Lot, Gabriel y Miguel
11 de septiembre de 2025, 23:08
Notas:
Escribí esto hace bastante rato, pero nunca me había animado a subirlo a la colección por pura pena sinceramente. Advierto qué aquí la gente de Sodoma va a meterles mano a Miguel así que ajá, lean bajo su propio riesgo, supongo
Sodoma y Gomorra. La ciudades decadentes que insultaba a Yavé con su sola existencia.
Gabriel y Miguel habían llegado a la casa de Lot al anochecer bajo una forma humana y este les dio refugio en secreto, pues si sus vecinos se entraban matarían a su familia y tomarían por la fuerza a sus invitados.
Los ángeles hablaron con él sobre la condición de las ciudades, pues sabían que si había al menos 10 justos en ellas Dios otorgaria su perdón. Gabriel estaba sentado frente a Lot en la mesa mientras Miguel estaba de espaldas a la ventana. Oía violines, címbalos y flautas resonaban en la ciudad como si estuvieran en una fiesta enorme. Miguel sentía curiosidad por como podían celebrar sabiendo que su comportamiento podía y había provocado la ira de Yavé.
El golpe de la puerta silencio la conversación de Gabriel con Lot para la salvación de los habitantes de la ciudad. Los hombres de la ciudad le gritaban qué dejara salir a los extranjeros que había recibido en su hogar, para que ellos pudieran darles el trato que se le daba a los que llegaban a la ciudad.
Lot, que no era mejor que los otros hombres, intentó persudadirlos de tal acto ofreciéndoles a sus hijas, cosa que asqueo a los ángeles ¿cómo un padre podía entregar así a sus propias hijas?
—¡Queremos a los forasteros, Lot! ¡Entregarlos para que los despojemos de todo hasta poder exponer su desnudez y poseamos lo último que les queda, sus cuerpos!
—¡Si no los entregas, Lot, lo que les haremos se extenderá a ti y a tu esposa e hijas!
Lot intentó calmar la situación mientras los ángeles miraban perplejos como esos hombres querían cometer un acto tan abominable con sus cuerpos. Tan absortos estaban en su indignación que Miguel no notó cuando un grupo de personas de todas las edades había rodeado la casa y se pusieron frente a la ventana, pasando sus brazos para atraparlo.
Sus ojos se abrieron con sorpresa al sentir las manos sobre su ropa.
—¿Qué creen que están haciendo? —logró preguntar, superando el shock inicial.
—¡Tomar lo que nos corresponde por ley!
Las hombres tiraron de sus túnicas y sus ojos se abrieron con horror al sentir sus manos buscar como meterse bajo la tela.
Intentó apartarse de la ventana, pero ellos lo jalaron de vuelta. Intento quitar sus manos pero otra tomaban su lugar. Intentó suplicar qué entraran en razón pero fue ignorado.
Miguel levantó la vista. La esposa e hijas de Lot mantenían su atención en el suelo mientras ignoraban la situación. Los yernos de Lot lo miraban con sonrisas burlona, incluso lascivas cuando parte de su piel quedaba expuesta. Y Gabriel, su amado Gabriel, miraba todo congelado en su asiento, como si su espíritu se hubiera apagado se quedó inmóvil, impactado más allá de las palabras por primera vez en su existencia.
Miguel sintió las lágrimas formarse en sus ojos y una débil suplica intentó salir de sus labios. —No. Por favor, no me mires Gab-
Las palabras murieron en su boca cuando una mano encontró el camino hacia sus pezones y tiró de ellos como quien intenta ordeñar el ganado, arrancando un quejido doloroso de sus labios.
En ese momento algo pareció romperse.
Los cielos rugieron como si él firmamento reflejará la ira de Dios mismo, al ver a su hijo amado siendo atrapado por las manos sucias de los sodomitas.
Gabriel perdió la compostura y ni siquiera pudo mantener más su fachada humana. Su cuerpo se iluminó con la misma luz con la que brillaba en el cielo, cegado a los hombres que estaban frente a la puerta abierta de Lot y a quienes este intentaba disuadir de su objetivo. Los hombres que se agruparon frente a las ventanas también quedaron ciegos, dejando a Miguel caer al suelo, temblando e intentando cubrirse mientras las lágrimas caían por sus pecosas mejillas.
Gabriel se apresuró a ayudarlo y lo tomó en sus brazos, susurrandole palabras en un idioma que ni Lot ni su familia pudieron reconocer. Lot entonces supo que sus invitado no eran mortales como él y sintió el peso del castigo qué se avecinaba.
Gabriel levantó la vista, sus ojos ardiendo en rabia y habló con fuerza. —Toma a tu familia, tus posesiones y lárgate de aquí sin mirar atrás. Porque esta noche la ira del Padre caerá sobre las ciudades.
Lot, aunque aún indeciso, hizo caso de las advertencias y salió de la ciudad, de la que solo él y sus hijas saldrían con vida. Se negó a mirar atrás, sabiendo que grande sería el castigo si desobedecia. Pero pudo escuchar el sonido de la piedra romperse, fuego caer del cielo y los gritos por piedad de los que solían ser sus vecinos. Acompañado de fuerte olor del azufre.
Intentó pensar en como él y sus hijas pronto estarían a salvo. Pero lo único que había en su mente era la última imagen que presencio antes salir de su casa. Aquel ángel sosteniendo a su compañero tembloroso en sus brazos, mirándolo con un dolor que reflejaba el de aquel pelirrojo.
Las ciudades del pecado habían conseguido mancillar incluso a un ángel.
Notas:
Alch no hay forma en que yo pueda entrar al cielo luego de escribir esta mmda JAJAJAJA
¡Si les gustó les agradecería que dejasen su voto y su comentario! Bye bye 💖