Fin
Adiós
10 de junio de 2025, 6:45
Días más tarde, Tweek terminaba de ordenar la cafetería, cuando Tricia entró, ignorando el letrero de cerrado en la puerta, cargando una considerable cantidad de hojas impresas.
—Disculpa, Tweek, ¿puedo poner esto en tu puerta? —preguntó mostrándole una hoja.
Tweek notó en la hoja la fotografía de Craig en su forma felina y se quedó en silencio.
—Por favor, mi gato lleva muchos días desaparecido.
—Tricia, no sé cómo explicarte esto. Ven conmigo.
Tweek dejó sus quehaceres, cerró la cafetería y salió camino a casa, seguido de Tricia.
—¿Adónde vamos, Tweek?
—A mi casa, necesito que veas algo, pero adentro te explicaré todo —aseguró sacando la llave.
Al entrar a la sala, Tweek bajó sus hombros con fastidio, al ver a Craig sentado en el suelo, que destrozaba un block de notas a mordidas y escupía los pedazos a un lado.
—Te dije que no lo rompieras.
—Lo siento —dijo soltándolo y luego desvió su mirada a Tricia, tras Tweek.
Tricia lo miró con atención, mientras Craig la observaba en completo silencio.
—Tricia —dijo Tweek—, él es...
—Craig —terminó de decir Tricia.
Tweek se volteó a verla, mientras esta observaba a Craig con atención.
—Lo siento, quise decir, que tiene los ojos como Craig, nunca había visto a nadie con los ojos amarillos.
—Es mejor que te sientes, traeré café —dijo retirándose a la cocina.
Tricia se sentó en el sofá, mientras Craig se ponía de pie, llevándose el block de notas a la boca, momento en que Tweek regresó y le entregó una taza con café a Tricia. Le quitó el block a Craig y este se fue a sentar en el suelo, junto a las piernas de Tweek.
Le explicó toda la situación a Tricia, mientras Craig se mantenía en silencio, sentado en el suelo, con su cabeza apoyada sobre el regazo de Tweek.
—Espera, espera, entonces, ¿me estás diciendo que ese chico de ahí es mi gato?
—Aunque te cueste creerlo, sí, es Craig.
—Supongamos que es así, pero ¿no crees que me habría dado cuenta de que era un vampiro? ¿Cómo explicas que comía comida de gato y no sangre?
—No la comía —intervino Craig—. Tricia, cada vez que me dabas comida, la tiraba por la ventana y supongo que algún gato callejero se la comía.
—Tweek, si esto es una broma, no me está gustando, de verdad quiero encontrar a mi gato. Él solo salía por las noches y está esterilizado, así que no podría haber escapado, siempre regresaba.
—No es cierto, él tiene... todas sus partes —dijo Tweek, apartando la mirada.
—Sí, porque mi papá dijo que era cruel castrarlo y privarlo de aparearse, por eso la veterinaria solo le hizo una vasectomía, así que está esterilizado.
—Recuerdo ese maldito día —intervino Craig—, me pusieron esa cosa ridícula en la cabeza y no podía ni ver, chocaba siempre con el umbral de la puerta de tu habitación.
Tricia dejó de beber su café, observando a Craig.
—¿Cómo sabes eso?
—Porque soy Craig.
—No, eso no es posible —dijo entre una risa nerviosa.
Tweek se levantó a buscar en un cajón cercano y sacó el pequeño chullo.
—Es Craig —aseguró entregándoselo a Tricia.
—Pero... Le tenías mucho miedo —comentó mirando a Craig.
—Me di cuenta de que no era tan malo, además, no quería irse de aquí.
—Pero no entiendo, ¿cómo es posible que se transformara en humano?
—Según lo que entendí del murciélago, cuando se alimentan de alguna especie que no les corresponde por naturaleza, adoptan la forma de la especie. Craig se alimentaba de la sangre de ratas, que técnicamente, es lo que comen los gatos, pero al alimentarse de mí, adoptó mi forma, pero no sé cómo hacer que vuelva a ser gato, quizá si vuelve a beber sangre de una rata...
—No quiero volver a ser gato —interrumpió Craig, poniéndose de pie—. Ya te dije que quiero quedarme aquí, contigo.
—Pero, Craig, ella es tu dueña.
—Dijiste que los humanos no tienen dueños.
—No, no tenemos dueños, pero Tricia era tu dueña.
—A ver, esperen —intervino Tricia—. Craig, ¿de verdad quieres quedarte aquí?
—Sí —aseguró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. También te extraño, pero quiero estar con él.
—Sigo sin creer por completo toda esta locura, pero si quieres quedarte, hazlo, fuiste mi mascota por muchos años, realmente te voy a extrañar, pero también quiero que estés bien. Porque Tweek te va a cuidar, ¿verdad? —preguntó dirigiendo su mirada a Tweek.
—Lo prometo.
—¿Puedo venir a visitarlo a veces?
—Claro, eres bienvenida cuando quieras, sobre todo durante el día, se queda solo en casa y siempre que llego está rompiendo algo —dijo con fastidio.
—Craig es así, todo lo rompe —comentó entre risas.
Craig se sentó junto a Tricia y la abrazó, intentando contener sus lágrimas.
—Te voy a extrañar —dijo entre sollozos.
