ID de la obra: 335

Reencarne por pendeja en Harry Potter pero en la epoca equivocada

Mezcla
R
En progreso
1
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
¡Vote por el trabajo que más le guste! Puede votar una vez al día.
Promocionada! 0
Tamaño:
planificada Midi, escritos 44 páginas, 12 capítulos
Descripción:
Notas:
Dedicatoria:
Publicando en otros sitios web:
Permitido mencionando al autor/traductor con un enlace a la publicación original
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Capítulo 3 - Are you satisfied?

Ajustes de texto
Narrador externo: Cuando la pequeña Penélope se detuvo al final de las escaleras, su padre bajo corriendo, no podía creer que su bebe estuviera en ese estado, tan lastimada, a tal punto de tener lastimada las rodillas y las palmas a parte de los golpes de la caída, era la primera vez que lloraba Anthony, por otro lado Helen no podía creer que su hija tuviera tanta fuerza, y que comprendiera lo que ellos habían hablado, bajo corriendo para ver si la pequeña Penélope estaba viva y por muy egoísta que fuera ella le pedía a Salazar que no lo estuviera. Dándose cuenta de que la bebé ya no respiraba, lo primero que hizo Anthony fue correr hasta la chimenea, entrando tan rápido que solo se escuchó un susurro que decía "San Mungo". Al instante se empezó a sentir mal, no podía creer que había deseado ver a su propia hija muerta, se arrepentía tanto que les escribió a sus padres para informarle que su hija estaba en San Mungo, de igual mando una carta su hermano como a la familia de su marido; las mando con las lechuzas de la familia sabia que eran rápidas, ella todavía arreglo a Peter para salir, como también había dejado a los elfos arreglando lo que su hija causo con su magia accidental. Anthony llego tan rápido, que temblaba pensando que su bebe no respiraba, se pudo ver la preocupación, que no podía soltarla los doctores se la llevaron teniendo la esperanza que despertara, aunque no querían dar la noticia a un padre desconsolado, sabían que la bebe no podía estar viva, aparte tenían miedo de uno de los grandes socios del hospital tuviera malas noticias. Los primeros en llegar fueron los padres de Anthony, su madre Lucrecia Pettigrew de soltera Prewett con su marido Elías, vieron a su hijo un mar de lágrimas no podían creerlo ya que se conocía que su amado hijo Anthony no lloraba, no lo hizo cuando murió su hermano. - "Anthony?" - Lucrecia hablo tan suave como cuando él era un bebé, cuando este levanto la vista se dio cuenta que algo estaba mal. Lo único que pudo ver su amado hijo fue su rostro con tanto dolor que se acercó a él para dejarlo llorar. - "Madre, mi bebe, mi princesa ya no... respiraba, mi bebe" - Fue lo único que pudo decir, su madre lo miro muy preocupada, por que en la carta no les explicaban porque estaban ahí. A los minutos apareció la madre de Helen con su marido, y su hermano, parecían muy preocupados los Padgett eran muy amorosos, pero al ver al insensible marido de su hija llorar a mares sabían que algo no iba bien se acercaron rápidamente a él cuándo Elías se acercó. - "Es mejor que esperemos a los doctores mi hijo no está bien" - Elías era serio pero esta vez sonaba diferente era raro. Cuando la madre de Helen, Sofia se dirigió a Elías con preocupación. - "¿Dónde esta nuestra hija y su bebé?" - Elías no supo que responder, y es que era cierto que se habían preguntado lo mismo, pero no quisieron decir nada enfrente de su hijo. Pasaron varios minutos cuando llego Helen junto con un pequeño Peter llorando desconsoladamente como si supiera que su otra mitad ya no estaba ahì, al mismo tiempo Helen estaba tranquila queriendo consolar a su hijo. Esa forma de actuar les pareció demasiado raro, a las cinco personas que estaban presentes, mientras Anthony estaba sentado llorando con gran dolor. La primera en acercarse a ella fue su propia madre Sofía con gran molestia, mientras lucrecia se adelantó junto a esta. - "Helen puedes decir ¿qué fue lo que paso?"- Sofia estaba tan molesta, pero pensó que debía preguntar suavemente para evitar llamar la atención a su alrededor. Lucrecia estaba a su lado, era la primera vez en que las dos se sentían igual de molestas y no sabía el por qué. - "Madre, pensé que tardarían más en llegar." - Se quedo callada intentando calmar a Peter, algo que molesto a Lucrecia tomando al bebé, de alguna manera Peter se calmó, pero seguía dando suspiros de tristeza. - "Estábamos hablando, cuando Penélope presento magia accidental, tiro la puesta de la habitación, del susto me imagino... salió gateando al otro lado de la casa donde estaban las escaleras, cayendo por esas." - Lo que no podían creer de los cinco presentes era la forma tranquila en la que hablaba Helen. Ni su hermano Will podía creer que su hermana estuviera una actitud de indiferencia, - "¿Te estas escuchando Helen como puedes hablar de tu hija como si fuera una extraña?" - Will molesto por la actitud de su hermana, la sujeto con fuerza él ya amaba a su sobrina sin conocerla, solo por la bendita tradición de presentar a los bebes a los ocho meses. - Ni se te ocurra decir alguna tontería, sino esta será la ultima vez que la veas. Al decir lo último, un doctor se dirigió al desconsolado hombre, le miro casi también quería llorar junto a él, pero no podía. - "Señor, usted es el padre de la bebé, pelirroja" - En eso aparecieron varios médicos alrededor del doctor Marcus siendo conscientes que era una respuesta dura, ya que era raro que un bebe mágico muriera. - "¿Qué para con mi bebe, con mi Penélope?" - Todo salió con un sollozo de desolación. Algo le decía que esto no era normal. - "Le informamos que la pequeña no tuvo respuesta, a la hora de reanimarla esperemos a que reaccionara, pero podemos tenerla en observación y seguir tratando con la niña." - Sabìan que eso no cambiaria el hecho que estaba muerta. Pero no podían decirlo, hasta ellos era doloroso. Nadie pudo hablar al tener, Anthony, se acercó al doctor, lo tomo del cuello y le susurro "Por favor" antes de ser agarrado por su padre y su suegro. Will arrepintiéndose por decir sus palabras, algo lo hacia sentirse culpable. No obstante Helen se miraba calmada, al contario de sus padres que estaban sufriendo por la noticia.

