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Leman estornudó mientras bebía de su tarro de mjod haciéndole toser cuando el alcohol ardió en la punta de su nariz. Derramando el resto del contenido en la mesa del comedor. —¡Carajo Leman! ¿No puedes beber como una persona civilizada? —No es como si fuera mi intención ahogarme, Lion —Leman se talló la nariz intentando quitarse la horrible sensación—. Magnus está hablando de mí, otra vez. Ferrus bajó su tarro completamente vacío y miró cansado a su hermano lobo. —¿De verdad vas a echarle la culpa a Magnus bajo una estúpida superstición? —No es estúpido, es pura lógica. Hoy es su pijamada que insisten en llamar "reunión privada" aunque literalmente lo que hacen es encerrarse en el cuarto de Fulgrim vistiendo batas para dormir toda la maldita noche. —¿Quieres llegar a algo con esto o solo te vas a quejar de que Magnus no te hará compañía esta noche por su pijamada? —Jagathai no tenía interés alguno en escuchar las quejas de su hermano solo porque su dueño no lo iba a mimar como a un buen perro. Dorn asintió compartiendo la pregunta de su hermano. —Si es la segunda solo dilo de una vez para retirarme. —Si, quiero llegar a algo con esto —Leman volvió a llenar su tarro— ¿Ustedes se han preguntado alguna vez lo que ellos dicen de nosotros en sus pijamadas? Un "no" resonó en el comedor. Horus se rió de la indiferencia de sus hermanos —Yo si he tenido la duda de que tanto hablan en el cuarto. Mentiría si dijera que no quisiera saber lo que Sanguinius habla de mi. —Yo también siento un poco de curiosidad —respondió afirmativamente Guilliman—. No puedo evitar pensar que Lorgar se ha de compartir con ellos cosas que incluso a mi me oculta. —¡A eso mismo me refiero! Seguro ahí han de decir sus verdaderos pensamientos sobre nosotros, cosas que probablemente a nosotros no nos dirán antes de compartirlo entre ellos —Leman miró a Ferrus y señaló el anillo que colgaba en su cuello con una cadena de plata—. Me sorprende que tú no tengas interés al respecto, más ahora que estás comprometido. —Por eso mismo no me interesa. Si Fulgrim aceptó mi propuesta de matrimonio es porque piensa bien de mi y sus sentimientos son honestos. —Eso es verdad, ¿pero no sería interesante descubrir algo nuevo de él? Un lado que solo muestra con nuestros demás hermanos omegas. Ferrus lo miró con sus ojos fríos y de un color metálico. —¿Por qué quieres despertar mi interés en esto? ¿Qué quieres de mí? Leman sonrió mostrando sus colmillos. —Tu eres el que puede entrar y salir del cuarto de Fulgrim cuando le plazca, nos vendría bien tu ayuda para saber qué tanto pasa en esa habitación.Capítulo 2
2 de julio de 2025, 20:30
Todos los ojos de sus hermanos ahora estaban sobre Fulgrim, para su total deleite claro, pero era difícil apartar la mirada del lujoso anillo adornado con una amatista que resplandecía bajo la luz del cuarto.
—Entonces estás... ¿Comprometido? —pregunto Lorgar atónito.
Fulgrim infló su pecho con orgullo por la reacción que recibió de sus hermanos ante la noticia —Así es hermanito. En cuanto el tiempo lo permita, Ferrus y yo uniremos nuestras vidas para siempre.
—¡¿Pero cómo fue?! —exclamó Magnus, que no cabía en su asombro— No habías mencionado nada como esto antes, ¿es que acaso te pidió matrimonio súbitamente?
—Estas en lo correcto, Magnus, Ferrus es un hombre más sencillo, no se suele romper la cabeza pensando en cómo hacer de un gran evento algo que a su parecer puede hacer de manera rápida y concisa —Fulgrim miró su anillo de compromiso y sonrió con sus mejillas tiñéndose de un leve color rosado—. Eso es precisamente una de las muchas cosas que me gustan de él...
