La Dama
3 de julio de 2025, 16:30
Los corredores del cuarto piso se abrían a una galería hermosa llena de enredaderas y flores. Le recordaba un piso superior de los monasterios cristianos muggles. Peeves lo guiaba sorteando las alarmas del toque de queda. Incluso chistó algún que otro cuadro para que callara. No había vuelto a decir nada en todo el trayecto.
Se preguntó por unos momentos si alguien más sabio o más curioso había preguntado como él a los fantasmas. Ahora que lo pensaba, más raro se le hacia, todo el mundo se la pasaba mirándolos como si fueran parte del mobiliario pese a la evidencia misma que suponía tenerlos delante. El alma existe y por lo tanto un más allá. ¿Acaso alguien como Hermione no había ido por ahí preguntando en cuanto fuera suficiente mayor para entender que nadie es inmortal y calmar sus inquietudes? ¿Alguien como Dumbledore, o incluso alguien tan obsesionado con no morir como Tom Riddle?.
Se paró un poco en seco mirando el cielo a través de la galería, era una noche despejada, sin luna pero con miles de estrellas.
- No hagas ruido, a ella le gusta pasearse por aquí todas las noches. Guardando la entrada de la casa de Ravenclaw.- dijo Peeves en voz baja, se veía más niño que nunca. Pequeño y algo acongojado.- Es muy lista, sabrá si mientes y se irá.- y con esa breve advertencia desapareció atravesando el suelo.
-Gracias.-susurró antes de que desapareciera del todo.
Se quedó como una estatua, sujeto a la barandilla de piedra de la galería, esperando. No sabía que hora era, seguramente media noche. No importaba mucho ya.
El cielo era oscuro, a pesar de las luces mágicas del castillo todo se veía....solitario, la atmosfera lejos de calmarlo lo hizo sentir desesperado. El silencio lo hacia introducirse más en sus pensamientos, como un pozo sin fondo. Le hizo recordar una situación en primaria, que le hizo comprender de como todos iban a morir, incluido él. Un niño con problemas del corazón casi muere en por intentar correr en el recreo. Sobrevivió, pero se quedó parapléjico para siempre.
La situación le hizo dar vueltas en la cama durante días. Supuso que a todas las personas les pasaba en algún momento dicha comprensión. ¿Pero como iba ahora a aceptar tal horror?. ¿Y si...cuando te mueres...vuelves a morir y desaparecer por completo?. Nunca se consideró creyente, pero siempre deseó con todas sus fuerzas una segunda oportunidad con sus padres, con Sirius...algo...
-Por poco que te muevas, sigues sin ser una estatua Harry Potter.- dijo una voz detrás suyo. Una hermosa y joven mujer fantasma flotaba ante él con un vestido medieval gris y azul.- ¿Qué haces aquí?.-
Harry la miró, algo debió ver en su cara, porque juntó sus manos tranquilamente sobre sus regazo. Pasó de una pose orgullosa a una más calmada.
-La desesperación.-
La Dama Gris suspiró y se acercó un poco hacia él, como si también pudiera apoyarse en la balaustrada.
-Nick me ha contado que has hablado con él. Has perdido a alguien. Es normal que quieras preguntar, pero no encontraras nada que te satisfaga.-
Harry calló un momento.
-He encontrado algo peor.- la miró a los ojos para que viera que era verdad lo que contaba.- He hablado con Fraile Gordo y me contó como te intentó salvar sin saber que eras tú. He hablado con el Barón Sanginario...Silvio y me contó como te mató y luego se mató. He hablado con Peeves... y como era un niño sin nacer....He hablado...de un monstruo enorme que te espera al otro lado para comerte....-
La dama se quedó como congelada en el tiempo sin moverse, procesando.
-Se el papel de todos. Pero ellos están mejor sin saber. Incluso Peeves...¿Que voy a decirle? Hijo mío que nunc tuve, te vas a quedar atrapado de por siempre en este limbo, sin poder crecer o ser nada en absoluto. Solo un eco. - Su cara pese a todo contenía cierta determinación.- ¿Quieres oírlo todo? ¿La verdad? Lo que se.
-Por favor, será peor si me quedo solo con lo que sé.-
-¿De verdad?.- le inquirió como dándole la última oportunidad.
-Si.-
La dama suspiró de nuevo.
-Antes de contartelo debes saber quien más lo sabe y lo que les ha pasado a cada uno. Tu eres lo que decide a que aferrarse. ¿Entendido?.- Harry asintió sin pensárselo. Así que efectivamente otros habían preguntado. Algo en eso lo aliviaba.- El mismísimo Voldermort cuando solo era un niño consiguió la misma información con preguntas. Y cuando consiguió lo que quería se pegó meses sin hablar, sin dormir. Creo que la paranoia lo consumió y quiso evitar su destino final....evitando tener un final. La verdad es responsable de lo que es hoy, una pena, pensé que sería como un Dumbledore.
-¿Dumbledore?.-
-Si, era joven y algo vanidoso en aquella época. No era ningún santo y hoy tampoco lo es. Pero es provechoso para la sociedad. Cuando lo supo todo...ese mismo verano mató a su hermana Ariadna de solo 6 años y dejó a su madre morir de enfermedad, abandonando a su hermano pequeño a su suerte. Se separó de Grindelwald cuando supo que abrazaba la muerte. Gellert también sabía el secreto que guardo, pero lo aceptó de una forma sana como nunca antes lo he visto en nadie.-explicó tamborileando los dedos sin hacer ningún sonido.
-¿Dumbledore hizo que....?.- Esa era una verdad que le rompía los esquemas. Lo tenia como una especie de abuelo protector. Incorruptible.- Eso no es posible.
