ID de la obra: 256

Min Affect

Slash
NC-17
En progreso
4
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Midi, escritos 10 páginas, 3 capítulos
Descripción:
Notas:
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2. ¿Y por qué tenía que ser, joder, Min?

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Unas semanas después de descubrir su linaje veela, Jimin empezó a entrar oficialmente en pánico. Sus misiones como auror se estaban yendo al garete: no dormía bien, no comía, y en su última salida casi lo matan. Tuvo que contarle a su jefe — el Ministro de Magia, Kim Namjoon — sobre su… humillante situación, y terminaron asignándole un “honroso” (léase: aburridísimo) puesto temporal-permanente detrás de un escritorio lleno de pergaminos polvorientos. Lo malo: Jimin odiaba con cada fibra de su ser la burocracia. Lo peor: ahora la odiaba aún más. Namjoon, conmovido hasta el alma por el estado lastimoso de Park, se confabuló en secreto con Taehyung para organizar una fiesta “en honor” a Jimin, a la que asistirían todas las brujas de Londres. Y magos también. Nadie sabía el verdadero motivo, claro, pero la invitación decía: “¡Apretón de manos obligatorio con Park Jimin para celebrar el aniversario de su hazaña en la Cámara Secreta!” Taehyung insistió en que debían participar tanto mujeres como hombres. No lo decía abiertamente, pero leía fanfics de veelas gays como si le fuera la vida en ello. Jimin no esperaba absolutamente nada de aquella ridiculez, pero aceptó por pura gratitud. Sabía que sus amigos estaban intentando ayudarle… aunque de forma tan desesperada que casi rozaba la intervención mágica por adicción emocional. La fiesta fue una tortura. Literal. Jimin solo quería esconderse en una esquina y no dejar que nadie tocara sus pobres manos ultrajadas por decenas de apretones. Algunos magos invitados eran tan repelentes que sentía náuseas solo de verlos. Por suerte, ninguno de los contactos causó el menor efecto —bueno, salvo un aumento notable del picor en la piel. Tenía esperanzas de que su alma gemela fuese alguien que ya conocía. Pero ni su ex, Ginny; ni sus antiguas compañeras de Gryffindor; ni las empleadas (a veces monas) del Ministerio despertaron algo. Nada. Cero. Y eso que se estaba literalmente marchitando, día tras día. Estaba exhausto. Apoyado contra la pared, buscó con la mirada a Taehyung, seguro de que pronto aparecería con otra tanda de brujas desesperadas por saludarlo. Park solo quería que lo dejaran en paz, dormir, olvidarse del mundo, aunque últimamente ni los sueños traían consuelo. Estaba hecho mierda.

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Do you know that there's still a chance for you?

’Cause there’s a spark in you…

(Chase Holfelder – Firework)

¡El baño! Unos minutos de soledad, agua fría… el cielo. Giró la esquina con demasiada prisa y se estrelló de lleno contra un tipo que justo salía del baño. Jimin extendió la mano para evitar que el rubio perdiera el equilibrio y, sin querer, le tocó la mejilla. Electricidad. Éxtasis. Vida. El impacto recorrió todo su cuerpo, de los dedos a lo más hondo de su miserable existencia veela. Luz, calor, energía. Lo había encontrado. A él. A su otro yo. Y no pensaba soltarlo jamás. — Es un hombre — pensó mientras se aferraba más fuerte —. Pero me da igual. Mientras pueda tocarlo, abrazarlo así... Mientras Jimin disfrutaba de la dopamina celestial, el otro tipo soltaba improperios e intentaba zafarse. Sin éxito. El auror no lo soltaba, frotando su mejilla contra la piel suave del otro. ¡Era perfecto! ¿Y su olor? ¿Su piel? ¿Cómo sabría…? Demasiado. Impulsado por un deseo primitivo, Jimin se inclinó y deslizó la lengua por el cuello perfecto del desconocido. — ¡¿Pero qué coño te pasa?! — rugió el rubio, volviendo en sí de golpe, y empujó a Jimin contra la pared con tanta fuerza que Park sintió que su alma rebotaba. Y entonces lo vio. Lo reconoció. Sintió un dolor físico al unir las piezas. Min. Maldito. Yoongi. De todos los jodidos magos en el jodido planeta, su sangre veela tenía que vincularlo con el único desgraciado al que no soportaba: ex-Slytherin, hijo de mortífagos, arrogante de manual, y completo cabrón. — ¿Estás loco, Park? ¿O estás borracho? — soltó Yoongi, aún en shock, visiblemente ofendido por el espectáculo. — Min… Min Yoongi… — susurró Jimin, aún tambaleándose entre el rechazo racional y el deseo carnal de su genética veela, que lo instaba a lanzarse de nuevo sobre esos labios provocadoramente entreabiertos. — ¿Esto es una broma?! ¿Tú crees que tengo tiempo para esta mierda, Park? Espera noticias de mi abogado. Y como se te ocurra volver a hacer algo así, no lo cuentas. Que ya bastante tengo con no acabar en Azkaban como mis padres. Y con una sacudida de túnica y un crack de desaparición, Yoongi se esfumó, dejándolo solo, contra la pared. Jimin sonreía como un lunático. El contacto había funcionado. Se sentía vivo otra vez. Aunque la vida tuviera el retorcido sentido del humor de unirlo a su némesis. Y así, poco a poco, se dejó caer al suelo. A los brazos cálidos de una inconsciencia con sabor a victoria.
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