15. Matrimonio a la velocidad de la luz
24 de mayo de 2025, 1:33
Año 2005.
Todo pasó tan rápido, Gabrielle acompañó a George en el departamento de él. Gabrielle solo se limitó a hablar con él, y hacerle compañía. George le había servido a Gabrielle una copa de Whisky de fuego en la cocina, copa a la cuál Gabrielle no le había dado ningún sorbo. Al parecer George, agarró tanta confianza con el alcohol, que le empezó a confesar muchas cosas íntimas, cosas íntimas para las cuales, Gabrielle no creía tener respuestas completamente certeras, así que, con su, desde su punto de vista, conocimiento limitado actual sobre empatía, y amabilidad, ella trató de dar las mejores respuestas breves posibles.
Entonces en una de esas, George le dijo la cosa más inesperada e impulsiva que se le hubiera ocurrido a Gabrielle.
—Hay que casarnos —dijo George con una voz rara, voz rara producto del alcohol.
—¿Qué? —preguntó Gabrielle incrédula.
—Sí, hay que casarnos —dijo George más decidido que antes.
—Geoge, cgeo que debeguías gueplanteag las decisiones que quiegas tomag, pego cuando estés sobgio —replicó Gabrielle alarmada.
A Gabrielle le gustaba mucho George, le gustaba hablar con él, pasar tiempo con él, inclusive habían tenido sexo antes con ambas partes sobrias, siempre con ambas partes sobrias, a petición de Gabrielle. Sí, a Gabrielle le gustaba George, a veces cuando Gabrielle estaba sola en su cuarto, se ponía a imaginar cómo sería una vida de casada con George Weasley, pero Gabrielle prefería la idea de casarse con un George sobrio, no casarse con un George ebrio.
—No, ya tomé mi decisión —dijo George mientras le agarraba la mano a Gabrielle.
Gabrielle peló los ojos y se alarmó, esperaba que George no hiciera lo que ella sospechaba que él quería hacer. Gabrielle cerró los ojos y gritó, Gabrielle percibió como su propio grito producía eco, Gabrielle sintió una fuerte presión en todo el cuerpo. Gabrielle abrió los ojos. George y Gabrielle ya no se encontraban en el departamento de George, ahora se encontraban en frente de un edificio imponente con pilares.
Gabrielle se soltó de la mano de George.
—Geoge, ¿dónde estamos? —preguntó Gabrielle alarmada, mientras caminaba en círculos alrededor de George, mirándolo de pies a cabeza, para asegurarse de que él no hubiera sufrido alguna despartición.
—En el registro de magos cariño —respondió George siguiendo con la mirada a Gabrielle.
—¿En el gegistgo de magos? —preguntó Gabrielle.
—Ya sabes amor, para casarnos —dijo George con una sonrisa.
—No puede estag abiegto hoy Geoge, es sábado y son las 10 de la noche —replicó Gabrielle con incredulidad.
—No, sí está abierto —dijo George mientras le volvía a agarrar la mano a Gabrielle—, aquí trabajan las 24 horas del día.
Entraron al edificio, Gabrielle notó que había varias ventanillas en el registro de magos, al lado izquierdo.
Gabrielle miró el cartel que estaba arriba de las ventanillas, y se alivió, era obvio que George y ella no podrían casarse esa noche, porque, para empezar, para poder casarse, se debía pagar cierta cantidad de galeones, cantidad de galeones que estaba segura Gabrielle, que George no tenía en esos momentos a la mano, porque la decisión de casarse había sido muy impulsiva, y ni se había molestado él, en ir a buscar galeones en la pequeña caja fuerte que él tenía, en el departamento.
—Qué lástima Geoge, no vamos a podeg casagnos —dijo Gabrielle con falsa aflicción.
—¿De qué hablas cariño?, aquí tengo los galeones —dijo George con seguridad, golpeando varias veces uno de los bolsillos de su pantalón.