Sanguinius junto sus manos y sonrió con gran alegría. —Eso es tan dulce, ¡pero queremos más detalles!
Todos sus hermanos asintieron con la cabeza emocionados mientras miraban expectantes a Fulgrim que se regodeaba con la atención que recibía.
—Oh bueno, si insisten... —Fulgrim se aclaró la voz—. Ferrus sabía que al ser un beta él nunca podría marcarme, aún cuando le repetía que no necesitaba una marca suya para entregarle mi corazón y enlazar mi vida con él. Pero él seguía bastante preocupado por eso.
—Me parece casi surreal escuchar sobre Ferrus preocupado por algo —expreso Konrad mientras Corvus cepillaba su largo cabello negro—. Con lo indiferente que es en general no creí que algo así lo afectará.
—Oh te sorprendería saber lo blando que es en general cuando está en confianza. Pero siguiendo con la historia. Parece que Ferrus no podía sacarse esa preocupación de la cabeza y un día me citó en la fragua que se encontraba en el monte Narodnya —Fulgrim suspiró con ensoñación al recordarlo—. En el mismo lugar donde nos conocimos. Ahí nos encontramos otra vez luego de que nuestras misiones nos mantuvieran separados, nos pusimos al corriente sobre lo que hicimos en el tiempo que estuvimos separados y entonces... En un momento en el que me distraje sentí algo deslizarse por mi dedo anular. Y cuando miré mi mano tenía este hermoso anillo conmigo y Ferrus me sonreía torpemente y me preguntó: "¿Me aceptarías en tu vida al final de la guerra?"
Las emociones sobrepasaron a Fulgrim que sonreía como un tonto enamorado mientras hablaba de ese momento que había quedado grabado a fuego en sus recuerdos más preciados.
Incluso Sanguinius se sonrojó al pensar en la situación e imaginarse a sí mismo en la misma situación, pero con Horus pidiendo su mano. —Eso... Suena tan lindo... ¿Y tu legión ya lo sabe?
—Claro que lo saben e incluso ellos festejaron ese momento. Saber que ahora estarían más unidos a sus primos de la décima legión a través de nuestra unión era la mejor de las noticias.
—Entonces eso te deja como el primero de nosotros en llegar al compromiso —señaló Magnus mientras jugaba distraídamente con uno de sus mechones rojos—. Casi siento envidia de eso, tú y Ferrus siempre parecen ir tan rápido sin titubear.
—Naturalmente. Lo que tengo con Ferrus es algo que no he experimentado antes y no creo experimentar jamás con alguien más, así que en mi corazón no hay duda de que quiero estar a su lado por todo el tiempo que dure la eternidad. ¿O acaso tú dudas sobre lo que sientes por Leman?
—¡Por supuesto que no! —el ojo de Magnus brilló de un color rojo, pero se calmó tan rápido como se había exaltado para pasar a la resignación— Pero de lo que sí dudo es de que él quiera pasar su vida conmigo...
Sus palabras alertaron a sus hermanos. Lorgar fue el primero en acercarse a él y poner su mano en su hombro en señal de apoyo. —¿Por qué dices eso Magnus? ¿Pasó algo que te preocupe en tu relación?
Magnus pasó su mano por la marca en su otro hombro para tranquilizarse y poder hablar. —No es algo en específico, sino más bien un conjunto de cosas. Sobre todo su postura sobre los psíquicos. Por más que he intentado explicarle que mi manejo sobre el poder de la disformidad es seguro el solo... No lo acepta y reniega de eso... Y si Leman no puede aceptar algo tan fundamental de mi persona como lo son mis poderes psíquicos, ¿entonces qué clase de futuro le espera a nuestra relación? —su pregunta salió casi como un susurro, como si no quisiera admitir esa inseguridad— ¿Cómo podría quererme a su lado si no es capaz de aceptar esta parte de mi? Y temo que un día él no quiera reafirmar nuestro vínculo y deje que mi marca desaparezca cortando definitivamente nuestra unión...