***

Narración de Penélope: - "De verdad me pasan unas cosas, pero bárbaras jajaja de alguna manera quien diría que este cuerpo no soportaría una caída de unas escaleras." - Estaba hablando con mi sentido del humor turbio que tomaba cuando todo era serio. Me encontraba en la misma sala en la cual conocí a Loki. - "Ahora que quieres hacer, parece que estabas muy dolida, pensé que no los querías." - La voz de Loki era muy segura de sus palabras, pero eso ultimo también me afecto. Intente hablar como normalmente lo haría. - "No sé de qué hablas, es normal que me pasen accidentes, pero bueno ahora que ya puedo descansar en paz." - Quería decir otra cosa, pero no estaba lista para actuar. - "Deja de actuar así, sabes que te conozco tan bien, te afecto que tu madre pensara en regalarte, pero tu padre no piensa igual." - Era cierto que padre era espectacular, era la primera vez que tenia un padre que llegue amar a ese hombre siempre sonriente. - "¿Qué quieres saber? Que de verdad llegue amar a ese hombre, pues sabes que si lo amo y no se por que le amo tanto no le conozco, pero lo amo, ¿será que algo esta mal conmigo Loki? - Explote no quería admitir que Anthony había sido un gran padre, mientras que Helen era una madre que ya conocía entonces no era fuera de la normal. - "Entonces, ¿vas a regresar? - "¿Se puede regresar? - "Pensé que eso querías, en realidad no estas muerta solo escoge regresar y lo puedo arreglar si lo deseas." - PERO... - Susurre con miedo - ¿y si el cambia de parecer? - ¿Me vas a decir que tienes miedo? ¿Tu? De verdad eso es nuevo. - Loki era suave, ni la primera vez que lo vi se portó de esa manera. - No tengo miedo, está bien quiero regresar, pero no quiero ver a Helen, ¿Crees que soy rencorosa? - No lo creo, es entendible. Mi querida compañera... Abrí mis ojos, solo vi a Anthony llorando conmigo en los brazos, sus lágrimas cayendo en mí, empecé a llorar tan suavemente que dije "Papi". Él me vio y me abrazo tan amorosamente que no se cuento paso. Hasta que dormí de nuevo.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)