ID de la obra: 221

457 jugadores

Slash
NC-21
En progreso
2
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 10 páginas, 3 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

3. Hermanos Hwang

Ajustes de texto
In-ho se tomó un tiempo para fumar un cigarro contemplando a Gi-Hun inconsciente, semi desnudo y lleno de fluidos tanto propios como ajenos. Tampoco lo estaba disfrutando como hubiera querido, no quería ver así al hombre que admiraba tanto, pero confiaba en que estaría bien. Antes de darse la vuelta le dedicó unas palabras y le escupió, aunque no le cayó encima, la saliva quedó cerca de los tenis del menor. —Sólo quería que tuvieras una buena vida — se interrumpió a sí mismo con un carraspeo de garganta — debiste subirte al maldito avión. Se dio la vuelta para quitarse la gabardina negra y el guante que permanecía vistiendo su mano. Se había cambiado tan rápido tras la rebelión, que aún llevaba la camiseta con el 001 debajo del atuendo de El Líder, así que se la dejó puesta junto con el pantalón negro. Habían pasado varios minutos, sin duda lo que le había causado a Gi-hun era mucho más que un simple desmayo, pues cualquier otro ya habría despertado. La respiración del menor parecía atropellada, las cuerdas habían dejado marcas rojas en sus muñecas, así que lo desató y le quitó los horribles zapatos blancos, siempre se aseguraba de que fueran prácticamente desechables. Algunas marcas violetas y rojas comenzaban a vislumbrarse en los glúteos y muslos del menor, además de que alrededor de su cabeza había sangre suficiente para formar no un charco, si no muchos círculos coagulados. In-ho suspiró y trajo el botiquín. Lo primero que hizo fue ponerle pomada analgésica en la entrada de la intimidad ajena, además de que limpió la piel con una gasa húmeda de agua oxigenada, le subió la ropa interior junto con el pants verde. Después de eso lo puso boca arriba, había más sangre de la que podía imaginar. Dolía de solo verlo. Repitió el procedimiento de las gasas húmedas, pero también desinfectó la herida de su ceja y le puso una curación perfecta con una venda, la cara del menor ya estaba libre de sangre y tierra, pero quedaba algo más, el brazo y la bala. In-Ho se las ingenió para desnudar el brazo del menor y hacerle una curación. No había sorpresa de que era la herida más seria y profunda, así que tuvo que ponerle cicatrizante antes de vestirlo nuevamente. Se alejó un poco del cuerpo inconsciente del menor para no despertarlo, se aclaró la garganta y pensó en llamar a un guardia círculo para que limpiara el desastre, pero no quería exponer a Gi-hun y mucho menos mostrarse sin máscara, así que él mismo se encargó de retirar toda la basura y limpió todos los líquidos del piso. Finalmente se sentó con las piernas cruzadas en el suelo y esperó pacientemente a que su cautivo despertara. Sólo se quedó con la máscara a lado y un arma. Pasó bastante tiempo. Demasiado a decir verdad. El menor se sobresaltó e hizo una abdominal perfecta para quedar sentado, aún veía todo borroso y sentía dolor en tantas zonas del cuerpo que no sabía cuál era la peor, pero vio algo que para él parecía una esperanza: a su amigo frente a él. Por un segundo, creyó que Young-il había sido capturado igual que él, pero había algo que lo hacía dudar, estaba seguro de haber escuchado cómo le disparaban, además de que recordaba el lugar donde había sido maltratado, el menor estiró su cuello para ver mejor a In-ho, quien se quedó inmóvil, apenas golpeteando sus rodillas con sus dedos. —¿Young-il? — la voz de Gi-hun era la de un animal lastimado. Se restregó los ojos, pero no funcionó para aclarar la vista. Quiso incorporarse, pero el dolor interno se lo impidió y acabó en el piso. In-Ho se mantuvo quieto. Sin sonrisa, sin responder, sin intención de aclarar las cosas. Pronto las cejas de Gi-hun se alzaron al ver la máscara y los labios le temblaron, sus mejillas estaban restiradas y el cuello tensado, podría haberse roto un ligamento. Ya podía ver claramente, no sólo sus ojos se habían acostumbrado a la luz, si no que estaba herido por el engaño, jugó junto al sujeto