Lorgar no dudó en abrazar a su hermano al oír las preocupaciones que lo agobiaban. —Oh Magnus, no puedo creer que él te haya hecho sentir así...
—¡Qué descarado! —exclamó Fulgrim— Magnus, hermanito mío, tú mereces algo mejor que eso y si Leman no puede darte ni lo mínimo entonces no tienes por qué seguir ahí.
—O también podemos castigarlo por eso —añadió Konrad con molestia mientras intentaba trenzar el cabello de Corvus, sin mucho éxito.
—Creo que eso es un poco extremo... —Corvus retiró las manos de Konrad para enseñarle cómo hacer una trenza correctamente—. Pero en algo tienen razón. No puedes simplemente dejar que él te haga sentir así o que le falte al respeto por ser un psíquico.
—¿Y qué se supone que haga entonces?
—Dejarlo —respondió Fulgrim como si fuera la respuesta más obvia de todas.
Sanguinius le dio un golpe con una de sus alas. —¡Se un poco más sutil maldición!
—¿Y cómo pretendes tú que lo termine? Hemos pasado demasiado tiempo juntos como para simplemente dejarlo todo ahora —Magnus se sentía agobiado. La conversación no le estaba ayudando en lo absoluto—. Solo me gustaría que pudiera amar esta parte de mi. A veces me siento inseguro al respecto y me pregunto si es honesto cuando dice que me quiere o si solo es algo superficial...
Sanguinius se acercó a él para tomar su mano. —No creo que sea así. Cuando él te marcó durante tu celo Leman no dudó en quedarse a tu lado y hacerse responsable en caso de tener un hijo juntos. Él estaba dispuesto a quedarse a tu lado y cuidar de su familia —extendió su mano para secar una lágrima que caía del ojo de Magnus—. No dudo de que él quiera pasar su vida contigo y mucho menos que te ame de verdad. Pero es solo que Leman a veces puede ser un poco...
—Imbécil —complementó Fulgrim.
—Y cretino también —afirmó Corvus.
—Yo lo llamaría más bien ignorante —añadió Lorgar.
La mirada furiosa de Sanguinius hizo callar cualquier otra opinión de sus hermanos sobre Leman. —Si, eso —bufó molesto—. Pero puedes hablar de eso con él y hacerle saber cómo sus palabras te hacen sentir.
—¿Pero y si eso no cambia nada? —preguntó Magnus con temor.
—Entonces puedes contar con nuestro apoyo para la decisión que tomes a partir de ahí.
—Y si deseas venganza solo tienes que decirlo. —Konrad se levantó la camisa de su pijama dejando ver una cuchilla guardada en su pantalón.
—Con un demonio Konrad, ¿qué te dijimos sobre traer armas a la pijamada? —preguntó Corvus exasperado.
—¿Que de preferencia no las traiga?
—Que no las traigas, Konrad —extendió su mano—. Dame esa cuchilla.
Konrad obedeció y de mala gana la entregó. Igualmente la recuperará al día siguiente.
A pesar de todo eso pareció animar a Magnus que se rió divertido. —Por el trono, ustedes no tienen remedio —se secó la humedad de sus mejillas con un pañuelo ofrecido por Lorgar—. Pero realmente se los agradezco demasiado. De verdad necesitaba hablar de esto con alguien...
Sanguinius lo envolvió en un cariñoso y emplumado abrazo. —Está bien Magnus, sabes que este es un lugar seguro para hablar.
Fulgrim juntó sus manos y miró enternecido a sus dos hermanos. —Este tipo de momentos son tan encantadores. Pero tengo una pregunta Magnus, ¿por qué te guardaste esto tanto tiempo? Pensé que al menos se lo dirías a tus hijos.
—Si fuera cualquier otro tema sin duda lo habría hablado con mis hijos de mayor confianza. Pero me temo que a diferencia de tu relación con Ferrus, mi romance con Leman no es muy popular en mi legión y por lo que Leman me cuenta los Lobos Espaciales están igual de molestos con la idea de que seamos pareja.
