Capítulo 52
No hay tiempo
Slytherin, la casa de los astutos y ambiciosos, personas controladoras y determinadas a conseguir sus objetivos a cualquier precio. Gryffindor, la casa de los valientes, su rebeldía provoca el caos y su inalcanzable deseo de heroísmo los vuelven siempre el centro de atención. Dos casas, dos personalidades, enemigos naturales y en Hogwarts los dueños del castillo. James, Luke y Eva. Populares, adorados por alumnos y maestros, temidos por aquellos que se meten en su camino. Heredaron su reinado de Ted, Victorie y los gemelos Weasley. Y ahora están listo para dejar su fama y poder a la siguiente generación. Albus, Scorpius y Lily. ¿Y Rose Weasley? —Invisible —soltó la chica castaña en un suspiro mientras observaba a sus primos divertirse cerca del lago negro. Rose estaba sentada a unos cuántos metros mirándolos. Siempre alejada, siempre oculta. Se limpió una pequeña lágrima rebelde que escapó de sus ojos lista para irse hasta que la contagiosa y dulce risa de Scorpius atrajo su atención nuevamente siguiendo al chico con la mirada que escapaba de los correteos de Eva. Suspiro frustrada por volver a perderse en el chico, aquel dulce rubio que la protegía de niña. Paso de ser la prima que todos quieren proteger, a la intrusa en la que nadie confía. —Espero que no estés mirando a Malfoy. Rose se sobresaltó mirando a unos pasos de ella a un chico alto con el cabello negro y rizado. —Eso no es asunto tuyo ¿O sí? —contestó Rose levantándose molesta para irse. —Conozco bien a tu padre como para saber que él no estaría feliz de verte con ese chico. —Sí de verdad conocieras a mi padre sabrías que estaría dichoso de que esté cerca de él. Rose se alejó con una sonrisa burlona, pero solo a unos pasos sintió la mano del chico tomar su brazo para detenerla y ponerse frente a ella. —¡Yo jamás permitiría que te acerques a un Malfoy! Rose no reaccionó algo en la mirada y tono de voz de chico la hicieron quedarse aterrorizada e inmóvil. —Los Malfoy no son buenas personas, ellos solo merecen pena y dolor. —Suenas como… debo irme. —Ya te dije que conozco bien a tu padre. Se lo que diría. —¿Mi padre te mando a espiarme? —soltó Rose incrédula—. No puedo creerlo. Estoy haciendo su maldito trabajo sucio. ¡por qué no me deja en paz.! —Rose tranquila, nadie me mandó. Pero si tu padre te pidió que hicieras algo, dime qué es. Yo te puedo ayudar. —¿Y por qué me ayudarías? —Porque soy Ron Weasley. Tu padre. Vengo del pasado. Llegué aquí junto a Ginny, Harry, Hermione, Malfoy, Nott, Zabini y Parkinson. —No eso no… La chica no pudo hablar más, el aspecto del chico frente a ella empezó a cambiar. El cabello negro ahora era pelirrojo. Era su padre. —¿Cómo hiciste eso? —Ya te lo dije. Vengo del pasado y ahora necesito que me cuentes todo. La vida de todos. De tu madre, de Malfoy, Harry, Ginny, ¡de todos.! Necesito conocer sus errores, saber sus debilidades, esta es mi oportunidad para poder destruirlos a todos. Rose mira hacia donde aún se encontraban sus primos con culpa. —¡Eres mi hija Rose! Debes ayudarme, es conmigo donde debe estar tu lealtad —se apresuró a decir al ver duda en la mirada de la chica. Rose muro a su padre unos segundos antes de rendirse agachando la mirada. —¿Qué quieres saber? —Dime que pasó con tu madre. —Murió. —¿Por qué no vienes con nosotros? —preguntó Lily sentándose al lado de su hermano Albus. —Scorpius está ahí. —¿Y? —Papá me castigo ya lo olvidaste. —Aja. ¿Y desde cuándo le haces caso? —No quiero que Scor tenga problemas. —Scorpius busca problemas Malfoy. Si, claro. Albus no contesto se limitó a mirar en dirección de su amigo rubio. —¿Por qué no solo se lo dices? —soltó su hermana con reprimenda. —No sé de qué hablas… —Podre ser menor, pero no soy tonta… ¡Te gusta! —No te metas en mi vida Lily —atacó el castaño molesto. —Solo hay que ver cómo lo miras… ¡sólo díselo! —¡Ya te dije que no te metas en mi vida! porque no me haces un favor y te vas a seguir rogándole a Luke, así él puede seguir rechazándote y tú te vas a llorar para que nos dejas en paz a todos. —Eres un idiota. —soltó Lily molesta, al tiempo que se levantaba—. ¿Y sabes quién si me haría caso? Scorpius —dijo el nombre del chico con una