-¿Porque mentiría?.-
Era verdad, ella estaba muerta, no tenia pretensiones de nada. Solo una observadora eterna. No trabajaba para nadie.
Dumbledore era como el Barón Sanginario, despreciable. Asesino.
-Sabe que tengo que morir. Me lo dijo hace una semana. Sabe que si muero...dejaré de existir. Eso nunca lo comentó.-
-Es un experto manipulador, solo te mostrará parte de la verdad y con dulces palabras tu rellenarás el resto.-Su voz era un poco amarga.- De esos he visto todos los siglos. Buscando aferrarse al poder todo lo que pueden hasta morir.
Harry se derrumbó y dejó caer la cabeza en la barandilla para que la mujer no viera sus lagrimas.
-Entonces ¿Qué me queda? ¿Aceptarlo o volverme loco?.- entendió que Dumbledore aceptó también a su manera el destino.
-O puedes ser más inteligente. Como tu amiga Hermione. Ella también hizo el mismo periplo que tu hace un par de años. Vino con una de mi casa, Luna Lovegood. Ambas tomaron decisiones diferentes. Luna decidió aceptar y ver la belleza en ello y Hermione se hizo un Obliviate a si misma. Tu podrías hacer lo mismo, solo tienes que acercar tu varita a la frente. Uno de baja intensidad y las últimas 8 horas no habrán existido para ti.-
No le extrañaba para nada. Hermione era muy inteligente. Y Luna era curiosa...y extraña. Era muy posible que aceptara lo que fuera con dignidad y amor.
-Dígame entonces Dama Gris. Que pasó cuando murió.-
La Dama esbozó una leve sonrisa.
-Cuando morí, llevaba puesta la diadema de la sabiduría de mi madre. No lo sabe todo como quien dice. Solo sabe cierta información de lo que tienes delante, para que puedas comprenderlo de un golpe de vista.- Harry se imaginó que lo que estaba diciendo quería decir que no solo era lo que pensaba sino "lo que era" en la realidad. Una verdad absoluta.- Vi el ojo y vi los demás. Es un ser sin forma completamente definida. Con una luz en su centro que parece un faro. Es un devorador de existencia que existe desde que la tierra es. En un plano que aquí no podemos ver, pero lo verás cuando mueras al no tener los impedimentos de tu cascara mortal. Aunque también perderás la protección que te da esta realidad.
-¿Porque? ¿Es el demonio?.- no sabia muy bien que preguntar, se sentía perdido.
-No hay porque, es como preguntarte porque te alimentas tu. Es lo que tienes que hacer.-
-Y...¿Da igual donde mueras?¿Es solo aquí o es en cualquier parte?.-
La Dama lo pensó un momento mirando al cielo.
-No lo se. Solo sé que su existencia hace posible Hogwarts. De él emana la magia que mueve el castillo. Mis madre y los otros fundadores solo lo configuraron al gusto.-
-Entonces...-
-Efectivamente, los cuatro fundadores eran magos fuertes pero no con el nivel de poder con el que se ha pensado desde generación en generación.- confirmó la mujer con ligereza.
-¿Y cuando te come?¿Dejas de existir?¿Mueres para siempre?.-
-Tal me temo que si.-
Harry soltó una risita histérica por unos instantes. Para luego sollozar un poco.
-Hay gente que ha muerte en este castillo que no son fantasmas ¿Verdad?.-
-Si, más de lo que los profesores te dirán jamás. Hogwarts es un lugar construido sobre una criatura inconmensurable y cósmica. No es controlable. El bosque prohibido es solo su extensión .- Concluyó la dama.- Y dime Harry, ahora que sabes la verdad. ¿Qué harás?. Podrías contarle a los demás, nunca he encontrado ha nadie que haga eso.-
-¡NO!.- El grito fue súbito. Como iba a contar una verdad tan horrible. La gente primero no le creería y los que lo hicieran nunca vivirían tranquilos.- Es horrible...dios...-
La Dama hizo amago de ponerle una mano en el hombro mientras se iba.
-Aun tienes dejes creacionistas muggles...no lo hagas, solo malgastará tu tiempo de vida. Como al Fraile Gordo.-
-----
Harry llegó a su sala común del séptimo piso arrastrando los pies. Sentía que la realidad se estaba plegando sobre si misma. Nada tenía sentido. No quería que nada tuviera sentido. Creía que había llorado durante el trayecto pero no se acordaba.
La Dama Gorda le abrió paso sin decir nada. No se lo cuestionó. Pero si hubiera mirado hacia atrás hubiera visto a la Dama Gris flotando y mirando con intensidad al cuadro. La Dama Gorda le hizo una reverencia de respeto antes de cerrarse.
Harry se desplomó en uno de los sofás al lado de la chimenea eternamente encendida. Seguramente gracias a ese núcleo eterno del deboralmas. Quiso dormir, olvidarse un rato, no para siempre. Quizás pudiera ser como Luna y aceptarlo. Se dejó hundir por los cojines, pasó un rato y el cansancio empezó a surgir efecto. Empezó a entrar en duermevela, cuando lo escuchó: Un gruñido bajo, como si un dragón estuviera bajo el agua.
Se despertó de golpe.
"¿No lo oyes?" le había dicho Peeves. "Suena en la duermevela".
Harry no pudo más y tomó ejemplo de lo que dijo Hermione. No le importaba si olvidaba lo terrible persona que era Dumbledore. Más que mejor.
Cogió su varita con nerviosismo, apuntó a su frente y tras varias respiraciones consiguió susurrar un débil:
-Obliviate.-
Ese sería el capítulo olvidado de su vida. Que ni siquiera el recordaría. Solo los fantasmas con pasados turbulentos que guardaban grandes secretos.