—¿Todavía se oponen a lo suyo? Yo creí que ya lo habrían superado —Lorgar estaba genuinamente sorprendido por ver como ambas legiones seguían manteniendo un gran desagrado ante la idea de que sus dos primarcas salieran entre ellos.
—Ya quisiera que lo superarán, pero son como el agua y el aceite. Así que aunque quisiera no podría hablar de esto con ellos a menos que quiera darles otra razón para oponerse a nuestra relación —pensándolo así, es increíble que ambas legiones no se hayan ido a la guerra entre ellos por su odio acumulado—. Y ustedes qué tal, ¿cómo reaccionaron sus relaciones?
—Pues mis hijos se lo tomaron bien. Todos se alegraron cuando les dije que Horus y yo habíamos empezado a salir, incluso empezaron a llamar a los Lobos Lunares hermanastros en vez de primos —el rostro de Sanguinius brilló con solo recordar el ánimo que le dio su legión durante el inicio de su relación.
—Mi legión tuvo solo dos reacciones cuando les dije de mi noviazgo con Vulkan. Indiferencia total y desaprobación absoluta —señaló Konrad—. A muchos les daba igual la verdad, pero otros incluso parecían sentirse traicionados por mi decisión. Principalmente porqué la principal regla en mi legión es que no tomaré a ningún alfa entre mis filas. Así que les pareció bastante hipócrita.
Lorgar pensó un poco en su respuesta. —Bueno... Cuando se descubrió mi relación con Guilliman mis hijos se lo tomaron un poco mal. No tanto por nuestra relación en sí, sino porque nunca les había dicho y se tuvieron que enterar con ese escándalo. No los culpo honestamente. Aunque por suerte las cosas mejoraron y la gran mayoría ya lo ha aceptado. Pero Erebus y Kor Phaeron hasta la fecha desaprueban lo nuestro...
—Yo ni siquiera necesito decirlo. Sus vítores ante la noticia de nuestro compromiso seguramente resonaron por toda la galaxia —contestó Fulgrim mientras volvía a lucir su anillo. No dejaría de pavonearse por eso hasta el día de su boda.
Corvus no habló en lo absoluto. Solo escuchó las historias de sus hermanos con atención esperando a que todos contaran sus historias.
Fulgrim le dio una mirada inquisitiva a su silencioso hermano. —Y bien Corvus, ¿tienes algo que quieras agregar?
—Fulgrim déjalo en paz —le regaño Lorgar—. Siempre que nos juntamos le preguntas lo mismo. Eso ya es de mal gusto.
—No, está bien Lorgar. En realidad si hay algo que quiero decir —Corvus sintió como nueve ojos estaban fijos sobre él—. Llevo alrededor de tres semanas saliendo con Angron.
El silencio se volvió tan absoluto que se podía escuchar el sonido de una aguja al caer como si fuera la explosión de una bomba.
—¡¿Qué tú qué?! —gritó Sanguinius horrorizado.
—Si, por esto mismo había tardado tanto en decirles. Primero quiero aclarar que aún no es nada serio. Se podría decir que estamos probando las aguas por decirlo de alguna forma.
—¡Corvus, no hay nada que probar! —grito Magnus— Angron es inestable y peligroso, incluso para los estándares de un primarca. ¿Cómo es que llegaste siquiera a querer darle una oportunidad? ¿Cómo comenzó eso?
Los primarcas no pueden embriagarse fácilmente y las bebidas alcohólicas convencionales no tienen efecto en ellos. Pero ahora mismo Corvus mataría por una botella de vino. —La verdad es que no es una gran historia de amor. En realidad todo empezó porque él me soltó un puñetazo que me dejó sangrando la nariz.
—Tienes razón, no es una historia de amor sino más bien una bandera roja del tamaño de un planeta.
