Frutas en la nieve

Gabrielle estaba leyendo un libro en el sofá de la sala de la Mansión Blue. Su esposo George por su parte estaba en el laboratorio trabajando en otro proyecto. George le había comentado de aquel proyecto con anterioridad. El proyecto en cuestión en el que George estaba trabajando no estaba destinado a ser un producto para venta en “Weasley & Weasley”, no; el proyecto en el que estaba trabajando George, era por gusto personal.   George le había contado que estaba experimentando con un espejo que compró en una tienda muggle. A dicho espejo le había aplicado un montón de hechizos, ya que él quería ver cosas que no se mostraban en el mundo donde ellos vivían.   Pasaron varias horas, hasta que a las 3 de la tarde, salió George del laboratorio sudado. George se dirigió a la sala donde se encontraba Gabrielle.   Gabrielle al percibir que George se estaba acercando a ella, ella se puso de pie y dejó el libro en el sofá.   —Extrañé verte amor —declaró George mientras abrazaba a Gabrielle.   —Me viste en la mañana Geoge —dijo Gabrielle con una pequeña sonrisa—, ¿tuviste avances con tu pgoyecto?   Una sonrisa se presentó en el rostro de George. Gabrielle y George se separaron un poco, no obstante, seguían en el espacio personal del otro. George le acarició la mejilla a Gabrielle.   —Sí —respondió George eufórico—. Encontré una gran cantidad de mundos alternos que pude ver a través del espejo.   —Oh, ¿y en todos estamos juntos? —preguntó impulsivamente Gabrielle.   George hizo una mueca muy comunicativa.   —No —comenzó diciendo George, para luego dar una pausa—. En la mayoría de los mundos alternativos, estoy casado con Angelina —pareció que George se esforzó en decir lo último con el mayor tacto posible.   Gabrielle metió los labios dentro de la propia boca de ella, como si hubiera chupado un limón. Esa respuesta no le gustó a Gabrielle.   —¿Hay otgos mundos altegnativos dónde estés junto con otga chica que no sean ni Angelina ni yo? —preguntó Gabrielle con curiosidad a pesar de que la posible respuesta no le fuera a gustar.   —Sí —se limitó a responder George.   —¿Quiego sabeg quienes son esas chicas? —volvió a preguntar Gabrielle con curiosidad.   George ladeó la cabeza varias veces.   —No Gabrielle, créeme, no quieres saberlo —dijo George mientras la observaba.   Gabrielle se sintió rara al ver cómo él la estaba mirando. Parecía que George estaba viendo a un animalito herido.   —Pero… —comenzó diciendo George con una sonrisa—. Lo que sí te puedo contar, es que encontré otros mundos alternativos dónde tú y yo estamos juntos. Son varios. Hay mundos alternativos dónde tú y yo tenemos muchísimos hijos…   Gabrielle sonrió ante lo que estaba diciendo George.   —Hay mundos alternativos donde tenemos solo dos hijos, hay otros en los que no tenemos ningún hijo. En muchos de esos mundos alternativos donde estamos juntos, por supuesto que estamos casados. Hay otros dónde a pesar de no estar casados, seguimos estando juntos —continuó hablando George—. Y no sé si debería decirte esto —dijo George con una mueca—. Hay un mundo alternativo donde engaño a Angelina contigo.   Ante lo que dijo George, Gabrielle sintió un sentimiento agridulce en su interior.   —Este mundo es mi favorito, porque en este, estoy aquí contigo ahora mismo —dijo George para luego darle un beso en la boca a Gabrielle con ternura