Gabrielle no escuchó el tintineo característico de las monedas, así que ella llegó a la conclusión de que la borrachera de George, le había nublado el juicio. George se acercó a una de las ventanillas, la chica que atendía a George, le pidió la cantidad de galeones correspondientes para su trámite. Gabrielle quería, y al mismo tiempo no quería, ser testigo del momento incómodo por el que pasaría George al no traer galeones con él, no obstante, George sacó de uno de los bolsillos de su pantalón, una enorme bolsa llenos de galones, que le dio a la chica de la ventanilla.
Gabrielle abrió la boca de incredulidad. La chica de la ventanilla le devolvió el cambio a George y el comprobante de pago. George y Gabrielle se sentaron en unos asientos que había en la sala de espera.
—Geoge, ¿pog qué no se escuchaba el tintineo de las monedas en tu bolsillo? —preguntó Gabrielle con curiosidad.
—Bueno cariño, descubrí hace tiempo, que tener a tus monedas tintineando en el bolsillo del pantalón, te hace un blanco fácil para los ladrones —dijo George con una mirada distraída, para luego guiñarle el ojo a Gabrielle—, es mejor tener un hechizo en los bolsillos del pantalón, para que amortigüen el ruido de las monedas.
La recepcionista que estaba frente a ellos, prontamente los llamó, y una de las puertas que estaban detrás de la recepcionista, se abrió, la recepcionista les dio la indicación de que pasaran a la oficina que estaba con la puerta abierta.
Bien, Gabrielle podría salir corriendo rápidamente de ese lugar, dejando a George a su suerte, pero eso provocaría una escena, y maman la había educado para que no provocara escenas, a menos que fuera estrictamente necesario, ¿esta situación podría clasificarse como estrictamente necesaria?, Gabrielle quería casarse con George sobrio, no ebrio. Gabrielle tenía miedo de que, al otro día, George mostrara arrepentimiento, aunque en el pasado hubiera hablado con ella, sobre cómo veía a los dos, viviendo juntos como un matrimonio.
Cuando Gabrielle se puso de pie, George también lo hizo, Gabrielle ni siquiera pudo dar un paso atrás, porque George la agarró de la mano, y la guio a la oficina que les había indicado la recepcionista.
El señor que los atendió dentro de la oficina miró a Gabrielle con un pequeño brillo en sus ojos; Gabrielle llegó a la conclusión de que ese señor estaba siendo afectado por su “belleza de veela”. Que ese señor estuviera siendo afectado por la “belleza de veela” de Gabrielle, no quitó el hecho, de que Gabrielle sintiera las miradas juzgadoras de ese señor hacia ella. Gabrielle estaba segura de que ese señor estaba convencido, de que Gabrielle había usado varias tácticas con el fin de que George se casara con ella, ese señor estaba muy equivocado.
Gabrielle debía pensar en algo para impedir casarse, ¡espera un momento!
—Disculpe señog, ¿Qué no es necesaguio testigos paga que Geoge y yo nos podamos casag? —preguntó Gabrielle esperanzada.
—Después de la segunda guerra mágica, varios magos y brujas de sangre pura, decidieron casarse en secreto con magos y brujas mestizos, y con unos que otros magos y brujas hijos de muggles. Debido a sus deseos de casarse en secreto, se hicieron modificaciones a los requisitos para poder casarse —respondió el señor que los atendía, con aburrimiento evidente en su voz.
Gabrielle creyó entender entre líneas, que algunos magos y brujas de sangre pura, con el fin de poder casarse en secreto, soltaron dinero para que se pudieran modificar los requisitos. Bien, parecía que muchas cosas le estaban jugando en contra a Gabrielle. Esa misma noche, evidentemente ella se casaría con George.
El señor que los atendía les pidió que se acercaran a la mesa, en la que él estaba al lado de pie, Gabrielle y George se acercaron al otro lado de la mesa, George y Gabrielle estaban frente el señor que los atendía, con una mesa de distancia entre ellos.
