Capítulo 40 El enemigo
Pasaron al menos unos 30 minutos en los que Hermione se mantuvo en brazos de aquel muchacho, sacando su dolor. Cuando logro conseguir controlarse y las lágrimas parecieron secarse está de alejó un poco del él. —Gracias —dijo Hermione sin atreverse a mirarlo —de verdad lo necesitaba. —Siempre estaré aquí para ti, aunque me odies… yo te voy a cuidar. Hermione levantó la vista y Theo tomo el rostro de la castaña acariciando sus mejillas con suavidad. —Solo dime qué hacer… dime y haré lo que sea por ti… —No ha pasado ni un día y ya estás engañando a Weasley... Draco se encontraba de pie frente a ellos mirando fijamente dónde Theo sostenía el rostro de la castaña. Hermione se levantó rápidamente para quedar a su nivel. —¡Lárgate! —Los pasillos son libres Granger… así que puedo estar donde me venga en gana. —No por mucho —sentencio Hermione alejándose de ambos Slytherin. Recorrió los pasillos sintiendo su sangre hervir, estaba cansada de llorar, cansada de sufrir por un simple Mortífago que no merecía su pena. Llegó a la gran gárgola en el tercer piso y tras decir la contraseña está se abrió dando paso a una escalera de caracol de piedra en movimiento. Una vez dentro sin importarle el protocolo o la educación se acercó a grandes zancadas hacia la actual directora de Hogwarts Minerva McGonagall. —¡Cómo es posible que Malfoy este aquí! —Señorita Granger —exclamo asustada e impresionada de la actitud de su alumna. —¡Lo quiero fuera de aquí! —volvió a gritar molesta. —La invitación para culminar los estudios es para todos, el señor Malfoy está libre de cargos, el ministerio ya lo perdono. —¡Pues yo no! El mató a mis padres y usted quiere que lo olvide… —No estoy pidiendo que haga nada… la decisión de venir a Hogwarts es de cada uno, el señor Malfoy solo quiere dejar la guerra atrás, deberías considerar hacer lo mismo. —¡Sonriéndole a mis enemigos! —¿De verdad lo consideras tu enemigo? Los vi en la guerra y parecían todo menos enemigos. El cuerpo de la castaña se tensiono mirando con reprimenda a la directora—. Mis asuntos con Malfoy no son de su incumbencia. —No pretendo que lo sean señorita Granger —soltó con tono indignado McGonagall logrando que Hermione sintiera culpa y remordimiento hacia la profesora que tanto cariño le venido todos estos años—. Te considero más que una simple estudiante Hermione, siempre ha sido así. Solo quiero que no dejes que tu corazón se llene de odio y rencor cuando antes estuvo lleno de amor. Hermione suspiro conteniendo el dolor mirando por última vez a su directora, se alejó llegando a la escalera de piedra—. Me iré de Hogwarts mañana —sentenció la castaña antes de desparecer por las escaleras. A la mañana siguiente Hermione ya estaba con su equipaje listo apresurando el paso por los aún desiertos pasillos logrando un poco de calma a sus ya alterados nervios. —¿Te vas? Hermione detuvo su andar sujetando con fuerza los tirantes de su maleta, no giro, pero no fue necesario, Draco avanzó hasta ella de manera tortuosamente lenta mientras el aumento en la velocidad de sus latidos se hacía presentes provocándole nervios. Nervios por su presencia, —No tengo nada que hacer aquí —soltó la castaña tomando el último aliento de autocontrol que le quedaba. —Se lo que Hogwarts significa para ti, así que seré yo quien se va. —No debiste venir en primer lugar. —Tienes razón, yo y mi patético razonamiento creyeron que viniendo aquí lograría saber cómo la mujer que dijo amarme tanto ahora no puede permanecer ni un minuto a mi lado. —Asesinaste a mis padres… ¿Enserio esperabas menos? —Lo que yo esperaba era que tú me lo preguntas, que tuvieran un mínimo sentimiento de confianza en mí, pero no. Weasley es suficiente confiable… Decidiste que con su palabra era suficiente. —Eso no es