ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
Finalizada
6
Tamaño:
246 páginas, 111.248 palabras, 67 capítulos
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No puedo perderla

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Capítulo 39 No puedo perderla

      

      

      Harry apareció en un condominio muy lujoso en Londres muggle, saludo al portero educadamente quien ya lo conocía muy bien y sin esperar ser anunciado llegó al departamento más alto y el más lujoso claro está. Una vez dentro se dejó caer en un gran sillón de terciopelo pasando su mano por el cabello alborotado.       —No sabes cuánto te odio —dijo Harry tras unos segundos en cuanto escucho pasos acercándose.       —Si me dejaras torturar a ese infeliz hasta la locura no tendrías tantos problemas —contesto Draco sentado frente a él, con un vaso de whisky de fuego en ambas manos. Le ofreció una a su amigo mientras la otra ya estaba llevándola a su boca.       Harry tomo el vaso entre sus manos saboreando lentamente el trago suspirando cansado.       —Si te informo lo que hace Hermione no es para que aparezcas y armes una escena Draco —reprocho el muchacho tratando de desviar el tema de su amigo, porque aún lo era, aún Harry tenía la esperanza de recuperar al Ron de antes, el gentil y valiente chico que conoció en Hogwarts.       —¡Lo intento Harry! Crees que es fácil para mí ver a la mujer que amo con ese bastardo manipulador…       —Me imagino que es igual de difícil que el saber que yo no puedo hacer nada porque ese bastardo como le llamas tiene a mi novia comiendo de su mano. Y es mi relación la que está en riesgo si tú haces algo imprudente.       —Yo sugerí matarlo, pero ¡No! San Potter no puede hacer nada ilegal.       Harry miro a Draco molesto por el apodo que aún seguía usando, luego rodó los ojos cansado.       —Matarlo no te servirá de nada, eso solo logrará que Hermione te odie más…       —¿Eso se puede enserio? —soltó con sarcasmo el rubio.       —Se que estás molesto Draco, pero tenemos que ser más inteligentes que Ron… mi relación está bastante frágil y tú ni siquiera tienes una. Una vez en la escuela de aurores será más fácil obtener información y encontrar a los padres de Hermione. Deberías entrar conmigo.       —Tengo cosas más importantes que hacer…       —Si, como quedarte aquí a embriagarme todos los días.       Draco sonrió de lado mientras una pila de libros y otros útiles aparecían en la mesa de centro.       —¡Regresaras a Hogwarts! —grito alarmado Harry —¡No! Olvidado, no lo harás.       —Crees que perderé la oportunidad de tener cerca a Hermione sin que esté rodeada de ese infeliz, lo siento Harry, pero esta vez no me quedaré de brazos cruzados.       —Cuando encontremos a sus padres…       —Harry yo confío en ti, enserio te considero uno de mis mejores amigos, pero ya no puedo esperar más. No ves que la estoy perdiendo… aunque sepa la verdad eso no me asegura que después de todo este tiempo me siga amando, ¡No puedo permitir que eso pase!       Harry miro a Draco con pena, se lo veía despertado, habían pasado meses buscando a los padres de Hermione. Después de que ella arremetiera contra el rubio por la explosión, Draco le contó la verdad a Harry. El asesinato si lo planeo él, pero cuando Theo saco a la castaña de la casa, Draco hizo lo mismo con sus padres llevándolos a otra casa de seguridad, para luego volver y provocar la explosión asegurado que no quedará ningún rastro de vida y que Voldemort pensará que los padres de la chica habían muerto. Pero cuando fueron en busca de estos para demostrar la verdad ellos ya no estaban y solo encontraron una carta de advertencia: Si hablas considéralos muertos.       Antes de que Harry pudiera decir algo Kreacher apareció en la sala mirando a Harry.       —La ama Weasley está en la casa —dijo el elfo rápidamente.       —Y apuesto a que está molesta —soltó Harry resignado y tras despedirse de Draco desapareció del apartamento para aparecer en Grimmauld Place y enfrentar a la pelirroja.       Ella estaba sentada en uno de los sillones de la sala de estar con su gran melena pelirroja cayendo por sus hombros.       —Hola —dijo Harry apoyado en el marco de la entrada. Ginny alzo la mirada con expresión fría.       —Creí que estabas aquí.       —Tenía cosas que hacer en el ministerio.       —Bien, entonces te dejo solo —Ginny se levantó dispuesta a irse, pero Harry la tomo del brazo.       —No quiero estar solo…       —Hermione está aquí, de seguro esa será una perfecta compañía para ti.       —Hermione siempre será una linda compañía… pero lo que yo quiero es estar con mi novia, la mujer amo. Pero ve con tu hermano a seguir insinuando cosas que no son, parece que ahora ese es su pasatiempo favorito.       Ginny soltó un grito de frustración al tiempo que Harry soltaba su agarre.       —¿Por qué sigues desconfiando de mí?       —No lo hago, es solo que Ron… me desespera, hemos pasado por mucho estos últimos meses, lo que menos quiero es discutir con él.       Harry miro a su novia con culpa, él sabía que se refería a la muerte de Fred, muerte que todavía pesaba en su mente, al igual que todas las vidas perdidas en la guerra.       —Perdón —dijo la pelirroja acercándose a Harry —sé que actuó precipitadamente y me dejó llevar de los celos de Ron…       Harry no la dejó terminar, se abalanzo a sus labios para empezar un profundo y necesitado beso.       —¿Te quedas? —preguntó Harry cuando la falta de aire los hizo separarse.       —Me encantaría, pero no creo que sea prudente, en la madriguera discutí con Hermione y acaba de ver a Malfoy después de meses… creo que ella te debe estar necesitando.       —¿Y eso no te molestas?       —¡Un montón! Pero es mi amiga, no puedo ser egoísta con ella.       Harry beso nuevamente con ternura a su novia—. Regresaré a la madriguera en cuanto pueda.       —Dejare mi ventana abierta —expreso Ginny con una sonrisa pícara mientras giñaba su ojo logrando que algo dentro de Harry despertara. Vio a Ginny alejarse, pero antes de desaparecer está preguntó.       —¿Crees que aún lo ama? A Malfoy…       Harry miro a su novia dudando de si podía ser sincero con Ron siempre metiéndose en su cabeza.       —Creo que… lo que ellos vivieron fue muy intenso… un amor así es difícil de olvidar.       

