Padres por encargo

Hermione recoge sus cosas rápidamente mientras observa el reloj que está en su oficina. Son las cinco en punto y no piensa seguir un segundo más ahí. Toma algunas cosas que llevará a casa para trabajar después de la cena. ¿Es así la vida de las jóvenes madres? Es irónico que hace unos cuantos meses fue ese el motivo por el cual su relación con Ron se dio por terminada. Ella había estado enamorada de él durante mucho tiempo y a ciencia cierta no sabía cuando fue que él se enamoró de ella. Pero algo que Hermione sabía y tenía claro es que no había querido casarse aún y menos tener una familia ahora. Ron venía de una familia numerosa y aunque en sus inicios de la relación dijo que no quería más que un par de hijos al paso de los años la añoranza de su infancia lo hacía desear replicar la historia de su familia y ella no se veía como una madre de siete hijos tampoco haciendo grandes ollas de estofado tampoco se creía buena en el arte de tejer y Ron Weasley realmente deseaba tener ese tipo de vida. Alguna vez llegó a mencionar el tema de pausar su vida profesional para dedicarse a casa a los niños — hasta que fueran a hogwarts — Hermione asumió que Ronald pretendía que ella pasará más de una década sin trabajar fuera de casa y la idea simplemente no le era atractiva. Pero ahora que el proyecto en el que tanto se esmero y tanto trabajo le puso había salido a la luz debía ella tener toda la dedicación para él — aunque ahora debía dividir esas energías — parecía irónico pero ahora llevaba una vida que podría asemejarse a un matrimonio, no del modo correcto pero casi. Ella y Draco compartiendo la custodia de Nova. Cenando juntos, planeando las actividades de Nova y peleando por temas triviales como el café de la mañana o elfos domésticos y la crianza de una bebé. Eso la hizo pensar en muchos puntos. ¿Draco tendría algún romance en puerta? ¿Pensaría en casarse y darle herederos a su madre? ¿Y si Theo y Luna no volvían? Eso la aterro. Ella y Draco no podrían cubrir esos papeles, si bien podrían cubrir sus necesidades básicas, económicas ver por su integridad al final del día no eran sus padres, Nova era pequeña pero seguramente los extrañaba mucho en unos cuantos días no creía que los olvidaría. ¿Qué sucedería? Tendría que exponer un caso. Ella y Malfoy no podían vivir juntos siempre. Él debía cumplir sus planes de sangre pura que seguro tratan de preservar su apellido y seguir llenando bóvedas con oro y joyas. Al salir de la red flu pudo notar el aroma de la comida casera. Debía reconocer que la comida de los elfos era mil veces mejor que sus inventos culinarios que casi siempre provocaban que Harry estuviera mal del estómago. Dejó el bolso y las carpetas que llevaba en brazos sobre la mesita de la sala y se quitó los tacones. Escuchaba a Nova reír. Desde el umbral de la puerta de la cocina pudo ve a los elfos apresurados y contentos moviendo la comida que estaba en el fuego. Y Draco cargando a Nova desde la puerta que daba a un pequeño patio saliendo de la cocina. La pequeña movía sus manitas de manera inquieta mientras Draco le señalaba hacía el cielo que se comenzaba a obscurecer. —He llegado— murmuró y se acercó acariciar los cabellos rubios de la niña — Llegaste antes que yo. —Terminé temprano — dijo él con poca emoción. Nova le dio los brazos a Hermione. — ¿Has tenido un gran día? — le preguntó a la pequeña mientras está reía. Después de una cena deliciosa y un poco escandalosa por parte de Nova y sus gritos, risas y llantos sin motivo aparente los pequeños elfos se retiraron para regresar por la mañana. Hermione le dio un baño a Nova y la acostó a dormir. Luego ella tomó un baño y cuando bajo a la sala de estar pudo ver a Malfoy leyendo un libro, su cabello estaba húmedo y vestía mucho menos elegante que lo habitual. Se acercó a los documentos que había dejado en la mesita de café y comenzó a ojearlos —Granger— llamó su atención sin despegar la mirada de su libro —Hay una reunión benéfica. — ¿Una cena? ¿Que tipo? —Algo en los jardines botánicos, té y eso— ella arqueó una ceja — Deberíamos ir. — ¿Por qué iría a algo que suena tan propio de los tuyos? — ¿Qué significa eso? — bajó su libro. Ella recogió su cabello y lo sostuvo con su varita. Se acomodó en el sofá cruzando las piernas en forma de moño —Supongo que hay códigos de etiqueta y solo van sangre puras a donar unos cuantos galeones para demostrar que han cambiado aunque a los de mi clase nos vean inferiores. —Para ser una Gryffindor eres bastante negativa, Granger. Hay posibles candidatos a financiar tu idea. — ¿Hay quién quiere apoyar mi proyecto? —Casualmente hay algunos magos que ven factible tu tema educativo— Hermione pareció aceptar aquel comentario. Draco no pensó que fuera relevante decirle que había estado enviando lechuzas todo el día hablando de su propuesta. Tampoco mencionaría que la misma familia Malfoy había financiado ya el primer año de ese proyecto. Por qué no había necesidad de decirle... No era necesario, por qué él no quería que ella pensara que él... Tenía interés simplemente cree que es una buena idea. Nada más eso. Hermione esa noche se fue a la cama pensando que quizá Draco Malfoy no era tan idiota como antes y bueno si lo era aún quizá era más listo y se codeaba con gente con influencia y eso estaba bien, no por ella sino por los niños que se verían beneficiados. Y aunque ella evitaba ese tipo de reuniones era un oportunidad para que ellos salieran con Nova y le dieran un poco de normalidad a la pequeña. Desde que sus padres habían desaparecido había estado en casa todo el tiempo. Se acomodó entre las sábanas y cerró los ojos. Era increíble la vida con una bebé, se sentía cansada pese que tenía la ayuda de los elfos que aunque odiaría reconocer era realmente maravilloso tenerlos.