La magia está alrededor

El descaro de Gabrielle había sido vergonzoso en el año 2004. Un fin de semana en que los Weasley habían hecho una fiesta en la Madriguera y Gabrielle estaba de visita en Inglaterra para ver a su hermana y sobrinos, pues también fue a la fiesta. En el exterior de la Madriguera, Gabrielle había divisado a George y se acercó para hablar con él; si quitabas las vibras deprimentes a un lado que George emanaba, era divertido y agradable hablar con él. Estuvieron hablando un rato. Gabrielle notó el vacío en los ojos de George. Fleur se acercó a ellos, apartó a Gabrielle de George, y posteriormente Fleur guió a Gabrielle a un lugar apartado de todos los demás. Fleur regañó a Gabrielle por el descarado coqueteo que implementó al hablar con George. Fleur le informó a Gabrielle que George seguía de luto por la muerte de Fred. Gabrielle en silencio se cuestionó el motivo por el que George seguía de luto por la muerte de su hermano, luego Gabrielle se golpeó ligeramente la frente al darse cuenta de lo poco empático que había sido pensar eso. Fleur dejó sola a Gabrielle, porque ella debía ver a Bill y a los niños. Bueno, Fleur le había dicho a Gabrielle que dejara de coquetear con George, no que dejara de hablarle, una laguna estaba presente ahí.

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Gabrielle siguió manteniendo el contacto a través de cartas con George. Cada cierto tiempo, George llegaba a Francia e invitaba a Gabrielle a citas. Iban a restaurantes mágicos; a los parques muggles convencidos de que con sus vestimentas podrían engañar a los muggles, haciéndoles creer que eran como ellos; e inclusive se habían aventurado a los cines muggles. Un fin de semana estaban los dos en un parque francés caminando. —Haces mi soledad más llevadera —admitió George a Gabrielle. A veces solo se limitaban a darse compañía en vez de hablar, y eso a ninguno de ellos le molestaba. Llegaron al punto en el que de modo legítimo, se preocupaban el uno por el otro.