      Hermione se levantó apagando la alarma de su despertador, sentía su cabeza explotar y los ojos aún rojos por haber llorado toda la noche, a pesar de tener a Harry haciéndole compañía por unas horas se sentía abrumada por no tener control sobre sus sentimientos, haber visto a Draco le recordó lo mucho que aún lo amaba y se odiaba por eso.       Bajo a la cocina donde Kreacher le esperaba con un apetecible desayuno, escucho el sonido de la puerta de entrada y Harry ingreso a la cocina segundos después, se notaba cansado.       —¿Dormiste en la madriguera? —pregunto la castaña.       —Según los Weasley no —contesto el muchacho mientras comenzaba a devorar su desayuno.       Hermione miro con reprimenda a su amigo conociendo perfectamente las escabullidas del chico hacia la habitación de la pelirroja.       —Algún día los van a sorprender       —Cuando Ginny salga de Hogwarts le pediré que viva conmigo, así que ya no necesitaremos escondernos.       Hermione sonrió feliz por su amigo, aunque esa sonrisa duro poco cuando pensó en la idea de que Ron también quisiera eso.       —¿Nos vamos? —dijo Harry sacándola de sus pensamientos.       Hermione se levantó cuando acabaron de desayunar y estaban listos para ir a la estación Kings Cross, unos minutos más tarde ambos ya se encontraban en la plataforma 9¾. Tras una larga despedida entre Harry y Ginny y Ron con Hermione ambas chicas subieron al tren en busca de un compartimiento vacío. No tardaron mucho en encontrar uno donde ya Luna y Neville los esperaban. El viaje fue tranquilo y aunque Hermione y Ginny no toparon el tema de su discusión, parecía que lo habían dejado en el pasado, pues ahora ambas conversaban animadamente.       Cuando llegaron al castillo los ánimos empezaron a sentirse, todos veían emocionados el lugar que meses atrás había sido escenario de una gran matanza y ahora se veía hermoso. Ella mismo había presenciado como fue reconstruido pues se quedó ayudando junto con Ron quien decidió quedarse en vez de ir tras los mortífagos. Fue ahí donde se volvió a enamorar de aquel tímido y torpe Ron Weasley.       Cuando la ceremonia de los nuevos alumnos empezó, cuando el primer niño fue enviado a Slytherin la castaña no pudo evitar mirar a la mesa de las serpientes y fue ahí cuando lo vio. Draco Malfoy se encontraba sentado mirándola fijamente. El rostro de Hermione debió volverse bastante pálido pues Ginny la miró preocupada.       —¿Qué pasa? —pregunto fijando su mirada en la misma dirección que la castaña —¡Qué demonios hace él aquí!       Hermione no contesto mantenía los cubiertos apretados entre sus manos hasta que no lo soporto más. Bruscamente se levantó de su asiento saliendo a toda prisa del gran comedor. Solo pudo correr un par de pasillos alejados hasta que cayó rendida en el suelo si aguantar más las lágrimas que ya resbalaban por su rostro.       Otra vez se sentía desesperada, otra vez su corazón reaccionó a la simple imagen de aquel rubio. Aún lo sentía latir con fuerza impotente por las ganas de correr a sus brazos odiándose a sí misma por sentir algo como eso por el asesino de sus padres.       Un brazo rodeó su cuerpo mientras que el otro atrapaba delicadamente su cabeza para acunarla en su pecho. La fragancia tan varonil e imponente inundó sus fosas nasales.       —Estoy aquí —dijo una voz logrando calmarla, así que no se alejó, necesitaba ese abrazo, ese calor, sentirse cuidada como solo él lograba hacerlo.       
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