cierto… —¡Jamás preguntase! Una carta… ¡¡Una puta carta!! Eso fue lo que recibí, llena de tu odio e insultos. Para que intentar darte explicaciones si tú ya sacaste tus propias conclusiones. —Yo hablé con Theo… —¡Theo no soy yo Hermione! Era conmigo con quién debías hablar. —Yo no… —Hermione no podía articular palabras, la presión en su pecho y la confusión inundaron sus sentidos acribillándola como cuchillos afilados empezando a provocar dolor en la cien—. ¿Por qué haces esto? Tú te declaraste culpable en el juicio. ¡Como querías que te creyera después de eso! —¡Debiste creerme antes! —arremetió acercándose peligrosamente a la castaña evitando el impulso de tocarla, de sentir su tacto una vez más—. Yo lo planee todo… —No necesito escucharlo —interrumpió Hermione alejándose de Draco—, estuve en el juicio… —¡Yo los vi! —arremetió Draco acorralando al contra una pared y tomando su rostro para hacer contacto visual—. Los ojos de tu padre buscándote desesperadamente… y tu madre rogando clemencia. Hermione no soporto más y las lágrimas caían por su rostro incapaz de moverse, pero Draco parecía estar absorto en su relato no prestaba atención a sus súplicas para que se detuviera. —Yo no pude salvarlos. Draco se alejó de Hermione dejando caer sus brazos cansados a los costados de su cuerpo rindiéndose ante la culpa. Culpa de no haberlos protegido mejor. —Yo… Hermione era incapaz de articular palabras, él intento salvarlos… ¿Eso cambiaba algo? —Querías una excusa —hablo Draco interrumpiendo sus pensamientos —para odiarme, para alejarte de mí. —¡Eso no es cierto! —Soy un mortífago… un asesino, soy dolor y destrucción, siempre lo has sabido, solo querías una razón para alejarte y lo conseguiste… —¡Entonces porque estás aquí! —¡Por qué aún te amo! Ambos chicos se miraban con la respiración acelerada y unas ganas abrazadoras de romper la tormentosa distancia entre los dos, pero antes de que alguno tuviera el valor de hacerlo una dulce voz los interrumpió. —¿Hermione? Ginny apareció al final del pasillo mirándolos con cautela hasta que se acercó lo suficiente para distinguir las lágrimas que su amiga aún derramaba haciendo que la pelirroja corriera hasta quedar a su lado mirando de forma acusadora a Draco. —¡Qué le hiciste! No esperó su respuesta, la bruja apuntó al rubio con su varita mientras de la punta salía un chorro de luz azulada, pero sin lograr su objetivo pues Draco lo repelió con éxito. —Ginny basta —exclamo Hermione interponiéndose entre ambos magos para evitar un enfrentamiento—. No me hizo nada, te lo prometo. —¿Y por qué estás así? Y esa maleta… —Se va, no te lo dijo —soltó Draco con rencor mirando a la castaña. —¿Qué? —Ginny se veía aturdida y confundida pasando su mirada entre Draco, Hermione y su maleta. —Pensé que te irías tú… —ataco la castaña. —Cambie de opinión… si no soportas mi presencia… ¡Qué te jodan! —¡Expulso! —exclamo Hermione con fuerza y decisión mientras Draco caía dolorosamente sobre su espalda chocando contra la pared de enfrente. Pero este se levantó apretando los puños a su costado manteniendo si expresión fría y seca demostrando que no sentía dolor. —Atácame todo lo que quieras Granger, no me iré —sentenció Draco, luego se acercó a Hermione lo suficiente para sentir su respiración chocar contra su rostro sin importarle que ambas brujas lo apuntaban con sus varitas—. Y tú tampoco te irás. Porque puedes engañarte todo lo que quieras, pero tú y yo sabemos que aún me amas. Dicho esto, Draco se alejó mantenimiento esa postura rígida, desafiante y creída. Ginny se planteó la idea de lanzarle un maleficio, pero sentir los temblores de ira y dolor de su amiga la hicieron bajar su varita y hacer lo único que sintió sensato. Abrazarla. Dejar que saque su rabia, su dolor.El enemigo
16 de noviembre de 2025, 23:18