El señor les deslizó una hoja, que era el acta de matrimonio, dos botes de tinta, dos plumas, dos agujas y un lector de huellas mágico. El señor les dio varias indicaciones de lo que tenían que hacer. George y Gabrielle se turnaron para poner su dedo pulgar en el detector de huellas mágico; posteriormente, George y Gabrielle se turnaron para firmar en el apartado correspondiente el acta de matrimonio; luego, agarraron cada uno, una aguja, y se pincharon el dedo pulgar. George fue el primero en presionar su dedo pulgar que sangraba, sobre el apartado correspondiente del acta de matrimonio, después fue el turno de Gabrielle. La sangre de ambos funcionó como un remplazo de tinta. Gabrielle vio como los espacios en blanco del acta de matrimonio, donde debían ir los datos de los novios, se llenaron solitos con magia. Al parecer con que solo los novios firmaran y estamparan su pulgar con sangre, en el acta de matrimonio, la misma acta de matrimonio, era capaz de recabar datos de los novios y rellenarse solita.
El señor que los atendía agitó su varita mágica, y con unas palabras en latín, le sacó varias copias al acta de matrimonio, les entregó el acta de matrimonio original, y los despidió con un: “adiós señor y señora Weasley”.
Gabrielle salió de aquella oficina junto con George, aturdida, ¡esa misma noche se había casado con George!, mientras George y Gabrielle pasaban al lado de una pared, entre tanto se dirigían a la salida del edificio, del registro de magos, Gabrielle se percató de que había un escarabajo muy molesto, volando cerca de ellos, Gabrielle frunció el ceño. Hace muchísimos años atrás, cuando su padre, invitó a un amigo para platicar en la mansión Delacour, amigo que era un magizoólogo, Gabrielle tuvo la desafortunada ocurrencia de decirle a su padre, que había pisado por accidente a un pixie, frente ese amigo magizoólogo de su padre. Aquel magizoólogo le dio una cátedra a Gabrielle, de aproximadamente dos horas, sobre cómo todas las criaturas mágicas y no mágicas, eran importantes porque cumplían una función en el ecosistema, y que ella no podía estar dañando criaturas a diestra y siniestra. Después de esa cátedra, Gabrielle hizo su esfuerzo para evitar dañar criaturas por accidente, mirando al suelo y a sus alrededores, pero solo porque a Gabrielle le dio la impresión, de que, si no lo hacía, aquel magizoólogo la hechizaría por venganza.
Con lo anteriormente mencionado, Gabrielle intentó ignorar al escarabajo que volaba muy cerca de ellos, pero ese escarabajo le parecía muy molesto a Gabrielle. También era como si la intuición de Gabrielle le indicara, que era una buena idea aplastar ese escarabajo, ¿o es que ella estaba buscando una pobre excusa, solo para eliminar aquel insecto?, George parecía que solo le estaba poniendo atención a lo que sus ojos miraban al frente, no estaba volteando ni a la derecha, ni a la izquierda, tampoco su mirada la estaba dirigiendo a sus alrededores, solo al frente. Bien, como George no le estaba prestando una escrupulosa atención a Gabrielle, ella simplemente podría aplastar con su mano aquel molesto escarabajo. Y eso fue lo que hizo Gabrielle, en un momento en que ese molesto escarabajo, estuvo en medio de Gabrielle y la pared, Gabrielle aplastó ese escarabajo con la mano rápidamente.
Al salir de aquel edificio, un nuevo miedo invadió a Gabrielle, ¿Cómo reaccionarían Fleur, y Molly Weasley, al enterarse que, George y ella se habían casado, sin haberle avisado a ningún miembro de la familia, y sin ningún testigo?, ¿Cómo reaccionarían ante el hecho de que, George y ella se habían casado, sin ninguna fiesta de matrimonio de por medio?, ¿Qué simplemente ellos fueron al edificio de registro para magos, y listo, se habían casado?