ID de la obra: 254

Dos bodas para navidad

Het
PG-13
Finalizada
1
Promocionada! 0
Tamaño:
34 páginas, 9 capítulos
Descripción:
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Capítulo 7

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Las navidades pasadas siempre habían tenido una constante. Bajo el árbol de sus padres siempre había un obsequio para ella, libros, ropa y demás cosas que le gustaban. Después de que había iniciado su vida escolar, en casa de los Weasley también había un obsequio esperando— cuando la vida adulta llegó — jamás considero pertinente poner un árbol de navidad en casa, si sus navidades se repartían con sus padres y los Weasley pero este año había marcado una tradición distinta era posiblemente el inicio de una nueva tradición. La noche anterior a la boda después de un casto beso, bailo por horas con Draco, con Harry... Y con George. Había cruzado miradas dulces con la señora Weasley todo parecía tan irreal y extraño, pero lejos de sentirse triste era más que una melancolía por los años pasados y sus memorias pero cuando Draco tomó su mano y llegaron a su apartamento ver ese lindo árbol en su sala de estar la hizo pensar que las cosas nuevas podrían ofrecerle nuevos momentos felices. Bajo el árbol había obsequios de los cuales no tenía idea, lo observó con ese seño acusador — No debías — murmuró con un enfado meramente fingido. Ella había comprado algo para él, no exclusivamente pensando para navidad pero había sido algo espontáneo. Lo había visto y había pensado en él. —No los puedes abrir hasta mañana— dijo él. — ¿Cómo vas a evitar que no los abra cuando te vayas?  Draco se acercó a ella y su mano se acercó a su rostro, tomó un riso rebelde y lo coloco tras de su oreja, sus ojos tan penetrantes, grises y en apareciencia fríos recorrieron su rostro entero — Si ese es el caso quizá deba hacer guardia en el sofá. Un ligero rubor marco sus mejillas, y ella sentía ese ajetreo en su estómago. Ese vaivén de emociones revoloteando dentro de ella. —No dejaría que durmieras en un sofá incómodo. La escena habría sido tan irreal para su versión adolescente. Si Draco Malfoy hubiera tenido visión o noción de que eso pasaría en un futuro habría lanzado un imperdonable al bromista en cuestión. Estaba ahí mirando el techo de la habitación de Hermione Granger, el calor del cuerpo de ella rozaba su brazo... Se había quitado la chaqueta del traje y corbata, aflojando su camisa... Ella usaba una camiseta que había sido de Potter según le contaba entre risitas nerviosas —Harry se peleó un día con Ginny, bueno fue Ginny... Es que Harry suele olvidar fechas importantes pero bueno ellos se reconciliaron y yo gane una camiseta cómoda — Draco oía sus anécdotas, escucho también la historia sobre aquel raro adorno que colgaba en su cama. Un atrapa sueños. Ambos se giraron en la cama para quedar frente a frente. Esa noche parecía que sus almas se conectaban. — ¿Dices que esa cosa se lleva las pesadillas? —Sí. Al menos es lo que dicen en el mundo  muggle... — sonrió cálidamente — después de la guerrera tuve muchas pesadillas... — ¿Recuerdos? — ¿También los tenías? —Los tengo aún — respondió Draco con honestidad —Yo sigo lamentándome por un hecho en particular... Alzó su brazo y llevo sus dedos al hombro de Hermione recorriendo con lentitud hasta rozar la parte interna de su brazo —Lamento no haber hecho nada. Ella sabía perfectamente de que hablaba. Y también podía ver el malestar que le causaba ese recuerdo. Por muchos años ella vivió un bucle cada noche, la misma habitación, el dolor punzante... El fétido aroma del aliento de aquella bruja... Sus gritos, los de Ron... El rostro de Draco desencajado. La cicatriz era levemente visible aún no se había logrado borrar del todo así como las pesadillas era algo que quizá estaría siempre en su memoria. —No estaba en tus manos— respondió ella — pero... Los ojos de el brillaron ante la pequeña luz que entraba por la ventana de la habitación —puedes recompensarlo, y hoy el atrapa sueños se llevará esa pesadilla. Draco la abrazo. Sus cuerpos encajaban, se acoplaban también que el sueño llegó, y los cobijo. Esa noche Hermione Granger se arrullo con el sonido de los latidos del corazón de Malfoy, lo apacible de su respiración y el embriagante aroma mentolado que desprendía, su firme agarre alrededor de ella la acunó, Draco esa noche sintió lo que nunca. Se sentía cálido. Lleno y libre. Por primera vez en años, Draco Malfoy no tuvo pesadillas. Durmió toda la noche en la tranquilidad del pequeño reino que Granger le estaba ofreciendo. Cómo si se tratará de una poción, Hermione Granger se había vuelto la cura a la maldición que lo había estado infectando desde hace tanto tiempo. Esa noche noche Draco Malfoy se convenció de dos cosas. La primera es que no querría volver a dormir solo, no sin ella. Y la segunda es que si alguna vez alguien le tocaba un solo cabello, el Draco Malfoy de ahora no se acobardaria, estaba completamente seguro que iría a Azcaban si era preciso con tal de mantenerla a salvo. —Tengo esto para ti— sacó del armario un paquete con un peculiar envoltorio — Tenía mis dudas acerca de dártelo ya que tus obsequios son realmente ostentosos— se ruborizó avergonzada. Se sentó frente a él y le entrego el paquete envuelto de manera torpe, Draco tomó el cuaderno de cuero verde con una constelación grabada en el —Lo vi hace un par de días en una tienda de antigüedades, creo que puedes escribir tu nuevo comienzo... Recordé la plática que tuvimos, y creo que si algún día te vuelves padre... Estará orgulloso de saber lo que tienes que contar... Aunque bueno no se compara a tus increíbles obsequios y bueno... —Es perfecto —Nunca había recibido un regalo tan personal. Siempre había estado rodeado de lujos, los mejores juguetes, ropa, calzado... Pero nunca había recibido algo tan íntimo y personal. Hermione Granger tenía la particular manera de hacerlo sentir como una mejor persona, los tiempos de rencillas entre ellos se habían esfumado. La veía y sentía calidas vibraciones en su cuerpo. Su pulso aumentaba y ese cosquilleo. Se acercó a ella y deseando darle un beso, pero se detuvo un instante. Sus narices se rozaban, y ella respiraba con dificultad era como si el aire comenzará a faltarle. Esta cercanía era distinta a la de anoche, este roce era como fuego. —Y-yo... Hermione cerró los ojos y susurró —Bésame de una vez, Malfoy. Besar a Granger era uno de sus nuevos gustos culposos. La manera en que ella se acomodó en su regazo fue sorpresiva y caliente desde su punto de vista. La vida estaba siendo irónica. La lengua petulante de Draco Malfoy que tantas veces vocifero sangre sucia inmunda ahora estaba deleitándose del sabor de Hermione Granger, su más reciente obsesión. En ese momento, mientras esa preciosa bruja de cabellos salvajes rodeaba su cuello con sus brazos y lo atraía más hacía ella acepto por primera vez en la vida que estaba agradecido con la existencia de Ronald Weasley, sí. Gracias al mayor idiota de la historia ahora estaba él besando a la bruja mas inteligente, hermosa y divertida del mundo. Gracias a la estupidez de Weasley, Draco Malfoy había encontrado un pedazo de paz y redención.
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