—Guárdate los comentarios para cuándo termine de hablar Fulgrim. En fin. Todo pasó hace unos meses, cuando me preparaba para una nueva misión por órdenes de nuestro padre. Caminé por el almacén y me encontré con Angron sentado en el piso totalmente ensangrentado. Lamiéndose las heridas como un perro. Intenté acercarme a él para ofrecerle un pañuelo para que se limpiara, pero en tanto me vio acercarme me dio un puñetazo en la cara.
La expresión de horror en sus hermanos casi resultó divertida para él.
—... No se que me parece peor. El inicio de tu historia con Angron o que aún así tuvieras el descaro de juzgar mi relación con Leman.
—Si, y lo volvería a hacer —declaró Corvus—. El punto es que, aunque lo deseaba, no respondí a su agresión. Seguí con mi plan inicial y le extendí un pañuelo que llevaba conmigo. Recuerdo que dudo al inicio pero finalmente lo aceptó.
Fulgrim agitó su cabello blanco tratando de imaginar como una interacción como esa pudiera desembocar en un romance. —¿Al menos te agradecido por el pañuelo?
—No —afirmo para mayor constelación de Fulgrim—. Pero me dejó quedarme sentado cerca de él mientras esperaba a que mi sangrado se detuviera. No podía permitir que mis hijos me vieran así. Pero nuestra conversación luego de eso... Fue extrañamente amena. Claro no hablamos de nada realmente relevante y él se la pasó bufando como un toro la mayo parte del tiempo. Pero no fue en lo absoluto desagradable.
Ninguno de los hermanos sabía cómo reaccionar. ¿Qué se supone que digas cuando tu hermano sale con alguien que le rompió la nariz?
—¿Y acaso él ya... te ha marcado?
—Claro que no, Lorgar, eso sería estúpido y más apresurado que Jagathai montado en su moto. Eso pasó hace meses y nos mantuvimos en contacto y hace tres semanas ambos decidimos intentar tener una relación, solo estamos probando las aguas por el momento y no tenemos interés en unirnos todavía.
Fulgrim sentía que estaba por sufrir una migraña espantosa. Usó todo su autocontrol para hablar con la mayor calma del mundo. —Corvus, es maravilloso que finalmente te des una oportunidad de vivir tu propio romance. ¿Pero estás seguro de esto? De todos nuestros hermanos, ¿de verdad quieres intentar algo con Angron?
—Si —no vaciló en su respuesta—. No es como que tenga muchas opciones en realidad. Mortarion es un desastre que parece estar peleando con el concepto de higiene. Jagathai ama pocas cosas que no sean la velocidad —su mirada se desvío brevemente a su angelical hermano—. Alpharius, no gracias. Lion no es mi tipo. Perturabo y Dorn están descartados pues no es ningún secreto que aún sin ser un alfa Rogal deja marcas de mordidas en el hombro Perturabo.
—Muy bien, puede que los candidatos no sean los mejores —estuvo de acuerdo Magnus—. ¿Pero Angron? Pocos son los futuros donde una relación con él funcione.
Konrad se había mantenido al margen de la discusión. Solo observando como el caos ocurría antes de actuar, igual que en Nostramo. —Yo creo que está bien. Si Corvus quiere probar suerte con él que lo haga.
El primero en reaccionar fue Sanguinius. —¿Konrad, estás consciente del riesgo de esa relación?
—Si. Así como Vulkan estaba consciente del riesgo que conlleva una relación conmigo —su delgada mano acarició la marca en su hombro pálido. La herida era profunda todavía pues acababa de reafirmar su vínculo al llegar a Terra—. Y aún así aquí estamos. Si nosotros... Si yo pude tener algo bueno con Vulkan no dudo que Corvus y Angron puedan tenerlo también.
—¡Pero esto es muy diferente! Tú eres un omega y Angron un alfa.
Los ojos negros como el vacío del espacio cayeron sobre su rubio hermano. —¿Acaso eso me hace menos letal que él?
