a reír y Astrid lo miró, admirando su sonrisa, le encantaba verlo feliz, y más si ella causaba que su sonrisa saliera a brote. —Te dejare descansar, hasta mañana.—Le dió unas suaves palmadas en su hombro derecho y comenzó a bajar las escaleras. Antes de salir, la voz del castaño la detuvo. —Astrid.—Ella volteó. —¿Si?— —Me hubiera gustado que tú fueras mi novia.— Astrid solo sonrió, y empezó a sonrojarse, cosa que Hipo no pasó por desapercibida. Finalmente, la rubia salió de la cabaña para dirigirse a la suya. ——————— ✧⁠*⁠。——————— —Dejame adivinar.—Se hizo presente Patán, quedando a su lado. —Ya lo sabes.—Asintió la rubia mientras caminaba por el espacio verde bajo su cabaña. —Heather, si, esa chica lo está llevando a la miseria.— —Hazlo entender.—Suspiró profundamente. —Ese es el problema, en algún momento tendrá que entenderlo.—Hizo una pequeña pausa.—Más ahora que esté nuevo cazador anda merodeando por ahí.— —Creeme, lo intento. Pero parece que lo tiene embrujado.—Apretó los puños. —¿Y eso te molesta?— —¡Claro que me molesta! Lo maneja a su antojo y lo hace sufrir.— —¡Eso ya lo sé! Me refiero a que...—Hizo otra pausa para mirarla y levantar su ceja.—Si te molesta porque quisieras ser ella.— Astrid se detuvo y lo miró con coraje, pero no duró mucho pues realizó las palabras de su amigo. —Astrid, tienes la oportunidad de poder hacer algo después de tanto tiempo.—Se acercó a ella y la tomo de las muñecas.—Esta tonta Heather le está haciendo daño, tú harías todo lo contrario.— —Patán, no puedo hacer eso tan fácil. Son sus sentimientos, no voy a aprovechar este momento vulnerable para él.— —No es eso, se perfectamente que él, está con ella por que nunca pudo estar contigo.— El azabache subió a su dragón, se despidió de la rubia y voló hasta su cabaña. Astrid se quedó pensativa ¿A qué se refería con que nunca pudo estar con ella?
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