Capítulo 5
29 de junio de 2025, 3:16
Lucius meditó las palabras de su hijo. No eran un reclamo ni mucho menos una queja pero si caían en una tenue súplica más que nada a nombre de Narcisa. Lucius había testificado, había dado nombres y había dado datos de sumo interés. Había solicitado cargar con la culpa de todo, no quería que su amada esposa tuviera que vivir un solo día tras las rejas de una prisión hostil y gélida.
El testimonio de Potter. Y su apoyo a la investigación y captura de algunos mortifagos hizo de su estancia en Azcaban una pena más llevadera, luego Draco limpio el nombre de la familia con trabajo, Narcisa con obras de caridad para huérfanos y costeo algunas matrículas de hijos de nacidos muggles comenzando la creación de la beca Black.
Su familia estaba luchando por sacarlo. Ahora bien pese sus costumbres y creencias quizá lo único que podía hacer era ir a esa boda, bailar con su esposa y darle la bienvenida a la familia a esa muchachita sin importar su sangre.
La sangre y su pureza ya le habían costado muy caro Lucius. Había estado a nada de perder a su único hijo— había sometido a la mujer que amaba a terribles sucesos — iría a la boda, sería un recluso ejemplar y en un año se retiraría lejos con su amada a una casa modesta donde nadie supiera a ciencia cierta su origen e historia.
Se estaba volviendo habitual la compañía. Ella estaba recostada en su sofá mientras leía una novela muggle.
Él ahora había tomado en los últimos tres días el hábito de llevar trabajo a casa— a casa de ella— leía algunos libros y firmaba algunos papeles. En silencio. Se sentían cómodos y confiados de la compañía del otro. Cuando Hermione llegó al capítulo final de su libro el sonido de una conocida lechuza la saco de su lectura.
Era la lechuza de Ron. No le cabía duda. El grisáceo animal dejo caer lo que sabían era una invitación para la boda.
— ¿Iremos?
Había duda en su voz y él lo notó. Quizá un poco de inseguridad también pero no la culpaba él mismo había pensado en que era mejor no ir pero su orgullo había golpeado su cara y le había indicado que debía hacer justo lo contrario.
—Debemos ir, y pasarla bien.
— ¿Pasarla bien? — parecía incrédula. No se sentía realmente con la capacidad de soportar la ceremonia y recepción del chico que le rompió el corazón. Posiblemente lo que más le dolía era perder los años de amistad con él.
— ¿Tan enamorada estabas?
—No es eso— respondió rápidamente — a veces extraño lo que teníamos con Harry, las pláticas en la habitación de Ron mientras pasábamos las vacaciones en la madriguera— el tono de su voz se torno nostálgico y un tanto melancólico — pasamos navidades juntos, cumpleaños... Fueron tiempos muy buenos pese el contexto de la guerra.
—Pues recupera la amistad — comento con tal naturalidad y facilidad.
—No es tan sencillo.
—Lo es. Simplemente habla claro y dile que no piensas soportar sus tonterías pero quieres tener lo que tenían con Potter, si él se niega es por qué es tan imbécil como pienso.
—Tengo hambre ¿Quieres algo?
Cambió el tema de inmediato y se levantó dejando su libro y la invitación sobre el sofá.
Draco mordió otro trozo de pizza, la comida muggle había entrado en su vida de ello hace poco de dos años. Se veía como un hombre de mundo así que había probado muchas cosas. Así que cuando Hermione sugirió pizza no se negó.
Mientras comían y bebían ella ojeada curiosa algunos de sus papeles — ¿Eres socio de el quisquilloso?
—Si. Ellos dieron buena publicidad al programa de mortifagos— ella formo una O con su boca en nuestra de sorpresa —Le pedí al padre de Luna que no lo comentará, no sé si quiera si ella lo sabe.
—Tendría sentido, jamás nos lo ha dicho.
—Mi familia tenía mucho dinero como te comenté, y creo que es mejor ayudar a causas que buscan un cambio.
Ella observó los nombres de varios conocidos. Incluso vio la carpeta de aquella fundación que su madre tenía —Me alegra mucho lo que hace tu madre, tuve la oportunidad de verla en navidad en uno de los centros de chicos huérfanos de la guerra — sonrió al recordar la emoción de los pequeños que nacieron en días de guerra —Tus padres deben estar orgullosos...
—Espero sea el caso pero no busco la aprobación de ellos realmente.
—Entonces... ¿De quién buscas la aprobación?
Draco se quedó serio un segundo. Se había percatado que en unos cuantos días se había abierto mucho a Granger, eso era peligroso y a la vez lo hacía sentir bien ya que por primera vez en su vida podía decirle a alguien lo más íntimo de sus secretos y por absurdo que pudiera parecer aquello ella parecía alguien de fiar incluso su secreto más vergonzoso así que respondió con toda la honestidad que tenía —No sé si tenga hijos, Granger pero si llegase a suceder quiero que tengan de que estar orgullosos... Quiero que los galeones que compren sus libros, su primera escoba... Sean ganados por un bien, no quiero que tengan el peso de mis errores en sus hombros — Ella sonrió tímidamente.
—Estarán orgullosos — soltó una risita — bueno orgulloso tengo entendido que ustedes solo tienen un primogénito... Suele ser así ¿No?
—Me hubiera gustado tener un hermano —le confesó — pero bueno no es algo que dependa de mí totalmente...