—No, para nada, es solo que-
Konrad lo interrumpió antes de que pudiera seguir objetando. —Entonces no veo el problema, yo también herí a Vulkan en el pasado y lo nuestro no fue una cursi historia de amor como las suyas. Pero aún así aprendí a amarlo y aceptar el mismo amor que me ofrecía —ahora su vista se dirigió a Corvus que lo miraba con los ojos abiertos de la sorpresa—. Eso no significa que Angron me agrade. Al igual que el resto de nuestros hermanos me parece molesto. Pero si insistes en quedarte con él no lo impediré, y si lo necesitas, incluso te daré mi apoyo no mortal.
Corvus tiró a Konrad del brazo y lo juntó a él en un abrazo. —¡De todas las personas, me alegro que seas tú quien lo entienda!
Konrad suprimió su impulso salvaje de apartarlo bruscamente y actuar a la defensiva por tomarlo desprevenido y solo aceptó el abrazo. —¿Y porque te hace tan feliz que sea yo quien abogue por ti?
—Bien... es algo un poco absurdo pero... —sostuvo el rostro de su hermano con ambas manos y miró con atención sus facciones. Se vio reflejado en él—. Nos parecemos tanto. Al inicio me perturbó un poco lo admito. Pero ahora que te he conocido y me he acercado a ti... Te veo como mi gemelo.
La sorpresa estaba grabada en la cara de Konrad. Se movió incómodo mientras sujetaba las muñecas de Corvus para soltarse. —Tienes razón. Es absurdo, en teoría todos "nacimos" a la par y somos gemelos de alguna manera. Aunque nuestro parecido... No lo puedo negar aunque quiera.
—Aunque su mayor diferencia es el cuerpo y la altura. ¿Has estado siguiendo la rutina alimenticia que hice para ti, Konrad? —Fulgrim miró a su hermano con una ceja levantada esperando oír la respuesta correcta.
—... No. Las comidas que me recetaste no me gustaron.
—Pero es por tu bien, Konrad. Estás demasiado delgado y aunque seas un primarca no es sano en lo absoluto, necesitas alimentarte bien.
Un gruñido molesto fue lo único que obtuvo por respuesta.
El ambiente en la habitación se relajó luego de eso. La tensión desapareció de los hombros de los primarcas. Y cuando Magnus notó el cambio favorable decidió abrir la boca.
—Ya que hemos zanjado el asunto de Corvus y Angron. Me gustaría hacer una pequeña sugerencia.
—¿Ahora de qué se trata Magnus?
—Como bien dijo Corvus antes. Es un secreto a voces lo que ocurre entre Dorn y Perturabo. Así que me preguntaba... ¿puedo invitarlo a nuestras reuniones?
Todos lo miraron como si nuevamente tuviera dos ojos en su cara.
—Magnus, se supone que esta es una reunión solo para los omegas de la familia —le recordó Lorgar con voz suave—. Perturabo es un beta. No creo que él pueda llegar a comprender algunos de los demás que compartimos aquí.
—Puede que sea un beta, pero también es de mis hermanos más preciados a parte de ustedes. Por eso odio verlo dejado de lado. No se lleva con nuestros hermanos betas y menos aún con los alfas —junto su mano en señal de súplica—. Por favor, no quiero que él se sienta rechazado u olvidado. Déjenme invitarlo a una sola reunión y probar suerte para ver si se desenvuelve bien con nosotros.
Los cinco hermanos restantes compartieron miradas de duda y hasta preocupación. El mal genio de su hermano que comandaba a los guerreros de hierro era bien conocido por todos. Pero si pudieron incluir a Konrad Curze por sugerencia de Fulgrim sería algo hipócrita que no le dieran el mismo beneficio a Magnus.
—Muy bien, puedes invitarlo —accedió Fulgrim—. Pero intenta hacer que controle su mal genio por favor.
—Puedo controlar a Leman para que no sea un bestia y solo sea brusco cuando lo necesite. Definitivamente puedo mantener a raya el carácter de Perturabo —la sonrisa pícara en su rostro dejó claro que había más cosas implicadas en esa afirmación, despertando la curiosidad de sus hermanos.
—Me lo imagino, ¿quisieras compartir tus trucos con nosotros?