Drabbles de ángeles y demonios

—A pesar de todo, el problema de los vigilantes fue una buena forma de terminar de cortar la podredumbre que se incubaba en algunos ángeles —Metatrón habló pacíficamente mientras seguía escribiendo en su pergamino—. Ahora solo quedan los ángeles buenos que siguen el camino de los justos por su devoción hacia usted, mi señor. —Estoy de acuerdo, la mayoría probaron donde están sus prioridades. —¿La mayoría? ¿Insinúa que aún hay ángeles corruptos entre nosotros? Dios negó con la cabeza. —Para nada, pero ciertamente algunos se quedaron castos por razones ajenas a mí. —¡Eso es inaudito! —grito— ¡La existencia de los ángeles debería ser servirle a usted y su voluntad! —No te alteres Metatrón, no es algo que me moleste, mientras sus motivaciones los mantengan en la línea del bien no tengo ningún problema. —¡Pues yo si tengo un problema! Pido su permiso para llamar a todos los ángeles que pisaron la tierra y cuestionar sus razones para mantenerse castos. El Señor solo suspiro y le concedió su permiso para hacerlo y mandó a llamar a los ángeles que más tiempo pasaron en la tierra.

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—Miguel, mi ángel más distinguido ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Que mi existencia pertenece solo a usted y vivo para honrar sus enseñanzas, entre las cuales se incluye él rechazar cualquier acto de lujuria desmedida, impulsada por el deseó desenfrenado. Metatrón analizó su respuesta con detenimiento. —Mmh, si, una respuesta aceptable, normal viniendo del mejor de los ángeles, aprobado.  

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—Rafael, mi entrañable ángel sanador ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Ya una vez me enamoré y mis sentimientos fueron traicionados, aunque ya no hay dolor tampoco queda deseo por ningún otro ser. —¿Y dónde queda Dios en tu pensamiento? —cuestionó Metatrón. —Como ángel mi amor nace del amor del Señor. Ya lo malgaste una vez y no pienso desperdiciarlo así nuevamente. —Hmmm... Supongo que es aceptable...

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—Jofiel, mi creativo ángel ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Que los humanos, a pesar de ser a su imagen y semejanza, son impuros, bastante asquerosos y usted nos ha enseñado que debemos repeler las cosas corruptas. —A veces eres muy duro con mi creación, Jofiel. —Pero sigue siendo una respuesta aprobada.

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—Zadkiel, mi ángel compasivo ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Aunque entiendo que son creaciones débiles para mantenerse firmes ante la tentación, es un rasgo que por mi devoción hacía usted no puedo compartir y que rechazo totalmente. —¡Por fin una respuesta totalmente aceptable! Justo lo que quería escuchar.  

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—Chamuel, ángel de infinito amor ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Pues que el sexo es repugnante. El amor hacía su divinidad y hacía el prójimo que es justo y bueno, siempre será mejor que el corruptible amor por la carne. —Para ser un ángel del amor tienes un lenguaje muy poco refinado, juntarte con ese Eros te debe de estar afectando... —No necesitas criticar sus amistades, Metatrón, el dios griego ha probado ser un amigo digno de confianza para él. —Si Usted lo dice, señor. Aprobado.

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—Uriel, mi ángel más feroz ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Que los humanos y su corrupción me producen repulsión. —... ¿Y ya? —preguntó Metatrón confundido. —¿Necesito más razones? —Creo que no. Aprobado... supongo.

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—Raguel, mi ángel justo ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Que el deseo sexual es un instinto demasiado bajo para un ángel y sus nobles enseñanzas nos han mostrado cómo debemos anteponernos ante tales instintos que llevan a la perdición. —Esto se sintió como un golpe de aire fresco luego de Uriel. Aprobado.

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Finalmente, luego de repetir muchas veces la misma pregunta, llegaron al último ángel de la lista. —Gabriel, mi confiable ángel mensajero ¿Qué es lo que te inspira a no caer ante la tentación de la lujuria? —Que las mujeres humanas son inferiores a Miguel. Metatrón dejó de escribir y dirigió sus ojos cubiertos con sus alas hacía él. —¿Podrías repetir eso? —Dije que no caigo en tentación porque las mujeres humanas son inferiores a Miguel —repitió con total seguridad. —... ¿Y qué papel juega tu lealtad a Dios en tus motivos? —Mi eterna lealtad al altísimo es una de mis razones principales para no caer ante la tentación. Pero igualmente nunca me rebajaría a desear a alguien inferior a Miguel. Metatrón retiró sus alas de su rostro por primera vez en milenios y lo miró perplejo. —Y si, hipotéticamente, hubiera una mujer superior en todos los aspectos a Miguel ¿La llegarías a desear? —No —¿Por qué? —Porque no sería Miguel. Esto ya rayaba lo absurdo, Metatrón estaba por reprenderlo pero una sola mirada de Dios lo hizo retroceder. —Entiendo de donde vienen tus motivos, Gabriel, y apruebo tu respuesta, puedes irte. Cuando volvieron a quedar solos Dios habló. —¿Ahora entiendes más el espíritu de otros ángeles? —Solo entiendo que el Cielo está lleno de raros... Yavé se encogió de hombros. —Si esa es tu conclusión no te obligaré a cambiar de opinión.