ID de la obra: 158

Se mío (Hiccstrid)

Het
PG-13
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planificada Mini, escritos 23 páginas, 5 capítulos
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02

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—¡Hipo! No podemos herir a los dragones.—Gritó Patapez, en desesperación. —Lo sé Patapez.—Se detuvo en el aire y comenzó a analizar la situación. Un barco de cazadores, con dragones en la cubierta expuestos a propósito para que los jinetes no pudieran atacar, al fondo, un hombre que se mantenía escondido en las sombras del barco, al parecer aún no quería presentarse ante el grupo de jóvenes. Hipo observo a los dragones, que permanecían amarrados al barco con cadenas de hierro. Ryker salió a dirigir los ataques, como solía hacerlo, cuando de repente se vio distraído por una voz, la voz de esa persona escondida ante los demás. Fue cuando Hipo aprovecho la oportunidad de atacar. —Bien chicos, este es el plan.—Hizo una señal para que se acercaran a escuchar atentamente.—Brutacio y Brutilda irán por debajo, hagan una pared de gas lo suficiente fuerte para empujar a los cazadores pero que no logre lastimar a los dragones.— —¡Entendido mi gran jefe guión líder fantástico!—Exclamó Brutacio, como siempre, de manera juguetona ante él, posteriormente se alejaron a ejecutar su parte del plan. Hipo continúo. —Patapez y albóndiga irán por arriba, distrayendo a los cazadores para que Patán y colmillo los ataquen mientras están desprevenidos.— Los mencionados asintieron y comenzaron a alejarse para hacer sus movimientos. —Y Astrid y yo...—La miró y sonrió, pues se encontraban solos.—Tu y yo los liberamos.— Astrid asintió y sonrió, se prepararon para avanzar cuando una segunda voz se hizo presente en los aires. —¿No sería mejor que tú y yo los liberemos?— —¿Heather?—Preguntó con evidente confusión la rubia, que permanecía a un lado de Hipo. —¿Que haces aquí?—El castaño cuestionó con desconcierto, pues no esperaba que, su ahora ex novia, apareciera en un momento así. —Vamos, tu y yo los rescatamos, Astrid que ayude a Patán.— Hipo la miró con enojo e indiferencia. —No.—Respondió con brusquedad. —¿Qué?—Heather se desconcertó, Hipo solía hacerle caso siempre.—Tu y yo trabajamos...—El castaño la interrumpió. —Yo soy quien da las ordenes aquí.—Volteó y miró a Astrid.—Vamos Astrid.— Los dos avanzaron al barco para liberar a los dragones, dejando a la pelinegra en el cielo, con un evidente enojo. ——————— ✧⁠*⁠。——————— —¡Hipo!—Astrid volaba a toda velocidad detrás de su mejor amigo, que iba sin control alguno, sobre su dragón. El castaño parecía ignorarla, Astrid se acercó aún más a él, tratando de no desestabilizar a tormenta. —¡Hipo!—Volvió a gritarle, sin recibir un gesto de vuelta. Hipo tenía un semblante enojado, como si quisiera quemar todo lo que estuviera a su alrededor. Él tan solo quería llegar a la orilla del dragón, beber algo y encerrarse en su cabaña para no salir jamás. Ni siquiera oía los gritos constantes de Astrid, su ira era tan grande que solo podía oir sus propios pensamientos. ¿Porque estaba tan enojado? Heather Heather Berserker, quien ha hecho que su mundo entero este de cabeza, y en un mal sentido. ¿Por qué me siento tan atraído a ella si me lastima cada vez que puede? Llegó a su cabaña, ni siquiera se tomó la molestia de pasar a ingerir algo, quería simplemente dormir y no despertar. Astrid aterrizó justo después de él, cosa que lo saco se su ensoñación. —Hipo te he estado hablando, más bien, gritando.—Se cruzó de brazos mientras lo miraba permanecer de espaldas, a punto de abrir su cabaña. No hubo respuesta, Hipo solo permaneció quieto ante su presencia. —Hipo, ¿Que sucede?