Gabriel y Miguel
9 de octubre de 2025, 18:04
Notas:
Creo que este es el ficlet más cursi qué he hecho y me da un poquito de pena, pero bueh, el qué tenga miedo de hacer fics de cursilerias que no nazca 🗣️
Las llamas de la hoguera ardían En El campo abierto,haciendo qué los cabellos rojizos del ángel brillarán como parte del fuego. No era qué necesitará del calor del fuego, él no sentía las molestias del frio de la noche, pero daban el ambiente perfecto.
Unos pasos se acercaron a él por detrás antes de sentir el suave peso de unas flores sobre su cabeza. Alzó la vista encontrándose con la mirada gentil de Gabriel, que siempre guardaba esa expresión para él cuando estaban solos.
—¿Esperaste mucho por mi?
—Para nada, tu también llegaste antes de lo acordado.
Gabriel se sentó a su lado y luego le dio un beso en la mejilla. —Es que no podía esperar para verte.
Un suave sonrojo tiño las mejillas de Miguel. —Solo estuvimos un par de horas sin vernos.
—Y un par de horas fue suficiente para querer venir rápido a nuestra cita. Y veo que tu también pensaste lo mismo si llegaste incluso antes que yo
—... Es porque no me gusta estar apartado de ti.
La mano de Gabriel se posó sobre la suya, entrelazando sus dedos con una familiaridad qué se obtiene con años de hacer el mismo gesto una y otra vez con el mismo cariño de la primera vez.
—Y yo siento lo mismo, pero ahora estamos aquí juntos y con la calma de no tener que mantenernos formes en nuestros roles como hacemos durante el día.
Miguel se reclino contra su hombro. Soltando un suspiro en el qué iba toda la tensión del día, no porque estuviera cansado en si, sino porque en ese momento podía no ser el príncipe de los ángeles con una tiara dorada, sino Miguel y su corona de flores que su amado le obsequio.
—Me gusta estar así contigo —comenzó el pelirrojo—. Tu presencia me reconforta más que la calidez de la hoguera.
—Esa debería ser mi línea, tu eres el que tiene un espíritu que arde como una estrella.
—¿Y eso te hace sentir bien?
—Me hace sentir en casa.
Las plumas de Miguel se esponjaron con sorpresa por la firme declaración. —Solo tú puedes decir algo así con una voz tan seria.
—Porque soy serio al respecto —Gabriel sostuvo el rostro pecoso de Miguel entre sus manos—. Te amo, Miguel, y se que El Padre me dio las cualidades que tengo para encajar perfectamente con la tuyas. Tu eres mi complemento.
Los ojos verdes de Miguel brillaron como una mar de emociones bajo la luz de las estrellas. Y en los ojos avellana de Gabriel no vio más que la determinación y el amor que imbuía sus palabras. Y fue tan honesto qué lo abrumo.
—... De todos los regalos qué Él me ha dado —comenzó Miguel sin pensar—. El dejarme gozar de un amor como este, es el mayor de todos.
—Incluso nuestros sentimientos siempre estuvieron en sus planes, ¿no?
—Metatrón, dice que si. Y no podría desea qué fuera de otra forma.
Los dos ángeles se inclinaron para unirse en un beso. Miguel lo abrazo por el cuello y Gabriel lo sostuvo por la cintura. Incluso en un gesto qué para ambos ya era normal, no dejaban de maravillase por como incluso así los dos encajaba como dos piezas perfectas, talladas por separado pero hechas para ser una.
Y ahí, frente al fuego como un testigo silencioso, los dos volvieron a enamorarse el uno del otro.
Notas:
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