Chamuel y Eros
2 de julio de 2025, 22:33
Notas:
Se que suena medio raro agregar a Eros a este drabble pero la verdad ni tanto ya que en el antiguo testamento se dice que si hay más dioses pero el único poderoso y digno de adoración es Yavé, por lo mismo afirmaban que era un dios celoso, ya luego en el nuevo testamento las creencias se volvieron totalmente monoteistas.
Claro que esto esta sujeto a interpretaciones pero me voy a agarrar a eso para decir que Chamuel y Eros son bestis.
Los días eran siempre agradables en el cielo, por eso Chamuel disfrutaba de salir a descansar bajo la sombra de un árbol y arrullarse con el sonido de la brisa. Tal como estaba haciendo ahora.
La vida era bastante buena, aunque mentiría si dijera que a veces no le gustaría salir de la rutina.
—Te ves tan a gusto que pareces sacado de un folleto de lugares para vacacionar.
Chamuel abrió los ojos de golpe, esa voz la conocía bien. —¡Eros! ¡Mi amigo, que gusto verte!
El arcángel se levantó para abrazar al joven dios alado que correspondió con gusto al gesto. —Lo mismo digo, ha pasado casi un siglo desde mi última visita, ya las cartas no eran suficientes, extrañaba verte.
—¿Y a qué se debe tu visita? No recuerdo que mencionaras en tu carta que venías.
—Es que no estaba en mis planes, pero verás, Poseidón, Zeus y hasta Hades se están arreglando para hacer una fiesta en el Olimpo ¿tienes idea de lo grande que será eso? Por eso vine hasta aquí, quería invitarte para que disfrutemos juntos.
La sonrisa de Chamuel decayó. —Eros, de verdad agradezco tu invitación, pero no creo poder asistir, el creador no me lo permitiría...
—¿Y cómo lo sabes? Ni siquiera le has preguntado —exclamó sintiéndose desanimado por la negativa de su viejo amigo.
—No necesito preguntar, tú y yo sabemos que mi Dios es muy recto y que mantenía una tensa relación con las cabezas de los otros panteones en el pasado.
—Tu lo dijiste, en el pasado, Chamuel, han pasado milenios desde eso, ya no hay malos sentimientos entre los otros dioses y el tuyo, bueno, tal vez de parte de los dioses egipcios si. Pero en el Olimpo la cosas ya cambiaron, Zeus hace mucho que no asiste con cara de disgusto y rayos en sus manos a las reuniones de los dioses principales. ¿O no has notado ningún cambio en la actitud de tu Dios?
Chamuel lo pensó detenidamente, es verdad que al inicio Yavé hablaba de los otros dioses con gran disgusto y que el sentimiento era mutuo pues estaban en disputa por diversos motivos. Pero desde la ascensión de su hijo las cosas cambiaron, ahora hablaba con más calma de otras deidades y por lo que sabía los demás dioses principales pasaron por un cambio similar.
Aún así, no podía asumir nada sobre Él, pues ni siquiera Metatrón que es su escriba personal puede afirmar conocerlo o saber sus pensamientos.
—Aunque puedo decir que las cosas no son como antes, todavía no estoy seguro de que sea una buena idea...
Eros puso su mano en su hombro. —Vamos amigo, se que no puedo entrar a la sala de tu dios pero si te hace sentir mejor te puedo acompañar hasta donde pueda.
No estaba seguro, podía ser arriesgado, pero si sabía usar las palabras correctas probablemente podría preguntar sin ser reprendido por su insolencia. —Muy bien, lo haré, estoy seguro que puede al menos intentarlo.
—¿En qué estaba pensando?
La ansiedad se estaba apoderando de él mientras veía las enormes puertas que daban a la sala del trono de Dios. No se atrevía, no era capaz de siquiera pedir permiso para entrar.
Intentó acercar su mano a la puerta pero la retiró rápidamente. No podía hacerlo, se sentía mal por tener que rechazar a Eros pero no tenía otra opción.
A penas lendio la espalda a la puerta una voz sonó en su cabeza.
«Entra, Chamuel, la puerta siempre estará abierta para ustedes los ángeles»
Se quedó frío, ahora ya era tarde para marcharse. Puso sus manos en las puertas y empujó. Por un momento quedó ciego por la luz que Él emanaba, pero mantuvo la compostura y caminó hacía el creador antes de arrodillarse.
—Mi señor, agradezco que me permitiera estar ante su presencia y lamento si mi petición es demasiado atrevida pero yo... —trago seco, ya había llegado muy lejos, era ahora o nunca— Quisiera solicitar su permiso para asistir a una fiesta en el Olimpo.
«¿Te comportarán con dignidad y no mancharas la santidad de la imagen de los ángeles?»
—Claro que lo haré mi señor, jamás podría manchar la pureza del alma que me diste en mi creación.
«Entonces te concedo el permiso»
Chamuel se quedó sin aliento, ¿había escuchado bien? ¿de verdad podía asistir?
«No escuchaste mal, Chamuel, mi palabra es clara y ahora puedes irte en paz»
El arcángel se levantó y lanzó agradecimientos y alabanzas al creador mientras antes de retirarse con una reverencia. Salió volando en dirección a donde Eros lo esperaba y lo tomó por los hombros con una sonrisa.
—¡Me concedió su permiso, puedo ir!
—¡Ja! ¡Te lo dije! Y tu que estabas al borde del colapso por los nervios —lo abrazó por los hombros mientras se seguía riendo al ver a su amigo tan feliz como un cachorro— será mejor que nos dirijamos al Olimpo de una vez ¡Ya verás que cuando esa fiesta acabe no sentirás ni las alas!
Notas:
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