—Se acercó a él e intento tomar uno de sus hombros, pero el se dió la vuelta para mirarla de frente. —¿Cómo se le ocurre venir como si nada a querer manejarme? ¿Cómo se le ocurre desestabilizarme de esa manera?—Empezó a moverse de un lado a otro mientras soltaba quejidos de ira. —Lo entiendo Hipo, inhala y exhala.—Trato de ayudarle a calmarse. —No puedo Astrid, ella...—Hizo una pausa y apretó los dientes.—ella ¡está demente!— —¡Hipo!—Lo tomó por los hombros y lo puso frente a ella.—Hipo relájate.— El castaño la miró directamente a los ojos, Astrid observo su semblante nervioso ante la situación. —Hagamos algo.—Tomó una de sus manos y continúo.—Vayamos a dar un paseo, algo que te despeje.— Hipo suspiro y asintió, correspondió al agarre de la rubia y apretó su mano. —¿Tan mal me veo?—La miró, con ojos tristes. Astrid sonrió amable y soltó su mano. —No Hipo, no te ves mal.—Comenzó a caminar hacia Tormenta.—Vamos antes de que ella venga y te ponga paranoico.—Se subió a su dragona y esperó paciente a su amigo. Hipo la miró, sonrio sin mostrar los dientes y subió a su dragón, el cual rugió levenmente en señal de apoyo hacia él. Volaron en dirección opuesta a donde, se supone, provenian los demás, que, con instrucciones de Astrid, trataban de retener  a Heather lo más posible. ——————— ✧⁠*⁠。——————— Se encontraban en medio de la nada, volando en una misma dirección hacia ningún lugar en específico. Todo a su paso era silencio puro, el único sonido eran las pequeñas olas de mar moviendose debajo de ellos. Ninguno de los dos hablaba, pero no parecía molestarles. Astrid lo miró, lucia cansado, miraba hacia enfrente pensativo, como si estuviera a punto de tomar una gran decisión. La rubia pensó que, tal vez sería el día en que todo este martirio tendría fin. Porque también era un martirio para ella. El ver a su mejor amigo sufrir por alguien que, al parecer, no tenía ningún tipo de compasión por nadie, era horrible. Es su amigo ¡Por Thor! ¿Quién quiere ver a un amigo sufrir? Además de lo evidente. Hipo le gustaba, le gustaba mucho, y nunca pudo hacer algo al respecto.  Siempre hubo tención entre los dos. Siempre estaban juntos, hablaban todo el tiempo, en las misiones siempre hacían equipo. Pero al parecer, la única que se hacía ideas locas de romance, era ella. Pues, él, a pesar de esos abrazos, esos besos y esas conversaciones donde le decía que no podría vivir sin ella, terminó por escoger a Heather. ¿Por qué? Si el siempre prefirio pasar tiempo con ella antes que con la pelinegra. Pero ahora todo podría cambiar, tal vez ahora dejaría a esa chica y podría descansar de su indiferencia. Tal vez ahora Astrid al fin podría dejar de ser cobarde y animarse a decir esos sentimientos que la ahogaban. Tal vez era el día en que todo se solucionaría. —Astrid.—La voz del castaño la sacó de sus pensamientos. —¿Si?—Respondió de una manera dulce. —Quisiera salir contigo más seguido.—Se detuvo en el aire. Astrid lo miró y comenzó a sonrojarse, imitó su movimento y se detuvo, justo a un lado de él. —Se qué últimamente no he estado con ustedes por...—Hizo una pausa.—...por ella.—Se llevo su mano a la nuca. —Lo sabemos, y lo entendemos Hipo. Pero sí, deberíamos pasar más tiempo juntos.— El castaño le dedico una suave sonrisa y comenzó a avanzar hacia atrás, devuelta a la orilla del dragón. La rubia le siguió. —Hipo.—Le habló, obteniendo la atención del mencionado.—Quería preguntarte algo.—Se alejó un poco, no quería que viera su rostro al decir lo que estaba a punto de preguntar. —Dime.—Respondió amable. Astrid apretó su montura con nerviosismo. —¿Que querías decir con que...—Hizo una pausa y continúo.—..con que te hubiera gustado que yo fuera tu novia?—
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