sonrisa de suficiencia, logrando que Albus se levantará molesto para encararla. —¿Paso algo? —preguntó Scorpius llegando hacia los hermanos Potter. —No lo sé —respondió Lily —¿Paso algo Albus? El chico no respondió solo le dio una última mirada molesta a su hermana y se alejó. —¿No irás tras él? —cuestionó la pelirroja. —Estamos castigados, no podemos vernos. —¡¿Y?! Qué demonios pasa con ustedes dos… jamás han hecho caso a las órdenes de nuestros padres y ahora resulta que sí. —Es… complicado. —¡Tú los obligaste a esto verdad! —gritó al ver a su hermano mayor acercarse a ellos—. ¡No porque tú no tengas amor significa que nadie más pueda! —Eres una niña Lily, tú no entiendes lo que es el amor —respondió James calmadamente. —Se mucho más de amor que ustedes. Yo no ocultó mis sentimientos a mi mejor amigo o estoy con todo el mundo porque no puedo con una relación estable. El amor es más poderoso que cualquier cosa y nos hace valientes. —Quien te dijo eso ¿Mama? La que nunca está, ¿la que prefiere estar a kilómetros de distancia antes que con sus hijos? ¡la que nunca le importó nuestro padre y por eso nos abandonó! —¡James! —intervinó Scorpius al notar los exaltado que estaba y las lágrimas de Lily. —Déjalo. El perfecto hijo solo intenta ser igual de idiota que nuestro padre. James intento acercarse furioso a su hermana, pero Scorpius lo detuvo mientras la chica se alejaba con lágrimas en su rostro. —¿Estás feliz? —increpó el rubio molesto. —¡Me cansa que la defienda tanto! —Es su madre James que esperabas. Solo quiere a su familia de vuelta. James suspiro reconociendo su error—. Hablare con ella después. Cuando no quiera echarme una maldición. —Ya se le pasara… ¡el amor lo cura todo! —soltó el rubio con burla. —Mi hermana no está tan equivocada… —El amor no existe. —Tus padres estaban enamorados. —¿Y de que sirvió? Mi madre no está. Nos mintió a todos con lo de Rose y mi padre es… el hombre más frívolo que conozco. Al final el amor solo es destrucción. —No tienes ni idea lo que generó el amor entre ellos. Y si se que eso es culpa nuestra por ocultarte las cosas, pero queremos protegerte. Las cosas son complicadas y no es justo que lidies con los errores de nuestros padres. —¿Y tú sí puedes? —No porque ellos quieran, yo me enteré por mi cuenta y es horrible tener todo ese peso encima. —¡Pues no lo hagas y dime la verdad! —Dime que hiciste el día que usaste el giratiempo. —Tú no confías en mí, por qué debería yo confiar en ti. —Porque te diré la verdad. Si me cuentas lo que paso, te contare todo lo que quieras saber. Scorpius miro a James por unos segundos, pero con su expresión frio respondió: —No te creo. El rubio se alejó a pesar de los llamados del castaño. —La desconfianza nunca es buena consejera. Scorpius dio media vuelta para encarar a Eros, quien se encontraba a escasos metros mirándolo con la mirada burlona. —¡Qué haces tú aquí! —Dije que te iba a ayudar… —Han pasado días y no veo tu ayuda. —¡He hecho mucho! Pero ya que sigues en tu burbuja de lamentos no lo ves. —Entonces dime… —No hay tiempo… debes averiguar la verdad… tu madre ya no resistirá más. —¡Resistir que! ¿Dónde está? ¡Eros! —gritó Scorpius inútilmente, el dios había desaparecido. Sintió su pecho oprimirse mientras contenía las lágrimas que amenazaban con salir, camino por varios minutos sin rumbo fijo respirando con dificultad sintiéndose perdido y abrumado, hasta que lo vio, se había prometido mantenerse alejado, pero la desesperación que su corazón sentía en esos momentos era demasiado fuerte para soportarlo sin él. Avanzó rápidamente hasta Albus para arrastrarlo lejos del resto de estudiantes de Slytherin. —Scor estas bien, ¿qué paso? —pregunto el castaño al ver el estado de su amigo. —Volvió, Eros apareció otra vez. —¡Qué! Y que te dijo. —Mi madre, ella… dijo que ya no iba resistir más, que debo averiguar la verdad. —Resistir qué, ¿Dónde está? —No lo sé, desapareció antes de responder mis preguntas, pero debo averiguar la verdad. —Podemos intentar otra vez con nuestros padres… —¡No! ellos no, tu hermano, el me prometió contarme todo si le decía que paso cuando use el giratiempo, ¿crees que puedo confiar en él? —Si lo prometió, lo va a cumplir.