que mató a su mejor amigo. El enmascarado incluso ensució lo que él había mantenido en duelo tras la muerte de Sang-woo. Quería vomitar. No podía ser cierto, pero lo era. El menor se revolvió en el piso hasta retroceder como si alejarse pudiera cambiar algo, pronto sintió una molestia en la garganta y tosió creyendo que era una flema, se recargó con ambas manos en el piso y tosió. No había sangre ni flema, estaba vomitando un líquido amarillo en el piso, era bilis, bilis de coraje puro y de no haber comido lo suficiente. In-Ho suspiró y deslizó su arma por el piso de la suite como si fuera un disco de hockey. La pistola terminó golpeando las rodillas de Gi-hun, quien miró hacia abajo, mantuvo sus ojos encima del objeto, inspeccionándolo, pensando otra vez en que se trataba de un juego, se preguntaba si sobreviviría nuevamente a la ruleta rusa así como hizo con El Reclutador. El mayor rompió el silencio. No había forma correcta de hacerlo, sabía que cualquier frase sería dañina, se acercó al menor y trató de buscarle la mirada, aunque aún había un mar de distancia entre ellos. —Tienes al líder de los juegos frente a ti, mátalo, Gi-hun A In-Ho ya no le importaba vivir en un mundo donde se había quedado sin familia y había roto la confianza de un hombre muy puro para ser real. Tampoco disfrutaba Los Juegos, vivía disociado la mayor parte del tiempo. Decenas de preguntas se peleaban dentro del cerebro de Gi-hun por ser la primera en dejarse escuchar, pero sólo una logró colarse hasta sus labios. —¿Por qué, Young-il? El menor estaba enojado, pero no le iba a dar al sujeto que tenía enfrente la satisfacción de asesinarlo. In-ho no respondió, sólo le dio dos datos al mismo tiempo. —Mi nombre es Hwang In-ho, lamento que Jun-ho no te haya dicho que sí vio mi cara cuando estuvo en la isla Las rodillas de Gi-Hun estaban palpitando. No podía ni pensar. Recordó el momento en que estaba en los baños del Motel Pink, volvió a escuchar la voz de Jun-ho “haciéndole creer” que El Líder y su hermano eran personas diferentes. Si todos sus planes habían fracasado, ahora sospechaba que incluso ese oficial de tránsito era quien había reportado que tenía un localizador en la muela. Desde el punto de vista de Gi-hun, los hermanos Hwang trabajaban juntos y lo habían traicionado. Su esfuerzo había sido en vano. Doblemente engañado, doblemente absurdo. Estaba todo tan arruinado que el acto de haber sido profanado momentos antes parecía algo sin importancia, secretamente había sentido placer en algún punto, incluso había satisfacción en las heridas porque al final sanaban y si estaba consciente es porque no se había desangrado, pero simplemente no había manera de verle un lado positivo a la mentira. Haber llegado tan lejos para nada era devastador. El menor estaba tan serio y con la mirada perdida que a In-ho le atravesó un pensamiento intrusivo ¿Acaso le había dejado un daño cerebral al azotarle la cabeza y ahora ya no podía hablar?, así que quiso comprobar que todo estuviera en orden y alzó un poco la voz. —¿Gi-Hun? En respuesta, Gi-hun no habló, sólo hizo un movimiento rápido para tomar el arma y apuntarla hacia el mayor, no quería que se le acercara, quitó el seguro de la pistola y lo miró directamente a los ojos. In-Ho asumió que el menor le dispararía. El pecho de  Gi-Hun subía y bajaba. Era mucho por procesar, la mano le temblaba con el índice sobre el gatillo, de un segundo a otro giró su codo y la punta del arma acabó en su sien, hundiendo la piel, sentía hormigas en la mano y sólo estaba seguro de algo: prefería morir antes de seguir vivo en un mundo donde alguien como El Líder fuera posible. De por sí era bastante atroz la existencia de los juegos. Incluso eligió irse sin pronunciar las últimas palabras, pero en su mente si hubo un pensamiento final. Lo siento, Ga-yeong. In-ho se aventó hacia enfrente. Direccionó la mano a la cabeza del menor, lanzándolo al piso. Quería cambiar el curso de las cosas. No tuvo tiempo de gritar, pero el disparo ya estaba hecho, la cabeza de Gi-hun terminó llena de sangre.
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)