Las mejillas de Hermione parecían arder. No sabía cómo el tinte de la conversación la había hecho pensar en cosas no tan decentes. Estaban hablando de descendencia ¿Él tendría en mente una candidata para madre de sus hijos? ¿Cuando sería eso?
¿Cuando se divorciaría de ella?
No hubo más preguntas de su parte. Terminaron de cenar y cerca de la media noche Draco se fue. Habían acordado verse mañana para arreglar algunos detalles de su boda y comprar el regalo para la boda de Ron y Astoria, sonaba tan retorcido y raro el tema que no supo cómo reaccionar solo dijo que si.
Hermione observó el reloj que estaba frente a su escritorio, había estado toda la mañana revisando algunos casos y expedientes dentro del ministerio. No había dejado de pensar en los sucesos de los últimos días, había dejado de pensar en Ron y ya no lloraba cuando lo hacía.
Fue honesta consigo misma hacía tiempo que la relación era tibia. No recordaba la última cita que habían tenido, ella estaba ocupada o él estaba ocupado.
Sus salidas a cenar se limitaban a visitar la madriguera y ella amaba a los Weasley pero a veces deseaba una noche para ellos. Su último aniversario había sido un poco vergonzoso.
Ella salió antes del trabajo para hacerle una cena romántica, se había estrenado un vestido color azul y había usado aquella lencería diminuta que Ginny le dio en su cumpleaños pero Ronald olvidó la cita, llegó tarde y con un aroma a pan de ajo y cerveza de mantequilla.
Ya había cenado con unos amigos. Ella lo paso por alto después de todo la mejor parte debía ser cuando ambos se encontrarán en la intimidad pensó con ánimos pero no fue así.
Ron terminó y ella no sintió nada. Con los años se había vuelto más metódico y menos afectuoso. Sus besos eran rudos, la manera en que la tocaba no era como antes y siempre se olvidaba de complacerla, él terminaba y se dormía. No había abrazos después no había conversaciones como antes.
Pero ella le tenía cariño pues no siempre había sido así de despreocupado.
Observó la sortija en su mano y pensó en cosas que no debía pensar una chica como ella antes de medio día.
Pero era inevitable ¿Cómo sería Draco Malfoy en la intimidad?
Sus manos cubrieron su cara y se echó a reír avergonzada de si misma. La puerta de su oficina se abrió y dejo ver a una preciosa pelirroja. Ginny sostenía un diario en la mano y parecía que lo que leía le causaba mucha gracia.
—Debes escuchar esto.
—Sí, buenos días para ti también — la regaño Hermione mientras se levantaba y comenzaba a archivar y enviar unos pergaminos por un grupo de tubos que llevaban a distintas partes del ministerio los encargos.
La chica la ignoró y comenzó a leer con una sonrisa embelesada —Esta tarde me encontré con el afamado empresario del mundo mágico Draco Malfoy quién es inevitable recordar por su pasado lleno de altibajos, proveniente de una familia sangre pura y con unos antecedentes que muchos deseamos no recordar más este joven hombre nos muestra como podemos redimirnos y mejorar — la castaña sigue con sus diligencias pero con gran curiosidad por lo que leer Ginny — Pero está tarde lo que su humilde servidora quiere enfatizar y rescatar es como Draco Malfoy nos muestra que el amor puede ser la magia más poderosa después de la guerra.
Me he aventurado a hacer la pregunta del millón de galeones ¿Cuando se enamoró de Hermione Granger?
Debo contarles que sus ojos se muestran iluminados y sonríe como pocas veces hemos capturado, entonces me relata una preciosa historia la cual lleva años guardando.
Me enamoré de Hermione Granger el día del baile de navidad, Harry Potter participaba en aquel entonces... Ella llevaba un precioso vestido azul, ella tenía una sonrisa en su rostro que me provocó un escalofrío. Recuerdo esa noche por qué pise a mi pareja muchas veces, ella estaba furiosa pero yo no podía dejar de ver a Hermione y entonces tuvo sentido.
Ginny bajó el diario —Bueno, Rita no es muy fiable sabemos que es una chismosa quizá agrego cosas...
—Yo creo que si le gustas a Malfoy, piensa, si hubiera sido otra chica ¿Hubiera hecho lo mismo? Yo siento que tuvo ese arrebato por qué eras tú, lo de Astoria es una fachada...
—Basta, Ginny de verdad... Draco Malfoy no está enamorado de mí simplemente ahora es más amable y no me llama de manera despectiva...
—Te creí más lista que Ron —mencionó Ginny y dejo el diario en su escritorio.
Ella observó la foto de Draco junto a Rita, se le veía tranquilo y con una pequeña sonrisa. Draco solo trataba de hacer enojar Astoria y a Ron. Era solo eso.
Cuando llegó la hora de verlo, no comentó lo del diario pensó que era mejor pasarlo por alto y hacerle la desentendida. Su charla se torno en la busqueda de un regalo para la boda, pero ¿Que se le podía dar a un ex?
—Deberíamos darle está olla.
—Dudo que Astoria cocine en ella ¿Quién querría una olla?
Hermione lo miro con reproche —Cualquiera querría una olla de estás, con ella le podría hacer su cena favorita el día de su cumpleaños o en algún aniversario, con esta olla preparas esa receta pretenciosa para navidad con que buscas asombrar a tu suegra... Es la olla de las posibilidades, Malfoy— él sonrió como pocas veces.
—Esta bien, pero agreguemos ese jarrón horrendo que está allá — ella asintió.