ID de la obra: 170

Mamá se fue de vacaciones

Slash
G
Finalizada
2
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Fandom:
Emparejamientos y personajes:
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31 páginas, 10 capítulos
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Descripción:
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Y la moraleja es...

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Luego de tres meses, Tweek, en pijama, preparaba el desayuno. Escuchó una carta que deslizaron bajo su puerta y la recogió de inmediato. —¡Craig! —dijo lanzándose a la cama, montándose sobre él—. ¡Despierta, Craig! —No, ya te dije que Siel nos puede ver —respondió adormilado. —¡No, no es eso! ¡Despierta! ¡Lo aceptaron! ¡Siel es legalmente mi hija! Craig se volteó, tomando a Tweek por su cadera y lo acostó a su lado, abrazándolo, dispuesto a continuar durmiendo. —Qué bueno —dijo adormecido. —Craig, ya despierta. Hoy tenemos que ir a firmar el contrato del nuevo departamento. —No, ya no es necesario. —¿A qué te refieres? —¡Déjame dormir! —dijo cubriéndole la boca con su mano. Siel despertó en ese momento, en una pequeña cama, junto a la de Tweek. —¡Tengo hambre! —¡Oh, genial, ya la despertaste! —reclamó Craig. —Siel, vamos a preparar el desayuno, antes de que Craig se ponga gruñón. —Sí, es muy gruñón —dijo saliendo de la habitación junto a Tweek. Craig se dio la vuelta, acomodándose para continuar durmiendo, pero fue despertado por el estruendo de un plato cayendo al suelo. —¡Fue mi papá! —gritó Siel. —¡Dios! Con esos dos, vamos a terminar comiendo en las ollas —comentó Craig, molesto, cubriendo su cabeza con el edredón. Mientras Tweek y Siel desayunaban, Craig se levantó a desayunar junto a ellos. —¡El señor gruñón! —dijo Siel, abrazándolo. —Podría despertar de buen humor, si alguien no invadiera la cama por las madrugadas. —Eso fue tu culpa, Craig, tú la acostumbraste a dormir contigo. A mí ni me molesta por las noches. —Es que es tan cálida —Craig la abrazó con fuerza—. ¡Pero muy inquieta para dormir! —¿Quieres café? —Yo me lo preparo. Craig fue a la cocina, viendo el desorden que dejaron Tweek y Siel mientras preparaban el desayuno, suspiró fastidiado y regresó junto a ellos. —Craig, encontré un lugar donde poder trabajar con horario flexible, tu mamá se ofreció a quedarse con Siel. Es un estudio fotográfico, no pagan tan bien, pero está cerca del nuevo departamento. —Genial, así me compras una televisión. —Jaja. Sí, Craig, te la voy a comprar. —Tweek, invité a mis padres, Tricia, Tolkien y Nichole, vamos a inaugurarlo en cuanto nos mudemos. —¿Escuchaste, Siel? ¡Vas a tener tu propia habitación! —¡Sí! —gritó alzando sus brazos. —¡Sí! ¡Un lugar más grande para limpiar y ordenar! —dijo Craig con ironía. —Jaja. Ese departamento no es tan grande. —¡Terminé! —dijo Siel, corriendo a sacar juguetes de una caja. —No debiste comprarle tantos juguetes, Craig. No termino jamás de recoger todo. —Lo sé, ya estoy harto de pisar Legos. —Jaja. Por cierto, Craig, ¿para qué compraste tanta carne? —Para hacer una barbacoa cuando nos mudemos, obvio. ¿Para qué crees que invité a todos? —Está en el tercer piso, ¿cómo pretendes hacerla? Craig buscó una fotografía en su celular, le mostró una casa pequeña, con un antejardín cubierto de césped y una cerca de madera. —¿Te gusta esa casa? —Sí, se ve acogedora. —Me la ofrecieron cuando fui a firmar por el departamento. —Quizá más adelante podríamos buscar algo así. —Ya la pagué, no fue tanta la diferencia. Tweek soltó su pan y se abalanzó a abrazarlo, botando la taza con café que sostenía Craig. —¡Mierda, Tweek! ¡Mi café! —Craig. —Tweek se sentó sobre su regazo, abrazándolo—. ¿Crees que seremos felices? —¿Por qué no lo seríamos? —No sé, todo pasó tan rápido y tú no tienes ninguna obligación con Siel. Si algún día te hartas de la situación, lo voy a comprender. —Tweek, trabajo para ustedes, vendí mi departamento para pagar un lugar donde estemos cómodos los tres, compré un auto solo para llevarlos a ustedes al hospital, ya que les encanta romper cosas, cortarse y recibir puntadas —dijo señalando una herida terminando de cicatrizar en la mano de Tweek—, ¿te parece que quiero dejarte? Además, tal como lo dijiste en el hospital, yo tampoco estoy dispuesto a perderte de nuevo. Tweek lo abrazó con fuerza. —No te merezco. —Claro que no, soy un ángel. —Un lindo y delicioso ángel —dijo Tweek, besando su cuello. —¡Cochino! —gritó Siel, viéndolos desde la habitación. —Necesitamos urgente un lugar más grande —dijo Craig, molesto. —Jaja. Solo tres días más. Finalmente, se mudaron a la nueva casa y acomodaron todo. La tarde del sábado, llegaron Tricia con sus padres y después Tolkien con Nichole. Craig preparaba la carne junto a Tolkien, mientras el resto conversaba, reunidos alrededor de una gran mesa en el patio. —¿Dónde está Siel? —preguntó Tricia. —En su habitación, no ha querido salir de ahí desde que llegamos, está fascinada con el castillo de princesas que ustedes le regalaron —respondió Tweek. —¡Iré a verla! —dijo levantándose, emocionada. —¡Mentirosa! ¡Quieres ir a jugar! —gritó Craig. —¡Tú cállate! —gritó entrando a la casa, enseñándole el dedo medio. —¡Ya eres adulta! —gritó enseñándole el dedo medio. Tweek fue junto a Tolkien y Craig. —Esa carne ya tiene suficiente sal, Craig. —No, le falta —dijo poniéndole más. —¡No! ¡No quiero hipertensión! ¡Y tú tampoco! —dijo arrebatándole la sal, llevándosela a la cocina. —¿Aún no entiendes cómo funciona, Craig? —preguntó Tolkien—. Solo asiente y te callas. —Jaja. Aquí el que manda soy yo. —¿De verdad? Ve a buscar la sal. —No, ya tiene suficiente. —Jajaja. Amigo, estamos jodidos. Más tarde, se reunieron en la mesa a comer. —¿Ya hiciste la solicitud para quedarte con ella, Tweek? —preguntó la madre de Craig. —Sí, ya está todo en marcha. Me advirtieron que va a tardar, solo espero que lo acepten. —Claro que sí —dijo Nichole—. En cuanto su mamá vuelva, Tolkien se va a encargar de que no pueda escapar, ¿no es así? —Si, mi amor. —Quiero agradecerle a ambos. Nichole, gracias a tu testimonio sobre el estado de Siel, cuando su mamá vuelva por ella, la van a mantener bien vigilada. Y Tolkien, gracias a tu testimonio, ahora es legalmente mi hija. —¡Genial! Ahora tienes que pagar manutención. —Tolkien palmeó la espalda de Tweek, alzando su cerveza. —Lo sé... lo sé. —¿Y qué aprendimos de esto? —preguntó Tolkien. —Que los hijos siempre llegan para mejorar tu vida —respondió Tweek. —¿Qué? ¡No! Si tienes hijos, huye lo más lejos que puedas y fíjate antes de cruzar la calle para que no te atrapen.  

FIN

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