—Fuiste la mejor mascota de la vida, me habría gustado saber que sí eras un vampiro como pensaba de niña —dijo abrazándolo.
Luego de un rato, Tricia tomó las hojas impresas y se levantó para irse a casa, antes de salir, se volteó a ver a Craig y Tweek que permanecían tras ella.
—Cuídalo, ¿sí? Es el mejor gato del mundo —dijo abrazando a ambos.
—Adiós, Tricia —dijo Craig, abrazándola.
—Adiós, Craig.
Antes de cerrar la puerta, se detuvo, mirando a ambos.
—Esperen, ¿están en una relación gay o algo así?
—Sí —dijo Craig.
Tweek solo desvió su mirada a un lado.
—¡Menos mal que no lo castramos! —comentó entre risas, cruzando la calle de camino a casa.
—¿Por qué le dijiste que sí? —preguntó Tweek, cerrando la puerta.
—¿No lo estamos? Después de que nos apareamos dijiste que eso era gay, cambiaste de color y nos apareamos de nuevo, después tú me...
—Ah, ya cállate —reclamó con fastidio, yendo a su habitación.
—¿Entonces no tenía que decirle? —preguntó Craig, entrando a la habitación.
—¡No! No tienes que decirle a nadie.
—¿Por qué?
—Porque... Por... Aún no. ¡Solo no lo digas! —reclamó recostándose sobre su cama.
Craig se recostó a su lado, apoyándose sobre el vientre de Tweek, mientras este acariciaba su cabeza.
—¿Cómo crees que le esté yendo a Butters con Kenny?
—No sé, solo espero que no regrese.
—Me alegro de que encontrara un hogar, ser callejero debe ser horrible. Supongo que por eso aceptó transformarse.
—No me interesa Kenny.
—Eres muy territorial —comentó entre risas.
—¿Ya nos vamos a aparear?
Un golpe seco en la ventana interrumpió la conversación.
—Creo que llegó Clyde a visitarte —dijo levantándose a abrir la ventana.
Al abrirla, Clyde entró sosteniendo una cobaya de pelaje blanco y manchas café con sus patas.
—Gatito, creo que tengo la solución, traje una cobaya —dijo soltándola sobre la cama.
La cobaya corrió a esconderse, subiendo al regazo de Craig, asustada.
—¡¿Qué?! Te dije que no quería más ideas tontas —reclamó Tweek—. ¡¿Ahora a quién mierda trajiste?!
—Una cobaya, ¿que no pones atención?
—Ya no quiero, Clyde —interrumpió Craig, mirando a la cobaya.
—¿Por qué no? —preguntó molesto—. ¿Sabes cuánto tuve que volar para traerla hasta aquí? ¡Y pesan más de lo que parece!
—Te lo agradezco, pero ya no quiero, me voy a quedar así, aquí, con Tweek.
Clyde miró a ambos, ofendido y voló hasta el marco de la ventana.
—No vuelvan a pedir mi ayuda —regañó antes de alzar su vuelo—. Humanos de mierda, me esforcé para nada.
—¡Pero llévatela! —gritó Tweek, asomándose por la ventana, siendo ignorado por Clyde que pronto se perdió entre la oscuridad.
Tweek se volteó a ver a Craig y la cobaya.
—¿Y ahora qué hago con eso? ¿Es un vampiro también?
—No, es una cobaya normal —dijo alzándola para verla—. Clyde dijo que los herbívoros no pueden ser vampiros.
—¿Entonces cómo era esto una solución?
—No lo sé.
—Pero no quiero más animales, ni vampiros, ni humanos, ni nada.
—Podría ser nuestra mascota.
—¿Y dónde la dejo? Dile que se la lleve.
—Oh, vamos, es bonita —dijo mirándolo con tristeza.
Tweek suspiró con fastidio, cerrando la ventana.
—Que sea lo último, Craig. Solo seremos tú, yo y esa cobaya, no quiero más sorpresas.
—Bien —dijo acariciándola en la cabeza—. Mañana le compras todo lo necesario.
—¿Tú crees que el dinero crece en los árboles?
—¿Y de dónde lo sacas?
—Trabajando, eso salgo a hacer todos los días.
—Entonces trabaja más.
—Ah, claro, que fácil.
—Pues sí.
Tweek despeinó su cabello con molestia, sentándose en la cama junto a Craig, apoyándose en su hombro.
—¿Sabes, Craig? A pesar de todo, no me arrepiento de que estés aquí.
—¿Entonces ya te quieres aparear? —preguntó Craig, apoyando su cabeza sobre la de Tweek.
Tweek sonrió con diversión y se incorporó.
—¿Así será nuestra vida, Craig? ¿Yo me voy a dedicar a trabajar mientras tú te quedas esperándome en casa, te alimentas de mí y solo me vas a pagar con sexo todas las noches?
—Sí —dijo poniendo a la cobaya en el suelo.
Craig se recostó sobre la cama, extendiendo sus brazos a Tweek, quien se montó sobre él, comenzando a besarlo, pero pronto Craig lo interrumpió, sosteniendo el rostro de Tweek con ambas manos.
—¿Ahora sí nos vamos a aparear?
—Cómo adoro a mi vampiro calenturiento —aseguró besando su cuello.