Capítulo 4
Yo puedo hacerlo
La semana paso con tranquilidad, aunque Hermione no podía quitarse de la cabeza su último encuentro con Draco, se sentía culpable de haberlo juzgado de esa manera, si bueno seguía siendo un maldito odioso, pero de verdad está cambiado, desde que el año empezó realmente estaba cambiado. —¿«Velijerante» va con uve? —dijo Ron, sacudiendo la pluma entre los dedos y sin desviar la vista de su hoja de pergamino, Hermione salió de sus pensamientos concentrándose en su amigo—. Creía que iba con Be. —Va con be y ge —corrigió Hermione echando un vistazo a la redacción —. Y «augurio» se escribe sin hache. ¿Qué pluma estás utilizando? —Una de las de Fred y George con corrector ortográfico incorporado. Pero me parece que el encantamiento está perdiendo su efecto. —Ya lo creo —dijo Hermione, y le señaló el título de la redacción, le mostró todos los errores y sonrió al darse cuenta que solo era una broma de sus hermanos, así que se ofreció a corregirlo. —Te adoro, Hermione —murmuró Ron, y se recostó en la butaca frotándose los ojos, cansado. Hermione se ruborizó ligeramente, pero se limitó a comentar: —Que Lavender no te oiga decir eso. —No me oirá —masculló Ron—. O quizá sí… y entonces me dejará. Harry y Ron empezaron a tener una charla de como el pelirrojo debía terminar su relación, pero Hermione dejo de prestar atención, cuando en la redacción leyó algo sobre el encantamiento patronus y su mente voló nuevamente a Draco, recordando su insistencia en entender lo que se sentía conjurar uno. Un momento feliz. Draco debía tener alguno con el que logrará invocar el encantamiento no? ¡Estoy perfectamente bien! ¡No necesito tu lástima! Esas palabras rondaron por su cabeza. Déjame demostrarte que cambie. Esa frase la tenía dudando toda la semana, ¿dudar qué? ¡No podía confiar en Malfoy! —Aquí tienes —dijo la castaña entregándole su relación a Ron y volviendo a la realidad. —Muchas gracias. ¿Me prestas tu pluma para escribir las conclusiones? La castaña afirmó con la cabeza y le pasó su pluma quedándose perdía en el chico por unos segundos mientras esté escribía. ¡Crac! Hermione soltó un gritito, Ron manchó de tinta la redacción y Harry Exclamó: —¡Kreacher! El elfo doméstico hizo una exagerada reverencia y, con la nariz casi pegada a los deformados dedos de sus pies, dijo: —El amo quería informes regulares sobre las actividades del pequeño Malfoy, y Kreacher ha venido a… ¡Crac! Dobby, con un cubretetera torcido a modo de gorro, se apareció al lado de Kreacher. —¡Dobby también ha colaborado, Harry Potter! —exclamó, y le lanzó a Kreacher una mirada furibunda—. ¡Y Kreacher debería avisar a Dobby cuándo piensa ir a ver a Harry Potter para que así puedan presentar sus informes juntos! —¿Qué significa esto? —preguntó Hermione, aún sorprendida por sus repentinas apariciones y aún más el escuchar algo sobre Malfoy —. ¿Qué pasa, Harry? Harry vaciló porque no le había contado que los dos elfos debían seguir a Malfoy por orden suya; su amiga era muy susceptible en todo lo relativo a los elfos domésticos. —Es que… les pedí que siguieran a Malfoy —reconoció al fin. —Noche y día —precisó Kreacher con un gruñido. Hermione se alarmó, incorporándose de su asiento de golpe y con el corazón a mil, porque si eso era verdad si ellos lo habían seguido y ella… —A ver, ¿Han averiguado algo? —preguntó Harry y Hermione sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. —¡Por qué! ¡Para que! —casi gritó desesperada. —La sangre sucia sabe que hizo algo mal al acercarse al amo Malfoy —escupió con desprecio Kreacher. —¡Qué! —gritaron al unísono Harry y Ron. —Yo… no… —El amo Malfoy es quien ha estado molestando a la ama Granger… —¡Qué! —gritó nuevamente Ron levantándose de su asiento —¡voy a matar a ese Huron maldito! —No Ron cálmate —la castaña trato de calmar a su amigo tomándolo del brazo —él no me estaba molestando… —¡Por qué mierda hablas con el! —Solo estaba ayudándolo… nada más… —¿Ayudándolo en qué? —pregunto Harry ya más calmado. —Una tarea, es todo… juro que no es nada más, ni me hizo daño o algo así… —¡Si claro! Ahora resulta que Malfoy es bueno y tú le ayudas con sus tareas pero que te pasa… Ron estaba furioso, así que Harry decidió intervenir cambiando la conversación y averiguar lo que de verdad quería saber. —Dobby, dímelo. ¿Ha ido a algún sitio al que no debía ir? —¡Harry Potter, señor! —chilló Dobby, y en sus enormes y esféricos ojos se reflejó el resplandor del fuego—, el chico Malfoy no está violando ninguna norma, al menos que Dobby sepa, pero sigue interesado en evitar que lo detecten. Ha realizado visitas regulares al séptimo piso con varios estudiantes que montan guardia mientras él entra en… —¡En la Sala de los Menesteres! —comprendió Harry de pronto, y se dio en la frente con Elaboración de pociones avanzadas. Hermione y Ron se quedaron mirándolo—. ¡Ahí es donde se esconde! ¡Ahí es donde hace… lo que sea que hace! Y por eso desaparece del mapa. ¡Ahora que lo pienso, en el mapa nunca he visto la Sala de los Menesteres! —A lo mejor los merodeadores no sabían de su existencia —sugirió Ron. —Supongo que esa particularidad forma parte de la magia de la sala —Observó Hermione—. Si necesitas que no pueda detectarse, no se detecta. —Dobby, ¿has conseguido colarte y ver qué hace Malfoy? —No, Harry Potter, eso es imposible. Al igual que ciertas ocasiones en su habitación u otros lugares donde nuestro poder no puede ser usado. —¿En su cuarto? —hablo Hermione dudosa, —¿cómo Draco logra crear barreras para evitar que ustedes entren? —Oh eso no es cosa del señorito Malfoy, ese es un poder mucho más fuerte y antigua a la de los magos… —¿A qué te refieres con eso? —pregunto Harry. Dobby tienda la vista en el castaño, dudoso de hablar, pero Kreacher gruño mirándolo con advertencia. —Los elfos no podemos hablar de eso, nadie puede… —dijo finalmente con la cabeza agachada. Los tres amigos se miraron un instante ante la mirada y expresiones de aquellos dos elfos que era de terror, así que Harry decidió apartar ese tema y concentrarse en la sala de menesteres. —Entonces podré colarme y espiarlo. —Dudo que lo logres —discrepó Hermione mientras cavilaba sobre el asunto—. Malfoy sabía exactamente cómo estábamos utilizando la sala porque esa idiota de Marietta se chivó. Él necesitaba que la sala se convirtiera en el cuartel general del ED y en eso se convirtió. Pero tú no sabes en qué se transforma cuando Malfoy entra en ella, de modo que tampoco sabes en qué pedirle que se transforme. —Eso ya lo solucionaremos —dijo Harry quitándole importancia—. Buen trabajo, Dobby. —Kreacher también ha hecho un buen trabajo —comentó Hermione con dulzura; pero, en lugar de mostrarse agradecido, el elfo dejó de mirarla con sus grandes y enrojecidos ojos y, con voz ronca, dijo observando el techo: —La Sangre sucia le está diciendo algo a Kreacher; Kreacher fingirá que no la oye… —¡Basta! —le espetó Harry, y Kreacher hizo una última reverencia y se desapareció—. Tú también, Dobby. Vete y duerme un poco. —¡Gracias, Harry Potter, señor! —chilló Dobby alegremente, y también se esfumó. Harry se volvió hacia sus amigos. —¿Qué les parece? —les dijo exultante—. ¡Ya sabemos adónde va Malfoy! ¡Ahora lo tenemos acorralado! Solo tenemos que ver la forma de entrar. —Yo puedo hacerlo… —soltó Hermione tras varios minutos de silencio, haciendo que ambos chicos la mirarán —puedo ganarme su confianza… y… —¡Estas loca! —volvió a exaltarse Ron, pero Harry se mantuvo mirando a su