La sensualidad secreta de Dolores

Una taza de café para el desayuno, un pan tostado con un salmón a término medio, era todo lo que ella necesitaba para sacar su hambre al amanecer. Esa mañana como todas se hacía Dolores su desayuno vestida solamente en esa playera corta de un par de tallas más grandes, y esos ajustados briefs que la hacían sentir cómoda y femenina. Esa mañana daría clases como muchas otras. Dentro de su cabeza venía rondando la idea de hacer sufrir una vez más al idiota de Potter, quien parecía ser el personaje principal de alguna historia, pero esta no era su historia, sino la de Dolores, y en ella este mago sin talento solo era uno más en el montón de alumnos mediocres. Qué haría esta vez? Sus ideas húmedas y sensuales pasaban por su cabeza, algunos magos hindús habían escrito libros sobre el arte del sexo entre una dama como ella y un hombre. Un hombre, vaya palabra, para Dolores solo significaba placer, solo significaba proveedor de placeres mundanos que nadie más le podía dar. Qué pasaba? En su mente acaso pasó la absurda y ridícula idea de probar las delicias que Harry ofrecía para una dama como ella? Quizá lo pensó, pero descartó la idea, que simplemente era absurda, era absurdo pensar que un muchacho de 19 años tan despreciable y poco inteligente como él pudiera darle la acción que ella necesitaba. O no? La duda comenzó a vivir como una presencia incómoda e ilógica, como un inquilino al que uno no sabe cómo correr de su casa. Pero en fin, hora de leer el diario y disfrutar su rico desayuno sentada en sus sillas de suave terciopelo.