amiga como pensándolo —¡Harry! No estarás pensando en la posibilidad de que lo haga… es una locura y… ¡No dejaré que Hermione se le acerque! Tú mismo lo dijiste puede ser un Mortífago y por lo tanto peligroso. —¡No es un Mortífago! —defendió Hermione. —¿Cómo lo sabes? —interrogo Harry —te mostró su brazo en alguno de sus encuentros… —soltó con molestia. —No —contestó la castaña mientras se levantaba —pero podría saberlo si ustedes me dejarán… —¡No! —gritó Ron Hermione soltó un bufido de frustración y luego miro a su otro amigo. Harry parecía estarlo pensando, como si la idea de Hermione no era tan descabellada, pero vamos era Malfoy nada bueno podía salir de eso y no arriesgaría a su amiga así. —Ron tiene razón… —sentencio el castaño —es muy peligroso y no te voy a exponer… yo averiguaré como entrar a la sala de menesteres y que oculta Malfoy ¡Y Tú mantente alejada de él! Hermione no reclamo más y se fue directo a su habitación sin siquiera despedirse. A la mañana siguiente los tres amigos a penas y se hablaron, Ron estaba histérico con la idea de que Hermione había tenido encuentros con Malfoy y por más que la castaña trato de disculparse y explicarle que no era nada de lo que se imaginaba, él simplemente no la escuchaba. Con Harry y Hermione la situación era parecida, la castaña no daba crédito a que su amigo no creyera que ella fuera capaz de ayudar con descubrir sus planes, así que después de la primera clase, cuando Ron se fue al campo de Quidditch a entrenar lo busco. —Harry… —Si vienes con la idea de tu plan Hermione mejor da media vuelta ya te dije que no… —¡Por qué! ¡Tan débil piensas que soy! Crees que no puedo hacerlo… —¡Malfoy es peligroso no lo entiendes! —Harry no exageres… no es… —Como estas tan segura… —Porque… porque estuvimos juntos y a solas varias veces y jamás me hizo daño. —¿A solas? Creí que le ayudaste en una tarea… —Bueno si… algo así… —¡Hermione! —No paso nada solo… confías en mi Harry… La castaña lo miro de manera severa y tras unos segundos Harry se rindió. —Si… —Bien entonces, créeme cuando te digo que puedo ganarme la confianza de Malfoy y descubrir sus planes. —¿Por qué? Porque tu insistencia con acercarte a él. —No lo sé… yo creo que esta diferente… él se comportó diferente conmigo… —Y si es una trampa… —insistió Harry incrédulo que su castaña amiga pudiera tan solo considerar la idea de que Malfoy pueda ser una buena persona —si solo te usa… —Pues lo usaremos primero… —argumento con intensidad sin saber a ciencia cierta la razón del porque lo quería hacer… tal vez la culpa por haberlo juzgado, rechazado o esa voz en su cabeza que le decía que ella lo podía cambiar. —¡Ron no lo permitirá! —sentenció Harry como último recurso para persuadirla. —Y por eso no se enterará… —el castaño miro indignado a su amiga, pero antes de que pudiera reclamar ella volvió a hablar —como si nunca le hubieras ocultado un secreto… —Que… no… yo… —Soy tu mejor amiga, ¿Enserio crees que no me di cuenta de cómo miras a Ginny? El rostro de Harry se tornó completamente rojo y fue incapaz de mirar a lao ojos de su amiga por la vergüenza, haciendo que la castaña soltará una pequeña risa. —No diré nada… Pero tú deberías hacerlo —hablo con su acostumbrada voz de superioridad, haciendo rodar los ojos a Harry. La chica estaba por irse, pero Harry la tomo del brazo. —¡Espera! —Hermione lo miro molesta, porque no quería que se negra más al plan, pero Harry resignado respiro antes de hablar —Lo haremos con una condición. —Bien, cuál… —Me dirás todo… todo lo que pase con Malfoy me lo contarás. Hermione dudo unos segundos en contestar, pues no sabía si debía exponer así a Draco, pero si estaba dispuesta a que su amigo confiara en ella, debía hacer lo mismo así que asintió.